El peso del tiempo, una novela de Gerardo Pérez Sánchez

“Recuerda que he estado en tu cerebro. Sé casi todo de ti. Sé cuál ha sido tu momento más feliz y cuál tu momento más desdichado. Hemos grabado tus recuerdos. ¡Los he visto! Es más, hemos clasificado tus sentimientos y sensaciones en esos recuerdos.”

(El peso del tiempo, Gerardo Pérez Sánchez, colección G21 Narrativa Canaria Actual, ediciones Aguere/Idea)


No creo que a estas alturas sea mucha la gente que discuta la aportación que la colección G21 Narrativa Canaria Actual está dando a lo que se escribe actualmente en las islas. Un territorio y una geografía, la del archipiélago, que como la colección, resulta tan caprichosa, tan extrema, tan extraña también.

Ya hemos repasado en anteriores post la agradecida tendencia de G21 la colección en ofrecer títulos que no tienen nada que ver unos con otros, y en los que se puede encontrar desde propuestas experimentales muy personales a novelas de género en el sentido más crudo de la palabra.

El último escritor que se suma a esta iniciativa es Gerardo Pérez Sánchez (La Laguna, 1972), quien con El peso del tiempo da una nueva vuelta de tuerca a G21 Narrativa Canaria Actual.

Escribimos vuelta de tuerca porque Pérez Sánchez propone una historia sobre y de amor que desarrolla y cuenta en un escenario de anticipación.

Narrada en primera persona es inevitable recordar el clásico de H. G. Wells, La máquina del tiempo, a la hora de enfrentarse a esta novela. Solo que Gerardo Pérez Sánchez se preocupa por dar una nueva versión sobre el tránsito a otro tiempo, a otros siglos aunque el mensaje final sea el mismo que el de Los pasajeros del tiempo (Nicholas Meyer, 1979): todas las épocas son iguales, solo el amor las hace soportables.

No es, sin embargo, El peso del tiempo una novela que pese a su originalidad desarme, que sorprenda, que coja al lector por las solapas y lo sacuda.

Entiendo, por un lado, que ésta no fue la pretensión del escritor pero entiendo también, por otro, que su historia necesitaba de mucho más nervio y menos reflexión para contar lo que cuenta.

Ello da como resultado una novela que bascula entre lo mejor y lo peor.

Entre lo mejor, destacaría la originalidad y el riesgo de contar una historia sobre y de amor en un escenario –creíble– de ciencia ficción con aliento, al inicio, a Cuando los mundos chocan. Entre lo peor, la sensación de se trata de un relato que exigía mucho más trabajo de fondo.

No encuentro demasiada tensión en El peso del tiempo, ni puntos de agarre. Y a nuestro juicio, esa falta de acción hace que en ocasiones su lectura resulte casi a desanimada.

En los dos primeros capítulos del libro, Gerardo Sánchez ubica al lector en el mundo que ha construido y a partir del tercero comienza un relato que se lee con interés pese a que falte sustancia, enganches que seduzcan para continuar leyendo la odisea que emprende su protagonista a través del tiempo tras la mujer de su vida.

Como apuesta de riesgo, tiene El peso del tiempo los méritos suficientes para no desdeñarla aunque como vehículo de entretenimiento con mensaje le falta –ya hemos dicho– sustancia.

Al margen de las referencias que te sugiere la novela, referencias que asocias con esa novela de ciencia ficción que, agradecidamente, apuesta más por la ficción que por la ciencia, El peso del tiempo tiene con todo un encanto particular.

Es distinta, como distinta son casi todas las novelas que hasta el momento se han ido publicando en la colección G21 Narrativa Canaria Actual, catorce títulos que felizmente no tienen nada que ver unos con otros.

Saludos, suena The Allman Brothers, desde este lado del ordenador.

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