‘Banda aparte’

Miércoles, Julio 13th, 2011

Entre las muchas cosas  que tiene el cortometraje que se está empaquetando en la actualidad en Canarias destaca su variedad temática y su sentido del riesgo involuntario que convierte en marcianas la mayoría de estos trabajos.

También, destacaría, su insólita falta de voluntad para trascender las fronteras insulares. Es decir, mostrar estas incursiones en otras geografías.

Es probable que entonces otro gallo cantara.

Escribo esto porque al margen de las producciones que cuentan con apoyo institucional cohabita un grupo de cineastas que realiza sus películas por la puta cara con una profesionalidad dentro de sus limitaciones que merece, a nuestro juicio, cierta benevolencia como espectadores críticos.

Me explico, esta gente, estos cineastas que literalmente sacrifican parte de sus ahorros para levantar un proyecto son de hecho los que están contribuyendo a nutrir de títulos lo que podríamos llamar nuevo cortometraje canario.

Y si bien la mayoría de estas piezas no terminan de sorprenderme porque –sinceramente–  no sé aún lo que pretenden hacerme creer, en otros casos sí que he descubierto miradas interesantes que me hacen plantear hasta donde podría llegar esa banda aparte si contara con presupuesto y tiempo suficiente para desarrollar sus ideas.

Dicho esto, que quede constancia que los cortometrajes canarios que he visto este miércoles 13 de julio en Tenerife Espacio de las Artes (TEA) y que el jueves 14 se exhiben en los Multicines Monopol de la capital grancanaria, sin haberme llenado tampoco me han resultado intelectualmente insultantes.

Los tres trabajos resultan a su manera sinceros aunque se pierdan en reflexiones algo (argo) crípticas por un sentido equivocado de lo que entienden sus directores es la poesía cinematográfica (¿?). 

Compruebo así, una vez más, que estos cineastas  apuestan más por las historias intimistas que por reflejar la realidad que los rodea. Lo que me apena, aunque es de agradecer que dos de los cortos exhibidos este miércoles hayan apostado por salir a la calle y contar su relato poético  aprovechando los exteriores del paisaje urbano de la capital grancanaria.

La noche se inicia con Rota, producida, dirigida y escrita por Daniel León Lacave.

Si la memoria no me falla, Rota es una película que transcurre de hecho en exteriores. Alguna calle, un cementerio, una playa…

Rota es un cortometraje curioso. Con miga y una caracola (rota) como absoluta y muda protagonista a través de la cual se mueven una serie de personajes a la deriva que han perdido la razón de su existencia para transformarse en vivos muertos.

Que no es lo mismo que no muertos.

El grueso de esta triste historia de ausencias se desarrolla en un cementerio  y si bien el penoso sonido con el que veo la película no contribuye a que mi valoración sobre ella sea lo pertinente que desearía, Rota sabe transmitir cierta congoja.

Claro que quien le escribe siete debilidad por los trabajos que ha visto de Daniel León Lacave. Y siente debilidad porque reconoce en su director mirada y constantes. Constantes que si bien no terminan de atarse demasido bien en Rota, conservan las señas de identidad de un cineasta que para quien les escribe supo tocarle el alma con Los pechos de Paula, probablemente el corto más arriesgado y narrativo que ha visto de los cineastas banda aparte canarios en los últimos años.

Los protagonistas de la cinta (todos bien pero sin estrindencias) son: Lamberto Guerra, Paula Garodri, Marga Arnau, Juan Peña, Víctor León y David Curtelin.

La reina de las hadas es el segundo cortometraje de la jornada. Se trata de un trabajo dirigido y escrito por Armando Ravelo.

La reina de las hadas es un cuento. Un cuento agridulce que tampoco puedo apreciar como debo por el penoso sonido, lo que me invita a recomendar a TEA a que lo mejore por el bien de sus autores y de todos nosotros, el público.

La reina de las hadas es una cinta sencilla y fantastique. Y si bien no llena  tampoco desagrada.

