Steven E. de Souza: “‘La jungla de cristal’ cambió el modo de entender las películas de acción”

Primera sorpresa, Steven Edward de Souza (Filadelfia, 1947) tiene antepasados canarios. Lo dice mostrándonos la pantalla de su teléfono móvil, en la que, efectivamente, se lee que sus antepasados familiares proceden de Canarias y Portugal claro que con ese apellido no podía tener otro origen. A Steven E. de Souza los aficionados le debemos entre otras historias, el guión (que firma junto a Jeb Stuart) de La jungla de cristal y su colaboración –él asegura que para añadir más humor– en esa ya clásica película de colegas que, en esta ocasión, interpretraron Eddie Murphy y Nick Nolte, en Límite: 48 horas.

El caso es que Steven E. de Souza fue uno de los invitados de la décima edición de Tenerife Noir, en la que además de hablar de su obra y de su manera de ver y entender el cine, impartió varios talleres y no le negó a nadie conversación o firmar un dvd o blue ray de… La jungla de cristal y Commando. ¡Yippee-Ki-Yay!

EL ESCOBILLÓN agradece a Mary Ann Harrar su participación como traductora en esta entrevista.

- ¿Qué libros leyó y qué películas vio de niño en Filadelfia?, ¿Cuáles influyeron en su forma de contar historias?

“Mi ambición de niño era ser dibujante y trabajar en animación. Mi madre cuenta siempre la historia de cómo descubrió que era muy creativo: un día se dio cuenta que yo había hecho una marioneta que le resultaba bastante familiar, ¡la había hecho con las cortinas de la casa! Más tarde, empecé a escribir mis propias historias y a hacer mis propios cómics. Era uno de esos chicos típicos del instituto, que acabó escribiendo para el periódico porque tenía mucha confianza en mí mismo. Enviaba artículos también a otras revistas y, en mi último año de instituto, me publicaron uno en una revista masculina nacional, esas que tenías que tener 18 años para comprarlas y que eran parecidas a Playboy, ¡pero me lo publicaron cuando tenía 17 y aún no tenía edad para comprarla! Después realicé una película en el instituto, que era muy raro en ese entonces, y el periódico publicó un artículo sobre ella”.

- ¿Cuándo siente la necesidad de escribir guiones?

“Mientras servía en el ejército, aprovechaba los ratos libres para escribir artículos que me publicaron en revistas del país. Más tarde, trabajé en la televisión local en el área de Filadelfia e incluso rodé una película de bajo presupuesto, que era una especie de comedia sobre fumetas, mucho antes de Cheech y Chong, y que ganó un premio especial del jurado en el Festival Internacional de Cine de Atlanta y me dije: “¡Bien! ¡Estoy listo para ir a Hollywood!”. Había conocido gente en ese Festival y pensé ir a buscarlos cuando llegara a Los Ángeles. Sabía que para entrar en el negocio necesitaba un guion original. Había publicado en muchas revistas y periódicos nacionales como The New York Times y Sight and Sound Magazine, pero sabía que no podía mostrar mi prosa a los productores y decir: “Mira, podría escribir un guion para actores, mira mi prosa”, pero Francis Scott Fitzgerald no pudo escribir guiones para actores, así que comprendí que tenía que escribir un guion original. Pero no escribí uno sino dos”.

- Y antes, ¿fue buen o mal estudiante Steven E. de Souza?

“Repetí curso en la escuela secundaria porque no hacía la tarea ¡siempre tenía libros de Isaac Asimov o Raymond Chandler escondidos detrás de mis cuadernos de clase de álgebra! Así que decidí escribir un guion de ciencia ficción y terror y otro de suspense y me dije: “Estas son mis muestras”. Llegué a Hollywood y los contactos que conocía del festival y que pensé que podían ayudarme estaban desempleados. Llegué a Los Ángeles un sábado y el domingo busqué ofertas de trabajo y el lunes en ir a unas entrevistas cuando vi un anuncio que decía: “Se buscan concursantes para un concurso”. Así que fui a las entrevistas y a la audición y me propuse darme tres meses para triunfar en Hollywood. El concurso era de crucigramas, y al final entré y gané un coche, un televisor a color y un estéreo. Y pensé ¡ahora estoy en California y han pasado tres días y ya tengo coche, un televisor a color y un estéreo!”


