En recuerdo a Phillip Jose Farmer

Philip Jose Farmer fue uno de esos escritores que descubrí por casualidad y durante una felicísima estadia (en plenos mundiales de fútbol en España) en esa ciudad mágica y fascinante que es Sevilla. No tenía nada que leer aquel verano, aunque contaba con suficiente artillería en la biblioteca que mi hermano había organizado en su casa, la mayoría de ellos títulos publicados en la colección Contraseña de una tal editorial Anagrama.

Curiosamente fue en esa editorial donde descubrí al escritor. Uno de sus libros estaba en la estantería, y lo escogí por caprichoso azar: La imagen de la bestia, primera aventura Herald Childe en un mundo poblado por extrañas criaturas con gustos sexuales (escribámoslo así) poco ortodoxos. Más tarde, mucho más tarde, me pude hacer con el segundo volumen de la que supongo es una triología, pero nunca pude leer el tercero (esto es un aviso a los navegantes). Así que al saco con otra de esas asignaturas pendientes que uno deja en la estela de su existencia. 

Más tarde me enteré que Farmer era un escritor que gozaba de relativa fama entre los aficionados a la ciencia ficción, que son un grupo de aficionados bastante especial y raro. A mi, la verdad, es que en esto de la ciencia ficción siempre me ha gustado más la ficción que la ciencia, pero al parecer es una blasfemia confesárselo a uno de los seguidores de tan curioso y cerrado clan… yo los entiendo, claro. Soy de letras.

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Farmer fue un escrito irreverente, y un fanático agradecido con todos los héroes que le ayudaron a tener una vida feliz. Escribo esto porque si conoce algo su universo (y no es uno de mis autores de cabacera en el género) sabrá que sus novelas son la mayor parte de las veces homenajes camuflados a toda esa fauna con la que se crió. Héroes de novelas baratas (las pulp fiction que allí le dicen). Por ello, no es de extrañar que en su ambiciosa saga de El Mundo del Río aparezca no sé quién y no sé cuántos para sorpresa del lector; y que en otra de sus delirantes novelas proponga una sabrosa reinterpretación del mismísimo Tarzán en clave espacial.

Debo de confesarles que a mí este juego caprichoso con sus recuerdos fue lo primero que me atrajo de él. Claro que debe ser porque me encantan todas esas personas que rinden homenaje a sus lecturas de niñez y adolescencia, ya que son las que marcarán en un futuro tu itinerario como lector. Su muerte, anuncio del que se hace eco hoy La Opinión de Tenerife, me ha dejado por lo tanto transpuesto, pero esto me pasa cuando se va alguien que conozco. Y Farmer, pese a que no tuve el gusto de conocerlo personalmente, sí que se convirtió durante unos años en uno de esos compañeros de viaje que sabes que no te van a defraudar.

Insisto en que no era uno de mis escritores de cabecera (soy un clásico, me van más Bradbury y Sturgeon) pero sí que tengo el vago recuerdo de habérmelo pasado muy bien con algunas de sus historias.

Saludos, señor Farmer, a este lado del ordenador.

No Responses to “En recuerdo a Phillip Jose Farmer”

  1. Ike Janacek Says:

    Qué triste noticia. A Farmer le tengo un cariño especial porque la primera novela de ciencia ficción que leí fue “A vuestros cuerpos dispersos”, primera de la serie El Mundo del Río. Muy recomendable y entretenida, por cierto.

    Saludos, don Eduardo, y muchas gracias por sus recomendaciones literarias :)

  2. Ike Janacek Says:

    Olvidé mencionar que descubrimos al autor al mismo tiempo, allá por el 82. Normal, considerando que empezaban a surgir muchas colecciones dedicadas al género y siguiendo los pasos de la argentina Minotauro, en Acervo, Ultramar, Edhasa…

  3. editorescobillon Says:

    Gracias por sus aportaciones, señor Ike. Debo de confesarle, no obstante, que siempre he sentido más debilidad por la loiteratura fantástica y de terror. Ya no (cosas de la edad) pero en aquellos viejos tiempos si que sí. Saludos, amigo.

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