Sus protagonistas son Naira Gómez, Vicente Ayala y Sofía Ojeda.

La tercera película se titula Litio, de Adrián González.

El trabajo tiene su mensaje pero abusa de la voz en off para describir escenas que estás viendo, precisamente, en pantalla.

Tiene su gracia, no obstante. Una gracia amarga.

Sus protagonistas son las actrices Acerina Cruz y Nayra Ortega.

Conclusiones:

Pues que se nota que estos tres trabajos están rodados con entusiasmo y una fe en continuar rodando películas que valoro, por razones obvias, en los que forman la banda aparte del nuevo cine canario.

Su duración, además, es lo suficientemente corta para no indignar a los que formamos –banda aparte– eso que debería empezar a llamarse sacrificados espectadores del nuevo corto canario. 

(APLAUSOS)

Saludos, en fin…., desde este lado del ordenador.

Yo soy aquel… ‘negrito’ del África tropical…

Miércoles, Mayo 18th, 2011

Como Islas de Cine invita con mi dinero acudo a los Multicines Renoir para cenar (ver) los cortos que obtuvieron ayuda para su producción en las convocatorias de 2008 a 2010 de nuestro actual mefistofélico Gobierno de Canarias.

Antes de la cena, Javier Fernández Caldas me localiza y grita que afilo cuchillos.

Se equivoca, claro que quizá no esté acostumbrado a ver gente que sabe usar cubiertos.

Los cuatro cineastas hacen sus presentaciones.

La directora del Plan Canario Audiovisual, Patricia González Cámpora, anuncia que la próxima semana se harán públicas las convocatoria del 2011.

Se apagan las luces de la sala y comienza el festín.

ENTRANTES

Se nos ofrece Entre fogones y lo dirige Patrick Bencomo.

Picoteo hambriento –cinematográficamente hablando– pero no termina por entusiasmarme lo que veo.

Comenta Bencomo en la presentación que se trata de una comedia romántica y si bien puede ser entendida así, le falta lo que se dice mucha sal. Aunque sea gorda.

La acción transcurre en su mayor parte en la cocina de un restaurante donde chica encuentra a chico.

Lamentablemente el guión se lía y craso error, se apoya en unos diálogos presuntamente ingeniosos que no cuajan y que chirrían. La culpa, en todo caso, no es de los actores Carlota Gaviño y Zalo Calero.

Quiero pensar que la intención de su director fue la de contarnos una historia más que de amor, sexo, explorando las similitudes entre el buen cobijar y el buen comer.

Sin embargo, la unión no hace en esta ocasión la fuerza.

Dura 18 minutos y se hace largo.

Digestión, como digo, pesada.

PRIMER PLATO

Miro al camarero echando fuego a través de los ojos. La sopa que me sirven está  demasiado fría y me siento engañado. Lleva el nombre de Libi2 y está escrito y dirigido por Jesús Olmo de quien esperaba cualquier cosa menos esto. De hecho, le pregunto al camarero ¿pero esto qué es?, ¿pago religiosamente mis impuestos para que me sirvan esto?

Libi2 quiere ser una reflexión (¿?) sobre no-sé-qué con apariencia futurista.

Abuso de la voz en off  con diálogos patibularios cuya pretensión, imagino, quieren resultar demoledores.

Ya sospechaba algo al leer la hermética sinopsis de este trabajo: “Es muy simple: aquí Arriba usted recuerda que Abajo ha olvidado. Y allá Abajo, usted olvida que aquí Arriba ha recordado”.

Camarero, ¿podría traerme el libro de reclamaciones?

SEGUNDO PLATO

El camarero me ruega que pruebe el solomillo de la casa. Muy hecho, le exijo.

El corto se titula La criada de Javier Fernández Caldas, un veterano y argo arrogante cocinero en esto de los cortos rodados en Canarias.

Pruebo la carne y hmmmm, no me disgusta su sabor.