- ¿Y cómo entra finalmente en la industria?

“Por aquel entonces me alojaba en casa de mi tía, que tenía una buena amiga que era secretaria en la CBS. Su jefe le dijo que no estaban contratando a guionistas, pero que esperara porque trabajaba para él un joven abogado que se había convertido en agente. Así que lo llamó y le llevé algunos de mis guiones a su nueva oficina y el mismo día en que se grababa el concurso, así que fui de allí a la grabación. Lo grabaron todo en una semana y, al terminar, salimos a celebrarlo. Esto fue antes de los celulares, así que volví a casa sobre la 1:30 de la mañana y mi tía estaba en bata esperándome, como si fuera un estudiante que no supiera lo tarde que era. El agente me había dejado un mensaje para que lo llamara, fuera lo tarde que fuera, y al día siguiente tuve una reunión en Universal Studios con los productores de El hombre de los seis millones de dólares, quienes dijeron que habían leído mi trabajo y les gustaba. De inmediato me asignaron una plaza propia de aparcamiento y comencé a trabajar. Una semana después, apareció un artículo en Variety que decía: ‘No solo descubren a las actrices en las cafeterías’”.

- ¿Cómo fueron aquellos primeros años?

 “Estuve en Universal Studios durante cinco años y fui ascendiendo de editor de guion a productor ejecutivo de Knight Rider (El coche fantástico). Al terminar mi contrato, que mi agente negociaba por mí, Paramount Pictures nos dijo que si me unía a ellos tendría la oportunidad de trabajar tanto en cine como en televisión, así que fui y escribí dos pilotos que se vendieron. Uno se llamaba The Powers of Matthew Star (que era como Smallville antes de Smallville) y el otro se llamaba The Renegade (que fue el primer trabajo de Patrick Swayze) para Lawrence (Larry) Gordon, así que ese guion se escribió en las peores circunstancias. Larry Gordon y Aaron Spelling estaban tan de moda en televisión que fueron a ABC y le presentaron una idea sobre policías encubiertos en el instituto, y les dijeron que ni siquiera tenían que hacer un piloto, ¡Estaban en antena! En ese momento, ya se habían dado cuenta de lo rápido que podía escribir, porque la televisión es una carrera implacable, así que dijeron que teníamos un guion que llevábamos 10 años intentando hacer. Leímos el guion el fin de semana y volvimos el lunes con ideas. Era 48 Hours (Límite: 48 horas, Walter Hill, 1982). El guion original llevaba tanto tiempo en desarrollo (era 1981) que el papel de Nick Nolte lo iba a interpretar Robert Mitchum y el de Eddie Murphy, un joven y prometedor Clint Eastwood. Para ese entonces, y contando las series de televisión, ya había escrito cincuenta guiones o más. Todos ellos, y por lo que soy conocido, son comedias y películas de acción y suspense. Por eso me pusieron en 48 Hours, que reescribí para añadir más humor y otros elementos que la hicieran más original. Luego, los mismos productores hicieron Commando (Mark L. Lester, 1985) y más tarde Die Hard (La jungla de cristal, John McTiernan, 1988)”.

- La jungla de cristal significó un antes y un después en el cine de acción.

“Sí, creo que Die Hard cambió el modo de entender las películas de acción. Hay una historia ya famosa que cuenta cómo muchas grandes estrellas rechazaron protagonizar Die Hard”.

- El cine de acción actual es muy diferente al de aquel entonces. ¿Cómo cree que ha ido mutando el género?

