“Es peligroso; cuando le atacan, se defiende”

La aparición el año pasado de la antología Generación  21: nuevos narradores canarios supuso como un pequeño temblor en el hasta ese momento apacible territorio de lo que podemos llamar literatura canaria.

El volumen nacía a raíz de una iniciativa del editor Ánghel Morales, que recién había fusionado su sello Aguere con Idea, y reunía doce historias escritas por doce escritores canarios a los que hasta ese entonces pocas cosas les unían salvo la de haber nacido en Canarias y en la misma década.

Por aquel entonces, poco hacía sospechar que lo comenzó siendo una apuesta cuente hoy con una colección de novelas que ya lleva siete títulos publicados, dando voz no solo a algunos de los autores que participaron en la antología sino también a otras voces narrativas nacidas en estas islas desesperadas.

En este aspecto, la mayor virtud de la iniciativa G21 –que la tiene pese a quien le pese– es que transcurrido algo más de un año de su irrupción en el hasta ese momento escasamente atractivo universo narrativo canario, el proyecto continúa. Sigue adelante con regular estado de salud, lo que no es baladí para los aciagos tiempos que corren.

G21 ha permitido además dar a conocer escritores emergentes, y un reencuentro por parte de algunos lectores entre los que me encuentro, con lo que se escribe aquí.

Ya serán otros –espero– los que se preocupen por detectar elementos comunes; los que destaquen que este movimiento, más que generación, nace por una vez con espíritu regionalista y divaguen, si así les apetece, sobre la variedad de géneros con el que tontean y tantean muchos de sus autores así como que publiquen fuera de la desestructurada geografía insular y cuenten con premios que de alguna manera consolidan una carrera que, pese a todo, no termina por definirse.

Con todo, G21 ha conseguido que los que forman parte de un círculo que afortunadamente no se cerrará hasta cuando alcance el medio centenar de obras publicadas según Morales, se crean que son escritores. 

Como lector de las siete novelas que hasta hoy forman la colección G21 Narrativa Canaria Actual ese al menos es mi parecer.

Salvo un título de los siete editados, no he encontrado en el resto un libro clave, que me desarme, que me llegue tan adentro como sí lo consiguió en su día las Cucarachas con Chanel de Dr R (JRamallo), aunque he visto destellos en No en la noche, de Carlos Cruz y quiero entender ganas gamberras y de pasárselo bien en El sueño de Goslar, de Javier Hernández Velázquez.

Los demás títulos, Murmullo de hojarasca, Biografía reciclada de Manolito el Camborio, Malpaís y Merodeadores de orilla, de José Luis Correa, Cristo Hernández, Víctor Conde y María Teresa de Vega, respectivamente, continúan resultándome ejercicios literarios que da la sensación permanecían olvidados en algún rincón remoto de la memoria de sus respectivos ordenadores.

Historias, para que nos entendamos, que dormían un plácido e indiferente sueño en el cajón de las novelas sin publicar hasta que encontraron donde ser publicadas: la colección G21 Narrativa Canaria Actual.

Pero es que pese a sus defectos y a los desafectos que ha generado en ese diminuto zoológico de envidias ombliguistas que es la literatura canaria, es de justicia reconocer que G21 ha logrado salir adelante porque pese a todo y como rezaba aquel mítico cartel colgado en un parque parisino, espero encontrar en esta colección algo así como “este animal es peligroso; cuando le atacan, se defiende.”

En este sentido, sólo he apreciado este notable comportamiento en el ya citado Dr R (JRamallo), el más feroz de los escritores de la colección y el más cercano en sus inquietudes por sacudirte por y desde dentro junto a Nicolás Melini, Santiago Gil y Anelio Rodríguez Concepción, todos ellos colaboradores de la antología que dio origen a esa ecuación, G21, a la que le falta todavía mucha literatura y menos matemática en sus intenciones.

Con todo, y tal como se presenta la situación, con esas nubes oscuras que nos impiden ver y que tiene el siniestro nombre de recesión, entendamos que la existencia de esta colección es un pequeño milagro que intenta corregir los errores con el que fue atacada en el pasado, cuando se presentó la antología y se barajaba en aquel entonces la posibilidad de convertirlo en colección.

Entre otras, la nula representación de narradoras que suple ahora María Teresa de Vega y su, a mi juicio, irregular, Merodeadores de orilla.

El caso es que lo que nació como proyecto es hoy una realidad. Una realidad de la que espero francamente ofrezca en nuevos títulos no solo un perfil de lo que están haciendo los escritores/as que participan en ella sino también una mirada audaz y valiente del entorno en el que les ha tocado vivir.

Y hasta la fecha, salvo los títulos anteriormente reseñados, no he encontrado en ninguna de estas experiencias literarias esa radiografía de un territorio tan necesitado de una narrativa que les cuente las cosas con mirada sincera y, a mi juicio, rabiosa.

Una literatura que cuente la que nos está cayendo encima. Y como eso que nos está cayendo encima nos está transformando en otros sujetos. En otras personas.

Una literatura, en definitiva, peligrosa porque cuando la atacan solo está defendiéndose.

Saludos, ¡vamos cantemos juntos Yo nací en el bloque 2013 / Fui educado en la violencia y en la muerte…!, desde este lado del ordenador.

3 Responses to ““Es peligroso; cuando le atacan, se defiende””

  1. Sonsoles Says:

    Soy compradora de literatura canaria e incluso soy amiga de algunos autores -no los que usted nombra-, mejor dicho, autoras.

