Laura Hojman: “La obra de Gregorio Martínez Sierra está escrita por María Lejárraga”

El documental de Laura Hojman (Sevilla, 1981) A las mujeres de España. María Lejárraga (2022) recupera a una mujer que llevaba sepultada en las losas de la historia hace ahora más de ochenta años. La vida de la protagonista, María de la O. Lejárraga García (San Millán de la Cogolla, La Rioja, 1874 – Buenos Aires, 1974), daría para muchas películas porque su vida parece de película.

Casi nadie, aunque ahora comienza a hacerse justicia, conocía a María Lejárraga hasta hace relativamente poco tiempo pero sí, probablemente, a su esposo Gregorio Martínez Sierra, un empresario y escritor teatral de éxito que nunca escribió ninguna de las obras que lo hicieron tan popular en su tiempo. Era ella y no él quien escribía las obras pero esto no se supo hasta hace unos pocos años.

A las mujeres de España. María Lejárraga (2022) se proyectó hace unas semanas en los Multicines Tenerife y al estreno acudió la propia cineasta, Laura Hojman, invitada por el colectivo Charlas de cine,

- ¿Dónde estaba este personaje?, ¿cómo la descubre?

“A mi me pasó lo que a la mayoría, llegué a María Lejárraga hace relativamente poco tiempo lo que aumenta la sensación de rabia pero también que me animara a rodar el documental.¿Cómo la descubrí?, la descubrí leyendo a Antonina Rodrigo, una mujer andaluza, de Granada, que ha hecho una labor muy importante de recuperación de mujeres que han tenido un papel relevante en nuestra historia con el fin de sacarlas del olvido. Y escribió una biografía muy interesante sobre María Lejárraga así que cuando leí ese libro quedé fascinada por el personaje, por su vida y su obra, por su historia pero al mismo tiempo sentí rabia porque no podía entender que una mujer con tanta relevancia histórica fuera prácticamente una desconocida y eso me animó a hacer el documental”.

- ¿Y cómo refleja esas sensaciones en el documental?

“Creo que se trata de un documental reivindicativo que no solo habla de María Lejárraga sino que reflexiona sobre la necesidad de revisar la historia, la historia oficial, y la necesidad de incorporar a ella a todas nuestras mujeres porque me parece increíble que hoy en día, en un país como España que es democrático y que quiere ser igualitario, que las mujeres todavía tengan una representación mínima en los programas educativos –creo que su presencia en los libros de textos ronda el 7 por ciento– hace que sea importante empezar a nombrar a estas mujeres y a profundizar en ellas. María Lejárraga es el hilo conductor de esta reflexión. Es un documental reivindicativo y, al mismo tiempo, narrado con una mirada amable, luminosa y bella porque María era así. Y quería que el tono de la película fuera muy fiel a ella”.

- Desconocía la historia de María Lejárraga pero no la de quien fue su esposo, Gregorio Martínez Sierra. ¿Cómo definiría esta relación?

“Lo que hicieron fue crear una marca llamada Gregorio Martínez Sierra en la que María escribía y Gregorio se encargaba de la parte comercial. Gregorio era un gran relaciones públicas y esa relación funcionó muy bien al principio porque a María no le interesaba la farándula y sabía que siendo mujer tenía muy difícil acceder a ella. La contrapartida es que esta situación se convirtió en una arma contra la misma María como contra otras muchas mujeres de su tiempo porque el suyo, por desgracia, no es un caso insólito en unos años donde resultaba muy difícil que como mujer pudieras dar salida a tu trabajo en condiciones de igualdad”.

- ¿La farándula conocía que era María Lejárraga quien escribía las obras y no Gregorio Martínez Sierra?

“El ambiente de la farándula lo conocía, sabía que era ella quien escribía las obras. María no trabajaba a escondidas. Cuando escribe con Falla el libreto para El amor brujo o bien cuando trabajaba para Turina, lo habitual era que viajaran juntos y trabajaran mano a mano. A veces había que detener los ensayos de las obras de Gregorio porque “la señora María tiene que enviar el segundo acto”.

– Pero tengo entendido que él también escribía, y que incluso si se leen estas obras es posible detectar qué escribió ella y que escribió él.

“No, toda la obra que se le atribuye a Gregorio Martínez Sierra está escrita por María Lejárraga y es fácil de reconocer porque tiraba mucho de la autoficción. Su producción literaria está plagada de historias personales. Es el caso, por ejemplo, de Canción de cuna, en la que la crítica ensalzó como propio de Gregorio su retrato veraz de la vida en el interior de un convento cuando se sabe que esas impresiones las tomó María de cuando niña y acompañaba a su padre, médico, en sus visitas a las monjas del convento de Carabanchel. Está probado además que tras separarse de Gregorio, él marcha a Hollywood y a través de la correspondencia que mantiene con María (y que afortunadamente se conserva) éste le pide que le envié un guión para los americanos. Digamos que son pruebas contundentes pero todavía así, hay reticencia a admitir que la obra de Gregorio Martínez Sierra está escrita por María Lejárraga”.

- ¿La relación que mantienen los dos se destruye cuando llega la separación?

“Continuará hasta la muerte de Gregorio. Cuando se separan, los dos quedan atrapados por la marca que han creado. Gregorio, por un lado, necesita a María para seguir siendo el gran autor que todo la sociedad creía que era mientras que María lo necesita para seguir escribiendo. El nombre de su esposo fue para ella como un pseudónimo. A la muerte de Gregorio, sin embargo, pierde digamos que su nombre literario y si bien quiere escribir nadie le publica”.

