Los últimos guanches, una novela de Ana Salamanca
Este año han coincidido en librerías dos novelas que se desarrollan durante la conquista de Canarias. De la primera de ellas, Los nueve reinos, de Santiago Díaz, ya hablamos en su día; de la segunda, Los últimos guanches, de Ana Salamanca, se esperaba su publicación tras conocerse que había resultado ser la ganadora del XIII Premio de Novela Histórica Ciudad de Úbeda.
Las obras están escritas por dos escritores que nacieron en la península: Santiago Díaz en Madrid, donde ha desarrollado una exitosa carrera como escritor de thrillers, mientras que Ana Salamanca, Ana García en su día a día, nació precisamente en Salamanca aunque lleva años residiendo en Canarias, y más concretamente en Gran Canaria, donde imparte clases en un instituto.
Lo más curioso de estos dos libros es la mirada que ofrecen de ese capítulo fundamental en la historia de las islas y de España, aunque si bien la novela de Santiago Díaz se decanta por la épica, y está poblada de personajes nobles e innobles, la de Ana Salamanca reivindica una cultura del mestizaje que proporcionan lecturas muy interesantes sobre la conquista, que en la obra de la escritora, se centra en las de las islas de La Palma y de Tenerife.
La protagonista de Los últimos guanches es Gazmira, una indómita palmera que tras ser apresada por los castellanos se convertirá en una de sus traductoras o lenguas como eran conocidos en aquel entonces. Gazmira se da cuenta pronto que es imposible vencer con palos y piedras a la poderosa maquinaria militar de los conquistadores, por lo que intenta mediar entre los príncipes y reyes guanches con los capitanes del ejército castellano. Pivotean a su alrededor una galería de secundarios que a veces hacen también de protagonistas como David Levi, un judío salmantino que tiene que ocultar su religión al mundo cuando se desencadena su persecución y Beatriz de Bobadilla, una hermosa dama de la Corte desterrada al archipiélago tras ser obligada a casarse con el señor de La Gomera y El Hierro.
Beatriz de Bobadilla y Gazmira existieron realmente pero no David Levi, a quien la escritora dibuja como un soñador. Planea de fondo Alonso Fernández de Lugo, que bajo su liderazgo sometió a La Palma y Tenerife y que tanto en la novela de Santiago Díaz como en la de Salamanca, es retratado como un hombre ambicioso y sin escrúpulos, características similares que vuelcan en Beatriz de Bobadilla, ya que explotan la fama de cruel y seductora que arrastra esta última aunque existan autores como Cioranescu que lo pongan en duda, tesis en las que se apoya la novela de Carlos Álvarez Beatriz de Bobadilla. Señora de Gomera y Ferro.
Los personajes que mejor se explotan en Los últimos guanches son los femeninos y es aquí, en esta mirada, una de las características más llamativas de una novela que cuenta no solo la conquista sino también cómo afectó esta misma conquista a quienes participaron en ella de una manera u otra. En el libro de Salamanca se suministra además información de distintos episodios que marcaron aquellos tiempos, como una vez sometidas las siete islas, llevar a uno de sus personajes a Santa Cruz de la Mar Pequeña, territorio al que también se traslada el protagonista de El último guanche, de Juan Manuel García Ramos.
La novela se desarrolla en distintos escenarios, como el real de Las Palmas, la isla de La Palma y de Tenerife. También en Salamanca y en algún punto más de aquella península que aún luchaba contra el moro. Entre los personajes históricos que se pasean por el libro destaca Cristóbal Colón, y se explica la importancia que adquirió La Gomera como puerto cuando allí atracaron las tres carabelas que descubrirían nuevo mundo; y el diseño urbanístico de la que hoy es capital grancanaria así como el de la ciudad de La Laguna. Se menciona, pero solo de pasada, a Tenesor Semidán, que más tarde sería conocido como Fernando Guanarteme, un personaje que junto a Beatriz de Bobadilla me parece de lo más interesante de la conquista. La primera porque la historia no termina de juzgarla, y cuando la juzga, es señalando solo supuestos, como su crueldad y su gusto por el sexo; el segundo porque aún arrastra la cruz de ser el gran traidor a los guanches al ser aliado de Lugo en la conquista de Tenerife.
La novela no llega a las cuatrocientas páginas y se lee con comodidad. La escritora se permite algunas licencias pero la mayoría son por exigencias del relato que vertebra en 42 capítulos en los que pasa de todo. Como es inevitable en el género histórico, hay buenos (Gazmira, David) y malos (Beatriz de Bobadilla y Alonso Fernández de Lugo) pero estos últimos no son tan requetemalos como uno esperaba sino que tienen sus matices. En este aspecto, Ana Salamanca quiere dejar muy claro que la Bobadilla actúa así movida por las circunstancias. Lo que viene a justificar algunas de las estrategias a las que recurre porque solo así podía sobrevivir una mujer en aquel mundo de hombres. Por el otro lado, Gazmira puede tener a veces lecturas igualmente contradictorias.
Los últimos guanches es una novela con sabor amargo una vez se llega al final del relato. Por un lado porque pese a que no termine mal, se anuncia el final de una raza que a partir de entonces pasó a formar parte de la leyenda. O un pueblo derrotado que buscó refugio en las montañas para mantener sus tradiciones y costumbres o bien terminó por mezclarse con el invasor. Resultado de esa fusión, nació un nuevo pueblo que es el canario actual.
Saludos, leamos y leímos, desde este lado del ordenador