Archive for Marzo, 2019

Cunetas y La muñeca rota, premiados en la Muestra Internacional de Cortometrajes de la Universidad de La Laguna

Jueves, Marzo 14th, 2019

La Muestra Internacional de Cortometrajes de la Universidad de La Laguna, MIDEC, ofrece este jueves, 21, y mañana vierners 22 de marzo la proyección de los cortometrajes ganadores y finalistas de su decimosexta edición. Por primera vez Multicines Tenerife, sede del Aula de Cine de la ULL, acogerá la programación prevista por la MIDEC. La entrada será gratuita hasta completar el aforo de la sala.

Los miembros del Jurado de esta edición del certamen, compuesto por Joaquín Ayala, José Ambrosio González, Beatriz Martín de la Rosa y Luis Adern Ortoll en calidad de presidente, determinaron otorgar el Premio al Mejor Cortometraje a Cunetas, del director catalán Pau Teixidor, y el Premio al Mejor Cortometraje Canario a La muñeca rota, del cineasta grancanario Daniel León Lacave. Asimismo, el jurado quiso reconocer la calidad de otros cortometrajes participantes a través de una Mención Especial a la Mejor Dirección para Pablo Adiego por Camposanto, Mención Especial a la Mejor Interpretación para la actriz Nuria Herrero por su papel en Seattle, de la directora Marta Aledo; Mención especial al Mejor Cortometraje de Animación para Areka, de Begoña Vicario; y Mención especial en la categoría de cortometrajes canarios para El mar inmóvil de la directora natural de Gran Canaria Macu Machín.

Las sesiones de proyección se estructurarán en tres bloques que arrancarán el jueves día 21 de marzo, a las 19:00 horas. La segunda sesión será el mismo día a las 20:30 horas. Esta primera jornada estará dedicada a los trabajos finalistas participantes en esta 16ª edición: los cortometrajes de producción española El becerro pintado (David Pantaleón), Madrehijahermana (Alfonso Nogueroles), Nocturnos (Miguel Ángel Mejías), El nadador (Pablo Barce Orellana), Matria (Álvaro Gago) y La bomba (Manu Pons), y El monte (Claudia Caremi, Cuba), O vestido de Myriam (Lucas H. Rossi, Brasil), Les miserables (Ladj Ly, Francia) y A friend in me (Gianluca Manzetti, Italia).

El viernes, día 22, está prevista la proyección de los trabajos ganadores en las categorías de Mejor Cortometraje y Mejor Cortometraje Canario, así como los títulos merecedores de menciones especiales, en una sesión que dará comienzo a las 19:00 horas. A las 21:00 horas del mismo viernes tendrá lugar la Gala de entrega de premios, que contará con la presencia de los galardonados y un director invitado cuyo nombre será anunciado próximamente. Además, la ceremonia acogerá la entrega del XXIII Premio Internacional de Guiones Cinematográficos de Cortometrajes de la Universidad de La Laguna, que este año se concederá ex aequo a Tiritas, del autor Víctor Palmero Guerola, y El crédito, de Iván Serra Martín. El Jurado del certamen de guiones estuvo presidido por Antonio Herrera Tomás, junto a Attua Alegre Paiz, Beatriz Martín de la Rosa y un servidor.

Saludos, cortos, cortos y cortos, desde este lado del ordenador

Nicolás Melini y la ‘Transcripción. ¿Qué está pasando con el feminismo?’

Miércoles, Marzo 13th, 2019

ATTK Editores publica el libro Transcripción. ¿Qué está pasando con el feminismo? Dilema entre el feminismo dogmático y el feminismo predogmático (y otras cuestiones culturales), del escritor Nicolás Melini.

El escritor ofrece en estas páginas, una “visión independiente de lo que sucede con el feminismo siguiendo la actualidad de los principales acontecimientos que han tenido lugar durante el llamado Año Feminista, 2018″.

Entre otros temas, Nicolás Melini reflexiona sobre el feminismo dogmático y el fascismo político y cultural y expresa que “En un mundo donde las condiciones cambian con mayor velocidad, poder modificar las propias creencias sin perder la coherencia depende (todavía más que antes) de la solidez de los valores”.

