“La poesía es para ser oída más que para ser leída”

El poeta y crítico de arte José Corredor-Matheos (Alcázar de San Juan, Ciudad Real, 1929) intervino la semana pasada en la cuarta jornada del VI Encuentro Arte Pensamiento que organiza la Fundación Cristino de Vera, en Las Laguna. En este foro, el autor de Un pez que va por el jardín impartió la conferencia Espiritualidad y trascendencia en el arte contemporáneo. Premio Nacional de Poesía 2005 y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando e hijo predilecto de Alcázar de San Juan y de Castilla-La Mancha, aparte de Medalla de Oro del Ayuntamiento de Barcelona, el último libro de Corredor-Matheos son memorias que protagonizan los pintores, escultores, escritores y poetas que ha conocido a lo largo de su vida y en la que Canarias, junto a su natal Castilla-La Mancha, ocupa un capítulo especial.

- Corredor de fondo es una autobiografía, un libro de memorias…

“No es una autobiografía porque la autobiografía habla de tu vida mientras que unas memorias no hablas de ti mismo sino que das testimonio de lo que has visto, oído, presenciado aunque hables de ti en la medida que explicar el por qué estabas ahí y por qué conociste a todos esos personajes.”

- De los personajes que conoció y da cuenta en este libro, ¿cuál le llamó más la atención?

“Es difícil porque son personajes distintos, Yo, por mi cosa de supuesto poeta, he sido muy amigo de Alberti, Aleixandre, Gerardo Diego, Dámaso Alonso y José Hierro, entre otros, y de ellos el que más me impresionó fue Alberti porque además de ser el que más conocí, ya estaba envuelto por la leyenda. En el  mundo de las artes plásticas destacaría a Joan Miró, de quien fui amigo a quien le escribí tres libros; y Salvador Dalí, que si bien no fue amigo sí que traté. Pienso que la mejor etapa de Dalí como pintor es la de los años veinte y primeros treinta, lo que pintó a continuación ya no fue lo mismo. Sin embargo, sí que se reveló como un gran escritor en ese tiempo.”

- ¿Resultaba tan excéntrico en el trato personal?

- Que va, en el trato personal era muy llano y natural aunque si venía un periodista o alguien que reclamaba su presencia te decía: ‘perdonad que vuelvo a ser Dalí’, porque Dalí era teatro aunque tenía a veces grandes ocurrencias y algunas de ellas muy productivas.”

- En Corredor de fondo desfilan entonces poetas, artistas…

“Y también personajes del mundo del teatro. La poesía es lo que se ha mantenido siempre en mi persona, desde los catorce años, pero formé parte de un grupo de teatro en el que realizábamos teatro de cámara y allí conocí a Adolfo Marsillach, entre otros. En esos ocho o nueve años en los que estuve metido en teatro trabaja también en Espasa Calpe y eso hizo que conociera a gente del mundo editorial como José María de Cossío, que es uno de los grandes personajes de preguerra y que ayudó tantos a poetas como Miguel Hernández, Alberti, Lorca.”

- Canarias, en estas memorias, ocupa un capítulo muy especial.

“Hablo mucho de toda España pero capítulos especiales solo se los dedicó a dos regiones: Castilla La Mancha, porque nací en Alcazar de San Juan, y Canarias. Conozco bien las islas, tuve una época en la que viajaba bastante y tuve la oportunidad de entablar amistad con algunos de sus artistas como Juan Ismael y Pino Ojeda, allá en 1954, y ya en los setenta con Eduardo Westerdahl, junto al que preparé una exposición del grupo ADLAN (Amics de l’Art Nou, amigos del arte nuevo) que fue un movimiento de vanguardia en la España de los años treinta que tuvo tres patas: Madrid, Barcelona y Tenerife. Más tarde vine a las islas a impartir una conferencia, invitado por Rodríguez Doreste y después con Eduardo contacté con el grupo que preparaba la exposición de Esculturas en la calle, asistiendo a reuniones en La casita de madera, que era donde hacíamos la selección de los escultores que se iban a invitar, y estuve en toda su preparación. Luego  he asistido a las conmemoraciones de aquel acontecimiento artístico que fue tan importante.”

- ¿Por qué cree que hay tanto artista en estas islas?

