Pesadilla en Femés

“Entonces sucede algo. La casa comienza a transformarse. Los pasillos se hacen más largos; los muros, más gruesos. Las habitaciones cambian de lugar. El techo se hunde, como si quiera aplastar a los niños, y vuelve a alzarse hasta el cielo: la madera gime, los tabiques crujen. La lámpara se convierte en el pico de un enorme pájaro que le amenaza. Ahora sabe que no tenía miedo de irse a la cama, sino de estar en la cama”.

Año nuevo, Juli Zeh. Traducción: Roberto Bravo de la Varga, Vegueta Narrativa, Vegueta Ediciones, 2021

Un thriller psicológico en toda regla. Que anima además a seguir con la lectura de una novela que atrapa desde sus primeras páginas aunque la carne, cuando la escritura pone todo en el asador, empieza en su segunda mitad. Se trata de una historia dentro de la historia que es la que explica el conflicto y los demonios internos que sufre su protagonista, un padre de familia alemán que se va de vacaciones con todos los suyos a una casa próxima al pueblo de Femés, en Lanzarote, donde habitan una serie de fantasmas de los que este hombre tímido, receloso y que desconfía de los demás, tendrá que liberarse porque no hay vuelta atrás. Los traumas están para superarlos si no, cualquiera puede quedar preso de sus pesadillas lo que le resta de vida.

Escrita por Juli Zeh, Año nuevo toma muy en cuenta el paisaje agreste de Lanzarote para contar esta historia pero no es solo eso, un paisaje de turbadora belleza natural, sino un escenario que forma parte de ese pasado que persigue al protagonista y que revive sin saberlo. Que salga adelante con su existencia depende de si logra vencer la cadena de espantosos acontecimientos que vivió junto con su hermana cuando eran pequeños.

Es complicado escribir acerca de un libro que funciona como las célebres matrioskas, las muñecas rusas que se abren para mostrarnos en su interior otra más pequeña que también se abre y muestra una muñeca diminuta que no puede abrirse porque ahí, al menos en la novela, descansa el corazón del relato.

Jugando con Henning, que así se llama el protagonista, Año nuevo es un interesante ejercicio de estilo literario que maneja una escritora, Juli Zeh, que conoce a la perfección los mecanismos del género solo que le interesa más lo que lleva por dentro su personaje que el relato que nos explica las razones de que las cosas fueran tan mal cuando era un niño y vivía con sus padres.

Año nuevo tiene algo más que de fantástico, de surrealista. Como una pared cubierta de arañas negras y un agujero en uno de los patios oscuro como una noche sin luna y en el que habita “el monstruo”, cree a pie de juntillas Henning niño y su pequeña hermana. Lo que acontece viene después y es un infierno y al mismo tiempo un brutal retrato sobre la inocencia y la infancia que amplifica el hecho de que estas dos criaturas se vean dentro de una pesadilla a la que llegan por una serie de catastróficas desgracias.

Y resulta tan sólido el material que emplea Juli Zeh que pese a no terminar de cerrar bien una novela que hasta ese momento hace que te olvides de que hay una realidad más allá de las páginas, consigue una estocada final que, a nuestro juicio, es muy reveladora: la toma de conciencia del protagonista cuando concluye que ya es adulto tras quemar lo traumático de un pasado, cuando era niño, que es el que desencadena todo ese proceso de equivocaciones que, desde entonces marcó su vida y la relación que mantiene con los demás, incluida su esposa y sus hijos.

Juli Zeh se maneja muy bien en las procelosas aguas del thriller, en ocasiones me evoca a Patricia Highsmith no solo porque cuente la historia a través de un hombre sino porque lo que le interesa indagar es en la mente del protagonista. Para ello se sirve de un tiempo presente, unos hechos que se desarrollaron en el pasado, y vuelta al presente.

El paisaje de la isla de Lanzarote es el segundo gran protagonista de esta novela ya que, como se dijo, sería otra si no tuviera lugar en la isla de los volcanes. El relato se desarrolla además no en un espacio próximo a la costa sino interior. Al fondo Femés, que es la misma localidad en la que Rafael Arozarena ambienta Mararía, su obra más emblemática, y más allá un paisaje desértico, formado por rocas de volcán y una casa aislada que será el lugar en el que tendrán lugar los hechos.

Que la escritora haya escogido esta parte de la isla para contarnos su historia es fundamental para entender el conflicto que lleva por dentro Henning. Sirve, además, para que Zeh se explaye con un paisaje que se nota que le fascina y que logra plasmar con una belleza que interpreta muy bien Roberto Bravo de la Varga como su traductor. Permite también aproximarnos a una isla vista a través de los ojos de uno que viene del norte, de la gélida Alemania, país que aparece al final de la novela cuando la familia regresa a casa. Después del sol, de la potentísima luz de la isla, la acogedora pero fría penumbra del lugar en el que nació.

Me ha sorprendido muy gratamente Año nuevo y me gustaría seguir el itinerario de una escritora de línea tan clara y clásica. Y sí, descubro que hay otras novelas suyas traducidas así que no tardaré en volver a Juli Ze.

Saludo, se dictó, desde este lado del ordenador

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