El libro se puede adquirir en formato electrónico a un precio de 5 euros a través de la plataforma Amazon en el siguiente enlace https://amzn.to/2HhoNNZ

* Portada del libro, una obra del pintor Augusto Vives,

Saludos, prosit, desde este lado del ordemador

Cuatro novelas finalistas al premio Ciudad de Santa Cruz a la mejor novela negra 2018

Martes, Marzo 12th, 2019

Cuatro novelas aspiran al premio Ciudad de Santa Cruz como mejor novela negra de 2018 en la cuarta edición del Festival Atlántico de Género Negro, Tenerife Noir. Se trata de Corazones negros, de Noelia Lorenzo; Cuando gritan los muertos, de Paco Gómez Escribano; Las voces de Carol, de Clara Peñalver, y El porqué del color rojo, de Francisco Bescós.

El festival presentó las obras seleccionadas este lunes, 11 de marzo, en una rueda de prensa celebrada en el Hotel Escuela Santa Cruz de Tenerife en la que participaron el escritor tinerfeño Javier Hernández, director de la sección literaria de Tenerife Noir, y Alberto Ávila, gerente de Hoteles Escuela de Canarias (Hecansa), empresa adscrita a la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias.

Tenerife Noir entrega el premio Ciudad de Santa Cruz a la mejor novela negra publicada en España en el año anterior al de su concesión; por tanto, corresponde ahora conceder el galardón a la que sea calificada como la mejor obra de 2018, a juicio de un jurado integrado por el director de contenidos de la Semana Negra de Gijón, Ángel de la Calle; la escritora Yurena González; la librera de Librería de Mujeres de Tenerife, Izaskun Legarza, y el crítico y un servidor.

“Creo que esta es la edición en la que el jurado lo tiene más complicado; pienso que en los años anteriores no había tanta igualdad en la calidad de las obras, este quinto año del premio es en el que va a haber una competición más dura”, adelantó Javier Hernández, quien destacó que el Ciudad de Santa Cruz es el único premio que se entrega en España a una novela negra publicada que cuenta con dotación económica, que asciende a 3.000 euros. Se trata de la quinta edición del galardón, mientras que la de 2019 es la cuarta del Festival Atlántico de Género Negro, porque el Ciudad de Santa Cruz fue creado por los mismos promotores en el marco de unas jornadas que, al año siguiente, dieron origen a Tenerife Noir.

Por su parte, Alberto Ávila agradeció a Tenerife Noir su propuesta de colaboración al Hotel Escuela Santa Cruz de Tenerife, “al proponernos servir de sede a un festival que cuenta ya con una trayectoria consolidada y que seguro tendrá un horizonte aún mayor; la celebración de eventos de este tipo en los Hoteles Escuela de Canarias es interesante para la formación turística de nuestros alumnos, que se involucrarán directamente en la organización del evento y, especialmente participarán en la cena temática en la que se anunciará el premio Ciudad de Santa Cruz”, manifestó el gerente de la empresa.

Las obras

Publicada por Eiren, la novela de Noelia Lorenzo es la primera obra escrita por una mujer que forma parte de la colección Cosecha roja de la editorial vasca. “Es una editorial independiente que apuesta por el talento”, destacó Javier Hernández, quien señaló también que Corazones negros llega a Tenerife Noir con los avales de ser finalista en el Premio Dashiel Hammett de la Semana Negra de Gijón y en el premio que entrega la Asociación de Amigos de la Literatura Policiaca Novelpol, que ha escogido a Tenerife Noir como el evento en el que anuncia su fallo cada año.

Alrevés es la editorial que publica Cuando gritan los muertos, de Paco Gómez Escribano. “Es una editorial que está copando el mercado de jóvenes proyectos, mientras que Paco es el más clásico de los escritores de género negro actuales, aunque él se reivindica autor de ‘literatura quinqui’”, apuntó Hernández. El Cuqui y el Tente, sus protagonistas, deciden plantar cara a el Dandy, jefe de la mafia corrupta que encargó un atraco hace muchos años, una acción que costó la vida de sus amigos y, también, aunque sin llegar a morir, la vida propia. Un pasado lleno de fantasmas regresa al barrio donde sobreviven a duras penas.

