Y tú serás el río, una novela de Cecilia Domínguez Luis

Miércoles, Junio 20th, 2018

Cecilia Domínguez Luis presentó en la XXX Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife una nueva novela, Y tú serás el río (Diego Pun Ediciones, 2018) que podría considerarse como la primera parte de Mientras maduran las naranjas, título en el que la escritora y Premio Canarias de Literatura dio su visión sobre la Guerra Civil en Canarias, en concreto en la villa de La Orotava, en el que quizá sea uno de sus relatos más emocionales por sentido así como libro en el que su localidad natal vuelve a tomar especial protagonismo.

La Orotava forma parte también del escenario en el que se desarrolla Y tú serás el río aunque el arco temporal abarca desde principios del siglo XX a la primavera de 1935, lo que permite a la autora repasar algunos de los momentos que han pasado a la Historia del Archipiélago como la visita de Alfonso XIII a la isla de Tenerife, entre otros.

La novela pretende dar consistencia a un díptico literario que hasta la fecha ha sido ninguneado por la mayoría de los escritores canarios o residentes en las islas como fue el antes, el durante y el después inmediato de la Guerra Civil en estos siete peñascos. La Orotava funciona así como reflejo de lo que se desarrolló en el resto de las islas durante aquellos años en los que los vientos de la ira sacudieron la superficie de España, y centra su atención en la madre y uno de los tíos de la protagonista de Mientras maduran las naranjas.

La novela está dividida así en dos partes. La primera da voz a Julia, quien cuenta en primera persona lo que observa desde su infancia hasta su madurez. La segunda, son las cartas que Ernesto, su hermano, envía a su novia Maruja que vive en Gran Canaria, a quien le narra sus experiencias en la guerra de Marruecos, su deserción y regreso a la isla, el exilio a Cuba y su posterior vuelta a casa, a la isla y a esa La Orotava sumida en el atraso por culpa de los inamovibles poderes fácticos (iglesia y caciques) pese a que la llegada de la II República anuncie que se van a transformar las cosas. Si no todas, las suficientes para que los desfavorecidos, los parias de la tierra, mejoren sus depauperadas condiciones de vida.

La novela se lee con hambre. Así que se devora con bastante rapidez mientras asistimos a la resistencia física y espiritual de una familia de clase media con ideas progresistas en circunstancias tan dramáticas. De paso, y como se explica en la contraportada, se dan señales para comprender el carácter de Sara, la protagonista de Mientras maduran las naranjas.

Cecilia Domínguez Luis reconstruye con convicción, aunque la fuerza del relato esté por encima de la historia, una novela sobre una familia agredida por los golpes de la vida.

Este díptico literario, que bien podría entenderse como un Episodio Nacional sobre la primera mitad del siglo XX en Canarias, no cae afortunadamente en excesivos maniqueísmos pese a que haya ocasiones en la que la escritora se deja arrastrar por el afán de hacer justicia a toro pasado. Con ese ánimo, en la novela desaparecen entonces los grises y el blanco y negro se hace dueño y señor de las páginas.

Por fortuna, estos momentos de arrebato son lo de menos en una novela que conmueve a ratos, sobre todo cuando incide en un retrato familiar en el que el lector encontrará ecos de situaciones más o menos semejantes a las que vivieron las familias derrotadas, las que perdieron una Guerra que no tuvo nada de Civil y que dividió a una España enloquecida que, llegado el momento, recurrió a la fuerza de las armas y no del diálogo y la sensatez para arreglar lo que ya parecían insalvables diferencias.

Saludos, sol, sol, sol, desde este lado del ordenador

¡Albricias!

Miércoles, Octubre 19th, 2016

* Cecilia Domínguez Luis presenta este jueves, 20 de octubre, el libro de poemas Profesión de fe en la Librería de Mujeres, en Santa Cruz de Tenerife. El acto, que comenzará a las 20 horas, lo introducirá el también escritor Ernesto Suárez. Transcurrida una semana, y el 27 del mismo mes, Profesión de fe se presentará también en Instituto de Estudios Canarios, en La Laguna. El acto contará en esta ocasión con Juan José Delgado, quien será el encargado de hablar del libro a partir de las ocho de la tarde.

