Hasta la próxima, Fran

Sábado, Febrero 10th, 2024

Nos conocíamos porque ambos trabajamos en este oficio tan ingrato que es el periodismo. Durante unos años en empresas en abierta competencia y durante otros en el mismo periódico, Diario de Avisos, donde Fran Domínguez ejercía ahora de subdirector y responsable de la crítica cinematográfica y de series de televisión, además de llevar un blog que no sé qué destino tendrá o tuvo mientras miro el horizonte cubierto de calima y me pregunto qué es la vida y me respondo que un frenesí porque los sueños, sueños son…

La última vez que pude hablar con él, al margen de las conversaciones estrictamente profesionales, esas en las que me preguntaba vía telefónica “oye, que has puesto esto y creo que queda mejor explicado así que asá…”, fue en un encuentro casual en la calle, cerca del veterano cine Víctor, que ahí sigue, resistiendo el acoso del tiempo.

Y por consenso acordamos entrar en el café bar Imperial para charlar con algo caliente entre las manos aunque vivo en una ciudad donde la palabra frío parece que no existe en su diccionario… En el de Fran sí que existía. La palabra frío, digo. Fran era de La Orotava, esa hermosísima ciudad del norte de la isla tan incómoda (por sus cuestas demasiado inclinadas) de pasear.

Estábamos sentados en la barra del Imperial, un cortado y un barraquito, también dos vasos de agua. No recuerdo la de él pero la mía seguro que era de bolitas. Sentados en los taburetes Fran me habló de la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE), de la que era miembro y que vota los premios Feroz y me animaba a que me hiciera socio pero yo no estaba muy por la labor.

Pertenezco de hecho al gremio de los que nunca entrarían en un club que admitiera a gente como yo pero eso, dicen, lo soltaba Groucho Marx y siendo marxista pero de los hermanos no del otro, el gigante y canoso melenudo autor de El capital, a Fran le entró la risa y nos despedimos sin saber cuándo ni dónde nos íbamos a reencontrar.

Estuvo trabajando un tiempo en el gabinete de prensa del Cabildo de Tenerife con el anterior gobierno pero dejó aquella responsabilidad para regresar al Diario de Avisos porque así tira este oficio tan ingrato y poblado de ingratos.

Por fortuna, Fran Domínguez destacaba dentro de la profesión porque era simple y llanamente buena gente. Así como un tipo bregado en la redacción, de esos que se pasan media vida dentro de un periódico mientras el mundo sigue en marcha y tú intentas informar de lo que le pasa… Con la sombra del cierre siempre presente.

Y los nervios y terminar la jornada para regresar a casa siendo consciente que nadie te va a pagar las horas extras. Todo ese tiempo dedicado a que las cosas salgan bien sin recibir un euro a cambio de tu esfuerzo. Todo ese trabajo, todas esas horas dedicadas a la empresa gratis. Son las cosas que tiene trabajar en el oficio más bello del mundo, que es una frase que dijo (creo que con mucha ironía) Gabriel García Márquez, claro que el autor de Cien años de soledad trabajó en esto cuando trabajar en esto era otra cosa…

Es muy jodido escribir un óbito sobre alguien al que conocías y respetabas aunque nuestros caminos fueran por caminos diferentes. Como dije, si algo recuerdo de Fran Domínguez es que era por encima de todas las cosas un buen tipo. Un buen tipo al que le gustaba leer, escuchar música, el cine y las series de televisión.

De Fran leí –y en el periódico donde ahora era subdirector– una de las mejores entrevistas que le han hecho a Juan Carlos Fresnadillo, el director de Esposados, el mediometraje que llegó a los Oscars, y de Intacto, 28 semanas después, Intruders y ahora Damsel, que estrenará Netflix un mes de estos.

Si encuentran esa entrevista les invito a que la disfruten porque es una delicada obra de orfebrería periodística con preguntas directas y en ocasiones incómodas pero que nunca buscan faltar el respeto al protagonista. Y es que así era Fran Domínguez, un tipo además de bueno, un gigantesco profesional.

Esta mañana, mientras repasaba los periódicos por Internet, me enteré de la amarga noticia de su fallecimiento y me entró una pena grande. Muy grande. Por un lado porque se va un tipo al que apreciaba (y cada vez son menos los que aprecio, más los que se dedican a este oficio de ingratos que es el periodismo) y por otro porque ya no podré leer sus comentarios sobre cine y cuando se terciaba, las entrevistas que de tanto y en tanto, y cuando el tiempo se lo permitía, publicaba en el periódico que fue su casa y que también es la mía.

