Archive for Febrero, 2025

Abel Debritto: “El verso de Bukowski se revuelca con júbilo en el fango de la vida”

Viernes, Febrero 28th, 2025

La relación que mantiene Abel Debritto con el escritor norteamericano Charles Bukowski viene de muy atrás. De cuando estudiaba en la Universidad de La Laguna y decidió mandar a paseo el canon y apostó por sumergirse en las lecturas de autores como Henry Miller y los de la generación beat hasta dar con Bukowski, cuya lectura confiesa que le alteró las neuronas. El caso es que si hay una voz autorizada para hablar del escritor, esa es la de Abel Debritto, quien tras conocer a Linda, la viuda de Bukowski, le llevó a editar seis de sus libros para Ecco/HarperCollins “y ocuparme luego de sus traducciones al español para Anagrama y Visor”.

Ha publicado además artículos en revistas literarias y académicas en España, Italia, Francia, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos.
Abel Debritto mantentuvo ayer, jueves, 27 de febrero, en la Librería de TEA Tenerife Espacio de las Artes, un diálogo sobre su ensayo Bukowski. Rey underground (Punto de Vista Editores, 2024) en una presentación en la que estuvo, incluso, su álter ego: Henry Hank Chinaski.

- La primera novela que leí de Bukowski fue Factótum, luego vinieron sus cuentos y también otras novelas como Mujeres, Cartero y La senda del perdedor. Hace unas semanas intenté releer Factótum, pero el libro se cayó literalmente de entre mis manos. ¿Qué me ha pasado con Bukowski?

“¡Te has hecho mayor! El carácter inconformista, obsceno, polémico, políticamente incorrecto de la prosa de Bukowski, expresada en una primerísima persona que a veces resulta hiriente e inmisericorde, otras con una ternura que nos toca en lo más hondo, presenta unas instantáneas con las que los jóvenes conectan de inmediato. Por eso su obra sigue tan vigente. Como representante voluntarioso de la tragicomedia de la vida, y con un sentido del humor incombustible, Bukowski se cuela con una facilidad asombrosa en los móviles y las mentes de las nuevas generaciones. El hastío vital nos aleja de esa literatura. Ya no nos resuena y nos produce incluso cierta aversión. A medida que envejecemos nos preguntamos un tanto atónitos cómo es posible que nos gustara tanto Bukowski”.

- Otra de sus novelas, La senda del perdedor, recuerda su pasado como joven en un grupo de neonazis norteamericanos. Leyendo su obra, poco o nada de nazi tiene, ¿cuál cree que es la ideología de Bukowski por qué tener, tuvo alguna, además de beber como un cosaco?

“En 1940, poco antes de abandonar los estudios universitarios, se hizo pasar por nazi e incluso llegó a tener varios seguidores, pero no era más que una farsa para combatir el gregarismo de la época. No era antisemita ni por asomo, por mucho que algunos de sus detractores le hayan querido endilgar esa etiqueta a toda costa. Aunque se ha asegurado que Bukowski era de izquierdas, siempre se mostró apolítico y su único roce con el comunismo consistió en dedicarle un par de libros a Dorothy Healey en 1966 y a Fidel Castro en 1991”.

- Su literatura no fue muy bien recibida por las feministas de su tiempo. ¿Han logrado las feministas perdonarlo con el paso de los años?

“Más bien lo contrario. Se trata del efecto bola de nieve. Siguen sintiendo un odio visceral por su obra, pero las críticas se basan en fragmentos sueltos de Mujeres y algunos poemas de El amor es un perro del infierno, una parte ínfima de su producción. Cualquiera que lea su obra en profundidad se dará cuenta de que son críticas del todo infundadas; quien sale peor parado en el universo bukowskiano no es otro que el propio Bukowski”.

- ¿Cómo definiría la relación de Bukowski con el mundo editorial de su momento?

“Bukowski defendió a ultranza las editoriales alternativas que abanderaron su obra. Todos sus libros aparecieron en Black Sparrow Press y City Lights, dos editoriales independientes californianas. Recibió ofertas tentadoras de los gigantes editoriales neoyorkinos, pero se limitó a contestar: “¿Dónde estaban esos cabrones cuando me estaba muriendo de hambre?” Poco antes de morir, seguía enviando poemas sin cobrar nada a cambio a las decenas de nuevas revistas que emergían por doquier. Bukowski se formó en el mundillo literario alternativo y le fue fiel hasta su último aliento”.

- ¿Y con el cine?

“No era un gran cinéfilo. Una de sus películas preferidas, por raro que parezca, era Cabeza borradora, de David Lynch, que acaba de dejarnos”.

- ¿Cómo cree que ha tratado el cine la obra de este escritor norteamericano?

Barbet Schroeder dirigió El borracho, con guion del propio Bukowski, protagonizada por Mickey Rourke y Faye Dunaway. Es una película menor, sin grandes pretensiones. Marco Ferreri lo intentó con Ordinaria Locura, con Ben Gazzara y Ornella Mutti, pero fue un experimento más bien fallido. Hay quienes prefieren Factótum, de Bent Hamer con Matt Dillon en el papel de Chinaski, el alter ego de Bukowski. Paul Verhoeven quiso dirigir Mujeres en la cúspide de su carrera, pero el proyecto no cuajó. En general, el cine no ha sabido trasvasar con demasiado acierto la esencia bukowskiana a la gran pantalla”.

- ¿Cómo definiría la obra de Bukowski?

“Navajazos en carne viva que dejan sin habla al lector. Instantáneas que captan la realidad sin necesidad de maquillaje. Bufonadas juglarescas que extraen la magia de lo cotidiano con una simplicidad pasmosa. En una palabra, atemporal”.

- ¿Mejor novelista que cuentista?

“Sus primeras novelas son, básicamente, cuentos hilvanados entre sí. Tanto Cartero como Factótum y Mujeres se publicaron primero por entregas, en forma de relato, en la prensa underground. La senda del perdedor, Hollywood y Pulp mantienen el mismo estilo despreocupado y enérgico marca de la casa, que Bukowski definiría como “ritmo, cadencia y danza”. Los relatos son novelas y las novelas, relatos”.

- ¿Y cómo calificaría su poesía?

“A pesar de ir de borrachera en borrachera y de haber estado a punto de morir desangrado por una úlcera interna a los 34 años, Bukowski escribió más de cinco mil quinientos poemas, cientos de relatos, seis novelas y miles de cartas. Ante todo, se consideraba poeta. Por desgracia, su poesía tardó mucho en traducirse al español, aunque Visor ha hecho una labor encomiable en los últimos años y ha publicado casi todos sus poemarios. Para entender a Bukowski de verdad no basta con leer su prosa, que fue la que le lanzó al estrellato en los setenta en Europa. Sus versos son claros y directos, sin concesiones ni ambages, a veces teñidos de lirismo e incluso surrealismo; las palabras son crudas, toscas, férreas. El verso de Bukowski huye de las atalayas del saber y se revuelca con júbilo en el fango de la vida. Su poesía es esencial para atisbar al hombre tras la máscara”.

- Entre sus autores, así lo decía el mismo Bukowski en sus libros, destacan Céline y Fante. ¿Hay otros escritores que lo influenciaran como escritor?

“Su dios personal era John Fante, pero, aparte de Céline, también le influyeron Dostoievski, Turguénev, Knut Hamsun, Carson McCullers, Sherwood Anderson, los primeros libros de Hemingway, los poemas más largos de Robinson Jeffers; Nietzsche y Schopenhauer; el estilo de William Saroyan sin el contenido; E. E. Cummings, D. H. Lawrence, Aldous Huxley, Ezra Pound, Li Po… A todos ellos les dedicó palabras de agradecimiento, o incluso poemas enteros, desde la más absoluta humildad. Bukowski era mucho más erudito de lo que se piensa, pero para no darse aires, o quizás para reírse de sí mismo, cultivó con ahínco la imagen de borrachuzo zafio e ignorante”.

- ¿Y qué escritores cree usted que hoy están bajo la influencia de Bukowski?

