Non corris peorum est, un libro de Jaime Centurión

A principio de los años 90 del siglo XX (parece que fue ayer pero no lo es) apareció un libro que produjo una pequeña conmoción en el mundillo literario de las islas.

Su título ya anunciaba el carácter de aquella obra, una obra que nadaba entre las aguas de la autobiografía y la novela gamberra. Su manera de contar las cosas estaba teñida de un espontáneo sentido del humor que hacía más auténtica su lectura.

El libro se titulaba Tocándome los cojones y su autor Jaime Centurión, un tipo que estaba muy alejado de los círculos literarios de las islas, prácticamente en sus antípodas, por lo que era y es un espíritu libre, que vive al margen de riñas de café o de charlas cacofónicas y estériles en las redes sociales.

Tras la publicación y convertirse en una obra de culto, Tocándome los cojones generó toda clase de opiniones lo que puso de manifiesto que aquel libro no dejaba indiferente a casi nadie.

Hubo que esperar sin embargo varios años más tarde para encontrar una nueva obra de este escritor, Dos corriendo por tres calles, libro en el que repetía más o menos la misma fórmula de Tocándome los cojones: un relato en primera persona narrado con notable sentido del humor.

Esta segunda experiencia daba así algo parecido a su primer libro: un buen rato y una reflexión sobre las cadenas que nos someten y la forma de librarse de ellas.

No disfrutó Dos corriendo por tres calles del impacto del primero pero no engañó a nadie ya que dentro de las páginas latía el espíritu de Jaime Centurión, uno de esos escritores que escribe más con el corazón que con la cabeza, aunque a veces hace sostener un diálogo a su pasión con su inteligencia, bastante agudo y sensible.

Luego, inesperadamente, se volvió a producir el silencio. Los irradiados preguntaban dónde estaba Jaime Centurión y si continuaba escribiendo. Unos veinte años después de aquella sacudida regresa con un nuevo libro Non corris peorum est e insiste en su fórmula original aunque en esta ocasión también hay cambios. Cambios tan radicales como prescindir de la primera persona y volcarse ahora con la tercera aunque cuente con un protagonistas que a todas luces es Jaime Centurión, solo que aquí se llama Merino.

El libro relata un largo viaje por las islas griegas y la huida de su protagonista hacia su Ítaca particular. Detrás deja muchas cosas pero como recompensa encontrará otras sin estropear en la pequeña isla donde recala, Amorgos. Un pedazo de paraíso mediterráneo en el que se encuentra con una variopinta galería de personajes.

Con ecos que no camuflan sino subrayan la literatura de W.G. Baldes, Non corris peorum est incluye algunas fotografías que apoyan las pequeñas historias que narra este libro sin perder en ningún momento su sentido del humor, aunque el humor de Non corris peorum est resulta más serio, como más maduro respecto a sus obras anteriores. Es probable que la tercera persona sea determinante, aunque si uno entra en el juego disfrutará más que Tocándome los cojones y Dos corriendo por tres calles quizá porque ha envejecido más o menos como el autor.

En la novela se cruzan libros, como uno de Bukowski en una traducción al italiano; naturales de Amorgos y un equipo de hippies de distintas nacionalidades que conviven en un escenario rico por políglota pero en el que todos se entienden gracias al inglés.
Hay ofrendas a Palas Atenea y playa y canutos bajo el sol y bajo las estrellas. Una vida plácida y diría que feliz. Una novela cuya despedida resulta emocionante por pastoril.

La incógnita ahora es preguntarse cuándo regresará con otro libro Jaime Centurión y por dónde irá en esta ocasión. Para los tiempos que vivimos, la literatura de escritores de este fuste son tan necesarias como el agua en cualquier parte del mundo.

El humor, ya se sabe, es muy necesario para, más que tomarse, encajar las cosas en serio. La risa alivia y serena, despeja la mente y esto es lo que hace, precisamente, Jaime Centurión con sus libros. Un escritor que engancha y sabe generar lectores.

(*) En la imagen, portada del libro con el anuncio de la presentación a finales de diciembtre de 2019

Saludos, a vivir que son dos días, desde este lado del ordenador

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