Muere Fran a una edad demasiado temprana, 52 años solamente, y esto me hace rabiar porque no es, no, no lo es, justo.

Cierro estas líneas apresuradas buscando una palabra que sirva de colofón para terminar un texto que solo pretende rendirle homenaje al compañero y al periodista.

A ese tipo bueno que fue Fran Domínguez.

Javier Ganivet, fotógrafo y francotirador

Jueves, Agosto 3rd, 2023

No llegué a conocerlo demasiado bien pero sí que trabajé varios años a su lado en el Diario de Avisos, el periódico decano de las islas Canarias y casa a la que me debo desde hace mucho, muchísimo tiempo.

Javier Ganivet era fotógrafo y ahora que ha muerto, falleció este martes 2 de agosto en un verano caliente y muy extraño, intento recordarlo de otra manera que no fuera con la cámara pero no puedo porque no me viene ninguna imagen a la cabeza salvo la de haber mantenido con él una conversación una vez sobre su apellido: Ganivet.

¿No tendrás nada que ver con Ángel Ganivet?

A don Ángel lo conocía de las clases de Literatura del instituto, un pensador y escritor español que puso fin a su vida de manera trágica en Riga, y autor de una novela cuyo título me resultó siempre simpático: La conquista del reino de maya, y que protagoniza Pío Cid, el último conquistador español.

La respuesta que me dio no proporcionó suficiente información sobre su antepasado pero sí que me repitió el final del escritor en un gélido rincón de Europa porque Javier Ganivet, efectivamente, estaba vinculado a don Ángel Ganivet, un pariente no sé si famoso pero de los que aparece puntualmente en cualquier libro de Historia de la Literatura en España.

Como fotógrafo Javier Ganivet cumplía con su trabajo y en los raros momentos de descanso hablaba de montar una academia de baile pero no sé si llegó a levantar ese proyecto. La vida de un reportero gráfico como la de un redactor es una condena, al final no tienes tiempo para nada… Sigo viendo a los fotógrafos de prensa además de una especie en peligro de extinción como francotiradores solo que ellos no disparan balas sino imágenes que a veces, solo a veces, son más fuertes que las que hacen daño y provocan la muerte. Recuerdo verlo –cuando tocaba– revolotear alrededor del entrevistado o congelar con un click ruedas de prensa que no deberían ser el pan nuestro de los que trabajan buscando noticias.

Recuerdo que tenía un acento peculiar, algo así como peninsular mutado a canario pero en el que a veces se le colaban C y Z como deben sonar las C y las Z, y ahora mismo, mientras escribo esto y no sé por qué, lo veo dentro de mi cabeza vestido con un suéter azul celeste y llevando las cámaras al hombro.

En los últimos meses se han ido dos compañeros a los que conocí, precisamente, trabajando en el Diario de Avisos. Uno fue Javier Ganivet y hace unos meses Pepi Déniz, que nos dijo adiós demasiado pronto, demasiado joven.

A ambos los traté profesionalmente y a ambos los recuerdo con el amor que uno le profesa a los que conoce cuando trabaja con ellos y mantiene una cordial relación profesional.

Intento forzar los recuerdos pero tras imágenes vaporosas porque se disuelven dentro de mi cabeza, no consigo ver con cierta nitidez a Javier Ganivet, salvo con su cámara al hombro y ese suéter azul celeste que podría ser de color vino porque la memoria es caprichosa y pinta de los colores que quiere un pasado que fue pero que ya no está. O que no volverá.

Lo único que puedo conocer ahora mismo es que este 2023 está resultando un año de ausencias, algunas de ellas muy desgraciadas, de gente a la que conocí, a la que quise y que ya no están a mi lado. Eso me hace reflexionar que, como decía aquél, no somos, efectivamente, nada.

Nada de nada.

Y que lo demás es fantasía, fuego de artificio, un destello en la noche que acaba siempre devorado por la oscuridad.

Volver a ser nada

Saludos, funde a negro, desde este lado del ordenador

José Luis Cámara: “Me hice periodista para contar historias”

Martes, Agosto 18th, 2020

Relatos desde el purgatorio (Éride ediciones, 2019) recoge un puñado de artículos de opinión y reportajes que el periodista José Luis Cámara (Córdoba, 1977) escribió para Diario de Avisos durante los quince años que trabajó en esta casa. Los temas que se ofrecen en el libro recogen historias que muestran realidades de hondo calado social y muchas de ellas no han perdido actualidad porque esos mismos temas siguen estando ahí.

