Celestino Hernández: “José Martín es un pintor al margen”
Poco por no decir nada se sabía del pintor José Martín (Tazacorte, 1922-1996) hasta que el especialista Celestino Celso Hernández Sánchez (La Palma, 1956) comenzó a investigar sobre su vida y su obra dando como resultado una exposición que el año pasado se pudo ver en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), en la capital grancanaria y más tarde en el Espacio Cultural de CajaCanarias en Santa Cruz de La Palma. La muestra llega ahora a Tenerife, donde permanecerá hasta el 16 de abril en la Fundación Cristino de Vera, en La Laguna, aunque con muchísimos menos cuadros, 17 en total, de los que se pudieron ver en el CAAM y el Espacio Cultural de CajaCanarias, 107 y 77 obras, respectivamente.
Artista outsider, “al margen de modas y reconocimientos”, explica Celestino Hernández, los especialistas no terminan de ubicar la producción de un artista del que se conmemora este año el centenario de su nacimiento. Para conocer mejor este “desconocido” del arte en Canarias, se prevé presentar el catálogo de la exposición el 8 de marzo en la Fundación Cristina de Vera y el 15 del mismo mes, una conferencia que impartirá el crítico de arte Fernando Castro Flórez, quien se ha sumado con entusiasmo y entre otros a la recuperación de José Martín.
- ¿Por qué hay menos obras en la retrospectiva de José Martín en la Fundación Cristino de Vera que las que hubo en el CAAM y CajaCanarias en Santa Cruz de La Palma?
“La previsión inicial era contar en Tenerife con igual número de obras que en Gran Canaria y La Palma, siempre y cuando se contara con un espacio amplio pero por cuestiones de planificación de temporada no se pudo contratar el espacio que habíamos pensado inicialmente por lo que al final se tuvo la posibilidad de presentar la exposición en la Fundación Cristino de Vera, solo que una síntesis del conjunto de su obra aunque con una particularidad y es que esta exposición cuenta con cuatro composiciones que no se vieron ni en La Palma ni en Gran Canaria”.
– ¿Estas cuatro obras pertenecen a las “pinturas raras” del artista palmero?
“Corresponden a su pintura más interesante, original y onírica, de inspiración más personal y que él mismo llamaba “pinturas raras” ya que tenía más dificultad de salida. De hecho, una de ellas se ha puesto como cabecera de la exposición en la Fundación Cristino de Vera, pintura que lleva el título de La liberación de la mujer, un cuadro en el que representa figuras femeninas y solo aparece una masculina encadenada”.
– José Martín es un artista prácticamente desconocido en las islas, ¿cómo llega usted a su pintura?
“José Martín era prácticamente desconocido, así que nadie que vea ahora sus obras y lo que está sucediendo con ellas sentirá que lo conocía. Tuvo una aparición muy breve en el mundo del arte, fue en la galería Conca a finales de los 70 cuando se incorpora gracias a la labor que desarrolla Cándido Camacho, que habla con el dueño de la galería de este artista. Gonzalo Díaz, el Conco, se sorprende al descubrir el trabajo de José Martín pero el pintor regresa al ostracismo a mediado de los 80. Fallece en 1996 y ya han transcurrido 30 año en los que no se supo nada nuevo hasta ahora”.
- ¿Cómo llega hasta él?
“Me encontraba en Tazacorte y una escritora de la localidad, Elica Ramos, me habló de él y mostré interés en conocerlo. Me dirigí a donde vivía, sería en el verano de 1988, una casa cueva situada en el barranco de Tenisca, prácticamente en la desembocadura que da al puerto nuevo de Tazacorte”.
- ¿Y cómo lo recuerda?
“Como un hombre que llamaba mucho la atención. Tenía la voz ronca y era de modales bruscos y bastante desconfiado, pero luego supe que tenía motivos para serlo porque tuvo conflictos con la justicia que lo llevaron a la cárcel de Los Llanos de Aridane, Santa Cruz de La Palma, Santa Cruz de Tenerife y al penal del Puerto de Santa María, en Cádiz, al que los presos conocían como “El penal del Saco”. Al principio, su trato era muy complicado pero una vez entraba en confianza ya podías hablar aunque a cuenta gotas. Tuve la suerte de que aceptara dar algún paseo conmigo y de visitar los sitios que me dijo que lo llevara”.
