La cruz de plata, una novela de Jesús Villanueva

“A sus recientemente cumplidos cincuenta y siete años, el Brigadier de Caballería don Antonio Benavides González de Molina –que así hacía tiempo que firmaba los documentos y misivas añadiendo el segundo apellido del abuelo materno–, había recorrido de un tirón, a lomos de un brioso corcel, al frente de la Primera Compañía del Escuadrón de Dragones, las veinte leguas que separaban Veracruz de Orizaba.”

(La cruz de plata, Jesús Villanueva Jiménez, LibrosLibres)

Tras darse a conocer con El fuego de bronce, título en el que narraba la derrota de la escuadra al mando del contralmirante Horacio Nelson contra la capital tinerfeña a finales de julio de 1797, y tras el paréntesis que supuso su libro de poemas y relatos Ahora, Jesús Villanueva Jiménez regresa a la novela histórica con La cruz de plata, donde recupera la vida y obra de un militar canario, Antonio Benavides (La Matanza, Tenerife, 1678-Santa Cruz de Tenerife, 1762) con el fin, sospecho, de reivindicarlo y hacerle justicia. De ubicarlo en el mapa de canarios ilustres donde se le obvia por razones que no alcanzo a entender.

La cruz de plata no es, sin embargo, una novela biográfica al uso sino un relato de aventuras en el que su autor –ya lo advierte en el epílogo– se ha tomado algunas licencias para describir las andanzas de un hombre que dedicó su vida al rey y a su país. Y el escritor sale airoso del desafío porque La cruz de plata debe de leerse como lo que realmente es: una novela de aventura que tiene en ocasiones aliento de pre-western y en otras de novela de piratas.

Jesús Villanueva se mueve cómodamente por la recreación histórica, e imprime carácter a su personaje, a quien observamos en la primavera de su vida hasta el otoño de una existencia en la que acumuló cicatrices tanto físicas como psicológicas, lo que da  credibilidad a la evolución que el autor narra de un hombre preocupado por aprender y que nunca olvidó sus raíces isleñas.

Tiene mucho de épica La cruz de plata aunque algunos de los episodios que protagonizan los personajes secundarios que rodean a su protagonista, la mayoría de ellos frutos de la imaginación del autor, más que acelerar, retardan la acción de una novela que debía haber prestado más atención a Benavides y menos a los episodios que de manera paralela se desarrollan en un libro que exigía mayor contención así como un apurado recorte en aquellas partes que, a nuestro juicio, no aportan nada sobre un personaje que además de salvar la vida al rey Felipe V en la Guerra de Sucesión, fue gobernador de la Florida, Veracruz y el Yucatán.

No obstante, y pese a que esos relatos apenas tiene algo que ver con la vida de Benavides, resultan entretenidos pero funcionan más como incómodas interrupciones que como elementos que contribuyen a forjar la identidad de un hombre que dedicó su vida a proteger los intereses de su país allende los mares. La novela, afortunadamente, vuelve a ir hacia adelante cuando se centra en Benavides, un personaje marcado sentimentalmente desde su adolescencia y que parece, sugiere Villanueva, encontró una vía de escape en su trabajo para olvidar un tiempo en el que se supone fue inocente y por lo tanto feliz.

Los capítulos en los que Villanueva se mueve como un vigoroso escritor de novelas de aventuras, más cerca del espíritu de Bernard Cornwell que del de Robert Louis Stevenson, son aquellos, sin embargo, que transcurren en la Florida por su conseguida atmósfera de western, y la lección de historia que ofrece sobre la presencia española en aquel lejano territorio que era continuamente hostigado por tribus indias al servicio de Gran Bretaña. También los episodios en los que narra la historia de Benavides como gobernador de Veracruz y cómo protegió los intereses de España en un mar por aquel entonces infestados de piratas.

Las escenas de batalla están escritas con estilo trepidante y muy cinematográfico, y se devoran más que se leen porque en ellas hay un movimiento continuo en favor de la acción. El lector asume además las profundas cicatrices que tanto sentimental como físicamente hicieron mella en el espíritu de un militar que, resalta Jesús Villanueva, se caracterizó por su espíritu de sacrificio y honestidad consigo mismo y con los demás.

La cruz de plata es una novela generosa en páginas que contiene en ocasiones rasgos de la gran literatura de aventuras, y sabe captar por momentos la clave que sostiene a este género: cómo afectan las experiencias el carácter de su protagonista.

En este sentido, está muy bien descrita la paulatina evolución hacia la madurez de Antonio Benavides a lo largo de la novela. Un personaje, puntualiza Villanueva en el epílogo de la obra, que armó empleando más la arcilla de la ficción que la de la realidad ya que las fuentes documentales sobre el personaje aún siguen siendo escasas. Pese a todo, el retrato que el escritor ofrece resulta convincente y reivindica la memoria de un militar humanista que dedicó su vida a servir a un país que, como España, tiene tan mala memoria con quienes debería considerar sus héroes.

La aportación de Jesús Villanueva como la de otros tantos escritores españoles que en estos momentos se han especializado en la novela histórica es imitar esa tradición que ha recreado el pasado de su país desde la perspectiva literaria y en la que destacan sobre todo los británicos, muchos de cuyos autores han contribuido a que se asiente un orgullo– no sé si de signo patriota pero sí sentimental–  que nace para reconocer el esfuerzo que muchos de sus hombres y mujeres realizaron siglos atrás con el objeto de reforzar y reconciliar sus señas de identidad. Gracias a estas novelas, en Gran Bretaña sus más escandalosas derrotas se han convertido en victorias y en algunos de los casos, sus personajes más desalmados incluso en héroes.

Novelas como La cruz de plata ponen de manifiesto que algunos escritores españolas han captado este mensaje y de ahí que a través de la literatura se recupere y se dignifique con aliento épico el trabajo que muchos, y entre ellos numerosos canarios, prestaron sin pedir nada a cambio. Y que tal fue su generosidad –deja entrever Villanueva– que fallecieron sin esperar el reconocimiento de una nación que como España presta tan escasa atención a quienes con tanto sacrificio y devoción forjaron su carácter.

(*) El lunes 1 de diciembre, a las 20.30 horas se presenta en el Real Casino de Tenerife la novela La cruz de plata, en un acto en el que acompañarán a su autor, Jesús Villanueva Jiménez,  Emilio Abad Ripoll, general de Artillería y miembro de la Tertulia Amigos del 25 de Julio y Luis Joaquín Gómez Jaubert, sacerdote párroco de San Salvador de la Matanza de Acentejo, lugar de nacimiento de Antonio Benavides.

Saludos, hace viento y llueve, desde este lado del ordenador.

One Response to “La cruz de plata, una novela de Jesús Villanueva”

  1. El choco de Howard Shore - Canarias3puntocero Says:

    [...] carnavalero más crítico Pedro Mengíbar, el politólogo y sociólogo Antonio Delgado, el escritor Jesús Villanueva y hasta José Manuel Rodríguez, al frente de la multinacional ATOS, un gadicharrero (mitad [...]

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