Tras la publicación del libro de viajes Rumbo a un sueño y la novela La noche más larga en la isla esmeralda, José Luis Cámara está rumiando una nueva novela, trabajo que compagina con el de responsable del departamento de comunicación de Cáritas Diocesana en Tenerife.

- Relatos desde el purgatorio recoge una selección de reportajes y artículos de opinión que resumen una década de trayectoria profesional como periodista. ¿Por qué escogió unos y dejó otros?, ¿qué criterios empleó?

“Es difícil resumir en doscientas páginas una trayectoria profesional de más de quince años. Por eso, cuando me planteé recopilar en un libro algunos de los artículos y reportajes que había publicado, tenía claro que debía hacer una selección de aquellos que más me habían llenado o afectado de algún modo a nivel personal. Yo me hice periodista porque quería contar historias, y ese fue el principal criterio que usé, incluir las historias que, en mi opinión, merecían ser dadas a conocer”.

- Entre otros temas que aborda en el libro escribe sobre transexualidad en menores, inmigración, la prostitución de lujo… ¿qué lecciones saca de estos y otros temas?

“Creo que vivimos en una sociedad un tanto hipócrita, que trata de enmascarar algunos de sus lugares más oscuros, la mayor parte de los cuales pasan desapercibidos en el día a día. Pero eso no significa que no estén ahí, que convivamos con ellos. Y creo que es una lección que deberíamos aprender, porque además cuestiones como la inmigración irregular, la prostitución o la transexualidad en los menores de edad también requieren de medidas políticas y económicas para solucionarse, porque no hablar de ellos no evitará que sigan estando ahí”.

- ¿Son situaciones diferentes pero encuentra algún nexo, si no en todos los textos, sí al menos en algunos de ellos?

“En general, creo que son cuestiones que siempre están de actualidad, que cíclicamente se sitúan en el epicentro informativo. Temas como la corrupción política, las listas de espera sanitarias, los migrantes y refugiados, etc, son temas que vuelven a estar en las portadas de los medios en estos momentos, a pesar de que algunos de esos artículos y reportajes fueran escritos hace ya más de diez años”.

- ¿Hubo alguno que le resultara especialmente difícil de escribir?, ¿por qué?

“Todos los temas que tratan de menores de edad son muy complicados de escribir, especialmente cuando eres padre y tienes hijos que bien podrían ser esos niños y niñas de los que estás hablando en el reportaje. Por ejemplo, contar la historia de una madre que da a luz en un cayuco en medio del mar, o de un niño que con apenas seis o siete años siente que vive en un cuerpo equivocado y quiere cambiar de sexo, son temas que indudablemente te afectan y cuesta mucho escribir sobre ellos”.

- El libro recoge reportajes y artículos de opinión, pero no entrevistas. ¿No le gusta el género o son material que ha dejado para un próximo libro?

“Me gusta mucho el género de la entrevista. He hecho cientos de entrevistas a lo largo de mi trayectoria profesional, muchas de ellas a personas interesantísimas. Sin embargo, al trabajar en un periódico de ámbito regional o insular, casi todas las entrevistas estaban muy enfocadas a lo local, y abordaban cuestiones más particulares que genéricas. Por eso, decidí centrarme en los reportajes, que ofrecen una visión más amplia de los temas. Pero no descarto recopilar también en un libro una selección de entrevistas, aunque ello suponga reescribir o adaptar muchas de ellas”

- ¿Qué cree que encontrará el lector en este libro?, ¿y el periodista?

“Como te comentaba, yo me hice periodista para contar historias, para dar a conocer temas que creo que merecen ser contados y publicados. Y eso es lo que pretendo con los lectores que decidan acercarse a mi libro, que conozcan cuestiones que quizá desconocían o que descubran a personas que son extraordinarias, a las que en ocasiones se les niega el espacio que merecen en los medios. En cuanto a los periodistas, creo que sobre todo a los jóvenes que salen de las facultades, les puede servir como guía para conocer cómo es la profesión, cómo se trabaja y cuáles serán algunos de los problemas que se encontrarán. No es, ni mucho menos, un manual para periodistas, pero sí les puede ayudar a situarse y a conocer mejor el mundo de los medios de comunicación”.

