Vida del noticioso Jorge Sargo, José de Viera y Clavijo pone acento canario a la novela picaresca
“Un día quiso la fortuna que cogiera muchos peces llamados sargos, tantos que pude cargar cerones. Pero me quitaron la ganancia. Dando yo cuenta del lugar donde hallé tal gran pesca, acudieron de todos lados los pescadores; y como les di noticia del paraje me pusieron el Sargo el de la noticia, o el noticioso Sargo, quedándose asimismo los de este Puerto de la Cruz con el apodo de Sargos con que son conocidos. No pude vender los sargos, pero me pude saciar el vientre del mal año, que estuve a punto de morir de una apoplejía”.
Vida del noticioso Jorge Sargo, José de Viera y Clavijo, 1745. Versión modernizada por José Antonio Ramos. Transcripción del manuscrito por Adán Rocío Palmero. Diego Pun Ediciones, 2024
Escrita cuando su autor, José de Viera y Clavijo, tenía apenas catorce años, Vida del noticioso Jorge Sargo es un ejercicio literario que emprende su autor más con voluntad de rendir homenaje al género de la picaresca que a otra cosa, ubicando la acción en una isla de Tenerife que pertenece a otra época, y he aquí uno de sus atractivos más interesantes, mientras a su joven protagonista le pasa un poco de todo porque se trata, como de toda novela picaresca que se precie, de un libro de viajes así como de iniciación, en este caso la que emprende su joven protagonista por un territorio que no tiene nada que ver con el que conozco, lo que hace si cabe más sorprendente su lectura.
La editorial Diego Pun presentó hace unos meses una versión actualizada de la novela de José de Viera y Clavijo, que ha asumido el profesor de la Universidad de La Laguna, José Ramos Arteaga (responsable de la modernización del texto) y Adán Rocío Palmero (quien transcribió el manuscrito). El lector se enfrenta a un texto, dice Ramos Arteaga en la introducción, que podría considerarse como “la primera novela de la literatura canaria” si se tiene en cuenta que Ninfas y pastores de Henares, de Bernardo González de Bobadilla, se desarrolla en “el idealizado ambiente bucólico del río Henares” por lo que no tiene nada que vez con Canarias, ni hay voluntad, como sí la tiene el relato de Viera y Clavijo, por contar algo que sucede en su tierra, en un territorio que conoce perfectamente.
Que sepa, esta actualización de Vida del noticioso Jorge Sargo es la primera vez que se realiza de un clásico que ocupa las estanterías en las que se alinean los libros de la literatura canaria aunque el intento no es el primero que se hace en España. Modernizar el lenguaje de los clásicos para publicarlos en los tiempos que corren y lleguen, presuntamente, a más lectores, es una tarea bastante habitual en otros países como Inglaterra, donde las obras de teatro de Shakespeare han terminado siendo incluso cuentos.
En España, sin embargo, sigue siendo una técnica poco o mal vista por algunos. Recuerdo la de quejas que le cayeron en su día a Andrés Trapiello por modernizar la escritura de El Quijote, aunque la versión de El cantar del Mío Cid que realizó Pedro Salinas sigue siendo, a mi juicio, modélica pese a lo que digan lo detractores, la mayoría académicos a los que no le faltan razones y con algunas de las cuales estoy de acuerdo.
La Vida del noticioso Jorge Sargo se publicó en 1983 en Goya Ediciones. Del original de Viera y Clavijo faltan las primeras páginas así como las últimas pero al margen de esta pérdida, la edición de Goya rescató una obra que hasta ese momento permanecía inédita y que se rescató gracias a la copia que en 1933 realizó Buenaventura Bonnet y Reverón. En la versión de 1983, destaca una breve introducción de Enrique Romeu Palazuelos, en la que asegura que la Vida del noticioso Jorge Sargo está inspirada en la lectura que José de Viera y Clavijo hizo del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán. Apunta también que se trata de la primera obra literaria del ilustre polígrafo canario.
La novela picaresca de Viera y Clavijo que se desarrolla en la isla de Tenerife está dividida en tres libros, el primero consta de diez capítulos, como también el segundo. El tercero, hasta la parte que se conoce porque hubo otra que se perdió, suma once. Por desgracia, no están algunas hojas del principio, en el medio y al final, y tanto en la edición de 1983 como en la de 2024, se incluyen las ilustraciones que el escritor y pensador realizó para que acompañaran al texto aunque repasándolas obliga a pensar que como pintor José de Viera y Clavijo no hubiera destacado precisamente. Con todo, estos dibujos dan a la obra un carácter próximo, y nos hace recordar la edad con la que fueron escritas estas aventuras y desventuras de Jorge Sargo por los pueblos y campos que atraviesa. Un viaje en el que se tropieza con toda clase de personajes.
Jorge Sargo nace en Puerto de la Cruz y huérfano a pronta edad decide llegar a La Laguna interrumpiendo su caminata breves estancias en localidades como La Matanza y Agua García (Tacoronte). Ya en La Laguna, alquila una casa con un dinero que ha robado, aunque la cantidad que le sobra la pierde en el juego, entrando entonces a servir como paje de un marqués. En la segunda parte, el personaje huye a Santa Cruz, donde se enrola como soldado en un buque de corso. En el tercer volumen, Jorge Sargo aparece en El Sauzal y con un amigo que no lo es, se dirigen a Candelaria. La Laguna de nuevo, Tegueste, La Punta, Los Realejos, Icod, Garachico y San Juan de la Rambla son otros de los lugares que atraviesa el protagonista y al que le pasa prácticamente de todo, muy en la línea de la novela picaresca a la que quiere homenajear, aunque especial relevancia adquieren las personas que le salen por el camino, muchas de las cuales no resultan ser lo que parecen.
La versión que actualiza el texto respeta la estructura del original, así que podría entenderse más como una traducción del texto primero que otra cosa. Para ello, José Antonio Ramos Arteaga ha realizado un trabajo de hormigas en el que prevalece en todo momento el respeto a la obra del reconocido autor de Noticias de la historia general de las Islas Canarias, que quizá sea el libro más conocido de cuantos escribió su autor.
Para entender el trabajo de actualización que propone Ramos Arteaga, invitarían a los que tienen la edición de 1983 a compararla con ésta. Los resultados son realmente instructivos, y se percibe que se ha sido atento al original.
Saludos, reír es tomarse las cosas en serio, desde este lado del ordenador