Archive for Abril, 2025

Leones en invierno, una novela de Carlos Augusto Casas

Martes, Abril 29th, 2025

Me ha entusiasmado la lectura de Leones en invierno (Editorial Cuadernos del Laberinto, 2024), del madrileño Carlos Augusto Casas. Se trata de una novela contundente y muy reveladora que combina con bastante inteligencia distintos subgéneros de la literatura negro y criminal para ponerlos al servicio de un relato en el que no hay buenos ni malos. En todo caso, lo que habita por los territorios de estas páginas son personajes grises, la mayoría de ellos bien encadenados al becerro de oro que no es otro que el dinero, poderoso caballero.

Si tiene algún pero Leones en invierno es la extensión de la que se vale Carlos Augusto Casas para contarnos esta historia, ya que supera las cuatrocientas páginas, algunas de ellas escritas parece como de relleno para darle mayor volumen a un texto que quizá aligerado, hubiera resultado todavía más violento y brutal que la novela que llega a nuestras manos. Pero justificando este exceso, ese dejarse ir… Uno sospecha que por el propio dinamismo de sus protagonistas, la novela se lee con inquietante atención.

La historia comienza a raíz del atropello de una adolescente a altas horas de la madrugada por un policía que se da a la fuga y que está infiltrado en una organización que se dedica al tráfico de drogas. Los padres de la víctima buscan justicia, por eso no entienden los recelos de la misma policía para investigar el asunto ya que han recibido órdenes de arriba de mantener silencio con el fin de que los narcotraficantes no descubran que tienen a un topo dentro de la organización, a un agente que trabaja para los “buenos”.

Paralelamente, se narra cómo el asesinato de la joven provoca el distanciamiento entre sus padres y cuenta las pesquisas que hace una policía con problemas familiares que investiga el caso sin saber que los de arriba son los que le están poniendo piedras en el camino.

Estructurada en tres grandes bloques: el asesinato casual de la hija, el dolor de los padres y el descubrimiento del policía infiltrado que lo hizo, que también está casado aunque su nueva vida de hampón le resulte más atractiva que la que llevaba como funcionario, casi al final todos los personajes se encuentran en un mismo escenario, una discoteca llamada Opium, que da paso a un epílogo en el que se explica qué pasó con cada uno de los que sobrevivieron a esta tragedia una vez vuelven las aguas a su cauce.

Leones en invierno tiene algo de la mala baba que le pone a sus novelas James Ellroy, sobre todo cómo observa con distancia y cierto sentimiento a la amplia y variada galería de principales y secundarios que aparecen en el libro. Un libro que está escrito en tercera persona, lo que permite a su autor observar a los sujetos que tiene bajo sus órdenes con autoridad, sin dejar que ninguno de ellos tome mayor protagonismo.

En este aspecto, si hay protagonistas, los protagonistas son Bacoy, el agente de la policía infiltrado que en su anodina vida de civil lleva el nombre de José Luis Dávila, e Hidalgo, el padre de la joven atropellada que cansado de que la policía le de largas, decide tomarse la justicia por la mano. Para hacerlo, reúne a dos camaradas de juventud, de cuándo formaba parte de los violentos Ultrassur. Ellos son Salva, de la Guardia Civil, un tipo a la deriva tras un divorcio catastrófico, y el Goteras, que ha terminado yonqui. Con semejante equipo, Hidalgo emprende una investigación que muy pronto va a estar regada de cadáveres.

Lo interesante de Leones en invierno, más allá de su trama que ya de por sí es bastante atractiva, es el diseño de los personajes que hace el autor, quien transmite su forma de pensar a través de diálogos teñidos de frases contundentes y que marcan el origen social de donde procede cada uno de ellos. Se trata también de una novela en la que no hay buenos ni malos, y en la que se denuncia corrupción policial y la cultura del todo vale en la que estamos instalados en la actualidad hasta que alguien diga lo contrario.

