Pedro Juan Gutiérrez: “La literatura es la memoria de un pueblo”
Esta es una entrevista que se hizo en unas condiciones un tanto complejas. Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, Cuba, 1950) decidió responder desde La Habana con correos electrónicos separados. Dos respuesta en uno. Además, no podía usar el Word aunque los problemas no deben de existir en la cabeza del autor de Fabián y el caos porque al final y como pudo lo hizo. Contestar a una batería de preguntas desde el otro lado del Atlántico.
Por las venas del escritor cubano corre sangre canaria, su abuelo paterno era natural de Santa Úrsula (Tenerife) y durante un tiempo fue habitual ver a Pedro Juan por aquí visitando librerías o tomando café en el Casino de La Laguna. Sobre su paso por la isla tratarán algunos de los cuentos que incluirá en Un periodo de estupor, todavía inédito, pero no quiere hablar demasiado de un libro que no está en circulación como sí lo está ahora Mecánica popular (Anagrama, 2024), que reúne diecisiete estampas las llama Pedro Juan, que se desarrollan en Matanzas, Pinar del Río y La Habana en la década de los años 50 y 60. Todas estas historias están protagonizadas por Carlitos, un trasunto de un escritor que ha crecido literariamente, y eso sin dejar de lado el tremendismo que caracterizaron los cuentos de su Trilogía sucia de La Habana pero vistos y entendidos desde otra perspectiva.
Pedro Juan Gutiérrez ha publicado casi toda su narrativa en España a través de la editorial Anagrama salvo Corazón mestizo. Apuntes de viaje por Cuba (Planeta), una narrativa en la que revela una realidad que no tiene nada que ver con la versión oficial, aunque en Mecánica popular revisa su infancia, adolescencia y primera juventud mientras repasa cómo era la vida de un país que ha sufrido tantos altibajos.
A la espera de que pronto asome de nuevo la cabeza con Un periodo de estupor, los seguidores como quienes lo descubran a raíz de la publicación de Mecánica popular pueden estar de enhorabuena. Regresa el mejor Pedro Juan, el escritor que no se tapa la boca, el que radiografía un país y sus gentes ya no con el desatado desenfreno del principio sino con la mirada de un hombre tranquilo y más sabio.
- Su literatura sigue siendo la misma aunque tengo la impresión que ahora parece más sosegada, alejada de los excesos de los cuentos que reunió en Trilogía sucia de La Habana. ¿La edad hace que observemos nuestra realidad de manera distinta?
“Si. Mi escritura es, como mi vida, más sosegada y reflexiva. Es lógico. Si sigo con aquella vida tan desesperada y con tanto alcohol ya no estaría en este mundo. Y por eso hice un esfuerzo para ganar tranquilidad”.
- Los cuentos de Mecánica popular se desarrollan de los años 50 a los 60 y en todos ellos está Carlitos, un personaje inocente. ¿Cree que hemos perdido esa manera de ver las cosas?
“Carlitos es un niño y adolescente asombrado ante todo lo que descubre cada día. Se maravilla al conocer más a fondo a la gente que le rodea y al descubrirse a sí mismo. Y la revolución de 1959 es solo un ruido de fondo. El busca explicaciones”.
- Los cuentos transcurren en La Habana, Matanzas y Pinar del Río, ¿qué significan estas tres ciudades en la vida de Pedro Juan Gutiérrez?
“En esas tres ciudades he vivido toda mi vida. Y las conozco en detalle. Por eso Carlitos vive en ellas. Obvio, es muy autobiográfico cada relato”.
- Carlitos es el protagonista de estas historias, pero ¿es Carlitos un trasunto de Pedro Juan Gutiérrez?
“Sí, totalmente. Carlitos traduce momentos importantes, extraños, asombrosos, de mi propia vida. La literatura es la memoria de un pueblo. Creo que es su principal función. Una memoria profunda que no se guardaría si no hay un escritor. Por ejemplo en Cuba no tenemos una buena memoria del siglo XIX por no tener buenos escritores realistas en ese momento. El romanticismo hizo lo suyo”.
- Otro de los grandes personajes del libro es Nereyda, la madre de Carlitos, ¿hasta que punto fue importante la madre en la formación sentimental y cultural de Pedro Juan Gutiérrez?
“Mi padre y mi madre fueron importantes y decisivos. Estuvimos muy unidos, con mucho cariño. Tuvimos años difíciles pero siempre los sorteamos juntos. Y mucha felicidad también. Apoyo mutuo y amor. Tuve suerte”.
- ¿Y las mujeres?
“Las mujeres… Quizás mucha testosterona. Pero siempre he disfrutado mis relaciones. Es esencial. En Cuba no hay muchos prejuicios. Al contrario. Disfrutamos el sexo. A veces con amor. A veces no. Pero una gran plenitud sexual. Por eso aparece tanto en mis relatos. Forma parte natural de mi vida”.
- Me llama la atención que en estas historias haya recurrido a la tercera persona y no la primera, ¿por qué?
“En tercera persona tengo más libertad para moverme como narrador y pasar con naturalidad de uno a otro personaje. La primera es convincente pero limita las posibilidades del narrador. En este libro necesitaba moverme más”.