- La mayor parte de los textos tienen calado humano, ¿hay alguno en concreto por el que tenga mayor sensibilidad?

“Durante diez años trabajé en las secciones de Política y Sociedad del Diario de Avisos, y casi por obligación me centré durante mucho tiempo en el ámbito de las migraciones. Tuve la oportunidad de viajar a África y conocer la realidad de muchos migrantes, el por qué se juegan la vida para encontrar un futuro mejor. También conocí a muchos refugiados y desplazados por culpa de conflictos armados o por persecución política o religiosa, y he conocido de primera mano cómo trabajan las entidades sociales y del Tercer Sector. No es demagogia, pero a veces olvidamos que lo único que nos diferencia de todas esas personas es una mera cuestión de suerte, la que nosotros tenemos por haber nacido donde hemos nacido”.

- En periodismo ¿es posible ser objetivo o es un mito, una leyenda del oficio?

“No es que sea un mito o una leyenda ser objetivo; simplemente, es una realidad. Los medios, incluidos los públicos, son empresas cuyo único fin son los resultados, y esos resultados pasan por ganar dinero vendiendo periódicos, consiguiendo anunciantes para la radio o logrando que tus programas de televisión tengan las mejores audiencias. Partiendo de esa premisa, y teniendo claro que muchas veces habrá que remar a contracorriente, sí que los periodistas pueden ser objetivos, y siempre deben tratar de contar las cosas como son. Como yo les decía a muchos estudiantes que venían cada verano a hacer prácticas al periódico, esto es como un juego, donde tienes que intentar conseguir que tus temas siempre estén por encima de los intereses particulares de los protagonistas y del medio en el que estás. No se puede conseguir siempre, pero al menos hay que intentarlo”.

- Es autor de un libro de viajes, Rumbo a un sueño; de una novela, La noche más larga en la isla esmeralda, y ahora Relatos desde el purgatorio. ¿Cómo será el próximo libro?

“Me gustaría que el próximo libro fuera otra novela, incluso ya tengo una idea que están empezando a tomar forma. No obstante, será una novela en la que habrá mucho de periodismo, de datos, de fechas, personajes e historias reales, porque creo que los periodistas somos periodistas las 24 horas del día, y eso se nota en todo lo que escribimos, aunque luego sea ficción”.

- ¿Qué visión tiene del periodismo que se escribe actualmente en las islas?, ¿hasta dónde cree que ha cambiado el oficio de comunicar noticias?

“Creo que en Canarias, como en el resto de España, hay muy buenos profesionales de la comunicación, pero hay pocos profesionales en la gestión de los medios. Y eso ha provocado ciertos vicios que sin duda afectan a los propios periodistas, que además fueron golpeados especialmente por la crisis. Hay que conocer bien los medios por dentro para poder juzgar a los profesionales, que en ocasiones realizan su trabajo en unas condiciones realmente lamentables. En cuanto al oficio de comunicar, obviamente también ha cambiado, y lo seguirá haciendo. Por eso, es fundamental educar a los receptores de la información, para que sepan distinguir los buenos productos de los malos; los rigurosos y bien trabajados, de aquellos que no tienen ni pies ni cabeza”.

- ¿Qué reglas considera sagradas dentro del buen periodismo?

“Informar, formar y entretener son los tres principios básicos que se atribuyen a los medios de comunicación en las sociedades contemporáneas. A partir de ahí, creo que el periodista debe, por encima de todo, creer en lo que está haciendo y contar las cosas como son. Es verdad que tendrá que lidiar con muchas cuestiones e intereses, y eso será una batalla constante en la que habrá victorias y derrotas. Pero, al final del día, uno tiene que irse uno a casa satisfecho con el trabajo realizado. No hay más”.

- ¿Y cuál es su opinión del periodismo digital?

“Sin duda, hace ya tiempo que el periodismo digital llegó para quedarse, aunque todavía son pocos los medios digitales que pueden mantenerse, especialmente porque la publicidad y los suscriptores no han llegado al nivel de ingresos que generan en los medios tradicionales. Los medios, en general, deben reinventarse, porque los perfiles de los lectores y de la sociedad están en constante cambio y evolución. Y también las empresas tendrán que apostar por otros modelos y otras formas de hacer periodismo, y ahí los soportes digitales tendrán mucho que decir”.

- ¿Cree que la prensa de papel tiene los días contados?