Se pueden sacar muchas lecturas más, porque estamos ante una obra abierta, en la que importan los que actúan en ella que el caso que los lleva a perseguirse unos a otros a lo largo de todas estas páginas teñidas, a veces, de una violencia que desarma a cualquiera. En este sentido, casi parece que al escritor no le cae bien ninguno de los personajes. Ellos son, al fin y al cabo, los responsables que se desencadene la gran escena final en la sala de fiesta Opium, una caótica batalla campal que tiene claras referencias al suicida ataque final que los miembros de Grupo salvaje hacen también al final del ya legendario western de Sam Peckinpah. De hecho, y para que nadie se llame a engaño, una de las frases con las que comienza la novela corresponde precisamente a este mítico largometraje: “Dales el infierno, Pike”. E infierno les dará no Pike sino Hidalgo en esta novela que corta la respiración, que parece nueva en el actual panorama de la literatura negra y criminal, sobre todo porque hasta cierto punto transmite la sensación de que el noir en España tiene todavía muchas cosas que decir y denunciar.

Saludos, libros, desde este lado del ordenador

Blas Cabrera, historia de la física, un documental de Raúl Jiménez Pastor

Lunes, Abril 28th, 2025

Por fortuna aunque se encuentre en estado de balbuceo, el documental en Canarias está viviendo un momento interesante, lo que permite observar las diferentes miradas que sobre el género están brindado un puñado de cineastas que al menos a quien ahora les escribe, les resultan más que satisfactorias. Coinciden además en el tiempo, tres películas que abordan figuras señeras nacidas en el archipiélago canario, y el retrato que hacen de todos ellos lleva a conclusiones contradictorias porque se trata de un cine al que todavía le falta una manera de ver las cosas con asomo crítico y al que le sobra aún cierto recelo a no quedar bien.

En los últimos meses, hemos visto Quesada, la verdad del silencio (Iván López, 2024), un emotivo retrato en torno a la vida y la muerte de Javier Fernández Quesada, el estudiante grancanario asesinado en la Universidad de La Laguna el 12 de diciembre de 1977; Miguel Velázquez, el catedrático del ring, de David Cánovas, una película estrenada este año y que cuenta la azarosa vida del pugilista tinerfeño y Blas Cabrera. Historia de la física, que firma Raúl Jiménez Pastor, y que recorre la vida del físico nacido en Lanzarote y que logró el reconocimiento profesional de colegas como Albert Einstein y Erwin Schrödinger, entre otros.

Escrita por Jorge Méndez y Raúl Jiménez, Blas Cabrera. Historia de la física resume muy bien algunos de los momentos claves de su vida y obra y cuenta, como los documentales anteriores, con el testimonio de familiares que dan una visión muy cercana del personaje. Es decir, que más allá de sus logros profesionales, Blas Cabrera (Arrecife, 20 de mayo de 1878-Ciudad de México, 1 de agosto de 1945) tuvo una buena vida que la Guerra Civil mandó al traste. Las consecuencias de aquel conflicto entre iguales, es decir, entre hermanos aún colean en la actualidad, tanto, que lo que sufre el físico canario no desconcierta porque tiene reflejo en la memoria de cualquier espectador cuya familia fue víctima también de la Guerra Civil.

El documental narra muy bien lo que significó la guerra y la postguerra para el físico canario. Exiliado en París mientras las dos Españas lo consideraba un traidor, Blas Cabrera intentó recuperar su cátedra cuando, finalizado el conflicto, quiso regresar a España. Por desgracia, las autoridades franquistas se lo negaron, convirtiendo a Blas Cabrera en un errante. La película revela que esta cerrazón por parte de las autoridades franquistas se debió a la inquina que Antonio de Gregorio Rocasolano tuvo con el físico canario. Rocasolano es el responsable, según el documental, de enterrar las esperanzas de que Cabrera pudiera recobrar su vida en España. Fue él, además, quien le quitó los logros que el físico canario cosechó a lo largo de su carrera.
Destaca, en este sentido, que el Instituto Nacional de Física y Química, que se puso en pie gracias a una beca de la Fundación Rockefeller en 1932, y que contó con Cabrera como primer director, finalizada la contienda, recibiera este mérito Antonio de Gregorio Rocasolano.

