Al final de la escalera
En la novela del escritor y cineasta Pierre Schoendoerffer, y en la también película que dirigió sobre la misma John Miilus, Adiós al rey, el monarca de un grupo de tribus que hacen la guerra de guerrillas en las selvas de Borneo durante la II Guerra Mundial se despide del oficial británico con el que ha compartido batallas con un escueto y vibrante “Buena suerte, inglés”.
Este mismo saludo, el de “Buena suerte” es el que lanzo hoy, jueves 1 de diciembre, a los miembros del gabinete de crisis organizado para detener el catastrófico recorte anunciado en los presupuestos del Gobierno de Canarias 2012 al departamento de Cultura, y que mantienen un encuentro esta tarde, desde las 16 horas, con la consejera de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Vivienda, Inés Rojas.
Una mujer, Inés Rojas, cuyas declaraciones a los medios han venido caracterizándose de insensatas y provocadoras en los últimos tiempos.
Escribo lo de insensatas y provocadoras porque hace apenas unos días Inés Rojas señaló que prefería ver en la calle manifestándose al amplio colectivo que representa el sector cultural en las islas que a los parias de la tierra… La señora Rojas olvidó en estas, reitero que desafortunadas palabras, que muchos de estos parias de la tierra que asaltarán las calles reclamando su derecho a un plato de comida serán, precisamente, artistas y empresarios culturales a los que su nuevo modelo cultural aún por definir condenará irremisiblemente al auxilio público.
Ya hemos contado que la cultura que se ha generado en este archipiélago ha sobrevivido a lo largo de estos veintitantos años que disfrutamos de democracia gracias a un sistema que con sus dobleces e inestabilidades ha sido diseñado por lo que, durante veintitantos años de democracia, gobiernan o cogobiernan esta comunidad autónoma.
En todos estos años, el sector cultural no se ha limitado solo a poner la mano y a pedir ¿qué hay de lo mío?, que casos ha habido y habrán, sino también a consolidar un tejido empresarial que además de generar empleo ha contribuido a llenar las arcas regionales y de paso a enriquecer un territorio estimulando su creación.
Resulta por ello insólito que un Ejecutivo en el que se mezclan nacionalistas y socialistas asistan en algunos casos con absoluto desprecio y en otro con una desarmante indiferencia al desmoronamiento de un modelo que si bien pide a gritos una transformación no se merece la indigencia al que parecen querer reducirlo.
Espero por ello que esta reunión sea constructiva y recuperar la confianza en un Gobierno que no está dando demasiadas muestras en éste, y en otros casos, de cordura.
Las aspas del reloj continúan mientras tanto andando, y el tiempo se acorta.
Apenas queda algo más de una semana para que concluya en la Cámara regional el periodo de enmiendas para corregir los presupuestos, y la propuesta presentadas por el gabinete de crisis es razonada: destinar 10.146.262 euros al desarrollo de la política cultural del Gobierno canario, y no los 2.815.540 euros que contemplan las cuentas públicas.
La prensa publica hoy unas estadísticas elaboradas por el Ministerio de Cultura donde se detalle que el sector en las islas perdió en 2010 un total de 1.100 empleos, lo que supone un descenso del 6,9% con respecto a 2009, el quinto más alto de toda España. “Si a ello le sumamos los 4.500 puestos de trabajo que se destruyeron en 2009 –detalla el gabinete de crisis–, puede concluirse que el sector ha perdido 5.600 empleos en sólo dos años” (fuente Diario de Avisos).
Estando así las cosas, los culturetas calculan que de plasmarse el nuevo recorte –cifrado en 12,2 millones de euros–, “el sector perderá en torno a los 9.000 puestos de trabajo al final de 2012 y, por tanto, estaríamos hablando de casi su desaparición”.
Son datos objetivos y por lo tanto a tener en cuenta.
Inés Rojas debería de estudiarlos con la atención que se merecen, y saber responder a ellos con la altura política que los momentos actuales le exigen.
No sé lo que debe de pensar la consejera de todo este follón precipitado por su Gobierno, pero a quien ahora les escribe no le gustaría estar en su pellejo ya que de ella depende que pase –o no– a la historia del archipiélago como la persona que, literalmente, hirió de muerte a la Cultura en Canarias.
Claro que Inés Rojas está puesta ahí por quien la puso ahí.
El problema es quien está ahí resultado de un pacto de gobierno kafkiano parece que no está ahí y, lo que es peor, que casi parece que no está en ninguna parte.
Saludos, buena noches y buena suerte, desde este lado del ordenador.