El inicio de La criada me sabe a corto de los noventa, década que sigue siendo de las más brillantes del corto rodado en estas tierras sin memoria, y me entusiasma su inicio y como sabe  enlazar con los títulos de crédito.

Continúo masticando La criada y si bien no está en su punto, el celuloide se deja tragar con relativa facilidad.

Tiene ambición y sobre todo mirada y un mundo particular y cafre que tiene título: Javier Fernández Caldas.

Suena Raphael mientras digiero esta triste y extraña historia de una mujer que toda su vida se ha dedicado a servir a los demás.

El corto, igual de lisérgico que su protagonista, la actriz Silvia Marsó, continúa su peculiar itinerario en busca de su destino.

Si al principio sabe a amargo sainete luego se torna en desenfrenada road movie para concluir en un  operístico (¿trasnochado?) final emocionalmente kitch que gustará a esa Maruja (Maruca) que todos los idiotas llevamos dentro.

No sé si es una ironía de su realizador, pero el Yo soy aquel de Raphael esconde para mi inquietantes lecturas sobre el devenir cinematográfico en Canarias.

Camarero, diga en cocina que podría mejorar pero que aún así no me ha disgustado la carne. Olvide usted el libro de reclamaciones.

EL POSTRE

El segundo plato opaca bastante las pretensiones que pude ver en su día del postre, Ridícula, de Domingo J. González.

El corto me sigue pareciendo, no obstante, un interesante estudio sobre la soledad que pide a gritos su desarrollo para convertirse en largometraje.

Desgraciadamente, mientras lo veo y observo por las reacciones de quienes están a mi lado, el público esperaba de remate fresas con nata aunque la nata resultara ligeramente agria.

Esto me hace pensar que Ridícula a modo de sobremesa en esta cena de cortos (digámoslo así) canarios sabe a descafeinada.

Saludos, ¡¡¡quiero de una puta vez tomar café y fumarme un puro!!!, desde este lado del ordenador.

Cuatro nuevos ‘cortos’ canarios

Martes, Mayo 17th, 2011

Los multicines Renoir de Santa Cruz de Tenerife acogen este martes, 17 de mayo, la exhibición de cuatro cortometrajes canarios a las 20.30 horas. Los mismos cortos se proyectarán el miércoles, 17, en el Teatro Guiniguada, a la misma hora.

Los cuatro cortos forman parte del programa Islas de Cine y contaron para su realización con el apoyo a la producción en las convocatorias de 2008 a 2010 del Gobierno de Canarias.

Los filmes son Entre fogones, de Patrick Bencomo; Libi2, de Jesús Olmo; La criada, de Javier F. Caldas; y Ridícula, de Domingo G. González. Este último trabajo lo pude ver el pasado 24 de febrero en Tenerife Espacio de las Artes (TEA).

Entre fogones es el cuarto cortometraje de Patrick Bencomo rodado en localizaciones de Santa Cruz, La Laguna y Tacoronte. Con guión de Mª Eugenia Arteaga, está protagonizada por Carlota Gaviño y Zalo Calero. Cuenta, a lo largo de 18 minutos, la historia de Marta, una joven que empieza a trabajar en el restaurante de su padre al haber abandonado sus estudios. En él conocerá a Andrés, que no sabe que es hija del dueño, con quien se dará una historia de amor.

Libi2, con guión y dirección de Jesús Olmo, es una producción de Volcano Films y lo protagoniza Patricia Álvarez. Su creador resume esta experiencia diciendo: “Es muy simple: aquí Arriba usted recuerda que Abajo ha olvidado. Y allá Abajo, usted olvida que aquí Arriba ha recordado”.