Está muy bien narrado este momento ya que el hecho casi parece sacado del guion de una película, lo aterrador es que sucedió de verdad lo que representa, dice alguien en la película, el triunfo de la mediocridad sobre la excelencia. Y esa, al fin y al cabo, fue una de las características más notables del régimen franquista: el triunfo de la mediocridad por encima del de la excelencia.

El documental cuenta con un atractivo surtido de entrevistas con familiares, físicos e historiadores que apoyan sus opiniones imágenes de época, panorámicas actuales y fotografías en movimiento por obra y gracia de la Inteligencia Artificial. Esto hace pensar que Blas Cabrera. Historia de la física si no es el primero, sí que debe ser de los primeros que en estas tierras alejadas de la mano de los dioses usa la IA para que Cabrera en una fotografía de los años 30 y en blanco y negro de repente cobre movimiento y frunza las cejas o estire la boca. El uso de este procedimiento me parece fascinante aunque ya habrán voces que digan lo contrario. Es verdad que el documental abusa un poco de esta técnica, pero tiene su gancho y le da narrativa a un trabajo que parece que tuvo muy claro cuáles iban a ser sus ambiciones: explicar a los espectadores que Cabrera fue un investigador de primera línea de su tiempo, y uno de los más reconocidos en España.

Es una lástima que un documental tan cuidado e inteligente se empañe al final al incluir una serie de entrevistas a políticos de las islas (el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez; la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila y Migdalia Machín Tavío, consejera de Universidades, Ciencia e innovación y Cultura del Gobierno de Canarias) porque poco o nada aportan salvo escuchar su discurso, poco o nada aprendido y poco o nada original ya que, se reitera, no aportan nada a una película que hasta ese momento llevaba la cabeza tan alta.

Salvando estos momentos tan prescindibles Blas Cabrera. Historia de la física es un notable documental que da a conocer la vida y la obra del físico canario y cómo las circunstancias históricas maltrataron su carrera y su legado hasta casi borrarlo de la memoria de un país tan olvidadizo como es España.

El documental finaliza con la repatriación de los restos mortales de Blas Cabrera a La Laguna en 2022 y una serie de reconocimientos que recibió como, entre otros, llamar otra vez con su nombre al Instituto de Química Física, del que fue su primer director.

Saludos, funde a negro, desde este lado del ordenador

Nayra Sanz imparte un taller de cine en Panamá

Viernes, Abril 25th, 2025

La cineasta canaria Nayra Sanz Fuentes ha sido invitada a impartir un taller en el Centro Cultural de España en Panamá, dependiente de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que tendrá lugar desde hoy y hasta el domingo en Ciudad de Panamá. Esta actividad diseñada por la autora, titulada Filmar el barrio de San Felipe, consiste en un taller cinematográfico para experimentar con el lenguaje cinematográfico y observar el contexto local con una perspectiva consciente y creativa.

Nayra Sanz Fuentes considera que “en un momento histórico en el que las imágenes audiovisuales forman parte de nuestro paisaje cotidiano, tomar conciencia de su relevancia y de su poder es más necesario que nunca”. Por ese motivo, señala que “detener la mirada en los espacios cotidianos en el contexto de la conectividad global cobra una gran importancia”.

El taller se celebrará en el corregimiento de San Felipe, situado en el casco histórico de la ciudad. Se trata de un entorno de gran riqueza y complejidad sociocultural, por lo que ofrece numerosas posibilidades para aproximarse empleando el medio audiovisual.

