Un clásico: Las aventuras del buen soldado Svejk

Una de las mejores lecturas de este verano que se nos va ha sido la de Las aventuras del buen soldado Svejk, que ya conocía en la versión que en dos volúmenes publicó Destino con traducción de Alfonsina Janés e ilustraciones originales de Josef Lada y ahora en la que Galaxia Gutenberg presentó años más tarde según la versión al español de Monika Zgustova, y que reúne en un solo volumen las divertidísimas historias de este soldado a su pesar, aparente bonachón al que la suerte le acompaña y que no acostumbra a cerrar la boca ante los disparates que observa en las fuerzas armadas checas, que por aquel entonces formaban parte del imperio austrohúgaro.

Decir que prácticamente he leído como si nada esta novela construida a base de fragmentos, pequeñas andanzas de Svejk entre los suyos mientras desfila hacia el campo de batalla, no es una exageración porque además de proporcionarme momentos muy gratos logró siempre provocar la sonrisa y en ocasiones incluso la carcajada, lo que resulta bastante extraño cuando uno está solo con el libro entre las manos y de repente rompe el sagrado silencio con un golpe de risa.

Detrás de Svejk se encuentra Jaroslav Hasek, un personaje gigantesco y muy checo si me permiten. Como su valeroso soldado, combatió en la I Guerra Mundial aunque fue hecho prisionero de los rusos, haciéndose un comunista convencido, experiencias que relata en El comisario rojo que también fue editada por Destino, esta vez con traducción de Ester Donato. Su proceso de conversión aparece también en la última parte de Las aventuras del soldado Svejk, que fue su obra mayor pese a que no dejara finalizada porque la muerte se le atravesó en el camino.

Fueron tan populares las aventuras del valeroso soldado, por desgracia ya muerto su creador, que hoy es un símbolo en la República Checa y todo un símbolo en Praga, donde la imagen de Josef Lada refleja el espíritu del bravo soldado Svejk, hoy un reclamo turístico más y personaje literario que está a la misma altura de otros grandes personajes literarios porque es tal su complejidad, tanta su densidad, que resulta aún complicado explicar si Svejk es un patán, un pillastre que se las sabe todas, o un idiota que es lo que piensan todos los mandos que lo rodean, en especial el teniente Lukas, del que Svejk se hace ordenanza para desesperación del que probablemente sea uno de los pocos personajes cuerdos en una novela poblada de chalados. Sobre todo cuando los militares tienen mayor graduación.

Estas novelas, que a su vez reúnen una serie de pequeñas historias que cuenta mayoritariamente Svejk, dan una visión bastante oscura de la guerra y sobre todo del estado mayor, que lo forman militares que diseñan los avances y retrocesos de la tropa, el orden en la batalla. El caso es que las agudezas e ironías pero sobre todo la critica que suelta el bravo soldado no se centran solo en la alta cúpula militar sino también en los sacerdotes de cualquier confesión religiosa que acompañan a la tropa y antes los que Hasek como Svejk no sienten el más mínimo respeto.

La creación de Jaroslav Hasek ha terminado por convertirse en toda una institución, así que si se dan una vuelta por la hoy República Checa se tropezarán en cualquier esquina con todo un merchandising que incluye ilustraciones y muñecos de su ciudadano más recordado. Hasek es además un escritor al que los checos quieren porque al contrario que otro ilustre compatriota, Kafka, el primero escribió estas aventuras en su lengua nacional el checo, y no en el alemán como si hizo el autor de La metamorfosis. De hecho, da la sensación mientras se lee el libro que su autor no le tenía demasiada simpatía a los alemanes y a los austríacos, probablemente porque fueron ellos los que metieron a su país en la Gran Guerra.

Respecto a los suyos, Hasek los retrata con todas sus luces y sus sombras aunque en general prioriza el carácter de los campesinos, a quienes enviaron a la muerte sin que supieran muy bien la razón. Ah, la patria.

Ante un libro de humor tan corrosivo, y que se ha convertido en un clásico no solo en su país sino fuera de sus fronteras, o se le quiere o se le odia ya que no admite términos medios. Como ya dije al inicio, la reelectura de las aventuras que llegó a escribir Jaroslav Hasek me parecen estupendas. Y el asombro vuelve a dominarme porque no me explico cómo pudo el escritor mantener este nivel a lo largo de todos los capítulos que en la versión que publica Galaxia Gutenberg se divide en tres secciones. Una primera con el título de En la retaguardia, historias que a mi me parecen de lo mejor de Svejk; En el frente, donde el humor se hace oscuro y La paliza gloriosa y Continuación de la paliza gloriosa que no pudo finalizar porque la muerte se lo llevó para que distrajera con Svejk a los ausentes.

Pero ¿quién es este asombroso soldado que hace salir de sus casillas a todos los oficiales con los que se encuentra? ¿Es Svejk un ingenuo?, ¿un hombre bueno? Que el lector sea quien saque las conclusiones en torno a uno de los más grandes enigmas de la literatura. Es decir, que cada cuál, si lo necesita, descifre los pajaritos que tiene en la cabeza un soldado que, como todos, nunca quiso ponerse el uniforme y mucho menos ir a la guerra aunque si es lo que toca, se hace.

Las aventuras del bravo soldado Svejk se han convertido en un clásico y no solo de la literatura de humor ya que se trata de una de las más grandes novelas del siglo XX, un libro incorruptible que se ríe del paso del tiempo como Jaroslav Hasek se rió del ejército y de la religión, a los que consideraba algo así como el opio del pueblo.

Saludos, un clásico, desde este lado del ordenador

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