“En los 80 tuvimos un montón de películas donde el héroe era musculoso y actuaba como una máquina de matar. El ejemplo perfecto es Rambo. En Rambo, torturan a Stallone, lo electrocutan pero logra soltarse y los mata a todos en la habitación, donde hay una radio por la que dice: “¡Comunistas, voy a matarlos ahora!”. Así que cuando enviaron el guion de Die Hard a Stallone y Schwarzenegger, los actores y sus agentes dijeron: “Pero si este tipo se pasa las primeras 30 páginas del guion escondiéndose, huyendo del villano, es un cobarde. ¡No te voy a dejar hacer esta película!” Pero fue eso, precisamente, lo que hizo que la película funcionara. El protagonista parecía real y vulnerable. Después de eso, el difunto James Caan, y James Caan era amigo mío, me dijo: “No sé en qué estaba pensando, ¿por qué le hice caso a mi agente?”. Sin Die Hard, no creo que Keanu Reeves hubiera protagonizado Speed, y sin Speed no tendríamos muchos de los héroes de acción actuales Ahora se convoca a los guionistas a una reunión pero en vez de decir: “¿qué podemos hacer para mejorar el guion?”, la cuestión que se plantea es “¿qué hacer para tener juguetes que podamos vender? y ¿qué podemos hacer para tener una secuela? Es decir: No mates al protagonista. Creo que esta forma de pensar es errónea aunque el trabajo realmente interesante se está trasladando al streaming”.

- ¿Crees que el streaming está ayudando a revivir películas como Die Hard, por ejemplo?

 “Creo que en el streaming se está haciendo un trabajo interesante con las miniseries, pero no es bueno para la industria cinematográfica. Recientemente, se hizo público un informe sobre el streaming que muestra cómo algunas plataformas están perdiendo mucho dinero. Así que espero que eso lleve a un resurgimiento de la experiencia de ir al cine. No hay nada como ver una película en una sala llena de gente”.

- ¿Sigue yendo al cine?

“Sí. Trato de ver películas con público porque en las proyecciones privadas todos en la industria son muy educados y no reaccionan igual y no dicen nada. ¿Me entiendes? Hace un rato mantuve una conversación de trabajo, porque me fui de la ciudad pensando en hacer una miniserie para un servicio de streaming que espero que sea mi primera incursión en este sistema. Cuando ruedas una película en condiciones normales, recibes consejos constantes de los ejecutivos, y a veces esos consejos se basan en lo que sucedió la semana anterior. Por ejemplo, el guion original que escribí para Superdetective en Hollywood III trataba sobre el personaje de Eddie Murphy, que lleva a su sobrina a un parque temático donde se produce un asesinato pero después de entregar el guion y cuando se suponía que íbamos a empezar con la película, Eddie Murphy había rodado antes una que fracasó, Su distinguida señoría (Jonathan Lynn, 1992)”.

- ¿Cómo funciona el streaming?

“En las películas en streaming no te dan ninguna nota. Dicen: Vaqueros en el espacio exterior, aquí está tu dinero, tráela terminada pero ahora el cineasta se pregunta: “¿Quiero hacer una película para los estudios, en la que podría ganar mil millones de dólares si es rentable o voy con el streaming y solo recibo un primer y único cheque?”

- ¿Y cuál es su respuesta?

“Personalmente, me alegraría mucho no tener todos esos memorandos y notas porque los memorandos son inútiles. Muestras el primer guion a los ejecutivos del estudio y ellos se lo dan a sus asistentes, sus lectores, y cada lector le dice al jefe: “Esto es lo que pienso”, y van uniéndolo todo, así que el memorando típico diría: “Estamos muy entusiasmados con este último borrador. Es una gran mejora, pero debemos subir la apuesta. ¡Es cuestión de vida o muerte, más peligro!” o, por otro lado, “más diversión y más comedia”, así que siempre es un tira y afloja pero son consejos inútiles”.