Saludos, informamos, desde este lado del ordenador

El trasantlántico de Abrose Bierce

Jueves, Abril 24th, 2025

A diferencia de Francisco Umbral, yo sí que puedo hablar no de mi libro pero sí de la presentación que ayer, miércoles, 23 de abril, Carmen del Puerto y quien ahora les escribe protagonizaron en el Museo de las Ciencias y El cosmos sobre Paisajes del alma. Canarias, cine e identidad, una obra que ya navega sola y que uno que la parió ve partir como el trasatlántico que según Ambrose Bierce es nuestra vida. Sale de puerto, se aleja unas cuantas millas y de pronto surca los mares sin tierra a la vista y sin posibilidad de atracar en puerto alguno. Adiós a todo aquello.

El caso es que allí estaban los míos y algún despistado. Y algunos de los cineastas entrevistados, como Raúl Jiménez, Iván López, Teodoro y Santiago Ríos, Manuel González Mauricio, Pixel, y Josep Vilageliu; y el consejero de Cultura del Cabildo de Tenerife, José Carlos Acha, con quien no tuve oportunidad de sacarme una foto, y la directora del Museo de las Ciencias y el Cosmos, Antonia Varela Pérez, que es familia de uno de los actores protagonistas de El ladrón de los guantes blancos (José González Rivero y Romualdo García de Paredes, 1926), la primera película de ficción cien por cien canaria, y un título que por clásico de nuestro cine debería de moverse por estas siete islas (¿o son ya ocho?) dispersas en el océano Atlántico.

Pero si hubo una protagonista de la tarde esa fue Carmen del Puerto, que es la autora de un audiovisual en el que resume el espíritu de una obra en la que los cineastas de aquí tienen voz. Y que me planteó la mismas preguntas que les planteo a ellos. Todo como muy intenso en una jornada que llevo ya en el corazón. Me pasó lo mismo que viví en marzo en la capital grancanaria, a veces las cosas importan. Y te importan. Tanto, que te ciega la ilusión aunque uno sea consciente que mañana será otro día.

El caso es que Paisajes del alma, que es un título que me sugirió José Víctor Fuentes cuando me habló del libro de don Miguel de Unamuno, ya navega y que deja de pertenecerme. Con todo, hará escala en tierra una vez más en TEA Tenerife Espacio de las Artes el jueves 29 de mayo, y luego lo que los dioses dispongan…
Así que a los que estuvieron y a los que no

muchas gracias

Saludos, Eduardo García Rojas, un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo…, desde este lado del ordenador

Presentamos esta tarde Paisajes de alma. Canarias, cine e identidad

Miércoles, Abril 23rd, 2025

Cada isla tiene su novela

Martes, Abril 22nd, 2025

Se pueden visitar las islas Canarias sin salir de casa y sin quemarse las pestañas ante el televisor. La manera más cómoda es la de leer una novela y viajar a través de las palabras que el escritor o la escritora ordena para aproximarse a una realidad que, a lo largo de los siglos, muta aunque algunas de sus estructuras y miradas permanezcan inalterables. Este artículo quiere que se entienda como una pequeña guía de lo que se puede encontrar en librerías y bibliotecas. Se trata de una lista muy personal, en la que menciono solo unas pocas novelas escritas y publicadas en el siglo XX y lo que llevamos del XXI que se desarrollan en cada una de las islas Canarias.

Como en toda selección que se precie, y está misma se precia, no están todos ni todas pero es un riesgo que se asume cuando uno se lía la manta a la cabeza y piensa en enumerar cuáles son algunas de las novelas ambientadas en estas tierras. Se incluye en esta relación a La Graciosa, que recién ha sido incorporada como octava.