- Al margen de su actividad literaria, María Lejárraga tuvo una vida política agitada y comprometida.

“Para mi esta parte es fundamental y el documental está estructurado en esas dos mitades que configuran su vida. Una es su actividad como escritora y la otra su lado más comprometido, político y social. María Lejárraga fue diputada durante la II República, también una de las primeras sufragistas e introductora de las teorías feministas en España. Es autora de varios de los mejores ensayos sobre feminismo que se han publicado en nuestro país como Carta a las mujeres de España, que se publicó doce años antes que Una habitación propia de Virginia Woolf. María se adelanta en muchos conceptos a lo que escribe Woolf. Tuvo, por otro lado, un papel muy activo en la sociedad. Estuvo detrás y junto a Clara Campoamor en la consecución del voto femenino y en todas estas luchas es ella misma, María Lejárraga y no la firma literaria Gregorio Martínez Sierra”.

- ¿Qué destacaría de su papel en defensa de los derechos de la mujer?

“Muchas cosas aunque me enamoró especialmente su tremenda modernidad. En su ensayo Carta a las mujeres de España trata asuntos en los que aún se trabaja como la necesidad de un espacio propio para las mujeres; el concepto del amor, en el sentido de que no se puede jugar todo a la carta del amor sino tener amigos, aficiones, estudios. María era muy consciente que el patriarcado quería a las mujeres encerradas en casa, solas y sin amigos. En su faceta política destaca su lucha por cosas que las mujeres todavía no hemos alcanzado. Creó junto a Clara Campoamor la Sociedad Española de Abolicionismo de la Prostitución que es un tema que ahora estamos empezando a debatir o defendió una Ley del aborto en la que también participó la anarquista Federica Montseny. Es tremendo que todo esto no se nos haya contado”.

- ¿Por qué cree que no se ha contado?

“Hay varias razones, una diría que forma parte de todo el olvido que cayó sobre la España pre y republicana. La dictadura quiso borrar de un plumazo toda esa historia, historia que las mujeres padecieron con una doble losa de olvido. Las mujeres que se implicaron en el proyecto de la II República padecieron el exilio, la guerra y las que se quedaron durante la dictadura el olvido que impuso el patriarcado. Los cronistas que escribieron la historia oficial decidieron que las mujeres no interesaban”.

- Hay una circunstancia que me llama mucho la atención de la faceta de María Lejárraga como guionista y es que denunciara que Walt Disney plagió un guión suyo. ¿Qué hay de cierto en ello?

“Uno de los aspectos maravillosos de María es que siendo una señora de setenta y tanto años que había pasado la guerra y el exilio, la muerte de Gregorio y sufrir hambre se vaya a las Américas y estando en Hollywood presente guiones a las productoras. Ya había trabajado en la ciudad del cine, solo que bajo la firma Gregorio Martínez Sierra. Uno de los guiones que se lleva es una película infantil que llama Merlín y Viviana que Disney rechaza aunque más tarde rueda La dama y el vagabundo que tiene el mismo argumento de Merlín y Viviana”.

- ¿Qué materiales utilizó para el documental?

“Tiene datos ficcionados que no me atrevo a llamar recreaciones porque son piezas oníricas que pretenden transmitir sensaciones porque quería ese tono luminoso que para mí significa María, que estuviera presente en el documental contrarrestando la historia que es muy dura y triste. Mi idea era contar el documento desde su alegría, la luz y la vitalidad que emanaba con el fin de que esas piezas ficcionadas transmitieran la sensación y a veces incluso mostraran a una María Lejárraga divertida. Quería enseñar su risa, que fue tan característica y de la que todos sus amigos hablan. Gracias a su familia, tuve acceso a su archivo personal, que cuenta entre otros objetos con su máquina de escribir. Pudimos, además, rodar en la casa donde están depositados”.

- ¿Por qué rueda documentales?

“Es un género que me encantan pero procedo del mundo del guión. Un día me decidí a probar y rodé un documental. Primero fue Tierras solares y luego Antonio Machado. Los días azules, entre otros. El documental es un género que me permite abordar temas que me interesan. Al mismo tiempo, me expongo en ellos. Ahora estoy en la fase de desarrollo de mi primera película de ficción pero seguiré haciendo documentales porque me siento cómoda y ofrece muchas posibilidades creativas. El documental no es un género menor”.

- ¿Y qué diferencia cree que hay entre el documental y el reportaje?

“El documental tiene un componente artístico y personal mientras el reportaje es periodismo, tiende a ser objetivo. Entiendo el documental como un espacio de reflexión, de plantear preguntas que permitan al espectador participar de manera activa en el filme. Tiene también un componente artístico subjetivo que no encuentras en el reportaje”.

- Y ahora prepara su primer largometraje de ficción.

“Está muy verde todavía, se encuentra en la fase de escritura de guión. Preparo también mi próximo documental que será sobre otro escritor, Agustín Gómez Arcos, que es muy desconocido en España pero muy reivindicado en Francia y que cuenta con una obra muy interesante. Como en todos mis documentales, el personaje será un hilo conductor para hablar de otras cosas”.

- Ha rodado películas sobre Machado, Rubén Darío, María Lejárraga… Todos personajes de la primera y segunda década del siglo XX en España.

“Es una época fascinante y por algo inconsciente acabé rodando sobre ella. Estos tres documentales tienen discursos diferentes pero transcurren en unos tiempos muy interesantes por la riqueza de historias y personajes que existían en una España vibrante y de la que no se ha hablado mucho en el cine”.

Saludos, agitamos la mano, desde este lado del ordenador

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