El cine negro, un ensayo de Nöel Simsolo

Actor, guionista, crítico cinematográfico, Nöel Simsolo es autor de un libro de referencia para acercarse al cine policíaco que hace unos años publicó en España Alianza Editorial en su colección de bolsillo. El trabajo lleva el título de El cine negro y es una completa guía, aunque se hayan producido muchísimas más desde la publicación de este trabajo, en torno a uno de los géneros por excelencia del cine norteamericano. Tanto, que el propio Simsolo como quien ahora les escribe, compara estas películas y la literatura en la que se inspira con otro género tan norteamericano como es el western.

El crítico francés justifica esta conclusión contando que las historias y los personajes que en ellas intervienen son casi los mismos, un héroe generalmente solitario que se enfrenta a las fuerzas vivas que rigen una ciudad o una gran explotación agrícola o ganadera, aunque en el policíaco cobran vida y aire de denuncia otras constantes que no se dejan ver demasiado en las películas del oeste como son cierto entusiasmo por denuncian la corrupción (de cualquier gobierno como de un individuo, todos somos corruptibles) y la aparición de la mujer fatal, que dentro del género negro y criminal ya se ha convertido en todo un clásico.

Sin embargo, lo que me ha resultado más atractivo de la lectura de este libro es en sus inicios el relato que nos cuenta Simsolo de las disputas que sobre cine mantuvieron las revistas especializadas en Francia a mediados de los años 50, y en la que participaron críticos que más tarde se convertirían en cineastas (la mayoría influenciados por el cine norteamericano y en especial por el cine negro) como Godard o Truffaut por mencionar solo a dos de los más conocidos pero no sé yo si populares.

El especialista divide la obra en capítulos en los que va reconstruyendo la historia de un género al que pone fecha de nacimiento y también de caducidad ya que considera que son los filmes que entran en este arco temporal los que legítimamente pueden ser considerados como negros y criminales. Es una afirmación que justifica y razona pero que a mi, personalmente, no termina por convencerme ya que si por algo ha sobrevivido el género, mucho más que el werstern que no deja de ser un revival cuando se estrena alguno en la actualidad, es porque el policíaco sabe adaptarse a la realidad de los tiempos, como un camaleón sabe mimetizarse en cualquier territorio.

Como pasa casi siempre en libros de esta natujraleza, estudios más que sesudos, divulgadores, por El cine negro desfilan numerosas películas que uno descubre que no ha visto. En mi caso, la sensación de ahogo es enorme porque muchas de ellas son destacadas por el especialista como curiosidades que no deben de dejarse ver. He elaborado una lista con la idea de hacerlo un día de estos. Entre esas películas se incluyen muchas que son negras en sus diferentes aproximaciones al género.

Se habla, y Nöel Simsolo lo remarca, de un género al que le han salido subgéneros que al ser trasladados a pantalla conservan el lenguaje cinematográfico que define este cine: la fotografía, los escenarios urbanos y protagonistas que pueden ser detectives o ladrones y criminales. Otros subgéneros del policíaco podrían ser el thriller, el cine carcelario y el pugilístico así como el que se centran en periodistas, entre otros muchos.

El interesante y adictivo repaso que hace Nöel Simsolo llega incluso a reseñar dos grandes películas adscritas al género pero que nos llegaron a finales del siglo XX. Estos largometrajes se caracterizan por estar rodados en color aunque las historias que cuentan son reelecturas, puestas a punto del cine negro porque como se dijo, se trata de un género que no muere ni resucita tarado como le sucede al western, sino que se adapta a los nuevos tiempos sin traicionar su lenguaje. Estas películas son Érase una vez en América y Reservoir Dogs, dirigidas por Sergio Leone y Quentin Tarantino, respectivamente.

El cine negro recuerda también a los cineastas que contribuyeron a engrandecer el género y a los actores y actrices que rodaron algunas de sus mejores películas haciendo de buenos y malos en estas cintas que buscan, como buscaron las novelas que inspiran a la mayoría de estos largometrajes, denunciar lo que no se atrevían a denunciar los medios de comunicación en aquellos años. Y la verdad es que pasado el tiempo, esta denuncia sigue igual o más latente que antaño. Las películas negras (y aquí cabe un poco de todo) es un cine, subraya Nöel Simsolo, que tiene casi siempre mensaje. Y su mensaje, como ya se dijo, es la denuncia. Por eso resulta a la postre tan progresista en sus acciones aunque en ocasiones degenere en un cine con intenciones individualistas y ultras cuando el héroe se transforma en un héroe vengativo, en un personaje que apunta con su arma al villano de turno y ruega –más que pedir– que, por favor, le alegre el día.

Saludos, se dijo, desde este lado del ordenador

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