Gran Canaria

Hotel Madrid, de Emilio González Déniz.- La novela está organizada como un juego de espejos y propone distintas lecturas no solo en torno a la realidad social y política del año en el que se desarrolla, a inicios de la década de los años 50 del pasado siglo XX, sino de una ciudad, Las Palma de Gran Canaria, que acoge el rodaje de una película norteamericana sobre una monstruosa ballena de cuyo nombre, ahora mismo, no quiero acordarme.

Anturios en el salón, Juan R. Tramunt.- Porque sigue siendo una interesante (aunque algo lenta, esa es la verdad) historia en la que su protagonista se ha quedado solo en la isla cuando la población es obligada a abandonarla por circunstancia que sabrán si se acercan a esta novela que sabe crear atmósfera y comunicar la sensación de soledad y vacío de su protagonista, una especie de Robinson Crusoe moderno.

La isla y los demonios, Carmen Laforet.- Tras el éxito de Nada, primer premio Nadal, la escritora publicó esta novela que transcurre en la capital grancanaria en 1938, el último año de la Guerra Civil, y texto igual de opresivo que Nada, aunque inexplicablemente haya pasado a un segundo plano en la producción literaria de la escritora.

Las espiritistas de Telde, Luis León Barreto.- Todavía transmite esa mirada a una época con clave más que policíaca, periodísticas en torno a tres momentos diferentes entre los que destaca la investigación de la muerte de una joven durante un ritual con resultados que aún conmueven y que revela al escritor que lleva dentro Luis León Barreto.

Catalina Park, Orlando Hernández.- Publicada originalmente en 1975 en Plaza y Janés, y reeditada por Mercurio hace dos años en una edición al cuidado de Agustín Carlos López Ortiz, se trata de un relato a ratos fascinante sobre toda la fauna que habitaba la capital grancanaria en los años 70. Como testigo de aquellos días y de una ciudad que se afanaba por adaptarse a los nuevos tiempos, sigue siendo un título que afortunadamente se ha recuperado para las letras que se escriben con acento de aquí.

La estrategia del pequinés, Alexis Ravelo.- Porque gracias a esta novela el llorado escritor grancanario puso a Gran Canaria y su capital en el mapa de las grandes ciudades negras y criminales del territorio español, además de presentar una galería de personajes más que interesantes, todos ellos delincuentes, sí, pero algunos con un código de honor que ya quisiera la gente “con fundamento”.

Guanche, Enrique Nácher.- Médico y escritor, Enrique Nácher me parece una de las figuras señeras y quizá por ello tan olvidadas de la Historia de la Literatura escrita en estas islas, y eso que fue un escritor reconocido, por fortuna, no solo en su tierra. Le debemos una intensa novela ambientada en el mundo del boxeo, Tongo, y Guanche, publicada en la colección Áncora y Delfín por Ediciones Destino a finales de los años 50 y en la que describe un interesante retrato de la sociedad isleña de su tiempo, a través de la mirada de un niño.

Gran Canaria, A.J. Cronin.- Médico de profesión, las novelas de este autor que fueron todo un éxito de venta en la década de los años 30, ubica una de sus historias en la isla que da título a la obra, aunque la segunda mitad se desarrolle en Tenerife. Lo interesante del libro, que se ha quedado muy anticuado, es el retrato que hace de los protagonistas, todos anglosajones, y de lo que observan en territorio tan exótico, aunque en el relato la luz brilla en Gran Canaria y las sombras en la isla que tiene enfrente, en cuarentena por una epidemia a la que marcha el protagonista, un médico, para salvar vidas y de paso salvar también su alma.

Tenerife

Guad, Alfonso García Ramos.- Me sigue pareciendo una de las mejores novelas escritas en estas tierras quemadas por el sol, y en la que se habla de un bien tan escaso en las islas como es el agua. En este caso, la que se extrae de las entrañas de la tierra en las occidentales. Novela coral, recuerda muy vagamente a otra gran obra que aborda el mismo asunto: Los buscadores de agua, de Juan Farias.