Javier F. Caldas estrena también su último trabajo: La Criada, un corto de 23 minutos protagonizado por Silvia Marsó, Paola Bontempi y Luisa del Hoyo. Se centra en el personaje de Maruca, una criada de 45 años que lleva desde muy joven interna en una casa solariega en la villa de la Orotava. Pasa sus días monótonos y aburridos limpiando y sirviendo a la señora de la casa. Solo encuentra la paz en su habitación, donde pasa las últimas horas del día amenizadas por su ídolo Raphael y algún que otro chupito de Anís del Mono. Un día la señora fallece y a Maruca le dan tres días para abandonar la casa. Maruca aprovechará estos días para recuperar el tiempo perdido.

Domingo J. González presentará también su nuevo trabajo, Ridícula, su segundo cortometraje en solitario, del que también es guionista. Producido por Digital 104 en 2010 y rodada en Santa Cruz de Tenerife, está protagonizado por Montse Germán, que interpreta a Laura, por quien la vida ya ha decidido lo que una mujer de su edad debe hacer. Completan el reparto Empar Ferrer y Aroha Hafez.

Saludos, extraños, desde este lado del ordenador.

Mientras el tiempo pasa…

Jueves, Mayo 12th, 2011

Tenerife Espacio de las Artes. 20 horas. Nueva sesión de cortometrajes canarios.

La sala no está llena pero sí más llena que vacía, buen síntoma para pensar que la apuesta que ha emprendido TEA por exhibir estos productos no es errónea ni baladí.

Y una curiosidad –no sé si intencionada– en cuanto a los trabajos que se proyectan en pantalla: los cuatro reflexionan con mejor o peor fortuna en torno al paso del tiempo.

También me pregunto ¿es cine amateur lo que veo?

La palabra amateur me resulta incómoda y poco justa para valorar el esfuerzo que se aprecia detrás de estas cuatro piezas. Todas tienen algo, un argo que perezosamente desentrañan sus cuatro directores.

V DE VENDETTA

La sesión se inicia con Hanna después del tiempo, de Daniel León Lacave, un cortometraje rodado en 2004 que es el más narrativo y si me apuran precisamente por narrativo, arriesgado de los cuatro de la jornada.

Hanna después del tiempo nos cuenta una historia de venganza y si bien cojea por un guión  no lo suficientemente bien armado y un acento musical en ocasiones bastante irritante, suscita interés.

De lo poco que he visto del cineasta Daniel León Lacave empiezo a detectar una serie de constantes que a la postre me parecen muy interesantes.

El director de la excelente Los pechos de Paula indaga en lo que ya considero su cine en la mujer y el sexo desde una perspectiva inquietante cuyo espíritu es no dejar indiferente a nadie.

Se trata, además, de un autor (escrito así, con todas sus letras, autor) que no tiembla en recrear en otras épocas sus historias.

Hanna después del tiempo es una inteligente –aunque no termine de cuadrar como merece–  narración que mezcla documental y ficción con mirada melodramática.

Se trata además del corto más profesional junto a Reflejo en rojo, de Josep Vlageliú, del cuarteto de esta noche nostálgica.

La historia de Hanna después del tiempo es dura, y si bien reitero que no termina por equilibrar, tiene ese algo, argo, al que me refería en un  principio.

Y ese algo, argo, es oficio, ganas de contar y riesgo. Aunque le falte el que su director sí aportó a su descarnada y gótica Los pechos de Paula.

LA MALDICIÓN DEL CÁMARA

El segundo corto Filmología imaginaria, de David Delgado San Ginés, se pudo ver en la marciana (por el premio concedido) edición del Foro Canario del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria y más que un corto al uso es un interesante ejercicio de estilo en el que su autor (autor) propone una mirada emocionada de aficionado al cámara, que es ese señor o señora que mira la vida a través del objetivo.

Tiene su punto, es decir, tiene su algo. Argo.

Y es un cariñoso homenaje a los que hacen posible el milagro del cine.

Cariñoso homenaje que el cineasta, de quien intuyo tiene un gran sentido del humor teñido de cafre ironía, termina por concluir que se trata de una maldición.

Filmología imaginaria es una historia de amor. De amor al cine. De mirar detrás de la cámara.

