Víctor Ramírez: “Lo mío con la literatura fue puro azar”

La editorial Mercurio ha publicado recientemente dos libros de Víctor Ramírez (Las Palmas de Gran Canaria, 1944). Con el título de Contracorriente. Reflexiones a vuela pluma [1], el escritor recoge una serie de artículos y reflexiones que publicó en 2003 en la revista AKN, y reedita la novela La machanguita, que publicó hace siete años.

Junto a estos dos libros, el escritor anuncia en esta entrevista que pronto aparecerá la novela Guirres sin alas, de la que circula una pequeña edición, entre otras obras.

Víctor Ramírez comenta en esta entrevista que llegó a la literatura por azar aunque desde ese momento, a finales de los años setenta, no ha dejado de producir una literatura muy personal entre la que destacan novelas como Nos dejaron al muerto, que cuenta con una estimable adaptación cinematográfica que con el título de La caja fue dirigida por Juan Carlos Falcón; Arena rubia y Largo oscuro origen. Sus cuentos han sido recopilados en volúmenes como El arranque y La piedra del camino, entre otros, y es autor de obras de teatro, artículos periodísticos y canciones.



-Usted no para de escribir.

“Me pregunto cuando miró hacia atrás de donde sacaba el tiempo y la energía porque nadie me ayudó. También de donde sacaba los contenidos de los libros aunque lo que más me sorprende es la tenacidad que tenía para seguir adelante, para continuar escribiendo. Yo digo que he vivido de la literatura y de la música, tengo 150 canciones mejicanas escritas, pero que no he estado sometido a la música y a la literatura porque las amo y he sido correspondido por ellas, que es lo más importante.”

- Pero son tanto sus libros entre novelas, artículos, teatro, cuentos… ¿Qué pretende transmitir con todos ellos?

“Los libros se emancipan para pertenecer al lector y en mi caso, propiamente como escritor, lo que se quería era señalar y no denunciar porque ¿denunciar ante quién?, ¿ante un pueblo al que llamo condenado desde la cuna a la ignorancia, a la alienación, a aprender solo lo que nos hace daño, lo que no nos beneficia ni nos ilusiona? Hoy se va a las aulas para ser un ignorante.”

- ¿Pero por qué dice eso?

“Porque no se enseña nada de Canarias y lo poco que existe está deformado totalmente.”

-Algo habrán cambiado las cosas, ¿no cree?

“No, en absoluto. En todo caso han cambiado pero para peor. ¿Sabe lo triste que que es ver como mis nietos van al colegio a perjudicarse? Y lo digo yo, que fui un maestro que impartió todas las asignaturas y a todas las edades, por eso digo que lo de ahora es peor… Ese miedo que tenemos, ese miedo a morir, a que vienen los moros es pura alienación. ¿Quién manda ahora? ¿Los alemanes? Siempre es igual, no hay capacidad para la responsabilidad.”

- Miedo tenemos todos, seamos o no canarios.

“Ese mal está extendido pero yo tengo que hablar de esa humanidad a la que pertenezco, que es Canarias.”

- ¿Y España?

“Yo soy canario y no odio a España porque ¡cómo voy a odiar a un pueblo que tiene una Historia tan machacada! Yo lo que hago es pronunciarme con decoro y compasión.”

- ¿Recuerda cuándo sintió la llamada de la literatura?

“Lo mío con la literatura fue puro azar, no la busqué sino que la encontré y supe aprovechar la ocasión. Cada cual arrastra su sombra eran unos folios que escribí recién casado y con mi hijo sentado entre las rodillas frente a la máquina de escribir que no llegué a romper. Un día, era a principio de los setenta, me encontré en Agaete con Juan Jesús Armas Marcelo y me dijo que iba a montar una editorial y le comenté que tenía unas cosas escritas y pasado el tiempo fui a visitarlo a su casa con unas cuantas páginas con la idea de no volver a escribir porque todo esto coincidió con que había aprobado las oposiciones. La historia es que en otro encuentro con Armas Marcelo está discutiendo con Eugenio Padorno, con quien tenía la editorial, porque Eugenio no terminaba de creerse las alabanzas que le dedicaba a Cada cual arrastra su sombra y El arranque. No se le metía en la cabeza que una persona a la que le gustaba el fútbol pudiera escribir medianamente bien.”

- ¿Y?

“Pues que Armas Marcelo me dijo que lo preparara para publicarlo y lo hice, uní dos historia, las amplié y se lo entregué y una vez publicado el libro los comentarios fueron muy buenos desde el principio pero la sorpresa más grande fue conocer que Isaac de Vega, no sé cómo le llegó un ejemplar, escribió un artículo en el que decía que Cada cual arrastra su sombra era una novela de bomba retardada.”