* Una buena noticia para una ciudad que parece que cree en los milagros. El Puerto de la Cruz cuenta desde hace muy pocos días con una nueva librería, Mundo del Mapa, localizada en la calle de San Felipe, 12, muy cerca de la Plaza del Charco. Dirige el establecimiento Antonio Mas y allí se venden –en varios idiomas– libros canarios, guías y mapas para viajar por las islas Canarias, así como accesorios para el montañero.

Saludos, mañana más, desde este lado del ordenador.

¿Tantas hormigas como poetas?

Martes, Octubre 11th, 2016

Alguien me dijo una vez que en Canarias levantas una piedra y salen tantas hormigas como poetas. Desde ese día he levantado algunas piedras y no han salido ni hormigas ni poetas pero así es la naturaleza, traicionera con sus metáforas, lo que obliga a pensar si no es mejor vivir con la imaginación que con el crudo cristal de la realidad que todo lo intoxica, que bravucón quiere hacer añicos los sueños…

Editado por La manzana poética, Poesía canaria actual. Antología (1960-1992) reúne 36 voces poéticas de este archipiélago desmemoriado que han sido seleccionadas por Cecilia Domínguez Luis.

Es probable –se sospecha– que los ausentes por una u otra razón del libro se sientan olvidados pero es una parajoda que tiene toda antología que pretende reunir a lo más representativo de la poesía. En este particular, la que se ha escrito en Canarias por los que vinieron al mundo (angelitos ellos) en los sesenta, setenta, ochenta y principios de los noventa.

Así que, imagino o sueño, la tarea de Cecilia Domínguez Luis no ha sido fácil a la hora de escoger versos de nombres que cuentan con influencias y hábitos culturales no tan cercanos y sí relativamente diferentes que no es lo mismo que opuestos.

Cecilia Domínguez Luis explica que tras recibir el encargo de que preparara una antología de poesía canaria actual, “me planteé una visión panorámica de autores que inician su andadura poética en los años 80” y en cuanto a los autores que empezaron a escribir en los noventa que se encuentran “en una fase de búsqueda”. Ellos, mismos, los poetas, fueron invitados a reflexionar sobre su trabajo en unas poéticas que por motivos de espacio tuvieron que ser descartadas del volumen. Es probable que más de una de estas poéticas hubiera clarificado, al menos, la razón que los anima a continuar escribiendo poesía.

No obstante, y para intentar despejar dudas sobre la selección de estas 36 voces el profesor Miguel Martinón, que como se recuerda publicó en 2009-2010 las imprescindibles Poesía canaria moderna (1868-1939), Poesía canaria contemporánea (1940-1990)Poesía canaria actual (A partir de 1980), y el poeta Daniel Bernal Suárez, escriben sobre poetas y poéticas  en las introducciones Viniendo a lo de hoy (poesía canaria actual)La palabra naciente. Algunas palabras sobre la joven poesía canaria, respectivamente.

Sus escritos despejan algo de la bruma que se pueda tener sobre la poesía que se escribe en Canarias pero no suprime la desconfianza –aún me pregunto qué demonio me negó transitar en ese planeta– que se tiene ante unos poetas que se leen y despedazan así mismos.

El caso es que me animo a levantar otra piedra y siguen sin salir ni hormigas ni poetas.