Juan Bonilla, Ray Loriga, Roger Wolfe, Kiko Amat, Álvaro Colomer, Pedro Juan Gutiérrez y un largo etcétera. Todas las nuevas generaciones de autores inconformistas o del mal llamado “realismo sucio” se nutren de Bukowski para luego, como es normal, abandonarlo y encontrar su propia voz”.

- En un mundo tan políticamente correcto, ¿encaja en la actualidad la literatura del autor de Cartero?

“Lo más probable es que la obra de Bukowski no durase ni medio asalto. Abriría la boca de borracho empedernido, profiriendo blasfemias y obscenidades delirantes a diestro y siniestro, y los máximos exponentes del #MeToo y movimientos similares se la sellarían para siempre con las herramientas de la nueva censura. No hay nada nuevo bajo el sol. Bukowski sufrió la “cancelación” en sus carnes en más de una ocasión. Ya en 1985, supo que su libro Erecciones, eyaculaciones y exhibiciones, escrito en 1972, había sido retirado de las estanterías de una biblioteca de los Países Bajos por atentar contra la moral de las minorías, y su respuesta no pudo ser más inequívoca: “La censura es la herramienta que emplean quienes necesitan ocultar la verdad. Son incapaces de enfrentarse a la realidad y ni siquiera me cabreo con ellos sino que me dan una pena tremenda. Les educaron para protegerse de todo cuanto ocurre en la vida. Les enseñaron a mirar en una sola dirección cuando existen cientos de direcciones”. Precisamente porque existen cientos de direcciones para zafarse de lo políticamente correcto, la obra de Bukowski es más imprescindible que nunca para plantarle cara a todo cuanto nos oprime y nos apaga la llama interior. Decía Bukowski, con casi setenta años, que hay que desaprender las enseñanzas del estado, la religión y el sistema educativo y así dar un paso tan firme y resuelto hacia quienes somos de verdad que hasta la propia muerte nos tendrá miedo”.

- Su libro se titula El rey del underground, ¿que queda de todo aquello?

“Internet ha engullido todo y ha hecho un refrito bastante indigesto repleto de desinformación. ChatGPT y DeepSeek son las últimas muestras. Son herramientas que en teoría nos facilitan la vida pero que, en realidad, nos privan de nuestra esencia de manera sutil. Nos reprograman para convertirnos, como decía Waters, en otro ladrillo en el muro. Quedan vestigios del underground de los sesenta y los setenta en forma de editoriales independientes que todavía promueven la literatura con pasión y tesón, pero no se trata de una revolución antisistema porque, por lo que parece, ya no hay Sistema contra el que luchar”.

- ¿Y qué otros escritores destacaría del underground norteamericano?

Ginsberg, Kerouac, Ferlinghetti, Burroughs, Diane di Prima, Ed Sanders, Tuli Kupferberg, Ruth Weiss, Michael McClure, Gary Snyder, Amiri Baraka, Joanne Kyger y David Meltzer, entre otros (Snyder y Sanders son los únicos que siguen vivos)”.

- ¿Cómo llega a Bukowski?

“Huyendo del canon literario durante mi época universitaria en La Laguna. Primero descubrí a Henry Miller. Ya al inicio de Trópico de Cáncer dice, y parafraseo, “estoy solo en París. No tengo amigos ni dinero ni recursos. Soy el hombre más feliz del mundo”. Luego leí a la generación beat y a Bukowski, que decía, y también parafraseo, “no me gusta el típico chico con corbata bien afeitado. Me gustan los hombres con los dientes rotos, las mentes rotas y las vidas rotas. No me gustan las leyes ni las normas. No me gusta que la sociedad me moldee”. Me sentía en buena compañía, lejos de los fantasmas de Shakespeare, las baladas de Wordsworth, los cantos de Pound y la tierra baldía de T. S. Eliot. La generación beat al final me pareció que rezumaba un tufillo místico demasiado vacuo, Miller filosofaba y filosofaba sin decir nada, mientras que Bukowski me vapuleaba los conceptos una y otra vez y, además, me hacía reír a mandíbula batiente. Para alguien con apenas dieciocho años, era una fórmula insuperable: un lobo solitario con sentido del humor y armado de una honestidad hiriente”.

- ¿Qué materiales recopiló para armar su libro?

“He analizado miles de revistas literarias independientes y manuscritos originales en decenas de bibliotecas en Estados Unidos e Inglaterra. También he tenido la suerte de consultar varias colecciones en manos privadas. He entrevistado a más de cien editores, quienes me han ayudado a dilucidar el nacimiento, vida y muerte de la revolución literaria de los sesenta. Tuve la suerte de que un gran amigo me presentase a Linda, la viuda de Bukowski. De ahí nació una amistad que me llevó a editar seis libros de Bukowski para Ecco/HarperCollins y ocuparme luego de sus traducciones al español para Anagrama y Visor. Linda me abrió de par en par las puertas de la casa de San Pedro, en Los Ángeles, donde Bukowski vivió sus años finales, y allí encontré parte del material que acabaría integrando en este libro”.

-¿Tiene alguna obra que destacaría de la producción literaria del escritor?

“De la primera etapa, Los días corren como caballos salvajes por las montañas y Ruiseñor, deséame suerte, quizás sus dos mejores poemarios, el volumen de relatos Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones, con el Bukowski más provocador y desasosegante, y Factótum, una novela picaresca de antihéroes en pleno siglo XX. De la etapa final, La senda del perdedor, para muchos su mejor novela, y Poemas de la última noche de la Tierra, un poemario repleto de meditaciones zen que, como diría John Martin, el editor de toda la vida de Bukowski en Black Sparrow Press, “son como rayos de luz directos al corazón”.

NUEVOS PROYECTOS

Abel Debritto tiene varios proyectos entre manos. Uno de ellos, explica, es un anecdotario “sobre mis vivencias como editor de Bukowski” mientras que el otro es un repaso “crítico y conciso de todos sus libros con citas clave y fotografías a toda página”. Debritto colabora en la actualidad con Pepe Ribas, fundador de Ajoblanco, en un proyecto monumental de más de 500 páginas.

Saludos, ron, ron, la botella de ron, desde este lado del ordenador

La librería de TEA acoge este jueves un encuentro en torno a la obra de Charles Bukowski

Miércoles, Febrero 26th, 2025

La mitad de un Credo, una novela de Emilio González Déniz

Martes, Febrero 25th, 2025

Una de las grandes sorpresas recién iniciado el 2025 ha sido la publicación por la editorial Alrevés de la novela La mitad de un Credo, de Emilio González Déniz. Se escribe sorpresa porque la editorial barcelonesa recupera una novela del escritor de 1989, inspirada en la vida de Juan García Suárez El Corredera, un fugitivo de la justicia franquista a la que esquivó durante años por las montañas de Gran Canaria, aunque en la novela de Déniz, Juan García Suárez El Corredera, responde al nombre de Juan Buganvilla (siempre lleva una flor de este arbusto colgada en el ojal de la chaqueta), cambiando también los nombres de otros implicados en la historia real. Así, el mismo general Franco es aquí el General de Piedra y el obispo Antonio Pildain el obispo Antonio Zarauz, entre otros. La novela de Emilio González Déniz cambia de nombre también el lugar donde sucedieron los hechos, ahora Bardinia, un territorio imaginado por el escritor y en el que transcurren gran parte de sus novelas y que es un reflejo literario de Gran Canaria.

La mitad de un Credo se trata así de un libro inspirado en hechos reales solo que en contra de lo que venden otros, se preocupa por dotar de sustancia a sus personajes. Le basta para conseguirlo tres o cuatro brochazos para tener claro qué es lo que motiva a unos y a otros. Y sí, al tener lugar en un tiempo tan susceptible en este país como fue el antes, durante y después de la Guerra Civil, hay buena y mala gente. Y no todos son del bando que venció aquella pugna, ya que de ahí sale el mayor defensor de Juan Buganvilla cuando es apresado y condenado a garrote vil por la autoridad: el obispo Antonio Zarauz, quien a pesar de haber sido “un republicano destacado, diputado por su lejana provincia en las cortes que la guerra cercenó, era un obispo, y eso equivalía a decir que cuando se hablaba con él se estaba dialogando con Dios”.