La ciudad tiene otra cara, Luis Gálvez Monreal.- A mi juicio se trata de la gran novela sobre Santa Cruz de Tenerife, además de ser la primera que recibió el Premio Benito Pérez Armas en 1955. Una pena que, como tantas otras, no haya vuelto a reeditarse desde su publicación, hace ya más de 70 años. Y como la esperanza me mantiene, aún estoy a la espera de que cualquier editor con dos dedos de frente la recupere porque pocos son los textos que ofrecen un retrato tan desolador de la capital tinerfeña en plena y durísima postguerra.

Tiempo de espera, José Antonio Rial.- Si La ciudad tiene otra cara es la gran novela de Santa Cruz de Tenerife, Tiempo de espera lo es sobre lo que sucedió el desgarrador 18 de julio de 1936 en la capital tinerfeña. Se reivindica de Rial casi siempre La prisión de Fyffes pero se relega esta novela que es, a mi juicio, infinitamente mejor.

Ciertas personas, Fernando Delgado.- Feroz retrato de la sociedad tinerfeña y más concretamente de la chicharrera. De obligada lectura para todos/as aquellos/as que quieran hacerse una idea de lo que pensaba el periodista y escritor sobre su tierra.

Los puercos de Circe, Luis Alemany.- Es una pena, enorme se vea como se vea, que Luis Alemany, escritor nacido en Barcelona pero tinerfeño y canario por los cuatro costados, y fallecido en marzo de esta año, legara apenas unos cuantos títulos que rozan la perfección con su primera y única novela, estos Puercos de Circe que nos cuenta la historia de un peculiar Ulises en busca de su particular Ítaca mientras describe la mediocridad (como ciudad la verdad es que no se ha avanzado mucho desde entonces) de una sociedad como la chicharrera mientras ahoga sus penas en vasos de whiskie y visitas esporádicas al cabaret.

Panza de burro, Andrea Abreu.- Lo que ha hizo Andrea Abreu, y por eso mismo algunos no se lo perdonan, es histórico ya que a ella y solo a ella –tras su aparición vino detrás una legión de escritores/as que más que crear historias han terminado por imitar la que cuenta la joven escritora de Icod alto– revolucionó no solo las letras escritas en Canarias sino también las peninsulares no ya por la forma en cómo emplea el idioma y la forma de hablar en las islas en su escritura, ya que va un poco más lejos y lo que cuenta, cuenta tanto que sale de su corazón y no de su cabeza.

El barranco, Nivaria Tejara.- Se trata de una novela de necesaria reelectura y a la que el paso del tiempo apenas erosiona porque está escrito con verdad. Tanta, que como pieza literaria es independiente, también la mejor novela que se ha escrito hasta la fecha sobre la Guerra Civil en Canarias, periodo que Nivaria Tejera retrata con mirada feroz, en especial a los habitantes de una ciudad como fue La Laguna en la década de los años 30.

Él, Mercedes Pinto.- Por una vez el personaje que está detrás de la escritora parece más literario que su propia creación literaria, aunque Él esté inspirada en hechos reales que sufrió la protagonista resultado de un matrimonio en el que su esposo fue un salvaje y un desalmado, aunque en la vida real Mercedes Pinto demostró ser lo que hoy se conoce como mujer empoderada. La novela, que dio lugar a una secuela que no es tal, Ella, fue llevada al cine por Luis Buñuel y si bien la película no es que esté bien, es que está muy bien, la novela es otra cosa.

Fuerteventura

Cerco de arena, Enrique Nácher.- Junto a Guad es una de las mejores novelas que se han escrito sobre la isla, en este caso Fuerteventura la más alargada del archipiélago. Se trata de un relato contenido y en el que laten en su fondo pasiones desgarradoras bajo la atenta y omnipresente mirada del sol.