“Llevo escuchando eso desde que terminé la carrera en 1999. El periódico en papel ha sobrevivido a crisis muy difíciles, en España y en el resto del mundo, y ahí sigue. Como en muchos otros sectores, los tiempos cambian y evolucionan muy deprisa, y será un reto para el periodismo adaptarse y convivir con eso. Pero también se dijo lo mismo de los libros cuando llegó el ebook, y la gente sigue comprando libros en papel. Quizá soy un romántico del papel, pero creo que al menos yo no veré su final”.

- ¿Cómo terminó ejerciendo el periodismo social?

“Fue por casualidad. Yo trabajé en periódicos como El Correo de Andalucía, ABC y El Mundo antes de llegar al Diario de Avisos, y siempre había hecho deportes o información local. Cuando llegué al Diario, acababa de marcharse la compañera que hacía temas sociales, especialmente inmigración, porque estaba en pleno auge el fenómeno de las pateras y los cayucos en Canarias. No me dio casi ni tiempo de aterrizar y ya estaba escribiendo noticias, reportajes y entrevistas sobre todas estas cuestiones. Al final, hasta me invitaban a dar conferencias y colaboré en varios manuales como experto en inmigración. Fueron diez años apasionantes, que sin duda me marcaron a nivel personal y profesional” .

Saludos, qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué…, desde este lado del ordenador

Otra vez dando la nota

Miércoles, Enero 8th, 2014

* El editor de este su blog celebra que el XLIV Premio de Periodismo Leoncio Rodríguez que anualmente concede el periódico El Día haya recaído en el artículo titulado Un pedestal para el olvido, del escritor Daniel María. Las razones de nuestra celebración son varias, pero levanto mi copa –y no sé cuantas llevo tras conocer la noticia– que este artículo, en el que María recuerda a los grandes olvidados de los Premios Canarias de Literatura, se publicara el 6 de octubre del año pasado en El Perseguidor, cuatro páginas que coordina contra viento y marea el responsable de, reiteramos, este su blog El Escobillón en Diario de Avisos.

* Daniel María, que el año pasado obtuvo el galardón de Joven Promesa del Premio Paco Rabal de Periodismo Cultura por el trabajo Voz de la actriz, publicado en la web Revistatarantula.com, espera mientras tanto la publicación de su nueva novela, Un crimen lejos de París en la colección G21 Narrativa Canaria Actual de Ediciones Aguere/Idea, que nada más iniciarse 2014 ha presentado ya dos títulos: Mujeres en la encrucijada y 9 horas para morir, de Javier Marrero y Ángel Vallecillo, respectivamente.

* Terminaba 2013, y ahora en 2014, se está publicando en diferentes medios de comunicación de las islas y peninsulares la noticia de que el rodaje de 50 sombras de Grey podría trasladarse a mediados de febrero a Tenerife. Los despachos informativos reproducen un comunicado de la productora del filme pero desde este su blog sabemos que por el momento nadie se ha puesto en contacto con las productoras que articulan el paisaje audiovisual de la isla ni con la Tenerife Film Comission. De hecho, algunos de los profesionales a los que nos hemos molestado en preguntar no saben de dónde ha salido “este rumor”, así lo califican. Sí se tiene conocimiento, por el contrario, de cuatro proyectos que podrían rodarse en Tenerife este año aunque ninguno de ellos es, precisamente, ese muestrario sadomasoquista para todos los públicos que es 50 sombras de Grey.

* Celebramos además la nominación de Hiroku. Defensores de Gaia a mejor película de Animación en los Goya. El filme está dirigido por Manuel González Mauricio y Saúl Barreto Ramos y tuvimos ocasión de verlo en cine el año pasado. Dos canarios, aunque residentes en Madrid, optan también pero en la categoría de Vestuario a la famosa estatuilla que reproduce el busto del pintor: Tatiana Hernández, por Los amantes pasajeros de Pedro Almodóvar, y Francisco Delgado López por Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia.

* Leo, por otro lado, que Alexis Ravelo –muy cañero últimamente en eso del Facebook y razones no le faltan para todos aquellos que se bajan libros gratuitamente– prepara junto a Juan Manuel Marrero una ópera canaria (la cursiva es nuestra) titulada Clara y las sombras, trabajo que se estrenará el 14 y el 16 de mayo en el teatro Pérez Galdós en Las Palmas de Gran Canaria gracias a la tercera edición del proyecto formativo-cultural ‘InterArtes Canarias 2013-2014′. No reproduzco de qué va la historia, pero tiene el pálpito de quien sin duda alguna es –y si alguien lo pone en duda que deje de leer inmediatamente este su blog– una de las grandes voces narrativas del archipiélago y más allá… Solo temo que el montaje me haga quedar sin una nueva novela de Alexis Ravelo este año que apenas ha dado sus primeros pasos.

