¡¡¡Catástrofe!!!

En la década de los setenta se puso de moda un género que ha pasado a la historia como cine de catástrofes.

La aparición de este género, cuya gracia consistía precisamente en la representación de hiperbólicos desastre ecológicos, puede tener varias lecturas para quienes deseen romperse la cabeza intentando explicar las razones que se confabularon para que en década tan castigada por la crisis –la crisis del petróleo por aquel entonces– se estrenaran en las pantallas de medio mundo películas donde las fuerzas de la naturaleza –Gaia desatada– estaba empecinada en borrar la sonrisa de la boca a esa especie parásita y debilucha que tiene –dice– inteligencia pero que aún cuestiona que procede del mono.

Al margen de especulaciones tontorronas, si por algo se caracterizaron todas estas películas fue porque, entre otros muchos nombres, un hombre mono las hizo posible, Irwing Allen.

También porque gracias a este género se dio de comer a grandes estrellas de Hollywood por aquel entonces marginadas por la nueva hornada de estrellas que poblaban el universo de la Meca del Cine.

En este aspecto, fue tal el tonelaje de grandes actores y actrices que intervenían en estas producciones que se hizo habitual que en sus fantásticos carteles promocionales, tras la escena espectacular de rigor, se añadiese en su parte inferior la fotografía de casi todos ellos tipo tamaño carnet.

En El coloso en llamas, por ejemplo, y en donde aparecía Paul Newman o Steve McQueen se informaba que hacían de El arquitecto o El jefe de bomberos, respectivamente.

Una maravilla, porque eso daba juego a que antes de ver la película la pibada de aquel entonces escogiera con sus amigos o primos quién quería ser antes de ver la que prometía ser la catástrofe del siglo en pantalla grande.

Así que cuando lo hacía el pibe, éste no citaba a Paul Newman o Steve McQueen, sino El Arquitecto o El jefe de bomberos.

Ya saben, la inocente chiquillada que marcó a una generación de cinéfilos con corazón cinéfago.   

Sin embargo, si hay un filme que, a mi juicio cinéfilo/cinéfago podría considerarse la obra maestra del cine de catástrofe y muy por encima de la aún espectacular El coloso en llamas es, sin lugar a duda, La aventura del Poseidón, película que celebra ahora su treinta aniversario con un sabor genuinamente retro por, precisamente, setentera.

Dirigida por Ronald Neame y protagonizada por Gene Hackman, Ernest Borgnine, Shelley Winters, Leslie Nielsen, Roddy McDowall y Stella Stevens, entre otros, La aventura del Poseidón se basa en la novela del mismo título de Paul Gallico y cuenta la odisea de un puñado de pasajeros de un lujoso trasatlántico que una noche de Fin de Año una ola gigantesca da la vuelta.

Literalmente le da la vuelta.

La primera vez que vi La aventura del Poseidón fue, creo recordar, en el Teatro San Martín de Santa Cruz de Tenerife y salí de la sala fas-ci-na-do. Tanto, que llegué a decirle a mi padre que era la mejor película que había visto hasta la fecha.

Por aquel entonces era un pibe, pero la aventura de los pasajeros que lidera Hackman en aquel trasatlántico vuelto del revés buscando la salida me llegó al alma.

O lo que es lo mismo, me emocionó como aún continúa emocionándome pese a que con la edad me dé cuenta de muchos de sus fallos y sobre todo de unos efectos especiales que hoy saben a rancio. Pero, demonios, ése es otro de los encantos de esta cinta para los que, como quien ahora les escribe, no se cansa de verla y maldecir su remake.

Se trata además La aventura del Poseidón de una película cien por cien Allen. Es decir, que pese a que está firmada por el sólido Neame la sombra de Allen planea con el único objetivo de recordarnos que quiere entretener al espectador.

Pero ojo, y que nadie se llame a engaño: porque La aventura del Poseidón se trata de un entretenimiento con clase.

Es una película que dota a sus protagonistas de conflictos, lo que hace si me apuran mucho más interesante su itinerario por la entrañas del barco, ese extraño mundo que por un golpe de la caprichosa naturaleza de pronto se ha vuelto del revés.

Gene Hackam interpreta a un reverendo con problemas de fe.

Borgnine a un policía neoyorquino que no admite que nadie le dé órdenes y mucho menos si éstas vienen de un reverendo con problemas de fe.

Shelley Winters y Jack Albertson son un matrimonio judío que espera ver como su hijo de ha hecho hombre en Israel y McDowall a un camarero que conoce el barco. Y Stevens a una ex prostituta y…

La aventura del Poseidón contiene varias escenas que a los que la vimos en su momento se nos quedó grabadas al rojo vivo en el disco duro de la memoria.

