Mucho ojo, que ese tío es un pornógrafo…
El pasado 10 de marzo se cumplió el 90 aniversario del nacimiento del escritor Boris Vian, un autor que durante un tiempo (los años 80 y 90 del pasado siglo XX) gozó de relativa fama entre un grupo de artistas y lectores postmodernos hambrientos por adentrarse en la obra de autores marginados y marginales.
Y a su manera, Vian fue un marginado pero también un hijo de su tiempo fascinado por el jazz y la novela policiaca estadounidense.
En aquellos improvisados grupos de colegas que nos reuníamos para comentar a gritos nuestros últimos descubrimientos literarios, Vian se convirtió en algo así como un autor de cabecera aunque debo de confesar que siempre me gustó más el escritor especialista en jazz (sus excelentes artículos sobre jazz fueron publicados en dos volúmenes en España y son escritos fundamentales para entender la grandeza de este género musical) así como el que tanteó las geografías de lo noir con el pseudónimo de Vernon Sullivan.
En cuanto a las novelas que nos dejó como Boris Vian, admito que desde un principio sentí más predilección por sus potentes y líricos títulos (La espuma de los días, El otoño en Pekín, Las hormigas y La hierba roja, entre otros) que por las propias historias en sí. Es más, a mi juicio, donde el talento del escritor se desata son con sus aportaciones al polar, comenzando por su obra maestra Escupiré sobre vuestra tumba (con claros ecos al Tricky Baby de Icerberg Slim) en la que el escritor francés plantea un feroz, valiente y en ocasiones excesivo alegato contra el racismo.
Vian plantea esta novela casi una pulp fiction, describiendo escenas sexuales muy locas donde late más que el amor, el odio que siente su protagonista hacia los blancos.
Otras historias del escritor donde se adentra en la geografía de los policíaco por decirlo de alguna manera son Todos los muertos tienen la misma piel y las divertidas (aunque hoy políticamente incorrectísimas novelas) Que se mueran los feos y Con las mujeres no hay manera.
Editorial Bruguera, en su excelente colección de novela negra, publicó estos títulos en fantásticas ediciones de bolsillo que todavía hoy se pueden encontrar en rastros de nuestras ciudades desesperadas aunque Escupiré sobre vuestra tumba continúa siendo un título que se reedita.
Claro que, tal y como están los tiempos, no me extrañaría que algún lector anclado en la prehistoria y con poco estómago para el chiste decidiera tirarlo a la hoguera por pornográfico.
Saludos, vianianos, desde este lado del ordenador.
Octubre 26th, 2010 at 7:04
Quién publicaría en España, siendo desconocidos, a Genet, Céline, Bukowski, Bataille. Quién se atrevería a editar libros como El ruido y la furia, El lobo estepario, Rayuela, La conjura de los necios, si estuvieran firmados por unos don nadie. La censura se viste de manual de estilo y recorte presupuestario. Importa que en público digas hijo de puta, pero no que lo seas en privado. Se impone la uniformidad, el gris de las esquelas.