“Por varias razones y una, quizá la más importante, es que la apertura hacia el exterior que significó el puerto y la salida y llegada de gentes de Europa, eso hizo que la isla se convirtiera en una región abierta. Otras regiones de España han sido también creativas, pero su arte resulta más introspectivo. Aquí, en las islas, hubo apertura, y eso explica que cuando nace el grupo El Paso, de los siete miembros dos sean canarios, Millares y Chirino, lo que indica que es un lugar muy productivo para poetas, artistas plásticos, arquitectos y que yo tuviera la suerte de encontrarme con muchos de ellos.”

- Este capítulo lo titula Canarias, las islas culturalmente afortunadas.

Culturalmente afortunadas gracias a los hombres y mujeres que he mencionado antes y al arquitecto Vicente Saavedra, un personaje extraordinario que pone de manifiesto que cuando hay figuras creativas que emergen es porque se cuenta con una base más o menos sólida en la sociedad de la que procede. La cultura es una pirámide que sostiene mucha gente importante y eso indica además de esfuerzo, actividad, inquietud y creatividad.”

- Tras el capítulo canario, ¿por qué titula estas memorias de Corredor de fondo?

“Los títulos los buscas y no te salen pero éste lo cacé porque me apellido Corredor y fui atleta de velocidad.”

- En alguna reseña he leído que usted es muy amable con casi todo el mundo salvo con Antoni Tàpies en el libro. ¿Por qué?

“Tàpies es un gran pintor pero como persona fue negativo para el arte catalán. En Barcelona cortó el paso a otros artistas de su generación, y fui testigo, pero sé otras cosas que me han contado pero de las que no escribo porque solo doy fe de lo que he visto y, me duele tener que decirlo, es necesario contarlo porque eso explica que no haya otro pintor catalán que sea reconocido internacionalmente.”

- Otro personaje que no sale bien parado en el libro es la segunda mujer de Alberti.

“Mi amistad con Alberti comenzó cuando organicé en los setenta el primer acto albertiano que se celebraba en España tras la Guerra Civil y lo seguí tratando cuando regresó, lo que pasa es que a medida que se fue haciendo mayor, su ancianidad fue muy fuerte y su segunda mujer, que fue una señora que estaba preparando una tesis sobre él, una tesis que ignoro si se llegó a publicar, cuando el poeta se estableció en Cádiz se le ofreció que montara una fundación, fundación a la que donó todo lo que tenía (cartas, dibujos, algunos de Picasso, libros) que esa señora se apropió al cabo de un tiempo cuando le  hizo firmar a Alberti documentos en los que le donaba todo aquello a ella. Algo que ya no era de él. Y el juez lo aceptó, y eso lo explicó en el libro porque en Cádiz se sabe y había que decirlo.”

- A los catorce años comienza a escribir sus primeros poemas. ¿Cómo nace esta vocación?

“Recuerdo que una vez estaba solo en casa de un amigo y tuve la necesidad de escribir un poema, esto ocurrió en unas vacaciones de Navidad de 1943. Así que poco a poco comencé a conocer poetas, aunque fueron unos años en los que no trataba con los poetas catalanes porque la mayoría pertenecían a la alta burguesía y no se mezclaban con los pobres, y yo en ese tiempo estudiaba y trabajaba. En 1956, ya en Espasa Calpe, me invitaron a asistir a las tertulias del café Gijón, en Madrid, y que presidía en silencio Gerardo Diego, y fui y me hice amigo del poeta que fue una especie de maestro y una persona extremadamente generosa.”

- A usted lo encasillan como poeta de la generación del 50 pero ¿se siente miembro de esa generación?

“La generación es discutible porque se habla de la del 98, el 27 y los 50 pero queda mucha gente descabalgada porque no se le ubica en esas mismas generaciones. El 98 coincidió con la crisis de la pérdida de las ultimas colonias y hubo una renovación y la necesidad de ver España de manera tradicional pero con otros ojos; la del 27 fue una generación que conectó con los movimientos internacionales mientras que la de los 50 representó a la de los niños de la guerra, los que se encontraron con los problemas de la postguerra pero entre esas generaciones hay otras generaciones no tienen una situación social o mundial que las identifique. Por eso digo que esto de las generaciones es caprichoso.”

- Y aunque para usted sea caprichoso, ¿con que poetas de la generación del 50 se identifica?

“El primer Claudio Rodríguez, que tiene un libro maravilloso, El don de la ebriedad; el último José Ángel Valente, el de No amanece el cantor, si bien Valente me parece un poeta demasiado intelectual y frío pero que con este libro reveló al gran poeta que fue. Me gusta mucho Francisco Brines y su El otoño de las rosas porque es un libro culminante y luego hay otra gente como Antonio Gamoneda, que es un grandísimo poeta y Ángel Crespo, Manuel Padorno y Luis Feria, aunque conecto más con la poesía de Padorno.”

