Moby Dick, bendita sea
Alguien, en algún sitio, comenta que los aspirantes a extras en la nueva versión que sobre Moby Dick espera rodar Ron Howard en Canarias tienen que haber leído primero la novela de Herman Melville.
Melville debe ser junto a Joyce y Proust –benditos sean– uno de esos escritores que citan lectores que nunca lo han leído pero que insisten –benditos sean– en que los leas.
Herman Melville cuenta al menos con excelentes adaptaciones cinematográficas.
Hay un Moby Dick de John Huston con guión de Ray Bradbury que se rodó en las islas.
Y una redonda versión de Billy Budd dirigida por Peter Ustinov que no se rodó en las islas.
Cito dos películas y una de ellas, Billy Budd, porque ayudó a que me animara a leer el relato original.
La historia fue diferente con Moby Dick.
Mucho antes de ver la película de Huston, Moby Dick se me reveló como historieta en Joyas Literarias Juveniles de Editorial Bruguera. Una colección –bendita sea– que contribuyó a acercarme a esas joyas en concisas y generalmente rigurosas adaptaciones al cómic.
Moby Dick, la novela llegó mucho, mucho más tarde.
“Llamadme Ismael. Hace años, no importa cuántos exactamente, hallándome con poco o ningún dinero en la bolsa y sin nada de especial interés que me retuviera en tierra, pensé que lo mejor sería darme a la mar por una temporada para ver la parte acuática del mundo.”
Melville cuenta con otro extraordinario relato marinero, Billy Bud. Y con una de esas historias que conviertes en tu peculiar evangelio: Bartleby el escribiente. Uno de esos relatos a los que regresas y regresas mientras la nave va…
La primera vez que leí Bartleby me hizo reír. Pero no he vuelto a recuperar aquella risa desde entonces.
La historia con Moby Dick fue otra.
Lo dice un tripulante del Pequod.
Saludos, benditos sean, desde este lado del ordenador.
Septiembre 15th, 2013 at 23:32
Jajajaj… No creo que muchos de esos aspirantes a extra en la nueva película sobre la ballena blanca hayan visto a Melville ni por el forro; aunque no dudo que muchos hayan visto alguna vez la película de John Huston protagonizada por Gregory Peck. Además de “Moby-Dick” (1851)y “Bartleby, el escribiente” (1853) -uno de los mejores relatos que leí jamás junto a algunos de Borges, Cortázar, Poe, Maupassant, etc.-, también tiene Melville ese extraordinario cuaderno de viaje a Las Galápagos que llamó “Las encantadas” y, sobre todo, su aventura con un compañero de viaje en unas islas Marquesas llenas de bellas mujeres y afables nativos, que se titula “Tahipí” (1969), y que leí con mucho placer hace no mucho tiempo. Es cierto que hay personas que hablan mucho de ciertos escritores sin haberlos catado jamás; aunque no estoy muy seguro que aún hoy sigan siendo Joyce y Proust: ojalá, la mayoría (incluso entre estudiantes de filología) no saben ni quienes son. Por ejemplo, yo suelo relacionarme con buenos lectores y, si alguno de ellos, ha leído “Bartleby” o “Moby-Dick”, ninguno ha leído “Tahipí”, a pesar de mi recomendación. No, Melville no está de moda. Lo mismo podría decirse de Proust o de Joyce: Conozco a muy pocas personas, pero muy pocas, que hayan leído el “Ulysses” (sí, el “Retrato de un artista adolescente” o “Dublineses”, por ejemplo) o “En busca del tiempo perdido”. Saludos, benditos sean, sí, Joyce, Proust o Melville, desde este lado.
Septiembre 16th, 2013 at 22:04
Tahipí… ¿sabes que influenció a ese gran escritor de aventuras que fue Edison Marshall? Un puto pulp fiction…
Septiembre 17th, 2013 at 12:14
Ah, pues no lo sabía. Lo celebro.