El también escritor J.J. Armas Marcelo recuerda en el prólogo de La mitad de un Credo una constante que bascula con insistencia en la novela y que no es otra que la delgada y muy difuminada línea que separa la verdad de la leyenda. Armas Marcelo lo recuerda con la frase que el alcoholizado director del periódico del pueblo en la película La muerte de Liberty Valance pronuncia: entre la verdad y la leyenda, siempre la leyenda, solo que en el caso de La mitad de un Credo, González Déniz no mitifica a su protagonista sino que, muy al contrario, lo desmitifica, le quita el traje de héroe para mostrárnoslo como lo que fue: un hombre. Un hombre inocente, bueno y sencillo que tuvo que refugiarse en la montaña para escapar de la muerte.

Por la novela desfilan por la capital de Malpaís toda clase de personajes, y nos enseña como antes de que se desencadene el caos de la guerra, los hombres aún sin ser amigos podían recorrer juntos las bodegas y calles del pueblo. En este grupo en el que se encuentra el joven Juan, está Melitón Rodríguez, que tras el golpe militar de julio de 1936, se hará miembro de las tristemente conocidas Brigadas del amanecer, falangistas que se dedicaban a dar el paseíllo a esas horas del día.

Resulta notable la capacidad de síntesis del escritor grancanario, y la densidad que imprime en cada una de las pocos más de 160 páginas ya que le sirven para contarnos lo que pudo pasar y sobre todo quién fue Juan Buganvilla en su réquiem por un hombre que si fue algo, fue ser víctima de un tiempo violento y desgarrador. De una crueldad que lleva el sello del que se sabe impune, como es el caso del mismo Melitón, a quien se describe, ya avanzada la novela y finalizada la contienda, como un hombre que “se movía por Malpaís con la arrogancia de un centurión romano”.

La mitad de un Credo tiene la facultad de emocionar y cuando emociona un libro se lee con meteórica velocidad, y eso es lo que sucede con esta novela, que es un relato sobre algo que aconteció en Bardinia hace mucho, mucho tiempo aunque las heridas de aquella guerra, y sobre todo en las islas, se mantengan abiertas porque aquí no hubo oportunidad de responder a los militares golpistas sino la de huir o ser capturado.

Pero el discurso de la novela está más preocupado por Juan Buganvilla y sus amigos y enemigos que en lanzar una proclama que casi siempre suele caer en el vacío.

La recuperación de esta novela por parte de Alrevés es un acontecimiento. Más cuando se anuncia que la misma editorial tiene el compromiso de recuperar otros libros de González Déniz.

Cada capítulo de la novela tiene por título versos del Credo, y como ya revela el título, se queda a la mitad con el Creo en Jesucristo aunque hay un Amén con el que pone punto y final a una más que aventura, desventura de un hombre corriente, amigo de sus amigos y del tenderete, al que la guerra hizo añicos sus sueños y sus esperanzas.

Y un apunte final, La mitad de un Credo está dedicada al poeta grancanario Agustín Millares Sal porque fue él, el que “me mandó a escribir esta novela”. Así que solo por eso: gracias don Agustín, gracias Emilio y gracias Alrevés por reeditar este clásico tan nuestro y ahora de todos.

Saludos, ay, desde este lado del ordenador

Los herejes

Lunes, Febrero 24th, 2025

Flota en el ambiente cierta sensación de vacío, de estar desarmando ante lo inevitable. Una crónica de muerte anunciada en la que conocemos la mano que aprieta el gatillo, el Ayuntamiento, y la de sus víctimas, todos aquellos, con o sin papeles, que venden sus cosas en el Rastro de la capital tinerfeña.

Nadie sabe cuándo se irán. De momento siguen en el mismo sitio pero con la incertidumbre encima. Los agentes de la policía local, cuento cinco en una esquina, no hacen nada. Bromean mientras están apoyados en los coches. Alguien, de cuyo nombre no quiero acordarme, explica que están ahí para protegerme pero ¿protegerme de qué? Será de ellos en todo caso.

Un vendedor me dice que cuando los polis se ponen gallitos es cuando el amanecer comienza a romper la noche. Ese es el momento que aprovechan para exigir a uno los papeles y dejar pasar a los otros… Mientras tanto, revoloteo de un puesto al otro, buscando esas joyitas que de tanto en tanto encuentro en este tesoro real que tiene la capital tinerfeña, pero como son tan cegatos los que la dirigen, no se dan cuenta del valor que estos grandes almacenes para todos y todas, podría tener en una ciudad como es la que habito y en la que vivo. Esa misma que tiene un monumento erigido a la memoria del general Franco, un templo masónico que tras mucho batallar comienza a rehabilitarse con un destino incierto (el otro día escuché al señó alcarde decir que tendría un uso cultural, cáspita) y dedica una plaza al general Valeriano Weyler (un isleño de las Baleares) y un parque a una de sus piedras en el zapato, Secundino Delgado

Pese a que la sensación que me asalta cuando paseo por el Rastro estos últimos meses es como la de asistir a un funeral que espera a que llegue el muerto, aún se respiraen el Rastro ese buen rollo chicharrero que tiene mi ciudad cuando se reconcilia consigo misma. Aquí pasamos todos sin necesidad de enseñar el carnet. En mi caso, para localizar libros (hoy encontré uno de Salvador García de Pruneda) que por desgracia ya no se reeditan y en otros para hacerme con un pieza (dos tazas que pertenecieron a un masón británico que residía en el sur de la isla) porque, ya oyeron, no se consiguen en ningún sitio salvo en el Rastro de Santa Cruz de Tenerife, ese que se quieren cargar con excusas peregrinas. Una de ellas que por aquí, entre los puestos que están dispersos por las ramblas frente a Presidencia de Gobierno, hubo robos. Vamos, que los lajas y los chandaleros atracaban a la buena gente. Un vendedor se queja a otro que eso es mentira. Y yo lo corroboro. Vamos, que mira que llevo domingos viniendo a este Rastro (incluido la Noche de Reyes) y ni carteristas ni navajeros se han interesado por ver que llevo en los bolsillos.

No niego que pueda ser verdad pero entre multitudes siempre habrán amigos de lo ajeno. Y no digo nada en Carnavales, pero esas noticias no trascienden cuando no interesan, claro. A esta ciudad que se moderniza sin orden ni concierto, y que deja que su poca historia se entierre bajo la arena de las playas que ya no tiene, no ha reparado en el daño que le hacen al Rastro con el anunciado traslado que no viene. Aunque llegará.

Firmo una petición para evitar que esto suceda, y no soy el único que plasma su rubrica en ese escrito que ojalá haga milagros pero no… Puede ser cierto, de todas formas, que hoy vi a los del Rastro con espíritu de protesta. En algunas de las casetas, sendos letreros protestaban por el traslado y en otras te pedían que firmaras. “Lo acabo de hacer en el de arriba”, “gracias, amigo”. Y te quedas bien porque esa tu ciudad, la que habitas desde que naciste. El Rastro conserva como una cápsula de tiempo (pasa algo así en los barrios) una capital de provincias que ya no encuentra uno en su centro. Ya César Manrique quejó de etse Santa Cruz de edificios modernos pero feos como ellos solos: ¡¡¡Un Manhattan en miniatura!!! No estaba equivocado, sobre todo si se entra por mar y la mirada se topa con los edificios que evitan que veas más allá de la avenida de Anaga.

Me traigo a casa cinco libros. Todos son curiosidades. Ahí está Pruneda y el Inca Garcilaso. Y las memorias de José Ruiz-Castillo Basala, que es lo primero que leo nada más llegar a casa…

Dicen que quieren trasladar el Rastro a la zona que ocupó recién habíamos salido de la pandemia: los aparcamientos frente al edificio de Hacienda o, en su defecto, a los también aparcamientos que están bajo la montaña artificial del Palmétum. Dios nos coja confesados. Hablan de poner toldos para evitar los rayos del sol si cruje como cruje en verano, pero ni con esas me quitarán la sensación, cuando lo muden, de caminar por un escenario sin nombre ni personalidad. Que lo que fue Rastro ahora es como una feria de venta ambulante. Ropa, enseres, jueguetes, ahora disfraces, zapatillas deportivas y camisas y pantalones de marca, dicen. Más allá, antiguallas y traperos que asoman la cabeza como pueden entre la mercancía que venden.

