‘Harraga’, una novela de Antonio Lozano
Antonio Lozano nació en Tánger (Marruecos) en 1956. Estudió Magisterio en Granada y trabajó en las escuelas españolas de Uxda y Nador. En 1984 se trasladó a Agüimes (Canarias) y en 1987 se incorporó al equipo de gobierno municipal como concejal de Cultura y Desarrollo Local. Como tal, puso en marcha el Festival del Sur-Encuentro Teatral Tres Continentes y el Festival Internacional de Narración Oral “Cuenta con Agüimes”, el de mayor antigüedad de cuantos se celebran en España.
Tras abandonar la concejalía en el año 2003, se incorporó al Instituto Joaquín Artiles de Agüimes como profesor de francés.
Como novelista, es autor de Harraga (Zoela, 2002 y Editorial Zech, 2011) –por la que obtuvo el premio Novelpol a la mejor novela negra publicada en España en 2002, Mención Especial en el Memorial Silverio Cañada a la primera novela negra y Prix Marseillais du polar 2008– y de Donde Mueren los ríos (Zoela, 2003), finalista del premio Brigada 21. Su tercera novela, Preludio para una muerte, fue editada por Ediciones B en junio de 2006 y en mayo de ese mismo año recibió el Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona por El caso Sankara.
Su novela Las cenizas de Bagdad obtuvo la XXIII edición del premio de novela Benito Pérez Armas y fue editada por Almuzara. Su última novela, La sombra del Minotauro, editada también por Almuzara en 2011, recupera a su detective privado José García Gago, lo que posiciona a Lozano entre los grandes nombres que escriben literatura negro criminal en Canarias junto a Alexis Ravelo, Carlos Álvarez, Tomás Felipe, José Luis Correa, Jaime Mir y Javier Hernández Velázquez.
Antonio Lozano presentó su primera novela, Harraga, en Periplo, Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventura de Puerto de la Cruz, un título que, pese a los años de su publicación, aún continúa siendo actual y un referente en la producción narrativa que se ha escrito sobre la inmigración clandestina en España.
Contada en primera persona por Jalid, un joven camarero del Café de París en Tánger que sueña con una vida mejor si cruza el estrecho que separa su país, Marruecos, hacia España, Europa, Harraga es una novela de viaje aunque de viaje a la inversa de cuantas se hablaron en Periplo, Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras de Puerto de la Cruz, ya que su protagonista viaja a España como inmigrante irregular, y como tal apenas lleva dinero en el bolsillo y por supuesto ni cámara fotográfica o de vídeo para testimoniar su itinerario por el llamado Primer Mundo.
No, Jalid solo trae consigo ambición y una notable capacidad para buscarse la vida.
La inmigración irregular ha dado origen a dos novelas de Lozano, Harraga, y Donde mueren los ríos, y próximamente a un tercer título, Me llamo Suleimán que será publicada en la colección Volcán de Editorial Anaya. Pero si en Harraga se preocupa por el devenir de los inmigrantes irregulares de origen magrebí, en sus otras dos novelas, el autor centra su atención en la aventura que emprenden los inmigrantes irregulares subsaharianos aunque a todos ellos, sin distinción de raza y credo religioso, les une un sueño común: Europa.
Harraga es un relato duro y tierno a la vez. Una historia que sacude conciencias sobre el final de un sueño dorado, el de un inmigrante que parte a un país extranjero con la esperanza de encontrar su lugar en el mundo.
No voy a destripar las numerosas historias que se cruzan en esta novela, pero sí me gustaría destacar lo que tiene de aventura como proceso de transformación no necesariamente para mejorar.
Jalid es además testigo y protagonista de un drama, el de la inmigración irregular, en el que su autor señala a sus responsables y revela, en ocasiones con toda crudeza, las consecuencias que genera.
Se trata así de un título que permite al lector conocer una realidad de la que tan solo tiene noticia, y sesgada, sin apenas humanidad, a través de los medios de comunicación.
Afortunadamente, y gracias a Antonio Lozano, conocemos de cerca lo que sienten y lo que sufren. Hombres y mujeres desarraigados con nombres y apellidos. Las víctimas de un mercado que pone de manifiesto que, efectivamente, el hombre es un lobo para el hombre.
(*) Harraga es un término marroquí que significa los que queman, y con el que se designa a los emigrantes ilegales, que hacen desaparecer su documentación antes de emprender el viaje con el fin de dificultar su repatriación.
Saludos, caminante no hay camino…, desde este lado del ordenador.