Y de la posibilidad de hacerlo detrás de la cámara surge, dice San Ginés, la casualidad o el milagro de quien se encuentre en la vida, como por ejemplo a las puertas de una sala clausurada en la que cuelgan carteles de M, el vampiro de Dusseldorf y Night of the Demon, de Fritz Lang y Jacques Tourneur, respectivamente, una cámara de cine y un trípode.

El dulce regalo envenenado, parece decir San Ginés.

El resto, a color y en blanco y negro, es el relato de la maldición de quien quiere ser mirón (voyeur).

Un acierto lo de los niños en bicicleta y patinete dando vueltas en torno a la cámara instalada en un trípode. Tiene un algo, argo, de desolador que también sabe a esperanza aunque el zumo sepa a demoníaco.

SOLITARIO

La brecha abierta del tiempo, de Pedro García, el tercer corto del cuarteto, es un ejercicio que su autor (autor) revela que rodó en dos tardes con un equipo mínimo.

Intervienen Nayra Ortega y David Delgado, y como Filmología imaginaria carece de diálogo.

Tiene también su algo.

Argo.

Un algo (argo) inquietante en el que sobran las palabras.

Una pareja en ropa interior acostada sobre una cama.

Ella solloza.

Él duerme.

Ella se levanta y juega un solitario.

El paso del tiempo.

EL ESPEJO

Cierra la sesión el último trabajo de Josep Vilageliú.

Reflejo en rojo.

Creo que Joseph Vilageliú es un poeta con los títulos de sus películas. Me acuerdo ahora de Venus vegetal, Bajo la noche verde, Entre los arrozales

Y guste o disguste las obsesiones de Vilageliú, Reflejo en rojo es una de sus películas más Vilageliú.

Intentaré explicarme.

El cineasta propone una curiosa reflexión sobre la pareja y el paso del tiempo en un museo, brillante metáfora de la pretensión humana de encapsular nuestra existencia.

En este escenario se mueven dos parejas de distinta generación no en busca de autor sino de lo que creen que es/fue su relación.

Y pese a que piense que con un guión afinado y con diálogos mucho mejor construidos Reflejo en rojo podría haber sido la película que al final no pudo ser, se trata a mi modesto entender de uno de los mejores cortos que he visto de su autor (insisto, autor).

Con una ya más que abultada filmografía, Vilageliú es un cineasta que se mueve siempre en una constantes que son suyas y que sabe mostrar con una poética (me atrevo a decir que al viejo pero siempre actual estilo modernista hecho cine) que seduce.

Y a ello contribuye el grupo de actores de esta cinta amarga y desesperada.

A esta reflexión triste y descarnada de que los mismos errores cometidos ayer lo seguimos cometiendo hoy.

Ese Reflejo en rojo que Vilageliú simboliza en el labio roto y color sangre de las dos protagonistas de su corto, las excelentes Marina Delgado y Chantal Rodríguez, sin desmerecer a sus partenaires masculinos, Miguel Ángel Rábade y Claudio Trina.

Lástima que el sonido de la cinta, grabado en directo, no contribuyera a su cómoda visión en pantalla grande. La pantalla de TEA. 

CONCLUSIÓN

Pues que he visto cuatro cortometrajes que me han tocado. No son redondos, es verdad, pero no encuentro en ninguno de ellos mentira y sí una preocupación por reflexionar que las huellas que dejamos en esta vida acabarán por ser borradas por las olas del tiempo.

Y atreverse a indagar sobre eso, precisamente en estos tiempos que vivimos, me hace pensar que no todo está perdido.

Saludos, mientras el tiempo pasa, desde este lado del ordenador.

Una serie de catastróficas desgracias

Martes, Febrero 22nd, 2011

Me pasa algo inquietantemente enfermizo con los cortometrajes canarios… Me parecen demasiado largos. Salgo casi siempre de cualquiera de estas Noches que TEA Tenerife Espacio de las Artes dedica a lo que se está cocinando cinematográficamente a este lado del Atlántico y por  amor al arte con la sensación de que sus responsables le tienen un miedo que no veas al montaje.