Antes de marcharme, y de ver la cola que se monta en el bar de arriba para ocupar mesa y desayunar churros, me digo que todo esto se perderá como lágrimas en la lluvia, que recitaba Nexus 6 antes de morir por todos nosotros… Y cuando me alejo y cruzo el puente, me doy cuenta que ya no se oye como antes a los gitanos vender a gritos. Que hasta eso, pienso mientras subo rambla de Pulido, le han quitado al Rastro de mi ay, ay, ay, Santa Cruz.

Saludos, váyanse al carajo, desde este lado del ordenador

El Museo de Arte en la Calle de Los Llanos de Aridane llega a África y América

Jueves, Febrero 20th, 2025

Cuando Los Llanos de Aridane celebró en 1999 el centenario de la obtención del título de ciudad, se organizaron desde el Ayuntamiento distintas actividades, entre la que destacó la creación del La Ciudad en el Museo. Fondo de Arte Contemporáneo (CEMFAC).
Han pasado ya veinte años y lo que comenzó siendo una aventura ha terminado por convertirse en una aplastante realidad, con 33 piezas que se exponen en algunas de las paredes de los edificios de la ciudad y que firman, entre otros, artistas como Ceesepe, Ouka Leele, Javier Mariscal, Francisco Rossique, Fernando Bellver, Hugo Pitti, Luis Mayo, Javier de Juan, Andrés Rábago, Pedro González, Alberto Oehlen, Jorge Fin, Gonzalo González y Carmen Cólogan.

Al frente de esta propuesta, propuesta que robustece el patrimonio y las señas de identidad cultural de la ciudad, se encuentra Ricardo Suárez Acosta, quien explica en la siguiente entrevista cómo se ha exportado esta iniciativa a varios países de África y América. De hecho, La Paz, Bolivia, podría acoger este año una de estas experiencias de arte urbano.

De momento, el CEMFAC cuenta con seis obras en el exterior: una en Maputo (Mozambique), en Quito (Ecuador), en Bata (Guinea Ecuatorial), en Asunción (Paraguay) y dos en Fort de France (Martinica).

- ¿Cómo nace, cuál es el origen de exportar La Ciudad en el Museo?

“La génesis de esta iniciativa es la cooperación en el ámbito cultural, el poder crear sinergias creativas con otros lugares, además de trasladar nuestra experiencia y que en esos territorios puedan poner en funcionamiento lo que hacemos en el CEMFAC, en la ciudad de Los Llanos de Aridane, como un factor de crecimiento social y económico”.

 - ¿Por qué Senegal y por qué Julio Nieto para iniciar este itinerario por el mundo?

“En el año 2018 tenemos la oportunidad de participar en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Dakar y con anterioridad se había adquirido la escultura La búsqueda de este artista. Coinciden, de manera temporal, estas dos cuestiones y podemos trasladar esta pieza al marco de este encuentro mundial de arte actual instalando la misma en el atrio-plaza del Ayuntamiento de la ciudad con un éxito y repercusión espectacular”.

- ¿Cuántas obras hay en el exterior y cuál de ellas ha resultado la más complicada de montar?

“Hasta el momento han sido ocho las experiencias de internacionalización del CEMFAC y la más compleja en cuanto a materialización es la realizada en la ciudad de Maputo (Mozambique), ya que se ejecuta una pieza mural en una gran medianera, de siete pisos de altura, del edificio de la Oficina Técnica de Cooperación (AECID)”.

 - El Museo en la Calle cuenta con imágenes pictóricas y también fotográficas, ¿esto se traduce también en su experiencia en el exterior?

“Por supuesto. Lo que se traslada a estos territorios son experiencias formativas y plásticas a modo mural, pero también se han desarrollado acciones fotográficas como la de Emilio Barrionuevo en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), que se materializó con la publicación Mujer Diluya. En estos momentos estamos trabajando en otra iniciativa similar con este fotógrafo para el sur de Colombia y norte de Ecuador, con la sección cultural de la Embajada de España en Ecuador”.

- ¿Qué requisitos necesitan para llevar el Museo en la Calle a otros países?, ¿cómo se asume la organización y se escoge el país y al artista que va a exponer?

“Pues ser localidades que necesiten colaboración en el arranque de un proyecto de museo en la calle o de intervenciones artísticas en el espacio público, en el ámbito de países en el que la gestión cultural necesite de un impulso, formación y reconocimiento de emprendimientos, así como de búsqueda de financiación. En cuanto al artista que interviene en este proceso, hasta el momento, se ha contado con creadores que ya tienen obra en el CEMFAC en Los Llanos de Aridane, si bien, en estos momentos se plantea empezar a colaborar con otros autores”.

- ¿Con qué tipo de apoyos institucionales cuenta esta experiencia?

“Fundamentalmente es el propio Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane quien gestiona estas acciones internacionales, si bien, de manera puntual el Gobierno de Canarias y el Cabildo de La Palma han colaborado en algunos casos, económicamente”.

- Además de la instalación-ejecución de la obra, ¿la iniciativa contempla también la formación de quienes participan en esta instalación?

“Así es. Se forman a profesionales de la gestión del ámbito cultural en lo que se refiere a la acción artística en el espacio público, como gestores y profesionales del entorno privado, funcionarios y personal de municipios, embajadas, ministerios, con el fin de que puedan tener conocimientos y herramientas para llevar a buen fin un proyecto cultural de esta envergadura”.

- ¿Qué es lo que hace diferente el Museo en la Calle de Los Llanos de Aridane?

“La verdad es que son sus especificidades y singularidades. Que sean cuadros realizados en superficies lígneas, madera (16), los que soportan la colección y todo el discurso museológico. Que sepamos esto no se repite en ningún otro lugar del mundo. A esto le sumamos la internacionalización del mismo, es decir, que un municipio como Los Llanos de Aridane, su museo, pueda ayudar y cooperar con otras ciudades en el ámbito cultural y social. Es increíble”.

- ¿El Museo en la calle da directrices a los artistas cuándo van a desarrollar sus obras, tanto en Los Llanos de Aridane como en el exterior?

“En cuanto a la temática me imagino te refieres. Sólo las primeras cuatro piezas del CEMFAC tuvieron que trabajar sobre una materia, mismo tema: la ciudad. Recordemos que este museo nace bajo el paraguas de la efeméride del centenario del nombramiento del título de ciudad en 1999-2000 y esto se refleja en estas piezas. A partir de ahí los artistas participantes han podido desplegar su trabajo sin trabas, ni censura. Pero en el caso de la internacionalización sí que han trabajado temáticas vinculadas al territorio, ya que no hemos querido ser invasivos, respetando las tradiciones en unos casos o las temáticas consensuadas en otros, como trabajar la capulana en Mozambique o las duras labores de la agricultura en Martinica”.

- ¿Cómo es el proceso de selección de los artistas que forman parte del Museo?

“Se seleccionan a artistas con una trayectoria reconocida, destacada y consolidada tanto en el ámbito de la pintura más académica, como de artistas urbanos. Es decir, aquellos que puedan responder con su trabajo, experiencia y currículo a lo demandado por el CEMFAC, a la propuesta directa de intervención en el espacio público. También se está comenzando a incorporar obra de jóvenes creadores con cierta implantación en el panorama artístico, una propuesta, ésta última, que se ha entendido como “saludable” en un proyecto promovido por una institución pública”.

- ¿Es alta la presencia de creadores canarios, tanto en Los Llanos como en el exterior, en esta experiencia expositiva?

“Podemos decir que es una presencia ajustada, con más de un veinte por ciento de presencia de artistas isleños y asentados en Canarias. De las 45 piezas con las que cuenta el CEMFAC hasta el momento once son de artistas canarios. Se pretende obtener una interpretación del espacio urbano desde el interior y otra desde el exterior de las islas”.

- ¿Llaman ustedes a los artistas o son ellos los que se ponen en contacto con ustedes?