    Qué poco se nombran las autoras canarias en los blogs canarios. Hay autoras al menos tan buenas como los que mencionan siempre, bueno, Alexis Ravelo, Santiago Gil, Correa… ¿No hay más? Es un ombliguismo que roza lo patético. Conozco a una estupenda autora, con varias obras publicadsa, llamada Judith Bosch. ¿Qué ha sacado Bosch, cuántas reseñas de sus obras? Sin embargo, cuando leo a alguno de estos autores solo pienso en lo bonito que es tener amigos y estar siempre bien relacionado… El boom literario es Gambín, ¿no? Sin embargo, G21, una colección discreta con textos discretos -que me digan qué editorial independiente, nacional, no hablo de Siruela o Seix-Barral- publicaría algo como lo del señor Ramallo o el señor Correa en G21. La publicidad está bien, el ombliguismo, mal, y el olvido de autoras canarias -las hay y muy buenas-, aún peor.

    Bajo mi humilde punto de vista de compradora, he tenido la oportunidad de leer algunas páginas de esas novelas de G21 -digo algunas páginas porque mi gusto no me permite avanzar-. En fin… Así se nos van los buenos a la península a competir y arriesgarse de verdad y no quedarse enterradas aquí, aisladas, con un círculo de amistades cerrados en el que si no entras… ¿dónde estás? En ninguna parte. Algunos no leyeron bien el texto de Juan Cruz -al que me doy el gusto en conocer personalmente- sobre la suerte que deseaba a esa colección; como editor -y ojo, no son palabras suyas, solo mi interpretación-, a un editor decente no se le ocurriría publicar eso en una colección de calidad. Como dice Rafael-José Díaz, no se puede decir que Cucarachas con Chanel es un intento fallido y leer en Santiago Gil que es el mejor escritor de los últimos años en Canarias. Me pregunto qué sentido crítico impera cuando se dicen estas barbaridades. Desde Juancho Armas Marceo a Juan Cruz, no hay un narrador canario de peso aparte de Víctor Álamo de la Rosa. Es un archipiélago triste, dejado de la mano de Dios culturalmente hablando, con una proyección pueblerina. Y reto a cualquiera de estos autores a una mesa de debate con Andrés Sánchez Robayna, Alicia Llarena, Eugenio Padorno… y demás especialistas en literatura canaria a debatir sobre la calidad, los aciertos y errores de estos autores y autoras canarias. Nos llevaríamos unas sorpresas que nada tienen que ver con la realidad de lo que se publicita. Si pasamos por un periodo infértil de narrativa en Canarias -en cuanto a calidad, no a que Anroart e Idea saquen autores cada dos semanas- , se dice y se asume, pero lo que no podemos es dejar de lado a las mujeres artistas de nuestra región.

    Se puede engañar a unos mucho tiempo, a todos algún tiempo, pero no a todos todo el tiempo.

    La pena es que es lo que nos toca. Lo pensamos varias autoras. Y lo dejo aquí porque me da hasta vergüenza ajena.

  2. admin Says:

    Bueno, comparto muchas de sus opiniones y otras no, afortunadamente. Habla usted de ombliguismo y no le falta razón. También de escritoras canarias, que haberlas haylas, por lo que me pondré las pilas y las iré rastreando y leyendo si tiene usted a bien recomendarme las que más le llaman la atención.
    Le invito, por otro lado, a que vuelva a leerse las primeras obras de Marcelo y Cruz, es probable que se sorprenda de que incurren en esos vicios que ahora, según usted, caen los más que notables narradores nacidos o residentes en estas islas que están sacando sus historias adelante.
    ¿Es sobresaliente todo este material? Válgame Dios, claro que no, pero sí encuentro rarezas interesantes y autores a los que seguir como Dr (JRamallo) y Santiago Gil.
    Tenga usted un poquito de esa fe que a mi ya no me acompaña.
    Un abrazo, y siga visitando este blog aunque sea con vergüenza ajena. Siempre será bien recibida. O recibido.
    Lo mismo da.

  3. Arima Says:

    En la presentación de Cucarachas con Chanel que se hizo en Las Palmas tuve la suerte de conocer a Ánghel Morales (con una de sus camisetas de promoción, esta vez en colocar azul, de su colección G21). Ya me habían comentado por ahí que buscaba “mujeres desesperadamente”, como jocosamente él comenta. Aquí ando dándole forma a una historia que espero, deseo, anhelo… pase a formar parte de esa colección.

    Yo, por mi parte, y aún pretendiendo ser considerada como autora, pienso que el género de quien escribe no debería ser criterio de crítica, sino solamente la calidad de lo que se cuenta, el interés del contenido y ese tipo de cosillas que nada tiene que ver con ser hombre o ser mujer.

    No voy a entrar a opinar sobre calidad de la literatura canaria actual, porque no creo que haya leído tanto -desgraciadamente- al respecto, como para hacer una crítica justa, pero creo que hay mucha ilusión y muchas ganas puestas en contar cosas, y creo que es maravilloso que se abran debates y la gente vaya a leer para poder opinar. Se que quizás es un objetivo demasiado humilde, pero tal y como está el panorama, mis propios listones sobre la perspectiva social que nos envuelve han ido bajando lo suficiente como para contentarme con que se siga haciendo arte y siga habiendo gente que opine.

    Coñe… que positiva me veo jajaja.

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