* Y termino invitándote a que visites y te detengas a leer el blog La isla de San Borondón, que administra y escribe Yolanda Delgado Batista. Para quien escribe este su El Escobillón, esta bitácora se ha convertido en cita obligada para orientarme en nuevas y apasionantes lecturas. El último post trata sobre S. o la esperanza de vida, ¿memorias? de Alexandre Diego Gary.

(*) La imagen que ilustra estas líneas corresponde a una de las películas de ciencia ficción más chiripitifláuticas de la historia del cine, Zardoz (John Boorman, 1974)

Saludos, game over, desde este lado del ordenador.

Para tomar, si quieren, nota

Viernes, Mayo 24th, 2013

PARÉNTESIS

(La película es de hace unos años pero sigue vigente como comedia negra. Una extraña perla en el estercolero en el que se está convirtiendo el cine actual. Se titula Four Lions, y me viene a la memoria tras los desgraciados atentados sucedidos en Boston el pasado 15 de abril. La conexión resulta lógica si alguno de ustedes ha visto la película, si no es así revelaré el porqué: los cuatro protagonistas planean hacer lo mismo pero durante la maratón de Londres.

Lo hablaba el otro día con una amiga. ¿No te resulta curioso que en Four Lions los disparatados yihadistas planeen lo que tres años después sí que se produjo en realidad en la ciudad de Boston? No sé si el arte imita a la vida o si la vida imita al arte. Escribo esto porque las coincidencias a veces son extrañas, extrañas porque parecen que están planificadas por algo o por alguien. O no… Quizá sea solo fruto de una casualidad macabra).

AVISOS

* El profesor y escritor Juan Manuel García Ramos anuncia en una entrevista que este domingo, 26 de mayo, publica El Perseguidor en Diario de Avisos, que desea que su quinta entrega narrativa, El zahorí del Valbanera, “esté en librerías antes del verano.” García Ramos señala que este libro se trata de “una suerte de memorias familiares y de fábula, donde recorro la vida de mi abuelo materno en su aventura cubana y acompañado de unas dotes adivinatorias que lo hicieron burlar el naufragio del trasatlántico Valbanera en 1919 donde él viajaba rumbo a La Habana.”

* Quien fuera presidente del Parlamento Europeo, ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente y presidente del Instituto Universitario Europeo, Josep Borrell, impartirá el martes 28 de mayo, a las 12 horas, la conferencia ¿Por qué Europa? ¿Por qué la crisis? en la Universidad Europea de Canarias, Campus de La Orotava. Para confirmar asistencia basta con escribir un correo electrónico a admisiones.canarias@uem.es.

* Albert Espinosa presenta el miércoles 29 de mayo en la Librería La Isla, calle de Robayna 2 en Santa Cruz de Tenerife, y a partir de las 18 horas, su última novela Brújulas que buscan sonrisas perdidas. Albert es autor de varias novelas cuyas ventas alcanzan el millón de ejemplares vendidos (El mundo amarillo, Si tú me dices ven lo dejo todo…pero dime ven, Todo lo que podríamos haber sido tu y yo si no fuéramos tú y yo) y es creador, entre otras, de la serie Pulseras Rojas y la película Planta Cuarta

* La escritora Olivia Ardey firma ejemplares a partir de las 18 horas de Bésame y vente conmigo el viernes 31 de mayo en la librería Agapea, situada en la avenidas de Tres de Mayo de la capital tinerfeña. Bésame y vente conmigo es una nueva incursión de la autora en los territorios de la novela romántica, donde describe en este relato las peripecias que emprenden tres amigos cuando a raíz del fallecimiento de un familiar le promete su fortuna al primero que se case.