A dar ritmo a una serie de producciones que quedarían la verdad que muy bien si se trocearan, destinando parte del material rodado al cubo de la basura o al limbo del ordenador.

Como me temía, me asaltó esta idea con los cortos que he tenido la suerte de ver esta noche.

Se tratan de tres trabajos independientes a los que les hacen falta mucha tijera. Las tres historias, porque al menos son historias, coinciden en mostrar una serie de catastróficas desgracias (de ahí el título del post).

Cabe destacar la notable asistencia de público, lo que me hace meditar una vez más que no es descartable la idea la de pagar por ver estos trabajos.

Inicia la sesión El resultado, dirigido por Iván López y Rishi Daswani.

A mi me parece más una obrita de teatro, con mucho plano y contraplano que intenta capturar la atención del espectador con un sobre donde, inevitablemente, se espera un resultado. Un poco tedioso, lo mejor de este corto a mi juicio es el trabajo de Marta Viera. En cuanto a la inevitable sorpresa final, esa vuelta de tuerca que dicen los entendidos, resulta peligrosamente confusa y mucho me temo que también tramposa.

Se continúa con Mientras anochece, de Iván López. Este corto se rodó el año pasado en el Festivalito, certamen dicen que de cine guerrillero. A mí cuando me hablan de guerrilleros me imagino al Che Guevara muerto en un lugar perdido de Bolivia. No sé por qué.

Mientras anochece cuenta en corto los secretos y mentiras de una pareja jugando una vez más con el plano contra plano. Afortunadamente está bien interpretada por sus cuatro actores, uno de ellos la ya citada Marta Viera, así como Maykol Hernández, Lamberto Guerra y Paloma Fuentes.

El corto parte de una idea atractiva pero como pasa con El resultado se me hace muy largo, y eso que no dura creo ni ocho minutos.

Finaliza la proyección con Ánima, de Josué Ramos, para mi el corto más estimable de la jornada pese que esté narrado de manera enojosamente tonta. No obstante, se me antoja perturbador, y al menos emociona ese lado oscuro del corazón que aún conservo como espectador. No tiene diálogos.

¿Conclusiones?

Creo que debería ser objeto de estudio psiquiátrico los por qué la mayoría (por no decir todos) los que están rodando películas con presupuesto cero en Canarias no se atreven a presentar un trabajo que busque la risa del espectador.

Probablemente sea porque piensan que así se toman demasiado en serio. Y si bien es verdad que es bueno que se tomen en serio, otra manera de hacerlo es apostando por despertar la risa de un espectador tan cautivo como es el que nos hemos acostumbrado a ver cortos –tan molestamente solemnes– rodados en Canarias. 

Saludos, pensando que la acción no debe ser una reacción sino una creación, desde este lado del ordenador.

Pero ¿esto qué es?

Jueves, Enero 27th, 2011

Bajo el paraguas protector de cine experimental, cine libre, cine leve o cine la madre que los parió algunos cineastas canarios están confundiendo sus, digámoslo con palabras gruesas, pajas mentales con cine, que es de lo que en verdad debería ir la cosa.

El camuflaje hermético no me sirve así para que justifiquen unos trabajos –como son los que he tenido la desgracia de ver esta noche– autistas, ridículamente pretensiosos y de una ingenuidad intelectual que todavía estoy digiriendo porque conociendo a dos de sus directores, me esperaba cualquier cosa menos estos ensayos de andar por casa, poética adolescente muy perdonable para alguien que empieza pero no para dos creadores que me han demostrado con anteriores cortos y mediometrajes que tenían la cabeza sobre los hombros.