- ¿Y José Corredor-Matheos con cual de sus libros se siente más satisfecho?

“Los que estudian mi poesía dicen que se produce un cambio sustancial a mitad de los años setenta porque mi trabajo poético no tienen nada que ver con el de mi generación. En aquellos tiempos yo era próximo a los comunistas porque sabía que no iban a ganar y escribía una poesía espiritual cada vez más alejada de la denuncia que, ya en democracia, entendí que no resultaba tan necesaria. Fue una época en la que escribía poemas influido por la poesía china y japonesa porque ese cambio del que hablan los expertos no solo fue un cambio literario sino también espiritual aunque ya desde los años cincuenta me interesaba el hinduismo.”

- ¿Le interesan las creencias orientales?

“Las creencias que más me interesan son el budismo zen y el tao lo que no querer decir que no me preocupe por el cristianismo porque los místicos cristianos en el fondo dicen lo mismo que el budismo zen y el tao.”

- ¿Y qué es lo que más le interesa de las religiones?

“Lo que más me interesa de las religiones son las creencia que hay en su fondo ya que al final se unen. Por eso cuándo me preguntan en que creo, yo digo que creo pero no sé en qué porque no sé ponerle nombre a eso.”

- Pero volvamos a la pregunta anterior, ¿aún no me ha dicho con cuál de sus libros se siente más satisfecho?

“Los que estudian mi poesía dicen que Carta a Li Po porque es un libro en el que me descubro a mi mismo. En 2004 publiqué El don de la ignorancia y al año siguiente me dieron el Premio Nacional de Poesía, que supuso un gran reconocimiento y al mismo tiempo algo así como la culminación.”

- Ha ejercido la crítica de arte. ¿Cómo se critica un cuadro, una escultura?

“Es una tarea muy difícil porque la crítica tiene a veces algo como de imposible y no debe ser un análisis frío como si lo criticado se tratara de un artefacto. Creo, más bien, que la crítica debe proponer un discurso paralelo a la obra de arte.”

- He leído que se define así mismo como una persona moderadamente apocalíptica.

“Lo de moderadamente lo decía para disimular pero ya no.”

- Pero dicho esto, ¿qué espacio le queda entonces a la poesía?

“Creo que la poesía tiene espacio aunque se trabaja demasiado y hayamos dejado de hablar entre nosotros para resolver los problemas. Es verdad que la gente no tiene la costumbre de leer poesía, ya que se requiere mucha serenidad y silencio para estar despierto pero los recitales son un éxito quizá porque la poesía es para ser oída más que para ser leída.”

PUNTO Y APARTE

“Un manchego de nación”

TEXTO

José Corredor-Matheos es un poeta manchego que lleva viviendo prácticamente toda su vida en Barcelona, donde ha reivindicado su españolidad lo que le ha granjeado algunos problemas con los independentistas que no entienden a un hombre que se define “manchego de nación, como decían los clásicos”. La mirada del escritor sobre los nacionalismos no ha dejado de ser así crítica. El nacionalismo es un concepto anticuado y romántico, y poco ayuda seguir esta bandera en unos tiempos como los actuales que están marcados por la crisis. Esa misma crisis que ha generado un mundo “desquiciado, en el que todo se quiebra, se parcela, se fragmenta.” Un mundo en el que la gente ha dejado de tener ilusiones porque les cuesta vivir. En este estado alterado de las cosas, el poeta advierte que es idóneo para que aparezcan movimientos separatistas que alimentan las esperanzas de las personas ignorantes y de buena fe que no están bien informadas, y todas ellas resultan muy fáciles de manipular. “Lo terrible es que desde el centro no lo saben porque no habla con la gente. No sabe que en Cataluña existe una franja muy amplia de gente no bien informada que es susceptible de esas manipulación”, concluye.

Saludos, estrellas, desde este lado del ordenador.

2 Responses to ““La poesía es para ser oída más que para ser leída””

  1. Cecilia Domínguez Luis Says:

    Felicidades por la excelente entrevista. Yo la leí en “El perseguidor” y,la verdad, me pareció muy completa y esclarecedora.¡Enhorabuena! Y un abrazo, también desde este lado del ordenador

  2. admin Says:

    Muchas gracias, Cecilia. Un abrazo muyy grande.

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