* Coincidiendo con el IX Aniversario de BienMeSabe.org y aprovechando el reciente Día Internacional de los Museos, desde el lunes 20 de mayo se puede consultar el Atlas Museístico de Canarias. La iniciativa permite conocer la red de museos existentes en el archipiélago, un total de 150, que se presenta por islas y por temáticas: etnográficos, arqueológicos, casa-museos, naturales, de arte sacro…

* María Gutiérrez es la autora de Ellas tampoco saben por qué (Ediciones Idea), volumen que reúne doce relatos en los que se sumerge al lector en las expectativas y dolores, los sueños y entregas, el amor y la soledad, la muerte al fin, de cualquier mujer del mundo.

* Ánghel Morales García es un hombre que con sus luces y sombras pide a gritos un homenaje en esta tierra que mira con desprecio a los que continúan haciendo cosas pese a los vientos adversos. Si a Morales le debemos el más reciente y revolucionario fenómeno literario sucedido en estas agitadas costas con Generación 21, ahora el editor y también escritor nos da a conocer una selección de sus artículos periodísticos en un volumen publicado en la colección La quinta columna de Ediciones Idea. Su título, no podía ser menos, es La voz de Ánghel.

* Breves atajos es un libro de relatos escritos por Agustín Díaz Pacheco en el que, según palabras de su prologuista, Isabel Rojas, el autor nos invita a “adentrarnos en las profundidades abisales del ser humano, cruzar fronteras a grupas de la imaginación, y transgredir la realidad con la afilada espada, a la vez caricia, de la palabra.”

* Ediciones Idea recupera El cernícalo, de Antolín Dávila, título por el que su autor obtuvo el premio de novela Benito Pérez Armas en 1988. Se trata de una segunda edición revisada y en el mismo se reflexiona sobre la endogamia y la geografía del archipiélago canario. 

Saludos, a lo lejos brota el manantial, desde este lado del ordenador.

Réquiem por el Cine Víctor

Jueves, Abril 4th, 2013

Fue uno de los cines más emblemáticos de la capital tinerfeña. Todo un palacio, que no templo oscuro, dedicado a proyectar películas que alimentaron los sueños de generaciones de espectadores, algunos de los cuales asiste hoy resignado a lo que sí parece ya su cierre definitivo.

Me refiero al Cine Víctor en Santa Cruz de Tenerife, diseñado por el arquitecto José Enrique Marrero Regalado y que desde 2009 anduvo por la cuerda floja cuando el Cabildo de Tenerife, aguijoneado por los primeros picotazos de la crisis, decidió retirarle su apoyo y optó por participar de manera modesta en su reconversión en Teatro Cine Víctor, espacio privado que se transformó –tras una etapa en la que colgó el cartel de cerrado– en sala de variedades que iban desde representaciones de obras de teatro, monólogos a insulsos mítines políticos. La cafetería, que quiso funcionar como nuevo punto de reunión, tampoco logró hacerse un hueco en esta capital de provincias chiquita…

Ello explica que el elevado precio de alquiler, así como el posible fracaso de muchas de sus actividades como teatro, significase la sentencia de muerte del antiguo cine que, desde este mismo El Escobillón, abogamos en su momento que no cerrara cuando éramos jóvenes y probablemente más felices.

La noticia de su cierre anunciado, para qué voy a engañarme, la leo en el Diario de Avisos, donde fuentes cercanas a quienes gestionaban su programación cultural, de titularidad privada, explica que la ausencia de patrocinadores y subvenciones ha forzado “la decisión de poner el punto y final a un proyecto que arrancó en 2009”.

En el mismo periódico se informa, no obstante, que “existe una nueva empresa interesada en asumir la gestión del Víctor, con una reapertura que podría tener lugar a muy corto plazo” pero sospecho que esta posibilidad caerá en saco roto mientras las negras tormentas no se disuelvan en ese firmamento de nubes oscuras que hoy nos impiden ver…

Pese a todo, para mi el Cine Víctor será siempre el cine Víctor, y un lugar que cuando rebobino en mi memoria fue sitio en el que quedar con los amigos –“¡quedamos en la barra del Víctor!”– en unos años en los que me acostumbré a ir en pantalones cortos para luego pasear por una capital de provincias que, mordida por la puta crisis, actualmente asiste sin coraje a la desaparición de sus edificios más emblemáticos.

Basta pasear por el tramo de Rambla que va del Víctor hasta la hoy ruinosa Plaza de Toros para entender de lo que estoy hablando.

De alguna manera, el abandono de estos espacios puede servir de terrible metáfora para ilustrar los tiempos trágicos que nos ha tocado vivir, marcados por una indigencia que por algún lado tiene que gritar basta ya.