LOS POETAS QUE SE HAN REUNIDO

María Jesús Alvarado (1960), Antonio Jiménez Paz (1961), Antonio Puente (1961), Carlos Bruno Castañeda (1962), Inmaculada Hernández Ortega (1962); Anelio Rodríguez Concepción (1963), Daniel Bellón (1963), Ernesto Suárez (1963), Federico J. Silva (1963), Alicia Llarena (1964), Coriolano González Montañez (1965), Oswaldo García Sánchez (1966), Paula Nogales Romero (1966), Ricardo Hernández Bravo (1966), Pedro Ángel Martín Rodríguez (1967), Verónica García García (1967), María José Alemán Bastarrica (1967), Pedro Flores (1968), Víctor Álamo de la Rosa (1969), Elica Ramos (1970), Francisco León (1970), Silvia Rodríguez (1970), Miguel Ángel Alonso (1970), Rafael-José Díaz (1971), Víctor Ruiz (1971), Tina Suárez Rojas (1971), Roberto García de Mesa (1973), Maiki Martín Francisco (1974), Isidro Hernández Gutiérrez (1975), Diana Álvarez (1978), Daniela Martín Hidalgo (1980), Acerina Cruz (1983), Daniel Bernal Suárez (1984), Iván Cabrera Cartaya (1980), Daniel María (1985) y Yeray Barroso (1992)

Saludos,a la mar fui por hormigas y poetas, desde este lado del ordenador.

Trece novelas sobre la Guerra Civil (y la posguerra) en Canarias

Lunes, Julio 18th, 2016

INTRODUCCIÓN

España se fragmentó en mitades tal día como hoy, pero hace ochenta años. Y si bien es verdad que ha llovido mucho desde ese entonces, aquella guerra en la que hermanos contra hermanos se partieron la cara hasta la muerte continúa sonando como un eco fantasmal entre los nietos y bisnietos de quienes se vanagloriaron de ganar y perder una guerra.

Visto con perspectiva y tras esa cortina de años que todo lo mitifica, en ocasiones con apetito enfermizo, todos salieron perdiendo por culpa de aquella guerra. Una guerra civil que sirvió de ensayo para lo que años más tarde sumiría a Europa en un baño de sangre de cuyos efectos, con forma de traumas y espectros, aún no ha sanado.

Hace unos años dedicamos a la Guerra Civil española un artículo en el que repasábamos por encima algunas de las novelas que se preocuparon por darnos su versión de aquellos hechos con forma literaria en Canarias.

El intento de ahora es escoger algunas historias para que el lector, o el curioso que lo mismo da, las conozca para que se haga una idea no de lo que fue la Guerra Civil en las islas, sino en cómo esa misma Guerra Civil afectó a los que vivían en ellas.  Así que con independencia de su calidad literaria, los títulos que se han reunido coinciden en denunciar lo que somos capaces de hacer cuando nos convertimos en bestias.

NOVELAS PARA UNA GUERRA

El barranco, Nivaria Tejera.- Narrada a través de la mirada de una niña que observa cómo un hombre bueno, su padre, es detenido tras declararse la Guerra Civil, la escritora, fallecida a inicios de 2016, describe la violencia que rompe su aún inocente universo en mil pedazos. La historia, autobiográfica, transcurre en la ciudad de La Laguna. 

La prisión de Fyffes, José Antonio Rial.- Las valientes pero tristes memorias de un preso condenado, como tantos otros, por sus ideas en el improvisado penal que se habilitó en una empaquetadora de plátanos a las afueras, entonces, de la capital tinerfeña.

Luchar por algo digno. El barco borracho, Pedro Víctor Debrigode.- Mientras sirve en las milicias universitarias, el protagonista de la novela, el mismo Debrigode, sirve como soldado en uno de los barcos prisión anclados en el muelle de la capital tinerfeña. El escritor continuaría en otro volumen sus recuerdos de la Guerra Civil pero ya en territorio peninsular en Luchar por algo digno. El espía inocente.

El fulgor del barranco, de Juan Ignacio Royo Iranzo.- Frenético y también irónico retrato de aquel julio de 1936 en Tenerife y que protagoniza un tipo desubicado con unos hechos que ni le van ni le vienen. Entre otros protagonistas de la novela aparece el mismo Francisco Franco.