“La literatura de Clara Peñalver sabe conjugar la tensión del thriller con aspectos educativos. Es la autora actual más capaz de dar saltos sin caerse y ser creíble. Tiene una gran capacidad para convencer”, explicó el responsable de la sección de Literatura de Tenerife Noir en referencia al reto de resolver el complejo ambiente creado en torno a las escuchadoras de voces paranormales en Las voces de Carol, publicada por EdicionesB. Ambientada en Málaga, ciudad que, bajo su apariencia luminosa, desvela un lado oscuro a través de la investigación de la inspectora Carol Medina, que discurre sin respiro hasta un desenlace inesperado.

“Salto de página es una editorial que selecciona muy bien a los autores que publica, competir bajo su sello es también un aval –explicó Hernández–. El porqué del color rojo es una obra sorprendente, un thriller que se desarrolla en el mundo rural, en un ambiente de ironía y de cinismo en torno al mundo de la vendimia, todo ello, enjugado en los paladares literarios del vino”. Francisco Bescós ya consiguió el Premio Pata Negra que otorga el Congreso de Novela y Cine Negro de Salamanca con esta novela protagonizada por la teniente Lucía Utrera, la Grande, que se adentra en un caso aparentemente de poco calado con la única ayuda de un equipo de guardias inexpertos y un sacerdote con problemas para controlar su ira.

Saludos, negrísimos, desde este lado del ordenador

Fallece el escultor Martín Chirino

Lunes, Marzo 11th, 2019

Martín Chirino falleciió a la respetable edad de 94 años en Madrid. Escultor y nacido en Las Palmas de Gran Canaria con él desaparece uno de los grandes artistas canarios que trascendieron las fronteras insulares para ser universal.

Miembro del grupo El Paso, su estilo se convirtió en una seña de identidad, seña que en sus esculturas al aire libre se transformaron pronto en símbolo de la ciudad que las acoge. Pienso ahora en su Lady Tenerife, ubicada en la plaza del Arquitecto Alberto Sartoris en la capital tinerfeña y en El sueño de los continentes, en la plaza de Europa y pieza que permaneció mutilada antes de la celebración, ironías de la vida, de unos carnavales aunque más tarde fue restaurada ante la presión popular.

Como la mayoría de los artistas isleños que se volvieron continentales mirando siempre hacia su lugar de origen, Martiín Chirino fue un hombre entregado a su arte, así como uno de los grandes referentes nacionales que le valió que recibiera en 1980 el Premio Nacional de Artes Plásticas al mismo tiempo que su obra se exhibía en el Metropolitan Museum Art, Guggenheim de Nueva York, el Reina Sofía o en el MACBA de Barcelona.

Dicen que se definía como un “herrero” y que ejerció una poderosa influencia en el uso del hierro forjado como medio de expresión plástica, un trabajo artesano de tradición española, que, como señaló otro artista, Antonio Saura, supo sintetizar con las más actuales preocupaciones espaciales.

La galería Marlborough de Madrid presentó su última antológica, que incluyó alguna obra del moibiliario de su casa. Fue, al margen de escultor, presidente del Círculo de Bellas Artes entre 1983 a 1990 y cuenta con una Fundación de Arte y Pensamiento que lleva su nombre.

En cuanto a su trabajo, Martín Chirino solía decir que mantenía “un diálogo con el arte primitivo y los materiales y el paisaje nativo de las Islas Canarias” solo que visto a través de los ojos de “la evocación imaginativa y la memoria” de un artista adolescente que “soñaba con mover el horizonte de su playa”. Este sueño supo materializarlo en geometrías espaciales, por lo general espirales, con las que quiso “iluminar el espacio que las rodea y ser a la vez, para quien las contempla, enigma y revelación”.