El artículo de Diario de Avisos ofrece un breve pero completo resumen de la cronología final del Víctor.

No llega a cumplir su 59 aniversario.

Entre 2002 y 2008 es alquilado por el Cabildo de Tenerife para ofrecer cine independiente en versión original, labor que desarrolla hoy en TEA Tenerife Espacio de las Artes, y tras un acuerdo entre el Cabildo y el Gobierno de Canarias (2004 a 2008), la Filmoteca lo utilizó para la proyección de sus ciclos, entre otras actividades.

Al finalizar el contrato, el cine cerró sus puertas, lo que motivó la creación de una plataforma ciudadana que reclamaba su apertura y hasta hoy.

Para quien escribe estas líneas con sabor a réquiem el Víctor fue el cine elegante de la capital tinerfeña, y una de las salas más hermosas de cuantas haya visitado a lo largo y ancho de este mundo, cada día más empobrecido.

Son numerosas las anécdotas que ahora mismo se me agolpan en la cabeza. Pero de la que guardo más grato recuerdo es la sensación que tenía de ir, efectivamente, al cine cuando entraba en las entrañas del Víctor. Sensación que se evaporó la última vez, hará un año, cuando me di cuenta que no se había aplicado reformas en su interior, por lo que me percaté que lo que antaño parecía noble ahora apenas conservaba algo de su regia belleza.

Y es que ir al Víctor era ir al cine.

Uno escuchaba antes de la función el timbre anunciador del pase de la película y observaba, a medida que se apagaban las luces, como el telón se iban deslizando lentamente para mostrar una pantalla desnuda que en su parte inferior interrumpía la silueta de la concha del apuntador.

En la entrada te enfrentabas en aquellos años de películas para mayores de 18 años con el portero uniformado que se creía dios cuando no te dejaba pasar a la sala por menor de edad.

- ¿Carnet de identidad?

- Mire usté, es que me lo he dejado en casa.

- Pues búsquelo y me lo trae.

- ¿Y qué hago con la entrada?

- Pase por taquilla y que le devuelva el dinero.

Y si lograbas adentrarte en el palacio porque la película era para la chiquillada, notar ese ataque de rabia que te daba por dentro cuando llegaba el descanso –¡a mitad de metraje!– y se proyectaba en pantalla un cartel en el que se prohibía el consumo de pipas de girasol.

Aún permanece en mi memoria cómo los acomodadores, linterna en mano, vigilaban para que el público respetara la regla, y como solía tragarme las condenadas cáscaras mientras arrastraba con la pierna los restos delatores de las otras debajo de la butaca.

También recuerdo el cabreo que se cogió mi padre cuando uno de los porteros, aquel que tenía pinta de Madelman en afortunada descripción de David Sanz, intentó evitar que entrara a ver Forajidos de leyenda porque no había cumplido la edad reglamentaria aunque al final se impuso la sensatez y pude verla gracias a mi santo padre, con quien entré cogido de su brazo que siempre fue generoso y protector.

Mi disco duro también tiene registradas las inolvidables sesiones de cine a las cuatro de la tarde, y las esperas –antes de que comenzase la sesión– en el bar Imperial mientras merendaba –cuando alcanzaba el dinero– uno de sus deliciosos bocadillos de pollo que bajaba con un café con leche.

El Víctor, porque para mí siempre será el Víctor y no el cine Víctor y mucho menos Teatro Cine Víctor, era el Víctor por encima del Baudet, el Rex y el Greco por citar solo alguno de los cines con los que te podías cruzar en lo que por aquel entonces era el centro de la capital.

Una capital cuya nostalgia tanto ha contribuido a despertar la lectura de las novelas de Javier Hernández Velázquez, quien estoy seguro lamenta también el cierre dicen que no definitivo pero ¡ay! del último palacio que nos quedaba en una ciudad que hoy parece territorio de muertos vivientes.

Cuando inicié la campaña del No al cierre del cine Víctor y que tan mal contestó el Cabildo de Tenerife empleando para ello una política de contra información envenenada, solía terminar todos aquellos post de un El escobillón que apenas daba sus primeros pasos con un contundente: ¡No al cierre del cine Víctor!

Quiero finalizar así este post, aunque mucho me temo que sin el entusiasmo de aquel entonces, de la misma manera.

Ya saben: ¡No al cierre del Cine Víctor!

(*) Imagen tomando de webtenerife.com.

Saludos, muy triste, solitario y final, desde este lado del ordenador.