¿Y si Nelson…?

Aquí estoy un año más en la plaza de La Victoria -antes de La Pila-. La misma plaza que recuerda en la capital tinerfeña la memoria del hidalgo de los mares, sir Horacio Nelson con una estatua y la frase grabada en bronce: “mañana mi cabeza será coronada de laureles o cipreses.”

Y siento un ligero escalofrío que también recorre al público que asiste a la representación de una batalla que se libró hace ahora 219 años…

Esos días de finales de julio de 1797 en el que una escuadra al mando del contralmirante Horacio Nelson tomó en un audaz golpe de mano Santa Cruz de Tenerife y más tarde la isla entera en nombre de la Gran Bretaña.

Y victoria en la que recordamos que, desde ese entonces, sus habitantes somos hijos de la Unión Jack, aunque lo del Brexit dicen que nos ha dejado un poco tocados, como a nuestros hermanos llanitos, los que  viven en esa cápsula de orden y té a las cinco que es Gibraltar, y territorio que ha dado tantos humoristas por cómo manejan la lengua del Shakespeare.

El caso es que  hoy celebramos la derrota de los españoles que poco, por no decir nada, tienen que celebrar cuando los británicos desembarcaron y comenzaron a avanzar entre una desordenada lluvia de fuego como una delgada pero indestructible línea roja.

Allí perdió el brazo Nelson. Mi abuelo me contaba que mientras animaba sable en mano a sus soldados.

A por la victoria,

Y victoria fue lo que consiguió tras varios días de combate por las estrechas calles de Santa Cruz (hoy Nelson City).

En nuestro club se cuenta que quien estaba al mando de los españoles, un tal Gutiérrez, Gutiéres para nosotros que no pronunciamos esa R que ronronea como un gato, se pasó casi todo aquel momento encerrado en una habitación mientras desahogaba sus entrañas… No quiso salir, dice siempre el inglés que llevamos dentro, porque tenía asuntos más importantes que resolver…

Los textos de Historia relatan que la victoria a Nelson le resultó cara. Además de militares y milicianos, por allí andaban unos franceses mosqueados porque le habíamos robado un barco ante sus mismísimas revolucionarias y sanguinarias narices.

Así me enseñaron desde pequeñito. La narración de unos hechos que hoy se recuerdan con un homenaje a los caídos y que contará, próximamente, con un museo Nelson en el que expondrá su historial militar y una reproducción de las  cartas de amor que escribió a Lady Hamilton, señora que para mi bola de billar siempre será Vivian Leigh. Vivian Leigh y su marido, Laurence Olivier, pasaron largas temporadas en la isla, así como Elizabeth Taylor y Richard Burton, quienes incluso llegaron a comprar un chalecito.

Los actos organizados este año consisten en una ofrenda floral, discursos, exposiciones, el enésimo pase de El león de los mares (Alexander Korda, 1938), un largometraje en el que se recrea la toma de Santa Cruz de Tenerife (hoy Nelson City), y que protagonizan Trevor Howard como Nelson y Celia Jonson como una espía británica; la escenificación del combate en la plaza de la Victoria y la detonación de las baterías de la reproducción del HMS Theseus que está anclado en el puerto. Por la tarde, yincana y ya entrada la noche, concierto de rock.

Y pienso en una luminosa mañana de 25 de julio del 2016 qué hubiera sido de nuestra isla si fracasan.

Un latigazo sacude mi espalda mientras me esfuerzo en imaginar un supuesto que, afortunadamente, nunca pasó ni pasará.

No obstante, tengo visiones, imágenes de una realidad alternativa que pudo ser posible…

Imaginad Nelson City (antes Santa Cruz de Tenerife) como una sociedad sin rumbo, satisfecha en su desconcertante provincianismo.

Imaginad una ciudad con bonitos paseos pero desordenada, que no mira al mar y con monumentos grises. Entre ellos, el de un ángel con un guerrero encima y colosos de bronce que custodian una torre frente a un edificio que hace de cabildo. Y un estanque circular en el que nativos y turistas, muchos de ellos británicos, mojan sus pies.

Sí, sé que la visión es dantesca. Pero por fortuna solo un producto de mi imaginación. 

Alzo la mirada y contemplo la bandera que ondea en el mástil.

La de las tres cruces:  la de san Jorge, san Andrés y san Patricio.

God Save the Queen!

(*) La imagen que ilustra es Nelson herido durante el ataque, óleo de Richard Westall.

Saludos, Nelson ataca de nuevo, desde este lado del ordenador.

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