Elevación, una novela corta de Stephen King
Hace unos días me desprendí de los libros de Stephen King aunque me quedé con tres por razones muy personales, fueron los tres primeros que escribió y leí de él.
No creo que termine releyendo sus novelas aunque se trata de un escritor al que sigo con atención enn cada nuevo título que presenta. Y presenta más dos en un año.
Siento un profundo agradecimiento por el señor King, agradecimiento porque sus libros contribuyeron a mi afición a la lectura, y libros que, como he dicho antes, leo con la esperanza, cada vez más minimizada, de que me sorprenda como la primera vez.
Pero no hay manera. Continúa siendo el escritor que te hace leer más de quinientas páginas sin que apenas te des cuenta pero también hace que uno piense que está leyendo la misma novela con el que lo descubrió. La misma novela solo que aumentada, pero por ahí desfilan los mismos personajes, las mismas situaciones planteadas en escenarios diferentes por protagonistas de clase media y baja. En muchas de sus historias, estos personajes acabarán por unirse para acabar entre todos con lo que los asusta. En algunas ocasines el mal pierde y en otras ganas porque así se las gasta King.
Demócrata convencido, Stephen King se ha radicalizado en sus últimos libros contra Donald Trump, un tipo que parece inspirado en el candidato a presidente de La zona muerta, un lobo con piel de cordero.
No me entusiasmó demasiado El instituto, que debe ser su última novela publicada antes de que presente otra, pero King continía inundando el mercado con otros productos literarios que como Elevación me hacen cambiar tímidamente la opinión que llevo arrastrado de su trabajo estos días, ya que sigo insistiendo en que el escritor se mueve muy bien en el territorio del relato y de la novela corta, y Elevación como la simpática El visitante, es una novela corta navideña. Un librito editado con cierta mimo –contiene ilustraciones en blanco y negro– que guarda un bonito mensaje.
El libro está dedicado a Richard Mathenson, uno de los más grandes escritores fantásticos nortemericanos de la segunda mitad del siglo XX, y la novela pretende mantener ese tono mathensiano con generoso agradecimiento. De hecho, ese respeto que guarda al autor de Soy leyenda es de lo mejor de una novela en la que no faltan ingredientes tan kingneanos como un héroe que no debe serlo que se enfrenta rodeado de amigos a un problema que no tiene ninguna explicación. Puede entenderse también como su peculiar revisión de un clásico de Mathenson, El increíble hombre menguante, así que el final de Elevación tiene conexión con el que planteaba Mathenson en su historia sobre un hombre que va empequeñeciendo.
En Elevación el protagonista pierde peso (perder peso obsesiona a King, lo utilizó ya en Maleficio, una novela escrita bajo el pseudónimo de Richard Bachman) pero no masa corporal. Partiendo de esta premisa fantástica, el autor da una lección de convivencia muy estadounidense al narrar cómo con un gesto se pueden mandar a paseo los prejuicios. En esta historia, centrado la presión que una pequeña comunidad ejerce con una pareja de lesbianas aunque terminarán por implicarse en la no tan apacible ciudad de Castle Rock cuando ésta supere determinados prejuicios.
Al margen de que los prejuicios desaparezcan casi de un plumazo por un hecho que protagoniza una de las lesbianas y en la que se implica el protagonista del libro, Scott Carey, el mismo nombre del protagonista de El increíble hombre menguante, Elevación es una bonita historia de aceptación y un canto a los buenos amigos, que son aquellos que están contigo en los momentos difíciles.
Stephen King no ha escrito una novela de terror sino un cuento de Navidad sin la gracia de Dickens. Aunque Dickens no estuviera en la cabeza del escritor.
Como tributo a Richard Mathenson la novela se lee con trepidante interés y no decepciona en ningún momento. Stephen King es un gran narrador, así que se mueve muy bien en la novela realista, y esta novela tiene mucho de realista como de fantástica y el escritor sale muy bien librado de la combinación si uno cede a las buenas intenciones que plantea desde la primera página.
No decepcionará a los lectores de King pero tampoco al primero que llegue a la estajanovista producciñon de un escritor que ha hecho su literatura con el material con el que se hacen los sueños y… las pesadillas.
Saludos, que los dioses lo guarden en su gloria, desde este lado del ordenador