La isla y los demonios, de Carmen Laforet.- No es una novela de la Guera Civil pero sí su consecuencia: la posguerra.  Transcurre en Las Palmas de Gran Canaria y si bien ha quedado relegado en la escasa pero emotiva producción literaria de su autora, se trata de un libro intimista en el que pesa un sombrío existencialismo y una historia de amor.

Sima Jinámar,  de José Luis Morales.- Es una lástima que no se la reivindique como la novela que es. Será porque en ella salen a la luz muchos de los fantasmas de aquellos años de tinieblas y el recuerdo de una matanza que aún mancha la memoria de no solo la isla donde transcurrieron los hechos, Gran Canaria, sino de todo el archipiélago.

La infinita guerra, de Luis León Barreto.- Transcurre en Tamarán, territorio que se confude con la isla que son todas. Inexplicablemente no es uno de los títulos más comentados de su autor, aún tratándose de una novela que transmite congoja, miedo, recelo de tus semejantes.

Mientras maduran las naranjas, de Cecilia Domínguez Luis.- La historia de una niña que asiste impotente al castigo que someten a su familia los que tomaron la isla, las islas, en apenas unas pocas horas tras declararse la rebelión militar. Dura crónica de la derrota, la novela no se queda solo en el retrato social de los que perdieron la Guerra sino también en cómo le afecta a esa niña esa misma derrota.  

Los amores perdidos, de Miguel de León.- Una emotiva historia de amor que transcurre en El Terrero, un pueblo que podría estar localizado en cualquiera de las islas Canarias en aquellos años donde nada fue fácil: la posguerra.

Memorias de una isla sin memoria, de Agustín Carlos Barruz.- La represión y las secuelas que deja  son  protagonistas de una historia que transcurre durante la Guerra Civil en Sacura, aunque se nos recuerda que se trata de un anagrama de Arucas, en Gran Canaria.

La maleta y el obelisco, de Andrés Servando Llopis.- A través de los recuerdos y las memorias escritas de un nacional y de un republicano, respectivamente, se traslada al lector al frente de Extremadura y a la feroz represión que se emprendió aquellos años en una capital de provincias expañola: Santa Cruz de Tenerife.

La lista, de Juan Bosco.- El retrato de un joven fraile que toma conciencia y, por ello, es ajusticiado por los nacionales. También contiene una notable descripción de la sociedad de La Orotava de aquellos años y describe con crudeza una matanza que aún mancha la memoria de no solo la isla donde transcurren los hechos sino de todo el archipiélago.

Guad, de Alfonso García-Ramos.- Feroz retrato de Tenerife, una isla, las islas, en los años de la posguerra. Novela poblada de personajes con huella, Guad enseña lo duro que resulta vivir en un territorio que por chico hace el infierno grande. Mineros que extraen agua de las entrañas de la tierra, sacerdotes que pese a todo no han perdido su fe son algunas de las piezas que arman este clásico de la literatura española y canaria.

Saludos, ochenta años que no son nada, desde este lado del ordenador.

El sepulcro vacío, una novela de Cecilia Domínguez Luis

Lunes, Mayo 25th, 2015

“No siguió preguntando. Temía molestar a su amigo. Además, tenía unos meses por delante para pensar lo que quería hacer. Lo que sí tenía claro es que haría lo imposible para que su madre no se enterase de su escapada a Santa Cruz ni para hacerla sospechar de sus intenciones. Pensó en Matías y en la casona. En su imaginación empezaba a fraguar la idea de una posible complicidad del jardinero. «Si su padre fue cómplice del mío, si Matías supo guardar el secreto ante mi madre y ante los demás, algo que me dice que puedo confiar.»”

