Feliz cumpleaños, Yvonne De Carlo
Tal día como hoy, 1 de septiembre, Yvonne De Carlo hubiera cumplido noventa años pero quisieron los dioses que no llegara a esta edad porque así de caprichosos son los habitantes del Monte Olimpo.
Reina de la serie B con permiso de Maria Montez, siempre me pareció infinitamente más atractiva y mejor actriz que quien hizo popular a la Reina Cobra. Ahí tienen su impresionante filmografía para hacer números y repescarla tal día como hoy para rendirle el único y modesto homenaje que podemos hacerle los que aún estamos vivos.
Y es que, quienes la conocimos, la queremos, Yvonne De Carlo.
La queremos por ser la carnal y comprometida compañera de Burt Lancaster en esa obra maestra del cine policíaco que es El abrazo de la muerte (Criss Cross, Robert Sidomark, 1949), filme basado en la novela del mismo título del imprescindible Don Tracy.
La queremos por poner firme al siempre risueño y atractivo Clark Gable en La esclava libre (1957), de mi admirado Raoul Walsh… Pero sobre todas las cosas, entienda que la quiera –con la mano en el pecho y puesto de rodillas– por encarnar a esa madre entrada en carne pero aún con generosísimos encantos en la serie de televisión The Munsters.
Y si bien es verdad que siento inconfesable devoción por Carolyn Jones, la mamá del clan de Los Addams, que quede constancia que, pese a todo, continuo recordándola a usted como la encantadora Lily Munsters.
Y es que una mujer que ató en corto a su atolondrado marido, Herman (Fred Gwynne) y al abuelo (Al Lewis) y al resto de aquel disparatado clan familiar merece nuestro más sincero reconocimiento.
Cuenta, además, con una filmografía salpicada de títulos olvidables aunque rescatables solo porque en ellos aparecía usted explotando su talento.
Un talento que no va unido solo a su exótica belleza sino también a su capacidad para la interpretación en unos tiempos donde las estrellas brillaban por ser ellas mismas. Con independencia del lugar que ocuparan en la constelación de Hollywood.
Sirva este pequeño tributo para rendir honores a su memoria, señora De Carlo.
Y continúe usted descansando, porque el cine y el mundo que dejó hace ahora seis años no ha ido para adelante sino más bien para detrás.
Signos de estos tiempos huecos que vivimos.
Tan huecos, señora De Carlo, que no le hubieran permitido convertirse en ese astro de la pantalla que todavía brilla, afortunadamente, en el imaginario de espectadores que, como éste que ahora mismo escribe estas líneas, no la olvida.
Gracias pues, señora Yvonne De Carlo.
Saludos, todas las épocas son iguales, solo el amor las hace soportables, desde este lado del ordenador.
Septiembre 1st, 2012 at 18:18
Completamente de acuerdo, amigo E.
Septiembre 2nd, 2012 at 10:23
Gracias, Jesús… Nos vemos un día de estos, espero.
Enero 6th, 2014 at 22:55
Que maravillosa forma de enaltecer a una estrella admirada. Brindo por ella y por este magnífico breve tributo. Saludos.
Enero 7th, 2014 at 13:09
Muchas gracias. Un abrazo