Lecturas para alejarse de la cruda realidad

Leo Edipo en Stalingrado, de Gregor von Rezzori, traducido al español por José Aníbal Campos.

Una novela inclasificable, teñida de humor, ambientada a finales de los años treinta en Berlín. Edipo en Stalingrado (Sexto Piso Editorial, 2011) cuenta con un epílogo del cineasta alemán Volker Schlondorff, quien explica que tanteó la posibilidad de llevarla al cine en los años sesenta. ¡¿Infilmable?! títula el realizador, autor años más tarde de la adaptación cinematográfica de El tambor de hojalata del hoy polémico Günter Grass por su poema Lo que hay que decir

Disfruto con Edipo en Stalingrado, con esa extraña historia de amor, con los habitaules del bar de Charley y por el extraordinario sentido del humor de Von Rezzori, actor de reparto en esa decliciosa extravagancia que es ¡Viva María! (Louis Malle, 1965).

Transcribo solo dos citas, entre otras muchas, que pueden orientarnos para desgarrar la tinieblas que hoy solo pretenden confundirnos.

“Por cierto, esto tiene tan poco que ver con la vocación como con la profesión. Profesión: tenga usted la bondad de decirme quién, hoy en día, tiene eso que llaman profesión. Se tiene un trabajo, para mantenerse más o menos a flote. Pero, ¿profesión? Se es un con-tempo-ráneo. Un figurante en una pieza con final desconocido. Media docena de directores y veinte millones de apuntadores. Y de paso, en cierto modo como una aparición especial, uno actúa y se representa un poco a sí mismo. C’ est tout.”

“Pero quizá comprenda usted ahora que es preciso tener un gusto muy refinado para buscar el propio radio de acción precisamente en este territorio: se requiere un olfato que no tiene nada en común con el bajo arribismo del advenedizo. Piense tan sólo en las dificultades de tal designio: una sociedad de esa índole está acabada, cerrada, finita. Su exclusividad –para expresarme con palabras actuales– está ontológicamente condicionada. Y a ella no se arriba, se pertenece o no.”

Compagino a regañadientes la lectura de Edipo en Stalingrado con Enterrar a los muertos, del español Ignacio Martínez de Pisón.

Sí, sé que llego tarde a este fascinante reportaje periodístico que indaga en la amistad que mantuvieron José Robles, su traductor, con el escritor norteamericano John Dos Passos.

Encuentro el título el domingo pasado en el Rastro, y ya estoy a punto de finalizarlo, capturado por un relato en el que, entre otras cosas, se explica el divorcio de Dos Passos con el comunismo a raíz del asesinato de su amigo José Robles en plena Guerra Civil. Ernest Hemingway, miembro como Dos Passos de la Generacíón Perdida, no queda muy bien. 

Leyendo Enterrar los muertos recuerdo que la primera novela de Dos Passos que leí fue Tres soldados. Me encontraba en Madrid y aún recuerdo un momento del libro. Uno de los protagonistas avanza con el resto de sus compañeros al campo de batalla cuando de pronto se detiene y observa desde la distancia como sus camaradas se dirigen a la muerte.

Más tarde llegó Mahanttan Transfer y Brillante porvenir, título que sin ser de lo mejor de su autor cuenta con una excelente descripción del Hollywood de los años treinta.

Por último, y para aligerar peso, devoro a modo de inquietante aperitivo los relatos de la excepcional Patricia Highsmith compilados en la antología Los cadáveres exquisitos. Libro que reúne donce cuentos adaptados a televisión por cinestas como Samuel Fuller o Maurice Dugowson.

Con esto quiero decir que permanezco relativamente tranquilo. También, afortunadamente, bastante alejado de la siniestra realidad que nos rodea.

Saludos, tengan buena lectura, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Lecturas para alejarse de la cruda realidad”

  1. Elena Nuñez Says:

    Patricia Highsmith siempre es una excelente opción. No nonozco a Rezzori, así que igual le hago caso.

  2. admin Says:

    Highsmith es la más grande.

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