(El sepulcro vacío, Cecilia Domínguez Luis, Nueva Asociación Canaria para la Edición (NACE), 2015)

Inspirada en la historia real del sepulcro en el que iban a depositarse los restos de Diego Ponte del Castillo, marqués de la Quinta Roja, y que su madre Sebastiana del Castillo y Manrique de Lara ordenó construir cuando la Iglesia denegó que se enterrara el cuerpo de su hijo en campo santo, Cecilia Domínguez Luis escribe una novela en la que orbitan muchas y atractivas reflexiones.

Entre otras, la búsqueda. La búsqueda que emprende el ficticio hijo del marqués, Pablo, para conocer quién fue su padre y las oscuras razones que provocaron que sus acciones generase tanto miedo en su esposa y desconfianza en los religiosos que la rodean.

La novela narra la investigación de Pablo, que contará con la colaboración de Matía, el jardinero que cuida el extraordinario parque que rodea el mausoleo, y su abuela, una mujer de sólidas convinciones y fuerte carácter que contribuyen a despejar dudas frente a las sombras que se empeñan por sembrar quienes no desean que  se remueva el pasado.

El sepulcro vacío ofrece dos formas de interpretar la realidad bien distinta, y es ese choque que no deja de ser de voluntades, lo que anima al protagonista para insistir en sus pesquisas y descubrir –de ahí la búsqueda– la oculta verdad sobre su padre.

Cecilia Domínguez Luis cuenta esta historia en clave sostenida, con un ritmo sereno en la que planean secretos y misterios, y en la que la masonería y los masones juegan un papel destacado porque conducen al protagonista a una paulatina y traumática transformación cuando decide pensar por sí mismo.

La búsqueda, ahora personal, propone un cambio y la oportunidad de observar la realidad  con una mirada a la que no ciegue ni la luz ni la oscuridad.

Cecilia Domínguez Luis describe esta transformación a través de tres grandes peldaños que parecen un reflejo de la vida masónica: Primero se es aprendiz, después compañero y, finalmente, maestro al presentarnos a Pablo como un ser confuso en el que brota la semilla de la inquietud (aprendiz); más tarde decidido a emprender su laboriosa investigación (compañero) y concluir cuando Pablo descubre y asume quién fue su padre y la reconcilación consigo mismo y con los demás (maestro).

Podría apuntarse que la masonería es uno de los ejes a través de los que se mueve esta novela pero hay otros que resultan igual o más atractivos que éste. Por un lado, se muestra la presión que ejerce la Iglesia para que nadie ponga en duda sus decisiones y la de una  familia dividida cuya influencia pesa –y mucho– en un joven que camina entre las tinieblas y que solo quiere respuestas.

En El sepulcro vacío los masones son personas normales y corrientes –aunque alguno en la novela piense que les asoman los cuernos en sus reuniones secretas– y son representantes de una vanguardia librepensadora en la beata España de la primera mitad del siglo XX.

Y en aquel tiempo, a Pablo no le va a resultar fácil sacar sus propias conclusiones. Todas ellas recuerdos y recuerdos de recuerdos que evocan esquivos algunos de los personajes a los que  interroga.

Habla uno del mandil con extraños signos dibujados de su padre. Otros esgrimiendo argumentos de condena a los masones y a la masonería porque representa un cambio. Mientras, el protagonista se instruye con los libros que aún se conservan en la biblioteca familiar al mismo tiempo que intenta hacer su vida como estudiante y enamorado.

Otro personaje más son los jardines que rodean al mausoleo, una isla que parece ajena de su alrededor, y en la que el tiempo y las presiones no tienen lugar.  Un remanso de paz que cuida Matías como su padre lo cuidó primero.

El sepulcro vacío es una novela con capas en las que subyacen pequeñas historias. Y a ratos funciona como novela romántica y en otro iniciática. También es un relato de misterio pero sobre todo una historia de respeto. O de apreciar, no tolerar, lo diferente.

Saludos, espuma, desde este lado del ordenador.

Cecilia Domínguez Luis, Premio Canarias de Literatura 2015

Jueves, Marzo 26th, 2015

El Premio Canarias de Literatura 2015 ha recaído en la escritora y poeta Cecilia Domínguez Luis, una noticia que celebramos con fuegos voladores desde este su blog El Escobillón porque conocemos su alta calidad humana así como de creadora literaria.