- ¿Cuáles fueron esos conflictos con la justicia?
“Sus problemas con la justicia empezaron en verano de 1947, a la edad de 25 años. Había salido del cuartel y llevaba una vida irregular. Los documentos que pude encontrar hablan de alboroto público, faltas a la autoridad y embriaguez que terminaban en arrestos de una semana o diez días. Entre 1948-49 tiene un problema gordo al falsificar billetes de cien pesetas que hace a mano y con acuarela. Todo apunta a que fue un gesto juvenil sin mayores consecuencias, que fue una manera de tener un sustento para hacer lo que quería, que era pintar. Me imagino que hizo esta falsificación inducido también por algunos amigos. Al ser detenido por la policía, se le juzgó y fue condenado a doce años y un día, siendo trasladado al penal del Puerto de Santa María aunque, por una vez, la vida le sonríe al ser uno de los beneficiados de una amnistía franquista, por lo que cumple solo tres de los doce años de condena”.
- Ha dicho que, por una vez, la vida le sonríe…
“La vida de José Martín fue bastante complicada. No encaja en la sociedad, la familia y el pueblo de su momento por lo que decide irse. Primero vive en la costa de Tazacorte al no encontrar acomodo dentro del pueblo y tiene unas pocas amistades. Consume alcohol y marihuana, por esta última tendrá un juicio años más tarde. Hay que pensar que Franco gana la guerra y que gobierna durante 40 años y que las conductas que no resultaran las habituales y aceptadas por aquel régimen podían ser incluso castigadas y para evitar esa conflictividad decide separarse e irse a vivir por su cuenta”.
- ¿De qué vivía?
“Tuvo una cierta habilidad que le enseña su padre, maestro de obras a la antigua usanza, de modo que cuando no tiene recursos, busca trabajo en el sector de la construcción pero no se quedaba, sacaba lo que necesitaba para seguir tirando y volver a su refugio y a su pintura”.
– Como conocedor de su obra, ¿qué características destacaría?
“Siguió dos líneas, por un lado la de un tipo de arte por el que sí era aceptado y que le resultaba fácil de vender, y José Martín vendía muy barato porque consideraba su trabajo artístico como el de un trabajador, y que se compraba para decorar el salón y unas pocas que realizó por encargo, como son las composiciones religiosas. La otra faceta, la más interesante, son las composiciones de libre interpretación, aquellas en las que está aislado y separado de la sociedad, lo que le permite una libertad creativa total. José Martín no estaba pendiente de ser famoso, de vender mucho y eso le dio una libertad creativa total y realizar composiciones que le podrían situar en un campo visionario y onírico y con conexiones con otras corrientes del arte que creo que no eran intencionadas como el surrealismo, en algún momento el simbolismo y el arte naíf pero no acepto esta última adscripción”.
- ¿Por qué?
“Porque tiene un componente de carga intencionada en sus composiciones que no era simple y llanamente hechas por una persona autodidacta que compone sin las restricciones de la técnica. Se le puede poner entre los primitivistas, no se comete un error grave aunque hoy por hoy se le incluya más –como hacen Mariano Mayer, Fernando Castro Flórez, Marta Mantecón, entre otros– dentro de lo que se denomina arte outsider, arte al margen que engloba a muchos artistas de procedencias diferentes, una especie de saco en el que tienen cabidas todos aquellos que no se adscriben a una tendencia convencional”.
- ¿Qué es la pintura sintesicológica?
“Ese término me llamó la atención. Al parecer cuando Gonzalo Díaz, el Conco, lo pone en escena a finales de los 70 se hace un pequeño currículo de él y comprobé que ese currículo lo hizo Cándido Camacho y no José Martín aunque afirma que el término es de José Martín, lo que me cuesta creer. Mi interpretación es que como no sabían como catalogarlo nació lo de pintura sintesicológica”.
