Piel de papel, un ensayo de Damián Marrero Real

Damián Marrero Real es un hombre que ama a los libros. A los libros de papel en un mundo donde se imponen los avances tecnológicos, las virguerías que nos prometen resolvernos la vida hasta que deja de funcionar uno o dos años después de salir a la venta por aquello de la obsolescencia programada. En este universo, con el que el escritor y ensayista ya fabuló en su novela Leyeron con las botas puestas, navega Piel de papel (semi-ensayo bibliófago) (Ediciones Mesturadas, 2021), un volumen que reúne diez artículos en los que al autor defiende la supervivencia del libro de papel, el que todavía conoce la mayoría y que se puede adquirir en una librería o el usuario llevárselo en préstamo de una biblioteca cuando los elementos, las circunstancias, todo a su alrededor se transforma a una velocidad diabólica.

Afortunadamente para los que seguimos leyendo al modo tradicional, es decir, con un libro entre las manos al que pasamos lentamente las páginas cuando nos metemos de lleno en lo que nos cuenta, quedan resistentes que como Damián Marrero Real se han plantado y han dicho NO a lo que consideran una intromisión perniciosa. Esa intromisión no es otra que la que revolución de lo digital.

No recuerdo ahora quien lo dijo pero vino a decir que los tiempos actuales, estos que nos han tocado vivir, hace años que dejaron de ser de ciencia ficción. El hombre y la mujer de nuestros días apenas se ve reflejado en el de hace apenas unos treinta años atrás porque, prácticamente, han cambiado todas las herramientas que lo rodeaban. Vivir mejor implica entrar en el juego de la virtualidad y perderse en una nebulosa que no estimula nuestra imaginación sino que invita a desplazarnos por un complicado entramado de cables que maneja lo que se conoce como inteligencia artificial.

En torno a estos temas y otros muchos más, se compartimenta la estructura de Piel de papel, un libro de papel que además incluye sobresalientes ilustraciones de Alexander Carballo Rodríguez y un prólogo que firma Francisco Álvarez Abrante.

Los capítulos de Piel de papel despliegan un abanico de reflexiones en las que su autor desmadeja muchas de las cuestiones que a los lectores tradicionales, los que yo llamo de toda la vida, preocupan. Y mucho. Estas partes llevan por título La profecía incumplida del ebook, La Cultura se toca, Herederos, a mucha honra, de Gutenberg, El formato importa, Identidad libresca, Fetichistas del libro de papel, ¿y qué?, ¿Alimentar algoritmos?, Colonialismo digital, ¡Ay, la escuela! ¡Paren por favor!, y Volver al libro de papel, que nunca se fue, que resulta ser el más extenso de estos dardos dirigidos a quienes consideran a gente como Damián Marrero y a quien ahora mismo les escribe, dinosaurios que se resisten a abandonar el terreno de juego precisamente porque aman a los libros. A los libros de papel.

Invitaría a todos los que forman parte de esta inmensa minoría a que se leyeran una obra que nos escatima en objetivos y que no cae, gracia a Dios, en proclamas que casi siempre resultan huecas, vacías… El mucho ruido y pocas nueces que anuncia el dicho y que dio título a una de las pocas comedias escritas (o tal y como están los tiempos atribuida) a William Shakespeare, el bardo de Stratford y uno de esos autores, el otro podría ser Miguel de Cervantes, al que me cuesta imaginar leyendo en un ebook porque, damas y caballeros, no sería lo mismo. Y eso es porque el espíritu de Shakespeare y Cervantes vive dentro de las páginas de papel, la pantalla electrónica es otra cosa.

Y esa otra cosa la explica Damián Marrero Real con todos sus puntos y comas, sin faltar nunca sino dando razones que explican que el libro tradicional, el de papel, es un hallazgo que por mucho que se impongan las nuevas tecnologías será muy difícil de erradicar. De hecho, y si nos atenemos a las más recientes estadísticas, va ganando la batalla al ebook lo que garantiza que, de momento, toda la industria y los agentes que intervienen alrededor del libro que conocemos se mantenga pese a los agoreros tecnológicos.

Las claves para acercase a Piel de papel las facilita el autor en la contraportada de una obra que, no iba a ser menos, está notablemente presentada. Destaca su cuidada puesta en escena, la calidad del papel de la portada y de sus páginas interiores. Se trata más de un libro al que podríamos considerar objeto por lo bien editado que está. Imagino que Damián Marrero Real ha querido reforzar el mensaje que transmite en su interior ofreciendo al lector una obra que no solo relumbra por lo que dice sino por cómo lo dice. También por el exquisito cuidado que se presta a esta edición.

Piel de papel, ya lo advierte el autor en la portada, se trataría de un “semi-ensayo bibliófago” aunque, particularmente, lo considero más que bibliófago, bibliófilo porque está escrito por un escritor y lector al que le gustan los libros. Los libros, siempre, de papel.

Saludos, a leer, que son dos días, desde este lado del ordenador

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