Cecilia Domínguez Luis es, además, la segunda mujer que alcanza este reconocimiento  tras recibirlo en 1987 María Rosa Alonso. Un pequeño paso adelante en unos premios que en su hasta ahora 19 ediciones ha resultado marcadamente masculino.

El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, fue el encargado de comunicarle la noticia a Cecilia Domínguez Luis, y nosotros un poco más tarde los que la llamamos para darle personalmente la enhorabuena al sentirnos muy satisfechos con el fallo del jurado, quien con este galardón reconoce su intensa trayectoria literaria.

Cecilia Domínguez Luis nació en La Orotava, Tenerife, en 1948 y en licenciada en Filología Hispánica. Es autora de libros de poemas –el último de ellos Cuaderno del orate, publicado por Ediciones La Palma en 2014– novelas y cuentos.

En su producción narrativa destacaríamos Si hubieras estado Aquí (colección G21. Narrativa Canaria Actual, Ediciones Aguere/Idea, 2013); Los niños de la lata de tomate (colección Seria Roja, Editorial Alfaguara, 2010) y Mientras maduran las naranjas (Cam-PDS Editores, 2009), en la que propone una mirada sin ira sobre la Guerra Civil a través de los ojos de su joven protagonista, Sara.

En poesía cuenta con títulos como El libro de la duda (colección Atlántica, Ediciones Idea, 2006); Azogue (Editorial Bailes del sol, 2005), Para cruzar los puentes (Ediciones Ka, 2002)  y Doce lunas de Eros (colección La Caja Literaria, Ediciones La Palma, 2000), entre otros.

También ha tanteado la literatura para jóvenes y forma parte del comité de redacción de la revista Cuadernos Ateneo, editada por el Ateneo de La Laguna, sociedad de la que fue presidenta. También ha participado como ponente en varios congresos nacionales e internacionales de lengua y literatura, así como en encuentros de poesía, dentro y fuera de las Islas.

Desde 2011 es académica de número de la Academia Canaria de la Lengua.

El jurado del Premio Canarias de Literatura 2015 estuvo formado por Justo Jorge Padrón, Juan Cruz Ruiz, Juan Manuel García Ramos, Luis Alemany Colomé, Aurelio González González, Elica Ramos Hernández y Teresa Acosta Tejera.

Por otro lado, Luis Millares Sall (Totoyo Millares) y Antonio Ramos Gordillo han obtenido el Premio Canarias de Cultura Popular y Deportes, respectivamente.

PREMIOS CANARIAS DE LITERATURA

(1984): Domingo Pérez Minik (1903-1989), crítico y ensayista

(1985): Agustín Millares Sall (1917-1989), poeta

(1986): Ventura Doreste (1923-1987), poeta

(1987): María Rosa Alonso (1909-2011), ensayista

(1987): Juan Marichal (1922-2010), historiador

(1988): Isaac de Vega (1920-2014), escritor

(1988): Rafael Arozarena (1923-2009), escritor

(1989): Pedro Lezcano (1920-2002), poeta

(1990): Manuel Padorno (1933-2002), poeta

(1991): Carlos Pinto Grote (1923), poeta

(1993): Luis Feria (1927-1998), poeta

(1995): Sebastián de la Nuez (1917-2007), ensayista

(1997): Justo Jorge Padrón (1943 ), poeta

(2000): Juan Cruz (1948 ), periodista

(2003): Arturo Maccanti (1934-2014), poeta

(2006): Juan Manuel García Ramos (1949), ensayista

(2009): José María Millares Sall (1921-2009), poeta

(2012): Luis Alemany (1944), escritor y periodista

(2015): Cecilia Domínguez Luis (1948), poeta y escritora

Saludos, muchas felicidades, Cecilia, desde este lado del ordenador.