“Somos nosotros los que contactamos directamente con ellos. En muchos casos es el propio espacio el que pide a un artista y lo que trabaja en ese momento. Por ejemplo, el caso del cuadro de Jorge Fin Vista de La Palma desde San Borondón que hace una prolongación del cielo hacia su obra o el mural de Pichi Avo, La Diosa, con Minerva o Atenea personificada como La Palma después de la erupción volcánica”.

- ¿Han tenido que desmontar algunas de las obras para que formaran parte de una exposición?

“Si. En el año 2004 el cuadro de Andrés Rábago, El Roto, se descuelga y traslada a Madrid a la Feria de Arte Contemporáneo ARCO para dar a conocer el CEMFAC, siendo un gran éxito de visitas. También la escultura de Julio Nieto, La búsqueda, que antes de estar en su emplazamiento definitivo tuvo varias itinerancias. Además de la citada en Dakar, tres instalaciones en Los Llanos de Aridane, y dos en la isla de Tenerife: en el Puerto de la Cruz, y en Santa Cruz de Tenerife, en el exterior del Auditorio Adán Martín. Y en fechas recientes el cuadro de Gonzalo González, de 30 metros cuadrados de superficie, se cede para una muestra en el Museo Insular de La Palma para homenajear a este artista como Premio Canarias de Bellas Artes”.

- ¿Dónde se localizan y cuántas son las obras que hay del CEMFAC en el exterior?

“El CEMFAC cuenta con seis obras fuera de sus fronteras o límites físicos, la ciudad de Los Llanos. Por citarle cronológicamente en Maputo (Mozambique), dos en Fort de France (Martinica), en Quito (Ecuador), en Bata (Guinea Ecuatorial) y en Asunción (Paraguay)”.

- ¿Se ponen en contacto con ustedes los organismos pertinentes para solicitarles que trasladen esta experiencia a sus respectivos países?

“Así es. Desde los centros culturales de España en esos países o desde las secciones de Cultura de la embajadas saben de nuestra labor internacional y nos piden colaboración para cooperar en acciones vinculadas con la internacionalización del CEMFAC, además de con otros proyectos que, bajo el amparo de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, puedan surgir, como trabajos  musicales, fotográficos o de asistencia cultural”.

- En este proceso, ¿se producen intercambios, sinergias entre Los Llanos de Aridane y el lugar en el que se instala una nueva obra?

“Se intenta, en la medida de lo posible, que esto ocurra. No sólo en el que existan intercambios de artistas, como ocurrió con el artista senegalés Docta Wear, que deja una pieza en el CEMFAC, después de la incursión en el Bienal de Dákar, sino en la formación continua y en el asesoramiento que es atemporal con las instituciones con las que se coopera o colabora. Aun así en estos momentos se trabaja para una posible pieza de dos artistas ecuatorianos que trabajarían conjuntamente (Ache y Apitatán)”.

- ¿Se impone al artista el tema de la obra? Y si no fuera el caso, ¿han tenido que dar marcha atrás a alguna de las propuesta por considerar que el tema tratado era demasiado delicado?

“Nunca se ha hecho esto. La censura no existe en el CEMFAC. Los artistas han podido trabajar libremente. Sin ir más lejos la última pieza del CEMFAC obra de la joven canaria, llanense, Ángela Glezal, con el título ¿Paraíso pa´quién? invita a la reflexión sobre quiénes realmente disfrutan de nuestra tierra que se presenta como un “lugar espectacular”, mientras enfrenta serios problemas como la pobreza, la mortalidad en rutas migratorias y la presión sobre sus recursos naturales, o se llega a visualizar un contraste entre la belleza de lo natural y las realidades de precariedad y pérdida de identidad cultural, provocando una reflexión sobre el impacto del turismo masivo en la vida cotidiana de sus habitantes. Pero hemos de decir siendo honestos que en un caso a finales del año 2022, y por una cuestión de mala gestión política, tiene que borrarse un mural del reconocido artista urbano NemO´s ya que tanto a los propietarios del inmueble, donde interviene este artista, como a la vecindad no les gusta, ya que se impone una temática, una iconografía, sin previamente hablar con ellos para que entendiesen el motivo de su génesis”. 

- El artista que participa en esta iniciativa ¿cómo escoge el espacio en el que trabajará y expondrá su obra? ¿Y cuánto tiempo tiene para su realización?

“El artista que interviene es participante del CEMFAC, ya tiene obra en el museo. El lugar en el que trabajará tanto en la ciudad de Los Llanos como en el lugar de la internacionalización es trasmitido por la organización o entidad. Y el tiempo que suelen estar en el exterior haciendo una pieza varía entre los cuatro y diez días”.

 - ¿Han tenido conflicto fuera con algunas de estas obras?

“Si. En el caso de la pieza Las bordadoras del metaverso, de Okuda San Miguel, ejecutada en Quito, primera ciudad nombrada Patrimonio Mundial de la Humanidad, tuvimos algo de tenderete. En su pieza Okuda pinta, en el sombrero de una las mujeres, una imagen de Pikachu y a los concejales de la oposición pues parece que no les gustó mucho. Ahí se montó algo de discusión y controversia, estando en medio la Embajada de España y el CEMFAC, en una especie de mini crisis diplomática cultural, con medios de comunicación un tanto excitados. Todo quedó zanjado con la intervención del Alcalde y técnicos directivos del Municipio en el que declaraban que Quito era también una ciudad contemporánea y sin censura. Se zanjó ahí el asunto después de días de oír disparates por parte de personas que no sabían que Okuda había trabajado sobre uno de los patrimonios inmateriales de la ciudad, con su impronta neofigurativa pop”.

 - ¿Y por cuál de estas obras en el exterior siente usted un cariño especial?

“Pregunta de difícil contestación. Todas han sido experiencias de aprendizaje, participativas y enriquecedoras, pero trabajar en Mozambique con Boa Mistura, en Ecuador con Okuda San Miguel o en Martinica con 3TTMan (Louis Lambert), pueden ser las que más marca me dejaran, aunque el trabajar en Bata, Guinea Ecuatorial, con la joven Lidia Cao también fue una experiencia vital y profesional sorprendente”.

- ¿Quién asume el coste de la instalación en el exterior?

“Cuando se habla de cooperación cultural es eso, trabajar en conjunto para alcanzar un propósito común. Por ello en destino se encargan de todo lo que tenga que ver con el inmueble en el que se trabajará, así como materiales y logística general”.

- ¿Cómo se presenta 2025?Suena La Paz, Bolivia.

“Se han puesto en contacto, es cierto, desde el Centro Cultural de España allí para cooperar en una acción de arte urbano en esa ciudad. Necesitan asesoramiento, así como talleres formativos para darle un carácter más museístico a una acción de arte urbano muy interesante que desarrollan en los cementerios. Además desde Chile ha habido contactos activos, al igual que ocurre con Colombia y Costa Rica, y sabemos que desde Costa de Marfil también están interesados en arrancar un programa de arte en la calle en el que quieren nuestro asesoramiento”.

- El Museo en la Calle forma parte de la Red de Museos de Canarias, ¿qué ha mejorado formar parte de esta red?

“Estar o pertenecer a una red es algo siempre positivo. En este caso por cuestiones de ayudas económicas, pero también por los beneficios en materia de apoyos, acceso a centros y sistemas de información y documentación, así como su difusión cultural y turística. Desde 2021 se constituye como museo el CEMFAC, en 2023 entra a formar parte de la Red de Museos y en 2024 se inscribe en el Cabildo de La Palma, como marca la Ley de Patrimonio Cultural de Canarias”.

- ¿Qué se necesita para que esta experiencia continúe siendo un referente?
“Pues más apoyo interinstitucional por parte del Cabildo de La Palma y del Gobierno de Canarias, y de otras administraciones suprautonómicas. Siendo el único museo con estas características en España creo que deberían darle más “cariño” y que no todo se quede en promesas y palmaditas en la espalda. Si es cierto que la institución insular y el Gobierno colaboran económicamente, pero no lo suficiente”.


