Venusiano, ríete de las mentiras

Es como si viajara  en una máquina del tiempo.

¡¡¡Venus en Surf en directo!!!

Lugar: El Generador, espacio en el que muevo mis narcotizadas piernas mientras encuentro gente a la que hacía siglos no veía. 

Pasa el tiempo y seguimos viéndonos como la primera vez.

Lo que suena en esta fría noche de viernes es la rabiosa música de Venus en Surf. Una música que logra lo que parecía irrecuperable, que me sienta atado a un mundo que creía desaparecido y que sin embargo está ahí y que reclama justicia.

Veo a los de siempre y a otros que  no reconozco pero todos nos movemos al ritmo de Venus en Surf.

Mi maltrecho corazón se reblandece un poco más al encontrarme con conocidos a los que hacía siglos no les seguía la pista, y quiero creer que siento por todos ellos la misma sensación de la primera vez: respeto porque los aprecio.

Hablamos a gritos mientras Venus en Surf sigue tocando y es como si el tiempo no pasase. Que seguimos siendo los mismos porque aquí solo valen recuerdos por muy mentirosos que estos sean. 

Quizá sea eso por lo que levanto el puño e invoco a los que ya no están entre nosotros con la idea de que participen de este encuentro los vivos y los muertos. 

Las voces se pegan a tu oreja. Tu voz se pega a otras orejas con el objetivo de hacerse entender. Y coges fragmentos, reconstruyes diálogos y hasta ves fantasmas. Como antaño…

“Qué bien te veo”

“Cómo va todo”

Bebo cerveza. Y Venus en Surfr suena con fuerza mientras te impregnas de la calidez y generosidad de un recital que tiene lugar en El Generador, un espacio que piso por primera vez y que espero volver a pisar otras cien veces…

¿La razón?

Me sabe a  lo que hecho en falta: autenticidad.

Sigo en una noche loca que recupera a los locos que fuimos y seguimos siendo desde entonces. 

Una amiga me grita que ha ganado una apuesta al verme aparecer…

Y Venus en Surf suena y suena.

Y me emociono. Y no sé si es por algo que se fue o porque sigo siendo el maldito de siempre. 

Eduardo Bercedo, Edui, reclama desde el escenario que volvamos a ser niños…

Y quizá sea esa  la clave.

Volver a ser niños.

El resto es confusión. Caos dirigido.

¿Verdad, Rubén?

Saludos, más venusianos que nunca, desde este lado del ordenador.

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