Isla de lobos y Maloficio, José Antonio Rial vuelve a aparecer en esta lista por estos dos libritos que piden como el resto de su obra ser reeditado en condiciones. En la primera, el escritor revive sus vivencias en el pequeño islote, marcadas por su desencuentro con los pescadores de Corralejo mientras que en la segunda, Maloficio intenta reflejar el carácter de los habitantes de Fuerteventura, siendo muy crítico con la pobreza majorera y su sumisión a los terratenientes y autoridades de aquel tiempo, los años 40/50 del pasado siglo XX.

Fuerteventura, Alberto Vázquez Figueroa.- Porque como casi todos los libros del escritor tinerfeño se trata de una novela de acción que se desarrolla en esta ocasión durante la Segunda Guerra Mundial y en la que aparece, entre otros escenarios, la misteriosa casa Winter, que en la historia de Vázquez Figueroa se convierte en un lugar de descanso de los tripulantes de los submarinos nazis que, supuestamente, fonderaron aquellos años en las aguas que bañan Cofete.

Gambuesa, Carmen J. Nieto.- Gambuesa es una novela que va mucho más lejos de las conocidas apañadas ya que presenta un reparto de personajesque se creen, rodeados de un paisaje que se degrada por el cemento mientras la tierra es quemada por el sol.

Lanzarote

La lapa, Ángel Guerra.- Con este pseudónimo firmaba José Betancort Cabrera (Teguise, 1874 – Madrid, 1950), escritor, periodista y político que, tras conocer a Benito Pérez Galdós, adopta para su obra literaria el nombre de uno de los personajes galdosianos. La Lapa es su obra más conocida. Se trata de un relato corto en el que se narra la historia de Martín, un niño de tierra adentro que sueña con ser marinero.

Mararía, Rafael Arozarena.- El escritor tinerfeño colocó a Lanzarote en el mapa de la literatura gracias a esta novela que cuenta historias de amores desgarrados en un paisaje agreste y feroz como es el de la isla de los volcanes. Mararía tiene una versión cinematográfica que no le hace justicia y también una novela gráfica que, afortunadamente sí que se la hace.

Lanzarote y La posibilidad de una isla, Michel Houellebecq.- Escritor especializado en remover conciencias y liarla parda, el también autor de Plataforma siente una especial debilidad por Lanzarote, cuya geografía aparece en un pequeño ensayo novelado (Lanzarote) y en una novela inspirada en la secta de los Raeliano, y su devoción por la clonación (La posibilidad de una isla).

Han cantado bingo, Lana Corujo.- Publicada este mismo año, Lana Corujo escribe un intenso relato protagonizado por dos hermanas y una familia donde solo las mujeres tienen la capacidad de ver a algunos de sus muertos. Muy, pero que muy recomendable.

La Palma

Historia ilustrada del mundo, Anelio Rodríguez.- La historia de La Palma contada a través de una familia, en este caso la del propio escritor, quien escribe un relato que destaca por su enorme sinceridad y un profundo y agradecido amor a los suyos.

Los milagros prohibidos, Alexis Ravelo.- El escritor grancanario reaparece en la lista porque fue uno de los primeros en escribir una novela que se desarrolla durante la Semana Roja, los días que la isla siguió siendo leal a la II República mientras el resto ya estaba dominada por los rebeldes. El relato aborda tan delicado tema con respeto, aunque es una lástima que no prestara mayor atención a los personajes y la historia de amor que desencadena la sed de venganza de uno de los tres protagonistas.

Retrato del fin del mundo, Carlos Ruiz Caballero.- Más de la mitad de la novela se desarrolla en La Palma los días previos al golpe militar de julio de 1936, y está inspirada en una historia real, la de Margarita Rocha y Néstor Mendoza. El libro narra su trágica historia de amor que culminó en marzo de 1937 cuando los dos, anarquistas contrajeron matrimonio estando él preso en la empaquetadora de plátanos convertida en prisión: Fyffes.