- Entiendo que las obras del Museo en la Calle en Los Llanos de Aridane como las que se encuentran en el exterior tienen un mantenimiento.

“La obra de arte tiene una vida. Lo importante, como en todo, es hacer mantenimiento y seguimiento del estado de conservación, como hacemos en el CEMFAC en Los Llanos de Aridane. Estamos en contacto casi permanente con los lugares donde hay obra del museo fuera de sus límites insulares. En caso de que ocurriese algún deterioro o desperfecto estamos a disposición, como ya ha ocurrido, en valorar los daños y actuar en Cuando Los Llanos de Aridane celebró en 1999 el centenario de la obtención del título de ciudad, se organizaron desde el Ayuntamiento distintas actividades, entre la que destacó la creación del La Ciudad en el Museo. Fondo de Arte Contemporáneo (CEMFAC).
Han pasado ya veinte años y lo que comenzó siendo una aventura ha terminado por convertirse en una aplastante realidad, con 33 piezas que se exponen en algunas de las paredes de los edificios de la ciudad y que firman, entre otros, artistas como Ceesepe, Ouka Leele, Javier Mariscal, Francisco Rossique, Fernando Bellver, Hugo Pitti, Luis Mayo, Javier de Juan, Andrés Rábago, Pedro González, Alberto Oehlen, Jorge Fin, Gonzalo González y Carmen Cólogan.

Al frente de esta propuesta, propuesta que robustece el patrimonio y las señas de identidad cultural de la ciudad, se encuentra Ricardo Suárez Acosta, quien explica en la siguiente entrevista cómo se ha exportado esta iniciativa a varios países de África y América. De hecho, La Paz, Bolivia, podría acoger este año una de estas experiencias de arte urbano.

De momento, el CEMFAC cuenta con seis obras en el exterior: una en Maputo (Mozambique), en Quito (Ecuador), en Bata (Guinea Ecuatorial), en Asunción (Paraguay) y dos en Fort de France (Martinica)”.

- ¿Cómo nace, cuál es el origen de exportar La Ciudad en el Museo?

“La génesis de esta iniciativa es la cooperación en el ámbito cultural, el poder crear sinergias creativas con otros lugares, además de trasladar nuestra experiencia y que en esos territorios puedan poner en funcionamiento lo que hacemos en el CEMFAC, en la ciudad de Los Llanos de Aridane, como un factor de crecimiento social y económico”.

- ¿Por qué Senegal y por qué Julio Nieto para iniciar este itinerario por el mundo?

“En el año 2018 tenemos la oportunidad de participar en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Dakar y con anterioridad se había adquirido la escultura La búsqueda de este artista. Coinciden, de manera temporal, estas dos cuestiones y podemos trasladar esta pieza al marco de este encuentro mundial de arte actual instalando la misma en el atrio-plaza del Ayuntamiento de la ciudad con un éxito y repercusión espectacular”.

- ¿Cuántas obras hay en el exterior y cuál de ellas ha resultado la más complicada de montar?

“Hasta el momento han sido ocho las experiencias de internacionalización del CEMFAC y la más compleja en cuanto a materialización es la realizada en la ciudad de Maputo (Mozambique), ya que se ejecuta una pieza mural en una gran medianera, de siete pisos de altura, del edificio de la Oficina Técnica de Cooperación (AECID)”.

- El Museo en la Calle cuenta con imágenes pictóricas y también fotográficas, ¿esto se traduce también en su experiencia en el exterior?

“Por supuesto. Lo que se traslada a estos territorios son experiencias formativas y plásticas a modo mural, pero también se han desarrollado acciones fotográficas como la de Emilio Barrionuevo en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), que se materializó con la publicación Mujer Diluya. En estos momentos estamos trabajando en otra iniciativa similar con este fotógrafo para el sur de Colombia y norte de Ecuador, con la sección cultural de la Embajada de España en Ecuador”.

- ¿Qué requisitos necesitan para llevar el Museo en la Calle a otros países?, ¿cómo se asume la organización y se escoge el país y al artista que va a exponer?

“Pues ser localidades que necesiten colaboración en el arranque de un proyecto de museo en la calle o de intervenciones artísticas en el espacio público, en el ámbito de países en el que la gestión cultural necesite de un impulso, formación y reconocimiento de emprendimientos, así como de búsqueda de financiación. En cuanto al artista que interviene en este proceso, hasta el momento, se ha contado con creadores que ya tienen obra en el CEMFAC en Los Llanos de Aridane, si bien, en estos momentos se plantea empezar a colaborar con otros autores”.

- ¿Con qué tipo de apoyos institucionales cuenta esta experiencia?

“Fundamentalmente es el propio Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane quien gestiona estas acciones internacionales, si bien, de manera puntual el Gobierno de Canarias y el Cabildo de La Palma han colaborado en algunos casos, económicamente”.

- Además de la instalación-ejecución de la obra, ¿la iniciativa contempla también la formación de quienes participan en esta instalación?

“Así es. Se forman a profesionales de la gestión del ámbito cultural en lo que se refiere a la acción artística en el espacio público, como gestores y profesionales del entorno privado, funcionarios y personal de municipios, embajadas, ministerios, con el fin de que puedan tener conocimientos y herramientas para llevar a buen fin un proyecto cultural de esta envergadura”.



- ¿Qué es lo que hace diferente el Museo en la Calle de Los Llanos de Aridane?

“La verdad es que son sus especificidades y singularidades. Que sean cuadros realizados en superficies lígneas, madera (16), los que soportan la colección y todo el discurso museológico. Que sepamos esto no se repite en ningún otro lugar del mundo. A esto le sumamos la internacionalización del mismo, es decir, que un municipio como Los Llanos de Aridane, su museo, pueda ayudar y cooperar con otras ciudades en el ámbito cultural y social. Es increíble”.

- ¿El Museo en la calle da directrices a los artistas cuándo van a desarrollar sus obras, tanto en Los Llanos de Aridane como en el exterior?

“En cuanto a la temática me imagino te refieres. Sólo las primeras cuatro piezas del CEMFAC tuvieron que trabajar sobre una materia, mismo tema: la ciudad. Recordemos que este museo nace bajo el paraguas de la efeméride del centenario del nombramiento del título de ciudad en 1999-2000 y esto se refleja en estas piezas. A partir de ahí los artistas participantes han podido desplegar su trabajo sin trabas, ni censura. Pero en el caso de la internacionalización sí que han trabajado temáticas vinculadas al territorio, ya que no hemos querido ser invasivos, respetando las tradiciones en unos casos o las temáticas consensuadas en otros, como trabajar la capulana en Mozambique o las duras labores de la agricultura en Martinica”.

- ¿Cómo es el proceso de selección de los artistas que forman parte del Museo?

“Se seleccionan a artistas con una trayectoria reconocida, destacada y consolidada tanto en el ámbito de la pintura más académica, como de artistas urbanos. Es decir, aquellos que puedan responder con su trabajo, experiencia y currículo a lo demandado por el CEMFAC, a la propuesta directa de intervención en el espacio público. También se está comenzando a incorporar obra de jóvenes creadores con cierta implantación en el panorama artístico, una propuesta, ésta última, que se ha entendido como “saludable” en un proyecto promovido por una institución pública”.

- ¿Es alta la presencia de creadores canarios, tanto en Los Llanos como en el exterior, en esta experiencia expositiva?

“Podemos decir que es una presencia ajustada, con más de un veinte por ciento de presencia de artistas isleños y asentados en Canarias. De las 45 piezas con las que cuenta el CEMFAC hasta el momento once son de artistas canarios. Se pretende obtener una interpretación del espacio urbano desde el interior y otra desde el exterior de las islas”.

- ¿Llaman ustedes a los artistas o son ellos los que se ponen en contacto con ustedes?

“Somos nosotros los que contactamos directamente con ellos. En muchos casos es el propio espacio el que pide a un artista y lo que trabaja en ese momento. Por ejemplo, el caso del cuadro de Jorge Fin Vista de La Palma desde San Borondón que hace una prolongación del cielo hacia su obra o el mural de Pichi Avo, La Diosa, con Minerva o Atenea personificada como La Palma después de la erupción volcánica”.