Entre las escenas memorables cito la de Hackman animando al pasaje a marchar con él para encontrar una salida mientras un oficial del barco les conmina a que no le hagan caso.

También aquella en la que Shelley Winters, generosa en carnes por aquel entonces, tras tener que bucear un tramo sumergido bajo las aguas, repite la experiencia con consecuencias sospechosamente inevitables.

Vista desde la distancia La aventura del Poseidón sentó las bases de un género, como es el del cine catastrofista, que apenas ha variado la fórmula.

Como película me sigue pareciendo además mucho más impactante que las que se rodaron de la serie Aeropuerto.

De hecho, aún recuerdo fragmentos de La aventura del Poseidón y muy pocos de las películas que se rodaron con los Boeing 707 accidentados, demasiados telefilmes para mi gusto de sibarita catastrofista.

La aventura del Poseidón contó con una secuela, la potable Más allá del Poseidón (1979), una película que no tiene nada que ver con la primera salvo el barco flotando al revés en el mar.

En ella intervinieron Michael Caine y Telly Savalas –probablemente el calvo más famoso de la historia del cine tras Yul Brynner–  pero más que una película de catástrofes es una película de aventuras a secas.

Allen volvería al género, pero esta vez en clave ecológica, con la irregular El enjambre (1978), una película en la que una colonia de abeja asesinas africanas azotaba los Estados Unidos.

Fue un estrepitoso fracaso.

Quiero pensar porque las pobres abejas nunca han gozado de la mala prensa de las encantadoras arañas y cucarachas.

Allen probaría suerte en el cine una vez más con El día del fin del mundo (James Goldstone, 1980), una desabrida cinta catastrofista localizada en una remota isla del Pacífico donde a un volcán dormido se le ocurre despertar.

En esta película actuaba además de Paul Newman, Jacqueline Bisset y un maduro William Holden que parece que tiene ganas de mandar a tomar por culo a todo el mundo.

Como el público es ingrato por naturaleza, Allen se refugió en la televisión donde comenzó su carrera con series tan apreciadas como Perdidos en el espacio, Viaje al fondo del mar o Tierra de gigantes, poniendo su nombre cuando las cosas le iban realmente mal en una serie de telefilmes que no pasarán a la historia.

Así que ya no era el mismo.

Un buen día, un infarto al corazón dejó que continuara preocupándose por lo que podría pasar con nosotros –monos caprichos e ilusos– cuando la naturaleza grita Basta.

Basta…

Su relevo, por desgracia, lo han recogido una serie de cineastas en este siglo XXI que vivimos –más catastrófico que catastrofista– que no se han percatado que son monos.

Inconscientes ellos, precisamente ellos, porque han terminado por convertir en clásico a Irwing Allen.

Irwing Allen.

Saludos, bye, bye Whitney Houston, desde este lado del ordenador.

5 Responses to “¡¡¡Catástrofe!!!”

  1. Indignada Says:

    Señor editor, se ha muerto Whitney Houston y usted no le ha dedicado ni una línea… Aclárese.

  2. admin Says:

    Caramba, hace unos días alguien me censuró por lo mismo. Solo que entonces se trataba de Theo Angelopoulos. No he escrito, ni escribiré una línea sobre la señorita Houston porque salvo la canción que interpreta en El guardaespaldas desconozco el resto de su repertorio. Huelga decir que me parece terrible que haya muerto con solo 48 años en la bañera del hotel donde se hospedaba. Su vida, por otro lado, es trágica. Al margen de las drogas, no entiendo como demonios aguantó al berzas de quien fue su marido tanto tiempo. Un abrazo.

  3. cautivo y desarmado Says:

    La aventura del Poseidón era genial…

  4. Daniel León Lacave Says:

    Sobre “…el poseidón”. film con el que comparto con usted la fascinación, (peli que tenía grabada de Telecinco, con el logotipo antiguo y cuya cinta vhs se me ralló de tanto verla), le propongo un curioso juego.

    Quizás sean cosas mías, pero le invito a revisar secuencias de este Poseidón, y compararlas con algunas de esa infame película que es “alien 4 resurrección”.

    Que me cuelguen si la huida trepando por aquellas escalerillas de las chimeneas, el buceo por la zona inundada, etc etc ,no son las mismas en ambas pelis.

  5. admin Says:

    Daniel, no recuerdo muy bien Alien 4… De hecho, perdí de vista la serie tras la segunda y pletórica Alien 2 de Cameron… Por otro lado, La aventura del Poseidón sí que se ha convertido en un clásico en su género y por tanto uno de esos títulos a los que se piratea sin que nadie le reconozca el origen. Así se escribe la historia.

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