Basilisco, un libro de Jon Bilbao

“La negrura de la niña y la de la noche se confundían. Él solo oía sus lloros, que parecían provenir de direcciones cambiantes. Consideró ir tras ella, Nadar con todas las fuerzas que le quedaban. Pero ¿hacia dónde? ¿Y conseguiría volver con su hija? Si trataba de nadar llevando a esta de remolque, era seguro que no alcanzaría a la otra niña”.

(Basilisco, Jon Bilbao. Impedimenta, 2020)

Gente de la que confío en sus criterios literarios me habían recomendado la lectura de Basilisco (Impedimenta, 2020), de Jon Bilbao. Llegué pues al libro con numerosos elogios dentro de la cabeza, algo que tiene su lado bueno, claro está pero también su lado oscuro. Oscuro porque predispone al lector a una lectura con demasiadas expectativas, de que ese libro, en concreto Basilisco, iba a gustar porque quienes aconsejaron su lectura son tipos de los que uno se fía aunque no coincidamos, exactamente, en modos de vida ni en gustos literarios.

Inicié pues la lectura de Basilisco con entusiasmo y el entusiasmo me acompañó a lo largo de más de la mitad del libro, sobre todo porque desde el principio se entra en el juego literario que propone Bilbao y también porque se es consciente que más que novela, las distintas historias que se cruzan en el libro funcionan como cuentos y no como una sola e indivisible unidad narrativa.

Uno de esos cuentos, además, se trata de un western metafísico que respeta dentro de sus posibilidades los cánones que han hecho popular al género, sobre todo en el cine. Se aprecia así en Jon Bilbao grandes lagunas de lo que oferta el western como género literario, género que por otra parte está repleto de obras maestras. El escritor vasco prefiere optar por lo metafísico, lo que trasciende a personajes y paisajes (los grandes espacios abiertos) entroncando una parte de su relato con el horror con cierto aliento cósmico que le imprimió Ambrose Bierce en muchos de sus cuentos y, más recientemente, esa especie de metáfora sobre el mal que describen entre otros escritores norteamericanos E.L. Doctorow y Cormac McCarthy, en especial este último en su celebrada Meridiano de sangre que sigue siendo una de las grandes novelas del escritor.

La otra, u otras historias que narra Jon Bilbao nos sitúan en el presente y en ellas aparece un escritor vasco que busca espacio para escribir, lo que erosiona sus relaciones familiares. Hay otros textos dentro de esta ambiciosa ficción pero, desgraciadamente, no terminan de tener un acabado que convenza al menos a quien les escribe, aunque sí que ha convencido mayoritariamente a la crítica literaria de este país que ha encontrado en el libro situaciones que no he encontrado, y eso que me preocupé por revisar una y otra vez una obra que se anuncia como de lo mejorcito de ese año, el 2020, en el que vivimos peligrosamente.

Se reconoce de todas maneras la notable capacidad narrativa que tiene Bilbao, que es uno de esos autores que, pese a que cuente algo que no interesa, está escribe tan bien que se lee de arriba-abajo sin que molesten demasiado las reiteraciones y algún que otro impedimento. Obstáculos involuntarios que asaltan y no allanan el camino durante su lectura. Me sigue pareciendo por ello muy apresurado que Iván Repila asegure en una reseña publicada en El Cultural que Jon Bilbao “supera a los maestros norteamericanos del género por su sutiliza, profundidad y talento” porque no es verdad. Quizá recuerde, lo que no quiere decir que “supere” a Stephen King y su ciclo de novelas sobre la Torre Oscura, que es su peculiar y, más que complejo confuso, universo western fantástico al que le dedicó varias novelas pero no, por supuesto, a ese western metafísico en el que también se mueve el primer Doctorow con El hombre malo de Bodie, retitulada Cómo todo acabó y volvió a comenzar o el Cormac McCarthy de Meridiano de sangre. Cualquier comparación en este sentido es mentira, farsa publicitaria, propaganda engañosa de un libro, Basilisco, que no evoca lo mejor de las novelas anteriormente citadas.

No, flaco favor se le hace a la obra. Una obra que se mueve mejor cuando zigzaguea en tiempo presente que cuando se sumerge en un western con ramalazos fantásticos que se confunde con la otra realidad que presenta el escritor en su Basilisco, un texto que en definitiva peca de ambicioso, sí, pero que flaquea precisamente por ser tan ambicioso.

No he leído otros trabajos de Jon Bilbao pero se trata, leo en reseñas, de un escritor que se mueve mejor en el territorio de los cuentos que en el de la novela. De hecho, Basilisco podría entenderse como una novela aunque no lo sea. Está estructurada, ya se dijo, en historias que están interconectadas pero que no siguen el patrón común que se entiende como novela. Que alguien quiera decir que lo es no significa, sin embargo que lo sea, y Basilisco no lo es por mucho que se empeñen críticos y algún lector despistado.

Dicho esto ¿merece la pena gastar parte de su tiempo y paciencia leyendo un libro como Basilisco? Diría que no pero es, como se dice, una cuestión de opiniones.

Saludos, soooo, caballo, desde este lado del ordenador

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