- ¿Han tenido que desmontar algunas de las obras para que formaran parte de una exposición?

“Si. En el año 2004 el cuadro de Andrés Rábago, El Roto, se descuelga y traslada a Madrid a la Feria de Arte Contemporáneo ARCO para dar a conocer el CEMFAC, siendo un gran éxito de visitas. También la escultura de Julio Nieto, La búsqueda, que antes de estar en su emplazamiento definitivo tuvo varias itinerancias. Además de la citada en Dakar, tres instalaciones en Los Llanos de Aridane, y dos en la isla de Tenerife: en el Puerto de la Cruz, y en Santa Cruz de Tenerife, en el exterior del Auditorio Adán Martín. Y en fechas recientes el cuadro de Gonzalo González, de 30 metros cuadrados de superficie, se cede para una muestra en el Museo Insular de La Palma para homenajear a este artista como Premio Canarias de Bellas Artes”.

- ¿Dónde se localizan y cuántas son las obras que hay del CEMFAC en el exterior?

“El CEMFAC cuenta con seis obras fuera de sus fronteras o límites físicos, la ciudad de Los Llanos. Por citarle cronológicamente en Maputo (Mozambique), dos en Fort de France (Martinica), en Quito (Ecuador), en Bata (Guinea Ecuatorial) y en Asunción (Paraguay)”.

- ¿Se ponen en contacto con ustedes los organismos pertinentes para solicitarles que trasladen esta experiencia a sus respectivos países?

“Así es. Desde los centros culturales de España en esos países o desde las secciones de Cultura de la embajadas saben de nuestra labor internacional y nos piden colaboración para cooperar en acciones vinculadas con la internacionalización del CEMFAC, además de con otros proyectos que, bajo el amparo de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, puedan surgir, como trabajos  musicales, fotográficos o de asistencia cultural”.

- En este proceso, ¿se producen intercambios, sinergias entre Los Llanos de Aridane y el lugar en el que se instala una nueva obra?

“Se intenta, en la medida de lo posible, que esto ocurra. No sólo en el que existan intercambios de artistas, como ocurrió con el artista senegalés Docta Wear, que deja una pieza en el CEMFAC, después de la incursión en el Bienal de Dákar, sino en la formación continua y en el asesoramiento que es atemporal con las instituciones con las que se coopera o colabora. Aun así en estos momentos se trabaja para una posible pieza de dos artistas ecuatorianos que trabajarían conjuntamente (Ache y Apitatán)”.

- ¿Se impone al artista el tema de la obra? Y si no fuera el caso, ¿han tenido que dar marcha atrás a alguna de las propuesta por considerar que el tema tratado era demasiado delicado?

“Nunca se ha hecho esto. La censura no existe en el CEMFAC. Los artistas han podido trabajar libremente. Sin ir más lejos la última pieza del CEMFAC obra de la joven canaria, llanense, Ángela Glezal, con el título ¿Paraíso pa´quién? invita a la reflexión sobre quiénes realmente disfrutan de nuestra tierra que se presenta como un “lugar espectacular”, mientras enfrenta serios problemas como la pobreza, la mortalidad en rutas migratorias y la presión sobre sus recursos naturales, o se llega a visualizar un contraste entre la belleza de lo natural y las realidades de precariedad y pérdida de identidad cultural, provocando una reflexión sobre el impacto del turismo masivo en la vida cotidiana de sus habitantes. Pero hemos de decir siendo honestos que en un caso a finales del año 2022, y por una cuestión de mala gestión política, tiene que borrarse un mural del reconocido artista urbano NemO´s ya que tanto a los propietarios del inmueble, donde interviene este artista, como a la vecindad no les gusta, ya que se impone una temática, una iconografía, sin previamente hablar con ellos para que entendiesen el motivo de su génesis”. 

- El artista que participa en esta iniciativa ¿cómo escoge el espacio en el que trabajará y expondrá su obra? ¿Y cuánto tiempo tiene para su realización?

“El artista que interviene es participante del CEMFAC, ya tiene obra en el museo. El lugar en el que trabajará tanto en la ciudad de Los Llanos como en el lugar de la internacionalización es trasmitido por la organización o entidad. Y el tiempo que suelen estar en el exterior haciendo una pieza varía entre los cuatro y diez días”.

- ¿Han tenido conflicto fuera con algunas de estas obras?

“Si. En el caso de la pieza Las bordadoras del metaverso, de Okuda San Miguel, ejecutada en Quito, primera ciudad nombrada Patrimonio Mundial de la Humanidad, tuvimos algo de tenderete. En su pieza Okuda pinta, en el sombrero de una las mujeres, una imagen de Pikachu y a los concejales de la oposición pues parece que no les gustó mucho. Ahí se montó algo de discusión y controversia, estando en medio la Embajada de España y el CEMFAC, en una especie de mini crisis diplomática cultural, con medios de comunicación un tanto excitados. Todo quedó zanjado con la intervención del Alcalde y técnicos directivos del Municipio en el que declaraban que Quito era también una ciudad contemporánea y sin censura. Se zanjó ahí el asunto después de días de oír disparates por parte de personas que no sabían que Okuda había trabajado sobre uno de los patrimonios inmateriales de la ciudad, con su impronta neofigurativa pop”.

- ¿Y por cuál de estas obras en el exterior siente usted un cariño especial?

“Pregunta de difícil contestación. Todas han sido experiencias de aprendizaje, participativas y enriquecedoras, pero trabajar en Mozambique con Boa Mistura, en Ecuador con Okuda San Miguel o en Martinica con 3TTMan (Louis Lambert), pueden ser las que más marca me dejaran, aunque el trabajar en Bata, Guinea Ecuatorial, con la joven Lidia Cao también fue una experiencia vital y profesional sorprendente”.

- ¿Quién asume el coste de la instalación en el exterior?

“Cuando se habla de cooperación cultural es eso, trabajar en conjunto para alcanzar un propósito común. Por ello en destino se encargan de todo lo que tenga que ver con el inmueble en el que se trabajará, así como materiales y logística general”.

- ¿Cómo se presenta 2025?Suena La Paz, Bolivia.

“Se han puesto en contacto, es cierto, desde el Centro Cultural de España allí para cooperar en una acción de arte urbano en esa ciudad. Necesitan asesoramiento, así como talleres formativos para darle un carácter más museístico a una acción de arte urbano muy interesante que desarrollan en los cementerios. Además desde Chile ha habido contactos activos, al igual que ocurre con Colombia y Costa Rica, y sabemos que desde Costa de Marfil también están interesados en arrancar un programa de arte en la calle en el que quieren nuestro asesoramiento”.

- El Museo en la Calle forma parte de la Red de Museos de Canarias, ¿qué ha mejorado formar parte de esta red?

“Estar o pertenecer a una red es algo siempre positivo. En este caso por cuestiones de ayudas económicas, pero también por los beneficios en materia de apoyos, acceso a centros y sistemas de información y documentación, así como su difusión cultural y turística. Desde 2021 se constituye como museo el CEMFAC, en 2023 entra a formar parte de la Red de Museos y en 2024 se inscribe en el Cabildo de La Palma, como marca la Ley de Patrimonio Cultural de Canarias”.

- ¿Qué se necesita para que esta experiencia continúe siendo un referente?

“Pues más apoyo interinstitucional por parte del Cabildo de La Palma y del Gobierno de Canarias, y de otras administraciones suprautonómicas. Siendo el único museo con estas características en España creo que deberían darle más “cariño” y que no todo se quede en promesas y palmaditas en la espalda. Si es cierto que la institución insular y el Gobierno colaboran económicamente, pero no lo suficiente”.

- Entiendo que las obras del Museo en la Calle en Los Llanos de Aridane como las que se encuentran en el exterior tienen un mantenimiento.

“La obra de arte tiene una vida. Lo importante, como en todo, es hacer mantenimiento y seguimiento del estado de conservación, como hacemos en el CEMFAC en Los Llanos de Aridane. Estamos en contacto casi permanente con los lugares donde hay obra del museo fuera de sus límites insulares. En caso de que ocurriese algún deterioro o desperfecto estamos a disposición, como ya ha ocurrido, en valorar los daños y actuar en consecuencia”.

