Jonathan Allen: “Kafka nunca escribió para el cine pero le apasionaba ver películas”

Si bien es verdad que este año ha pasado sin pena ni gloria el centenario de la muerte de Franz Kafka (Praga, Imperio austrohúngaro, actual capital de República Checa, 3 de julio de 1883-Kierling, Austria, 3 de junio de 1924) en España, Jonathan Allen (Las Palmas de Gran Canaria, 1963) y Jesús Palacios (Madrid, 1964) han procurado poner voz a ese silencio con la publicación de Kafka, lo kafkiano y el cine fantástico (Hermenaute, 2024) un ensayo que no solo se ocupa de las adaptaciones de algunas de sus obras sino también de la influencia que su trabajo ha impregnado desde entonces al séptimo arte.

El libro cuenta con el respaldo de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, así como de Isla Calavera. Festival de Cine Fantástico de Canarias, que acogió la presentación de una obra con mucho interés no solo para los que conocen a fondo la obra de autor de La metamorfosis sino también para los cinéfilos que no se han acercado a su destacable producción literaria.

- ¿Cómo nace la idea de escribir con el también crítico y escritor Jesús Palacios Kafka, lo kafkiano y el cine fantástico?

“Conozco a Jesús Palacios desde hace más de treinta años, justo cuando dejé de trabajar en la Filmoteca Canaria para entrar a dar clases en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En aquellos días, Jesús se encontraba preparando La noche más freak para el Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria y bajo esas coordenadas nos conocimos. Fue el germen de nuestra amistad. Más tarde, él me escribió el prólogo de una de mis noveles, Sangre vieja, y tras mantener largas conversaciones en torno a nuestras lecturas favoritas, nos dimos cuenta que ambos éramos admiradores de la obra de Edgar Allan Poe, H.P. Lovecraft y Franz Kafka, entre otros aunque la idea que impulsó la obra fue un ensayo anterior mío, Franz Kafka. Ética, estética e influencia, que publiqué hace dos años con Ediciones Idea y en el que reuní una serie de artículos que había escrito sobre el autor de El castillo y en el que ahondaba en su biografía y en mi propia autobiografía ya que quise reflejar lo que ha significado la lectura de su obra a lo largo de mi vida”.

- ¿Y trató ya en este primer ensayo la relación de Kafka con el cine?

“Hay tres capítulos que dedico a la cinefilia de Kafka y al influjo que tuvo el escritor en algunos cineastas que desarrollaron su trabajo en los años 50, 60 y 70 del pasado siglo XX. También la huella que su literatura ha dejado en directores como David Lynch, Stanley Kubrick o Martin Scorsese. Este libro se presentó en la capital grancanaria y también en Madrid, en el Centro Sefarad-Israel. Este año, 2024, se cumple el centenario de su muerte, Kafka falleció a las afueras de Viena por una tuberculosis laríngea, y hablé con Jesús Palacios para perseguir la huella de Kafka en el cine. Y allí nació el proyecto, un proyecto que Luis Rueda, de la editorial Hermenaute, publicó finalmente. La obra está apadrinado por la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián y por Isla Calavera. Festival de Cine Fantástico de Canarias”.

- ¿Su aportación en el libro es nueva o se tratan de los capítulos sobre cine que publicó en su anterior ensayo sobre Kafka?

“Los dos aportamos visiones que están divididas en zonas muy concretas pero es que además proponemos una revisión creo que interesante de lo kafkiano en el cine como las adaptaciones que se han realizado de sus películas. La primera parte está escrita por mi y en ella abordo la cinefilia de Kafka y todo lo que escribió acerca del impacto que el cine supuso para el escritor mientras que Jesús Palacios se ocupa de su influencia en la segunda parte de la obra”.

- ¿Se conoce si Kafka escribió específicamente para cine?

“No, Kafka nunca escribió para el cine pero le apasionaba de verdad, tanto, que empleó muchas metáforas técnicas de cine en su literatura. Le interesaba, además, el choque tecnológico del cine en la conciencia de los europeos de su tiempo. El escritor tiene un relato largo que no terminó de cuajar y del que solo escribió dos capítulos donde la trama y el ritmo es el de una película muda. La historia va de trata de blancas y en ella hay toda una serie de decisiones cinematográficas que determinan la historia que, como dije, no llegó a finalizar. Otra novela que no terminó y que escribió con la colaboración de su amigo Max Brod fue Ricardo y Samuel, un relato de viajes con acusada influencia cinematográfica”.

- ¿Tuvo Kafka como espectador predilección por algún género cinematográfico?

“No tuvo en realidad gustos predeterminados en cuanto a géneros se refiere pero estaba embargado por el cine. Sintió mucho entusiasmo por una película de animación checa y le encantaban los noticieros. No sabemos si llegó a ver El estudiante de Praga (Stellan Rye, 1913) pero sí conocemos su fascinación por el cine, por el cine en sí”.

