Las dos caras de una misma moneda
“La gloria, como todo el mundo sabe, tiene un sabor amargo”
(El marino que perdió la gracia del mar, Yukio Mishima)
La historia de Joey Coyle es la historia de un perdedor aunque la fortuna, que tiene muchas caras, alguna de ellas bastante macabras, le salió al paso cuando encontró en plena calle dos sacos con un millón de dólares.
A partir de esta historia real, el periodista norteamericano Mark Bowden reconstruye unos hechos que visto desde la distancia tiene cierto sabor moral. Y un ligero aroma a paradoja, suscita también preguntas. Alguna de ellas tan inquietantes como ¿qué harías si por un golpe de suerte descubres tirado en la calle dos bolsas con semejante cantidad de dinero?, ¿reaccionarías cómo lo hizo Coyle?
Joey Coyle, desempleado y aficionado a todo tipo de sustancias ilegales, apuesta por quedárselo, pero no cierra la boca y canta su hallazgo a los cuatro vientos.
¿Por qué? Bowden sugiere que a Coyle lo que le anima más que la codicia es que su entorno lo reconozca, que aprenda a verlo de otra manera, a que se descongele la imagen de perdedor que tiene en su comunidad mientras reparte grandes suma de dinero entre amigos e incluso la mafia, para que lo limpie, de Filadelfia.
La historia, excelentemente narrada en Por un millón de euros (RBA, 2003) y libro que puede conseguirse a un precio de risa en algunas de las librerías de la ciudad que habito, es un documento periodístico de primer orden, y sin lugar a dudas uno de los mejores trabajos que he podido leer de Bowden, responsable también de las historias Black Hawk derribado y Matar a Pablo Escobar, títulos no obstante en los que le pesa su ambiguo patriotismo, aunque reportajes eficaces ya que reflejan las claves de una derrota que todavía mancha el historial de las fuerzas armadas estadounidenses y la caza a un hombre que se convirtió en enemigo público del planeta antes de que emergiera Osama bin Laden, personaje cuya ejecución centra The Finish, volumen en el que Bowden asegura que la CIA obtuvo la pista de donde se refugiaba el fundador de Al Qaeda a través de los malos tratos a los fueron sometidos los prisioneros acusados de pertenecer a esta organización paramilitar yihadista.
Una reflexión sobre el éxito y el fracaso es lo que también propone el interesante documental Searching for Sugar Man (Malik Bendjelloul, 2013), la historia de un cantautor norteamericano de los años setenta, Rodríguez, que tras editar dos discos que resultaron sonoros fracasos, desapareció del universo musical aunque renació en la Sudáfrica cerrada y racista de los años ochenta como una voz que contribuyó a romper aquel férreo sistema policial.
Lo insólito de esta historia es que mientras sus discos se vendían en Sudáfrica, nadie conocía en los Estados Unidos la fama que había alcanzado al otro lado del Atlántico.
El documental reconstruye así en un laborioso proceso de investigación qué fue de Sixto Rodríguez, personaje al que la leyenda da por muerto aunque vive modestamente en una fría e industrial ciudad del norte, Detroit, cuna de la Motown.
Como todo documental que se precie, Searching for Sugar Man es un trabajo. manipulador, que no periodístico, y precisamente por eso emociona al público. Un público ávido de historias que terminen con un final feliz aunque Rodríguez, de una desarmante humildad, continúa viviendo como siempre, satisfecho solo que cuarenta años después se haya terminado por reconocer su trabajo en el mundo de la canción.
El caso de Joey Coyle y el de Rodríguez son así las dos caras de una misma moneda. Una curiosa e inquietante reflexión sobre el éxito y el fracaso. O la ambición de ser reconocido por un milagro envenenado caído del cielo, o el talento de un hombre que por esos azares del espectáculo, vivió casi toda su vida ignorando lo que la fuerza de sus letras había logrado conseguir en un Estado que, como el sudafricano, se había cerrado al mundo tras un telón de acero.
(*) La historia de Joey Coyle fue llevada al cine en 1993 en una película dirigida por Ramón Menéndez con el título de Money for Nothing.
(**) Searching for Sugar Man se pudo ver el fin de semana pasado en TEA Tenerife Espacio de las Artes. El documental, no obstante, circula ya en copias de dvd.
Saludos desde este lado del ordenador.
Mayo 28th, 2013 at 21:57
Has nombrado una de mis historias preferidas, “El marino que perdió la gracia del mar”. Gracias a ella descubrí a Mishima, es impactante.
Mayo 29th, 2013 at 11:12
Completamente de acuerdo…
Julio 16th, 2013 at 2:58
Interesantes recomendaciones, gracias, pero cuidado con la puntuación, las aposiciones y errores de concordancia. Un abrazo.