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Cuatro obras aspiran a obtener el Premio Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal 2025

Miércoles, Febrero 19th, 2025

Cuatro obras aspiran a obtener el Premio Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal 2025, como mejor novela negra de 2024 escrita en español, que conceden el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Festival Atlántico de Género Negro, Tenerife Noir. Se trata de Un anarquista, de Diego Ameixeiras (Alrevés); Leones en invierno, de Carlos Augusto Casas (Cuadernos del Laberinto); Purasangre, de Noelia Lorenzo Pino (Plaza & Janes), y Hierro viejo, de Marto Pariente (Siruela).

El festival presentó las obras seleccionadas este miércoles, 19 de febrero, en una rueda de prensa celebrada en la Biblioteca Municipal Central de la capital tinerfeña, en la que participaron el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Santiago Díaz Mejías; el periodista Eduardo García Rojas, miembro del jurado este año, y el director de esta iniciativa cultural, Alejandro Martín.

Las novelas finalistas son el resultado de un proceso de selección en el que un grupo paritario de 24 informantes de todo el país –conformado por lectores, críticos literarios, directores y directoras de festivales de género criminal, académicos universitarios y periodistas especializados– han ofrecido un total de 48 títulos como los favoritos entre sus lecturas de novelas negrocriminales publicadas en español en 2024. Entre estas obras, la votación de estas 12 mujeres y 12 hombres ha arrojado como resultado las cuatro novelas que aspiran al premio literario de Tenerife Noir.

“Para Santa Cruz es un privilegio estar vinculado al nombre de un premio que coloca nuestra ciudad en el mapa del género negro en español, en España y en América Latina”, aseguró el concejal de Cultura de la capital tinerfeña, Santiago Díaz Mejías, quien recordó que el Ciudad de Santa Cruz de Novela Criminal “fue el primero en España y uno de los pocos premios dotados económicamente para novela publicada”, al tiempo que destacó que “desde que Santa Cruz lo hace así, otros festivales se han animado a seguir esta misma línea”, un planteamiento en el que el galardón se entrega en metálico al autor, con una dotación de 3000 euros, y no se destina a la distribución o a las editoriales, de forma que se trata “un reconocimiento y un estímulo a la creación”. “El afán del Ayuntamiento es promover la lectura, el acercamiento de la ciudadanía a la literatura, sea cual sea el género, y participar en este festival es todo un reto”, subrayó Díaz.

El director del festival, Alejandro Martín, informó que la deliberación y la comunicación del fallo se darán el viernes 28 de marzo. Tal como es habitual desde hace unos años, el premio no se entregará a lo largo de la semana en la que se desarrolla el festival. “Desde hace ya varias ediciones, establecimos que la entrega del premio se dé separada de las fechas de la celebración del festival y así damos también oportunidad a que en los clubes de lectura vinculados a Tenerife Noir se lea la novela ganadora y se pueda disfrutar de un encuentro enriquecedor con quien la firme, que, en el último trimestre del año, estará en Santa Cruz para recoger el galardón”, explicó. Como miembro del jurado y asesor literario del festival, Eduardo García Rojas destacó la calidad de las novelas escogidas y dijo sentirse “gratamente sorprendido” con esta selección.

El jurado que elegirá la mejor novela negra de 2024 escrita en español está presidido por la profesora de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Rocío Peñalta Catalán, que también es codirectora del grupo de investigación Viajar por la ciudad: representaciones literarias y artísticas del espacio urbano e investigadora sobre narrativa negra y criminal.

La acompañan en esta labor, como vocales, el director de los Encuentros sobre Género Negro de Plentzia, Bruma Negra, Juan Mari Barasorda, articulista especializado en el género negro y policial; la escritora de novela negra y ávida lectora del género Arantxa Rufo; el reconocido escritor de novela negra José Luis Correa, profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), y el periodista, crítico literario y director de Aridane Criminal, Eduardo García Rojas. Correa y García Rojas son, además, asesores literarios del festival y miembros del “Sindicato” de Tenerife Noir, el equipo que pone en marcha cada año este ambicioso programa cultural.

Las obras

En Un anarquista (Alrevés), Diego Ameixeiras se sitúa en Barcelona con una novela entre la ficción negra y la crónica histórica, con un pie en los hechos reales y otro en la fabulación para narrar la breve primavera libertaria que desafió los consensos de la Transición y que fue desbaratada en 1978 por los servicios de inteligencia de la Policía a raíz del caso Scala. El protagonista, Miguel Duarte, tiene 20 años y acaba de llegar a la ciudad, trabaja en un bar en las Ramblas y vive a la espera de algo que sacuda su timidez. Para eso está Montse, una estudiante acomodada por la que siente una atracción irresistible. García Rojas destacó la apuesta híbrida del autor, que se coloca entre dos géneros, el negro y el histórico, para narrar “una época que pide ser narrada”.

Carlos Augusto Casas, que ya recibió en 2018 el galardón literario de Tenerife Noir con su primera novela, Ya no quedan junglas adonde regresar, vuelve al festival con un texto intenso, cargado de ritmo y de giros inesperados, que habla sobre la venganza, la justicia y la identidad. Leones en invierno (Cuadernos del Laberinto) está protagonizada por Hidalgo, Salva y el Goteras, antiguos miembros de los Ultrasur, los seguidores violentos del Real Madrid. La hija de Hidalgo fue atropellada y muerta por un policía infiltrado en un grupo de narcotraficantes; se da a la fuga porque no puede desvelar su identidad sin estropear su labor y, es más, tiene que dificultar la investigación del suceso. La novela de Casas cuenta con “un estilo que va directamente a la acción y son más de 400 páginas que se leen de forma meteórica”.

Noelia Lorenzo Pino, calificada como “la voz femenina del euskalnoir” da continuidad a la serie que inició en 2022: Purasangre (Plaza & Janes) es el segundo caso protagonizado por las ertzainas Lur de las Heras y Maddi Blasco, que se verán abocadas a un descenso al lado más oscuro del ser humano al investigar la desaparición de Sua, una chica del entorno cercano de la oficial Lur, a la que hace años que no ve. A través de la reconstrucción de los días previos a su desaparición, Lur y Maddi se ven envueltas en el mundo oculto de la joven, una telaraña de relaciones tóxicas, miedo, depresión y adicciones. Las dos mujeres no solo deberán descubrir qué ha pasado con Sua, sino que también tratarán de evitar que la investigación afecte a sus vidas personales. “Muy interesante, especialmente para lectores interesados en las novelas de saga, y sigue la tradición del euskalnoir”.

Hierro viejo (Siruela), de Marto Pariente, nos presenta a Coveiro, que trabaja de sepulturero en Balanegra y cuida de su sobrino, Marco, un chico autista empeñado en aprenderse las inscripciones de todas las lápidas. Ahora, después de tantos años, cava fosas y sepulta gente de manera legal, pero el ayer nunca se entierra como es debido. Todo se desata cuando toca inhumar al hijo mayor de Rubí de Miguel, dueña de Carbac, la industria cárnica más importante del país. García Rojas destacó el “sentido del humor, tan necesario en la historia de esta novela”, que calificó como un “western noir”.

Tenerife Noir cuenta en este 2025 con el patrocinio y la colaboración de los Ayuntamientos de Santa Cruz de Tenerife y de La Laguna, del Cabildo de Tenerife, del Gobierno de Canarias, de la Universidad de La Laguna y de la Dirección General del Libro, el Cómic y la Literatura del Ministerio de Cultura y su programa de fomento de la lectura “Lectura Infinita”. Igualmente, se están incorporando a este grupo de patrocinadores varias entidades privadas, que se suman así a esta celebración de la cultura. Entre ellas, destacan la Fundación CajaCanarias, figura clave a partir de esta edición, Fundación DISA y DS Automobiles (Domingo Alonso Group). Colaboran también en esta edición la Asociación Cultural Debrigode y la Asociación Cultural y Cinematográfica de la Costa del Sol “Unicornio”.

Saludos, ya lo saben, desde este lado del ordenador