- Antes decía que no quería escribir más.

“Eso fue a principio de los años setenta. No quería escribir pero me ofrecieron que colaborase en la antología Aislada órbita, y escribí muy deprisa un cuento pero no deseaba escribir más. Me pasó lo mismo con la segunda tanda de cuentos, que los escribí obligado.”

- Parece que no querían que dejase de escribir.

“Después de dejar un trabajo de los dos que tenía tuve la mala suerte que fue buena al final de no trabajar por las mañanas, por lo que me entretenía escribiendo aunque no estaba muy a gusto hasta que se me apareció la imagen de un muerto y escribí Nos dejaron el muerto, que en principio iba a ser una historia corta. El caso es que continué escribiendo cuentos hasta que El Diario de Las Palmas me ofreció llevar unas páginas literarias en las que publicaba novelas y artículos. ¡Qué hubiera sido de mi vida sin El Diario de Las Palmas!

- ¿Le gusta hablar de sus libros?

“No, no me gusta porque es que ni me acuerdo de ellos muchas veces.”

¿Y de cómo se manifiesta a través de ellos?

“Yo me manifiesto públicamente a través de la literatura de cuatro maneras. La primera es didáctica, ya que cuento con libros de Lengua y Literatura de tercero y cuarto de la ESO en los que procuro y consigo un lenguaje que hace atractiva la lectura porque memorizar, se memorizan textos pero ningún libro que conozco ayuda a amar la lectura. Y aún hablando de la teoría en estos libros de texto utilizo la estrategia del Catecismo, una pregunta concreta y una respuesta concreta por lo que en vez de introducir un contenido de cincuenta renglones, propongo preguntas y respuestas para que se vayan recordando y se relacionen. Cuidaba el lenguaje didáctico para hacerlo asequible y atractivo con el fin de que el alumno aprendiese lo que tenía que aprender en cada asignatura. Luego está el lenguaje imaginativo, donde me dejó llevar por lo que se me ocurre, lo que sea aunque parezca mentira y también está el lenguaje reflexivo, que es el que utilizo en los artículos y el lenguaje musical. Con esto intento adecuar el texto que construyo a lo didáctico, imaginario, reflexivo y comprometido, y al musical.”

¿Y en cuál se siente más cómodo?

“En todos aunque en el reflexivo a veces me tengo que autocensurar.”

- ¿Por qué?

“Porque una simple palabra puede fastidiar el artículo. Una vez escribí uno sobre una persona muy rica y con un poder tremendo a quien llamé anoréxico, anoréxico a nivel moral y me llamaron del periódico en el que entonces colaboraba para que sustituyera esa palabra por otra, y les dije que pusieran aléxico, que es peor.”

- ¿Echa de menos no escribir en los periódicos?

“No, ya estoy viejo. Hoy, como siento yo la realidad, no hubiese escrito el 80 por ciento de lo que he escrito porque el desánimo que tengo es tremendo. En aquel tiempo parecía que se podía respirar un poquito de posibilidades y dignidad pero ya no, en ninguna parte.”

- ¿Se ha sentido acosado entonces?

“No, no, al contrario, he tenido mucha suerte aunque despidieron al director de un periódico por uno de mis artículos y de ahí salió El paraíso podrido.”

- ¿Hay alguna novela canaria que le haya marcado?

“Ninguna. En mi discurso de ingreso a la Academia Canaria dije que en Canarias a lo máximo que ha llegado el escritor honesto es a servirse de la verdad y a dejar un testimonio veraz de situaciones y personajes señalando los síntomas pero nunca al agente patógeno, que se llama poder español. Y ese ultra colonialismo no ha dejado ninguna seña distintiva digna en la que poder ampararnos. Ni un idioma ni una especie de religión, algo distinto, pero no hay nada. Un cónsul británico escribió a mediados del siglo XIX su visión de Canarias destacando, entre otras cosas, la miseria absoluta de unas islas en la que abundaba gente que no quería trabajar sino mendigar. Que quería mendigar o vivir de la caridad, también huir del
archipiélago. El cónsul no se explicaba esta situación salvo que ese pueblo, el canario, había perdido la esperanza.”

- ¿Y escritores?

“ He recurrido a testigos fidedignos como Alonso Quesada, quien llegó a escribir que se sentía persona cuando se mezclaba en el puerto con los pasajeros que bajaban de los barcos. Yo he aprendido también de la honradez de los testimonios de autores como Isaac de Vega y Rafael Arozarena por lo que cuando me encontré que podía utilizar públicamente la palabra, la puse al servicio de lo que creo.”

Saludos, you see tomorrow, desde este lado del ordenador.

Escribe una respuesta