He asisto así hoy y bajo el título de Desde los bordes a una sesión de cortos independientes canarios de sonrojo. Y ya no por carecer de chispa (algo a lo que me estoy resignando cuando asisto a una sesión de lo que hacen nuestros gloriosos e incomprendidos cineastas/autores canarios) sino por su cada vez más obsesiva mirada de ombligo –aburrida porque no tiene fondo– que pese a todo intentan pasar como producto personal reservado a escogidas minorías (¿?).

Allá ellas.

A las minorías me refiero.

La sesión se inicia con la pieza Fragmentos de una trilogía, del veterano Joseph Vilageliú, un autocomplaciente homenaje que se hace el realizador a sí mismo. La cosa consiste en montar trozos de las películas que rodó en su día con los hermosos títulos de Venus vegetal, Castillo interior y Ballet para mujeres.

Si uno deja la coherencia a un lado y se pone a ver este ¿experimento? como quien mira el televisor sin sonido, puede pasar. Buscarle otros significados e intenciones a este ¿experimento? no merece la pena. O yo no tenía la cabeza para encontrar sus claves. De hecho, me pregunto todavía si las tiene.

Tras este aperitivo amenazador, se exhibe en el salón de actos de TEA (con irregular asistencia de público) Cool y Cuatro ejercicios de realización, de Amaury Santana.

Cool, que dentro del escasísimo nivel de esta noche, me pareció el corto más resultón, cuenta al menos una historia aunque no en imágenes sino con voz en off. En cuanto a Cuatro ejercicios de realización y salvando el último segmento (La vendedora de plantas) yo correría estúpido velo. Lo digo porque este ejercicio queda muy bien para mostrárselo a los colegas en el salón de su casa pero no en una exhibición con público que no conoce de nada a su realizador, Amaury Santana.

Desde los bordes (¡a un acantilado los llevaba yo!) continúa con  Off making off, otra de Vilageliú. No sé si el bueno de Vila se habrá dado cuenta pero viendo su ¿experimento making off? del rodaje de Algo que aprender exigo desde esta modesta atalaya a que pase a la historia del cine por firmar el primer making off más largo de la historia del corto del mundo mundial.

No sé que minutaje tuvo el trabajo de María Eugenia Arteaga, realizadora de cortometraje, pero a mi me dio la sensación que Vilageliú lo sobrepasa con apunte musical del Bolero de Maurice Ravel.

Cierra la noche de bordes, digo de Desde los bordes, Rhythmus de Jairo López. Y siento que la tomadura de pelo no es una broma sino algo real.

Para los iniciados en el extraño universo del corto canario bastará que les diga que se imaginen una especie de reinterpretación a lo pobre de esa obra maestra de la estupidez que es Belanglos de maese David Pantaleón. 

Y no porque ambas idioteces se hayan rodado en Berlín y estén subtituladas (la voz en off en Belanglos es en alemán y en Rhythmus, francés, que queda más bonito ¡oh lalá Marcel Proust!) sino porque ambas ¿cosas? coinciden en su capacidad de aburrir al personal. Y no precisamente por su tonelaje intelectual.

Yo, que últimamente duermo lo que se dice mal, debo de agradecerle tanto a Belanglos en su día como hoy a Rhytmus que casi me quedara dormido. Una pena que llegue a casa y se me vuelva a encender como un fósforo la cabezota.

¿Conclusión?

Pues animar a este trío de realizadores a que dejen de lado tantas tonterías autorales que están muy bien mostrar a la familia y amigos pero, ¡por Cthulhu!, invitarles a que se tomen en serio esto del cine porque no es lo que han mostrado hoy.

No digo yo que rueden estas cosas, pero sí que se las guarden para ellos.

Estas cincos piezas emborronan de manera muy enojosa una trayectoria que si bien no está consolidada es mucho más libre cuando se la toman en serio. Y lo visto hoy, a mi modesto entender, no es serio sino tonterías de cineastas con pretensiones de autor que aún no han superado su etapa de colegio mayor.

Saludos, al grito de ¡¡¡aún tengo fe en ustedes!!!, desde este lado del ordenador.