- Los cuentos que reúne en Mecánica popular me resultan más “adultos” que los que he leído anteriormente de usted. Hay una mayor preocupación por lo que piensa el personaje ante lo que pasa a su alrededor. Como escritor, ¿cuál es la actitud vital de Pedro Juan Gutiérrez?
“Evoluciono con mi vida. Mi escritura es mi propia vida. Cada nuevo libro es una reflexión sobre algún trozo de mi vida. Quizás por eso la escritura me agota mucho y quedo extenuado. Al final escribo para olvidar. Termino el libro y trato de viajar o alejarme rápido para olvidar”.
- Llevaba un tiempo sin publicar cuentos, ¿a qué se debió?, ¿y cómo ha sido reencontrarse con el género?
“Me encanta escribir cuentos. Mucho más que la novela. El cuento breve, impactante, fuerte, que deja mucho oculto para que el lector ponga su parte. Pero es difícil escribir cuentos. Hay que estar en forma o no funciona”.
- ¿Y cómo lleva su poesía?, ¿dónde se siente más cómodo, escribiendo poesía o narrativa?
“Cada cosa tiene su momento. Es inexplicable. Escribo más con la intuición. Quizás con el corazón. No sé. Ahora escribo unos poemas, poco a poco. No se nunca como voy de un género a otro. Lo importante es que siempre tengo algo más que escribir”.
- ¿Hasta que punto le ha afectado en su literatura las realidades que ha sufrido no solo su país sino también el resto del mundo?
“Mi vida y mi escritura se amalgaman y están mezcladas. No hay diferencia”.
- ¿Considera que la pandemia y el confinamiento proporciona un buen material narrativo?
“En la pandemia escribí unas memorias. Unas 200 paginas. No mucho. Pero son un ladrillo. Ahora las escribo de nuevo, a ver si salen más potables. No soporto ser un pesado y cansar al lector con tonterías. Lo más importante es la amenidad, ser convincente, atrapar al lector, que no pueda soltar el libro”.
- ¿Y cuánto queda por explorar y explotar en la vida de Pedro Juan Gutiérrez en sus novelas?
“Ya he escrito unos treinta títulos. Es decir, unos doce en Anagrama y el resto de poesía. Es mucho. No tengo idea de qué más puedo o necesito escribir. Por ahora las memorias. Después ya veremos”.
- En este aspecto, ¿la literatura le sirve como ejercicio para liberar sus demonios o esos son cuentos de viejas?
“Sí, claro. Los demonios nos vuelven locos y nos empujan al alcohol, a ser odiosos. O a escribir. Y siguen ahí molestando. No creas. Son persistentes”.
- ¿Cómo sería un cuento de Pedro Juan Gutiérrez sobre La Habana actual?, ¿hasta que punto siente que ha cambiado la ciudad y el país en el que vive y reside?, ¿cómo resolvería una historia con todas estas características?
“No puedo escribir así. Pasa mucho tiempo entre tener una experiencia y poder escribir sobre ella. Hay que dejar que sedimente. Me costó aprender esta cuestión”.
- ¿Piensa escribir más libros con algunos de sus personajes viviendo en otro país que no sea Cuba?
“Sí. Mi novela Estoico y frugal, publicada por Anagrama, se refiere precisamente al Pedro Juan en Europa. Y mi libro de cuentos Un periodo de estupor, inédito, también se desarrolla en Europa. Fue muy bueno escribir esos libros”.
- ¿Qué es lo primero que le llama la atención para escribir una historia?
“Lo principal es tener la historia elaborada en la mente. Escribir o dibujar un esquema de las diferentes secuencias. Y quizás el final más o menos. Hay algo que uno sabe si funciona o no. No se puede forzar nada”.
- ¿Se considera un escritor disciplinado?
“Muy disciplinado. Eso lo aprendí del periodismo. Hay que establecer horarios y rutinas. Y trabajar. Un libro no se escribe solo. Horas y horas cada día, trabajando”.
- ¿Y Hasta que punto ha marcado su estilo como escritor el haber sido periodista?
“Sobre todo la disciplina y el control del idioma. Evitar los excesos verbales y respetar al lector. No dedicar dos páginas si algo se puede contar en cuatro líneas. Pero es bueno dejar el periodismo porque te pierde. Yo hice periodismo por 26 años. Suficiente”.
- Tras El rey de La Habana no se ha llevado otro de sus libros al cine, ¿qué opina de la versión que hizo Agustí Villaronga?, ¿y que libro de los que ha escrito le gustaría que se adaptara al cine?
“Me gustaría llevar al cine Fabián y el caos. Una tragedia tremenda y muy real. Bien hecha seria una película tremenda. Una pena que Agustí Villaronga ya no esté con nosotros. Era el director ideal. Y un gran amigo”.
- ¿Que nos va a deparar su próximo libro, ese que aún está inédito?
“Un periodo de estupor es un libro de cuentos y se desarrolla en La Habana y Tenerife pero no quiero adelantar nada. En su momento lo veremos”.
FIRMA FOTO: Teresa Fernández / El Español