* En la imagen Martín Chirino presenta la restauración de la escultura Lady Tenerife en julio de 2015

Fallece Angélica Castellano Suárez, directora de la Sociedad Científica del Museo Canario

Viernes, Marzo 8th, 2019

Lo primero que pienso es que no es verdad, que no es verdad que ya no esté entre nosotros, que ya no me la vuelva a tropezar y a disfrutar de su generosa compañía, de su conversación, de todos esos ratos que iluminaba con su presencia y que supieron abrirse en mi corazón y ordenar de paso el laberinto de mis ideas.

Para mi era sencillamente Chiqui, aunque su nombre era el de Angélica Castellano Suárez, directora de la Sociedad Científica El Museo Canario desde 2016.

La conocí en septiembre del año pasado en la primera edición del Festival Hispanoamericano de Escritores que se celebró en Los Llanos de Aridane y volví a coincidir con ella en diciembre en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad que acogió el II Congreso de Museos de Canarias, jornadas en las que coincidimos en varias ocasiones y en las que tuvimos tiempo de conversar sobre lo divino y lo humano. Recuerdo de aquellos días de intenso trabajo una cena en un restaurante que antaño, me dijeron, había sido lugar de tenidas de masones. En ella estábamos con Chiqui, el escritor Santiago Gil, su compañero sentimental al que le envío un gran abrazo desde esta orilla y el también escritor Andrés Trapiello, entre otros.

Apenas alcanzo a recordar lo que hablamos aunque probablemente el tema dominante fuera el literario por la calidad de los comensales. Horas antes, me había tropezado con Chiqui en el Museo Canario en la inauguración de una exposición de fotografías que intentaban poner de manifiesto que el aborigen que todos llevamos dentro se conserva en muchos casos racialmente. Como siempre que me la encontraba, cruzamos las bromas habituales porque la vida nos parece eterna hasta que llega alguien y nos demuestra lo contrario. El problema es cuando se lleva a una persona con la que mantienes una complicidad que me resulta milagrosa y por milagrosa tan poco dada a que se reproduzca todos los días.

Chiqui se nos fue demasiado joven, y eso da mucha más rabia cuando escribo estas líneas apresuradas y a modo de liberar la pena profunda que siento ante el anuncio de su ausencia. No es fácil querer a una persona nada más conocerla, pero con ella fue así. Y sé que el sentimiento fue mutuo.

Conocerla, conocerte, fue un milagro.

No puedo decir más, salvo que te envío miles de besos, querida amiga, y el aviso de que tarde o temprano nos veremos…

Los clarines del miedo, una novela de Ángel María de Lera

Viernes, Marzo 8th, 2019

La vida de Ángel María de Lera reúne los elementos suficientes para convertirla en una serie de televisión o un largometraje con el objetivo de mostrar lo que pasó con aquellos militares republicanos que, tras cumplir condena, se incorporaron como buenamente pudieron a la España del nuevo régimen, aquel contra el que habían luchado y que, finalmente los condenó y más que rehabilitados los soltò en la calle porque ya no eran tiempos de juicios sumarios y paredones de fusilamiento.

El miedo que pasó durante la guerra, asumido por ser soldado, y el miedo que larvó en las prisiones franquista es una constante en muchas de sus obras, aunque palpita por encima de la mayoría, en Los clarines del miedo.

Tras desempeñar varios oficios en la España de la postguerra como el de peón de albañil, barrendero, agente de seguros y contable de una pequeña fábrica de licores, Ángel María de Lera publica su primera novela Los olvidados en 1957 y más tarde otros libros de ciorte autobiográfico como Las últimas banderas, novela por la que obtuvo el premio Planeta en 1967 y en la que recrea la constitución del Consejo o Junta del coronel Casado (ese estrafalario golpe militar y político que se produce en Madrid en 1939), así como la entrada triunfal y los días inmediato a la ocupación de la capital de España por el ejército nacional.