- Cuentan que llevar al cine un libro de Kafka es extremadamente complejo por los difícil que resulta adaptarlo.

“Creo que la obra de Kafka tiene una escenografía muy clara con el cine aunque, por otra parte, cuenta con páginas enteras de diálogos en los que no da respuesta a los problemas que plantea y que son el origen del relato por lo que resulta, como dice, muy difícil de adaptar. Él imagina una trama misteriosa en donde la realidad se ha subvertido. André Breton lo reivindica, e incluye dos o tres relatos cortos en una de las antologías que dedicó al sueño”.

- ¿Cuál es la primera película que adapta oficialmente una novela de Kafka?

“La primera adaptación oficial es muy tardía pero eso se explica porque su obra se tradujo al inglés en los años 30 pero no es hasta los 50 cuando se edita de verdad. Hay que entender que a Kafka se le olvida durante la II Guerra Mundial pero emerge tiempo después. El proceso (1962), de Orson Welles, es la primera adaptación al cine de una de sus obras y es muy fiel al espíritu de la novela original aunque, paradójicamente, no tiene mucho que ver con ella”.

- Cuál cree que es la mejor adaptación que ha llevado al cine una obra de Kafka?

“Estoy entre El proceso de Orson Welles, y una de las adaptaciones que entiendo más creativas de la obra del escritor y que pertenece a su segunda etapa como es El castillo (1994), de Aleksei Balabánof, un cineasta ruso que por desgracia murió joven. Entre esas dos están mis adaptaciones favoritas. En narrativa kafkiana, más simbólica, mencionaría una película de Scorsese que se estrenó en España con un título penoso, Jo, ¡qué noche! (1985), que me parece absolutamente fascinante para observar cómo Kafka actúa en ella. Existe también una película de Steve Soderbergh que se titula precisamente Kafka (1991) que se encuentra en un punto intermedio entre lo simbólico y la adaptación clásica. Otra novela pero menos conocida de Kafka, Amérika, también fue llevada al cine”.

- ¿Y en cuanto a La metamorfosis, que quizá sea la obra más conocida del escritor checo?
“Hay una adaptación para televisión que dirige el cineasta checo Jan Nemec en 1975. Se trata de un mediometraje en el que en ningún momento vemos físicamente a Gregor Samsa, tampoco su trasformación, que solo se intuye a partir de las reacciones de su familia y de la ambientación que crea el director. Existen otras versiones y en cómics también. Jesús Palacios, en la segunda parte del libro, cuando habla de la huella de Kafka en otras películas, menciona La mosca (David Cronenberg, 1986), que puede entenderse como una metaficción de La metamorfosis”.

- ¿No piensa que el centenario de la muerte del escritor ha pasado sin pena ni gloria en España?

“El Centro Sefarad-Israel inauguró hace unos meses una exposición dedicada a su vida y a su obra y la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián e Isla Calavera. El Festival de Cine Fantástico de Canarias incluyeron también a Kafka en su programación de películas, entre las que se encontraban una versión de El castillo (1997) de Michael Haneke y varios cortometrajes basados en la obra literaria del escritor checo. En San Sebastián se pudo ver también La cabina (1972) de Antonio Mercero, una película mítica que se considera de influjo kafkiano”.

- Lo decía porque no se ha vuelto a reeditar su obra en lo que llevamos de 2024.

“Nada, no ha habido una política editorial por recuperarlo este año en España que yo sepa y no se ha colocado una placa en la calle Mayor de Madrid para recordar que allí residió su tío, Alfred Löwy, que consideraba a Kafka su sobrino favorito”.

- ¿Kafka es un escritor actual?

“Jesús Palacios insiste en que la actualidad de Kafka vuelve a resurgir en estos tiempos porque el europeo medio se ve una vez más absorbido por los asuntos burocráticos y las esperas y los rechazos. Se repiten situaciones que reflejó en su literatura: el hombre que está solo e indefenso ante poderes autocráticos que pueden determinar su destino y desde ese punto de vista Kafka sigue siendo muy actual y su literatura tiene además ese misterioso signo de lo inconcluso porque el escritor solo llegó a acabar dos o tres libros y eso lo mantiene como un autor de proyecto abierto”.

- ¿En qué está trabajando ahora?

“Preparo una segunda edición del libro Franz Kafka. Ética, estética e influencia, que incluye correcciones y algunos textos aumentados. Trabajo también en mi próxima novela, Los faunos, que es la historia de una familia de faunos que se ha hecho casi humana a lo largo de los siglos y que intenta penetrar en la sociedad y hacerse normal pero tienen comportamientos muy distintos, por lo que chocan dos formas de humanidad: la actual con otra más primaria y endurecida”.

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En la imagen, Jonathan Allen, a la izquierda, con Jesús Palacios (centro) y Vanesa Bocanegra, de la organización de Isla Calavera.

Saudos, efectivamente, desde este lado del ordenador

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