- ¿Se refleja en su pintura el paisaje en el que vivió?
“Cuando tuvimos que tomar decisiones para presentar su obra en el CAAM optamos hacerlo por líneas temáticas y uno de los campos temáticos que trató José Martín fue el del paisaje, su entorno inmediato. En su obra hay muchas puestas de sol y La Caldera de Taburiente que la tiene a su espalda. Pinta la costa de Tazacorte y le llamó mucho la atención los volcanes. José Martín vive la experiencia del volcán de San Juan, en 1949, cuando está preso en Santa Cruz de La Palma y manifiesta que se entera de la erupción por el alboroto que hubo en la calle. Vivió también la erupción del Teneguía, que incorpora a su obra y que refleja en cuadros que muestran erupciones, bocas de volcanes y ríos de lavas. También toca bastante las naturalezas muertas y el mundo submarino así como el retrato, pero un retrato fundamentalmente de libre interpretación. Realiza poca composiciones religiosas y practica una variante dedicada al relieve, digamos que al alto relieve sujetado en tabla. Pinta también una serie de copias de maestros de la historia del arte como Velázquez, Dalí, Leonardo y, cómo no, su pintura onírica”.
- ¿Y qué técnica emplea?
“Empieza con el dibujo, que es lo normal y pasa de inmediato a la acuarela. Toda su obra en los años 40, 50 y 60 está realizada prácticamente en acuarela pero a inicios de los 60 cambia al óleo hasta el final de su vida”.
– ¿Qué destacaría de su pintura?
“Fue bastante fiel a su trabajo desde un principio y hasta el final. Si observa los cambios que se produjeron no aprecias grandes diferencias pero sí unas mejoras técnicas así como de formatos, que va agrandando. Es como si tuviera muy claro qué es lo que iba a trabajar, todo ese mundo convulso que tenía dentro y que saca a relucir de un modo espontáneo con los conocimientos técnicos que se lo permiten. Su obra más potentes no es la del principio, mucho más limitada, sino la que se sitúa en los 70 y 80”.
– Fue un pintor prolífico.
“Paradójicamente en un primer momento no encontrábamos obras pero ahora sí. He llegado a catalogar a día de hoy 250 y sabemos que hay más. Dedicó buena parte de su tiempo a pintar, que es lo que le gustaba”.
- ¿Qué cuadro destacaría de la exposición que acoge la Fundación Cristino de Vera?
“El cuadro que se ha convertido en portada del catálogo, tres amigos fumando marihuana, ya que habla de una de las facetas del pintor. Hemos interpretado que él mismo está retratado libremente con dos amigos cercanos y el paisaje encaja con el espacio en el que vivió. Otra obra a tener en cuenta es un cuadro llamativo en el que plantea una interpretación de la vida en Nueva York que recrea libremente porque no tenía televisor aunque sí una radio que funcionaba con pilas y que escuchaba porque le gustaba oír las noticias que más tarde interpretaba. En la exposición resaltaría también el cuadro Liberación de la mujer y uno que representa un volcán en erupción. También las obras que reflejan cierta inquietud social como Los niños de la guerra y otro centrado en una huelga de basureros, que se ve que pinta por afecto. Destacaría además un cuadro de fondos submarinos y algunas obras de su línea más personal”
TESTIMONIO ESCRITO
José Martín entregó en vida a Celestino Hernández unas hojas escritas a mano con la promesa de que “alguna vez hiciera algo con ellas”. Tras consultarlas, el comisario de la exposición se dio cuenta que en aquellos papeles el pintor se había suplantado con un pseudónimo para contar su biografía, que inicia en 1953, el año en el que sale del penal del Puerto de Santa María, y en el que describe el trayecto en barco que lo llevará de nuevo a La Palma. En este documento, José Martín escribe cómo se vio forzado a aislarse, su vocación artística y el conflicto que suscitó con una mujer que no terminó de entender “ese empeño por el arte”. Hay interés en publicar este documento, más en el año de su centenario, dice celestino Hernández.
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