No obstante, si hay un título a reivindicar en este autor con el alma partida es Los clarines del miedo, una, si no la mejor, novela que se ha escrito sobre el mundo del toreo, y novela que fue llevada al cine por Antonio Román en 1958, el mismo años de su publicación, y que cuenta con Francisco Rabal como el Aceituno, el veterano y cobarde muletilla que trabaja a las órdenes deel Filigranas, torero joven al que le vence también el pánico en las corridas que ofrecen por los pueblos de provincia.

Ángel María de Lera cruza en este relato una historia de amor, aunque ésta pasa a un segundo plano porque pone elacento en la relación paterno/filial que se da entre los dos grandes protagonistas masculinos de la novela, hombres que fingen una valentía que no tienen en el ruedo, y también fuera de la arena.

El retrato que ofrece el escritor de aquella España caverníciola que se resiste a desaparecer es otro de los grandes temas de una novela que tuvo que torear con la censura para reflejar la dura mollera que caracteriza el españolito que viene al mundo con agradecido tintes neorrealistas. La visión descarnada de un pueblo acostumbrado a los cambios (cambios sangrientos) para que las cosas continúen igual.

El mismo apodo de los protagonistas, el Filigranas y el Aceintuno, define a dos personajes que, a su manera, representan a la España de aquellos años. Por un lado, una vencidad y con el espíritu maltratado por la cobardía. Por otro, una juvenil que no encuientra referentes ni en sus padre ni en sus abuelos. Una generación que intenta abrirse camino en un país desvastado aunque en proceso de lenta transformación.

Somos conscientes que el nombre del escritor apenas es recordado en la actualidad, pero sí que disfrutó de cierto predicamento en los años 50 y 60 en los ambientes literarios del franquismo porque sus novelas estaban muy pegadas a la realidad de su tiempo así como profundamente ligadas a su memoria de derrotado. Esto no explica que su nombre resulte todavía el de un desconocido para todos aquellos que presumen de vocación lectora con acento cañí y que sus mejores obras, como Los olvidados y Los clarines del miedo, no se reivindiquen como se merecen. Sirvan estas modestas líneas a modo de reconocimiento, en especial a la que, a nuestro juicio, es su obra maestra o al menos su trabajo más redondo: Los clarines del miedo, libro en el que además de describir con conmovedor realismo el mundo de toreo de feria, destaca por unos personajes bien trazados, sólidos y convincentes, en especial la pareja masculina de profesionales de la capa y el estoque y a través de los cuales se desencadenará el drama.

La llamada fiesta nacional es vista desde el punto de vista de los toreros, desde las entrañas del hombre que en traje de luces salta al ruedo para desafiar al toro bravo, ese gigantesco y poderoso animal que no parece de este mundo, solo que el retrato, perlado de gotas de sudor y olores en los que se mezcla la sangre con el vino y que parece que anuncia la misma muerte, es el de una pareja de perdedores que trabajan en esto más que por vocación por supervivencia. No han perdido, sin embargo, sus sueños de salir por la puerta grande en Las Ventas.

Mientras tanto y como pueden, viven historias de amores fugaces en los pueblos donde trabajan, localidades donde tienen mucho cuidado en esquivar a los jóvenes garrulos de la zona, siempre pendientes en que no se líen –y desgracian– a las mozas del pueblo.

Ángel María de Lera falleció en 1984. Su muerte puso fin a la carrera de un brillante escritor social que cuenta con su propio ciclo de novelas sobre la Guerra Civil española. Ciclo que inició con Las últimas banderas y que continuó con Los que perdimos, La noche sin ribera y Oscuro amanecer. Fue también uno de los primeros escritores en estudiar y publicar sobre los hijos de la viuda en la España de la Transición, La masonería que vuelve aunque si aún es recordado por unos pocos es por, precisamente, Los olvidados y Los clarines del miedo, un díptico muy interesante a través del cual se observa con mirada de cronista la crudísima realidad de un país, España, que aún late dispersa por esa geografía que parece, ya ven, la piel de un toro. De un toro bravo dispuesto a morir matando.

Saludos, no se lo pierdan, desde este lado del ordenador