Madre(s), un cortometraje de Daniel León Lacave

Daniel León Lacave es uno de los pocos cineastas independientes que vive y trabaja a este lado del Atlántico. Cuando se escribe independiente se quiere decir que sus películas corren la mayor parte de las veces por su cuenta y riesgo, ajeno y distante a las políticas de repartos dinerarios que recibe el cine que se hace en Canarias. Sobre todo las regalías que ahora concede el Instituto Canario de Desarrollo Cultural que ha cambiado solo de nombre y también por burocratizar un poquito más los mecanismo de subvenciones que en el pasado concedía la Sociedad Canarias de las Artes Escénicas y de la Música (Socaem) y Canarias Cultura en Red.

Hombre por lo tanto al margen de las políticas que se cuecen para obtener alguna migaja del Gobierno, Lacave cuenta ya con una filmografía lo suficientemente consistente para que los que llevamos siguiéndolo desde hace años detectemos en su cine señas de identidad netamente propias. Un estilo y una mirada que pese a sus producciones al borde de la indigencia, resuelve carencias con una inagotable imaginación y capacidad para sortear los problemas.

Su cine ha ido creciendo con el paso de los años, haciéndose si cabe más personal sin renunciar a contar historias, lo que lo convierte en una especie de rara avis dentro de la reducida y endogámica “industria” audiovisual canaria.

Madre(s), su nueva película, me parece clave en su carrera como director y guionista. Y no solo porque la historia y la puesta en escena sea más reflexiva y si quieren profesional, sino porque utiliza todos los elementos que tiene a su alcance para contar una historia en la que late una compleja narrativa interna que, al modo de las muñecas rusas, resuelve con sencillez y sobre todo instinto cinematográfico.

En Madre(s) se pueden observar muchas de las constantes que caracteriza la obra de Daniel León Lacave, una de ellas son las mujeres, que es un tema en el que suele insistir en casi todas sus películas; también la infancia y, en el caso del filme que ahora nos ocupa, la maternidad y la solidaridad femenina. El cineasta da no solo una lección de cine con un presupuesto más que ajustado, sino también un cortometraje que no debería de quedarse en los circuitos restringidos a los que están abocados cintas con más o menos esta duración. De hecho y tras repasar en dos ocasiones esta experiencia cinematográfica que, además de contar una historia, sabe contar una historia, me pregunto a qué espera la Televisión Autonómica y la división canaria de Televisión Española para adquirir una película que, como Madre(s), propone una comprometida y feminista reflexión sobre la maternidad. Reitero así que es una lástima que este cortometraje no tenga el mismo recorrido que otras producciones que, contando con el respaldo del Gobierno regional, se pierden en un pozo de ambiciones que solo alimenta la mediocridad y genera un espejismo sobre la prácticamente ausente realidad cinematográfica canaria, a pesar de estrenos varios y catálogos como Canarias en corto cada año más alejado de nuestra realidad como archipiélago.

Protagonizada por dos grandes actrices que descubrí gracias a Daniel León Lacave, Cathy Pulido y Cristina Piñero y otro habitual en el cine de su director como es Borja Texeira, Madre(s) propone una reflexión sobre la maternidad, los vientres de alquiler, el egoísmo del macho y la solidaridad femenina, entre otros temas que el cineasta resuelve con elegancia y estilo en una película que no dejará indiferente a nadie. Sabe llegar al corazón del espectador y mide con talento los silencios en un filme donde apenas se explica nada a través del diálogo. Para explicar las cosas, y en Madre(s) se cuentan muchas cosas, Lacave es consciente que el cine es ante todo imagen, luego será la imagen y las transiciones temporales que vertebran la película las que justifiquen las acciones que se desarrollan en pantalla.

Personalmente, considero Madre(s) la mejor película que he visto hasta la fecha de su director. A mi me parece su producto más cuidado, también en el que muestra sin demasiado pudor la sensibilidad que como artista lleva por dentro. Las piezas que componen esta película están perfectamente ensartadas y como todo película que se precie (y sí, Madre(s) es solo un cortometraje) produce conclusiones nuevas con cada visionado que se hace de la misma.

Se agradece que el director y guionista haya tenido la habilidad de no caer en el sentimentalismo fácil (lo que temo que sí hubiera hecho alguno de esos “cineastas” experimentales y subvencionados por el ahora ICDC) y ha apostado por contar una historia que, pese a su narrativa que va de atrás para adelante y viceversa, desconcierta y toca el corazón y la cabeza del espectador.

Producida por Sono Visión con la participación del Cabildo de Gran Canaria y la colaboración de varias empresas privadas, Madre(s) está dedicada a Lali y Josep. Lali es la mujer que ha hecho posible que el cine del estajanovista Josep Vilageliú termine siendo una realidad. Lacave les rinde homenaje porque sus caminos han ido unidos durante bastantes años, sobre todo cuando rodaron una serie de trabajos que autodenominan leves, lo que no deja de ser un divertimento con el que justificar su obsesión por rodar, aunque no hubiera dinero. La consigna “leve” es rodar. Rodar y rodar.

Además del trabajo que hacen las dos actrices protagonistas, Cathy Pulido crece como madre y Cristina Piñero como madre que comparte su maternidad en tierra extraña –es de origen ruso y habla un español con ligero acento eslavo– el filme cuenta también con el trabajo de Borja Texeira, que dibuja su personaje en unas pocas escenas sin excesos y un reparto que sin ser profesional hace que resulte llamativamente natural en pantalla. Ayuda para conseguirlo una calculada partitura musical que escribe Belén González.

Madre(s) es una película muy bien acabada e interpretada que merece mejor destino de exhibición al que, mucho me temo, está condenada. Es cine mayúsculo, muy a tener en cuenta en un cine como es el que se hace aquí tan enemigo de contar historias y, lo que es peor, tan alejado de nuestra realidad.

Saludos, matrioskas, desde este lado de ordenador

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