El futbolista asesino, Nicolás Melini.- Más que La Palma y en concreto su capital, Santa Cruz, El futbolista asesino es una apasionante novela que nos mete directamente como lectores en la cabeza de su protagonista, un futbolista como indica el título con instintos asesinos. Puede recordar por su concepto al American Psycho, de Brett Easton Ellis, pero la novela de Melini es otra cosa. Y para quien escribe infinitamente mejor que la del celebrado escritor norteamericano.

La Gomera

La Señora, Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Fierro, Carlos Álvarez.- Interesante retrato de una de las pocas mujeres castellanas a la que se cita con nombre y apellidos en las crónicas de la conquista de Canarias, aunque nunca demasiado bien. El escritor y guionista Carlos Álvarez propone una revisión del personaje, y resalta los atributos que tuvo que tener esta mujer para que la obedecieran ciegamente un grupo de hombres aparentemente civilizados pero que solo sabían comer y matar.

La niebla y la doncella, Lorenzo Silva.- Una nueva entrega de los agentes de la Guardia Civil Bevilacqua y Chamorro, solo que esta vez el escritor los traslada a la isla colombina, lo que da pie a que Lorenzo Silva de una visión interesante y descriptiva de la pequeña sociedad ante la que se encuentran los dos investigadores peninsulares.

El collar de caracoles, Félix Casanova de Ayala.- Relata el idilio entre un pescador gomero y una pastorcilla de Guía de Isora, en el escenario del brazo de mar que separa las islas de Tenerife y Gomera, conocido por el nombre de Callejón de Juan Primo. Como protagonista de fondo, el Teide, cuya última erupción volcánica del año 1909, llamada la de El Chinyero, es dramáticamente vivida por los personajes de este relato.

El Hierro

Hijos del tremor, Tomás Felipe. No es Pasa la tormenta, en la que planteaba una Gran Canaria futurista que ha convertido La Isleta en un centro penitenciario, pero sí que es un bonito canto de amor a la isla en la que reside desde hace varios años como es la del Meridiano, en su historia vaciada por los continuos movimientos sísmicos que se producen en la isla tras la erupción de un volcán submarino.

La sorimba, María Jesús Alvarado.- Se trata de una novela iniciática, con rasgos también de realismo mágico pero sobre todas las cosas de un canto emocionado a una isla, El Hierro, en la que aún se conservan las esencias. La obra es un canto a la vuelta si no a los orígenes, sí al mundo rural que todavía se conserva en la isla del Meridiano.

Campiro que, Víctor Álamo de la Rosa.- El escritor dedicó seis de sus novelas a Isla Menor, que no es otra que la isla de Hierro, narrando historias que le contaron y que él adoba con una ficción que mezcla realismo y fantasía.

El hijo del apotalado, Jorge Fonte.- La Guerra Civil española en la isla de El Hierro es la base en la que se apoya está novela que, escrita sin concesiones, ofrece un implacable retrato de la naturaleza humana y su atracción hacia el mal. Por otro lado, es un retrato muy valiente sobre la participación en ambos bandos de los miembros de la familia del escritor, captando la manera de vivir y sentir de sus protagonistas.

La Graciosa

Parte de una historia, Ignacio Aldecoa, el escritor de origen vasco quedó cautivado por el paisaje y por las gentes de una tierra yerma que vive del mar. La novela rinde homenaje también a una geografía física y sentimental que transforma el territorio y el alma del protagonista y, entre las curiosidades que se cuentan del libro, Juan A. Bardem quiso convertirla en película en los años setenta. Por desgracia, el proyecto se quedó en nada pero ¡¡¡qué película hubiera resultado!!! ¿Un Stromboli en versión española? En la novela, el narrador es un hombre que huye y que encuentra “un sedante en el silencio, la austeridad y la hermosa geografía de La Graciosa”.

Saludos, felicen sean siempre pero un poco más si leen un libro, desde este lado del ordenador