- ¿Ha rechazado el guión de alguna película que le ofrecieran escribir?

“No creo que haya rechazado ninguna película, no hay ninguna de la que me haya arrepentido, pero sí tuve muchos problemas con un productor al que le dije que quitara mi nombre de los créditos de una película y que pusiera en su lugar un pseudónimo. Cuando se estrenó fue muy bien recibida por la crítica. Luego, como en Beverly Hills Cop III (John Landis, 1994), se supone que deben enseñarte la película antes de poner los créditos por si no estás contento con el resultado final. Pero estaba en Australia rodando Street Fighter, así que no pude verla y no me di cuenta de que, después de escribir el guion, en el que trabajé estrechamente con Eddie Murphy (Eddie Murphy me lo pidió por el trabajo realizado en 48 Hours), otros cinco guionistas la habían cambiado por completo, así que debería haber quitado mi nombre de esa también”.

- ¿Ha trabajado con algún director que no hiciera demasiados cambios en el guion original?
 
“El cine es un medio colaborativo y hay cosas que deben surgir de los directores, pero yo mencionaría a John McTiernan por respetar el guion original. La interacción entre los dos fue constante. Otro elemento, es que al haber salido de la televisión y ascendido desde guionista a director soy bienvenido en el set, sé cómo comportarme y cómo hablar con los actores y delegarle la palabra al director. Por ejemplo, hay una escena famosa en Die Hard donde Bruce Willis conoce a Alan Rickman; es una de las escenas más famosas de la película. Lo que pasó es que estábamos desesperados por que el héroe y el villano se conocieran. Si ves mis otras películas, normalmente hay varios enfrentamientos con el villano, pero en Die Hard es imposible porque él (el villano) cuenta con doce tipos y Bruce Willis está solo. Así que un día en el set alguien le dijo a Alan Rickman durante un descanso: “Alan, muchos actores del Reino Unido pueden imitar el acento americano. ¿Tú lo imitas?”. Y Alan dijo: “Bueno, no tengo acento americano, pero sí californiano”. Todos se rieron y yo dije: “¡Dios mío, eso es!”. Así que agarré a Joel SiIver y le dije a Alan: “hazlo de nuevo”, así que Alan lo repitió y Joel dijo: “¿Por qué me sacaste…?”. ¡Ah, ya lo pillé! Fuimos a buscar a McTiernan y nos preguntó de qué estábamos hablando y… “¡Ah, ya lo pillé!”, dijo el director, “¡ya lo pillé!”, y literalmente, justo en ese momento, escribí la escena en la que Bruce Willis conoce a Alan Rickman. Así que esto no podría haber sucedido sin esa colaboración”.

- ¿Y qué película piensa que ha respetado más su guion y también la que menos reflejó su historia original?

48 Hours ya que se rodó casi exactamente igual que el guion y en la que más cambios se hicieron Judge Dredd (Danny Canon, 1995), ya que el director nunca había hecho una película para menores de 13 años y lo que rodó finalmente está lleno de tanta violencia que la clasificaron X. Luego la recortamos y quedó R pero las empresas de juguetes y Burger King demandaron al estudio porque no podían vender productos de una película para adultos. Años después tuve una reunión en Disney, era la división de películas de Hollywood de Disney que no era animada, así que mantuve un encuentro con el productor y los ejecutivos para presentarles un proyecto que tuvo que gustarles porque al finalizar aplaudieron y me dieron un abrazo. Y pensé que era genial y me subí al coche y conduje hasta casa. Estaba entrando cuando suena el teléfono y el productor me dice: “No sé qué pasó, pero cuando subieron a decirles a los jefes tenemos al tipo para la película, el ejecutivo dijo: “¡Steven de Souza, ese hijo de puta! Hizo que la compañía de juguetes y Burger King nos demandaran. ¡Nunca trabajará para Disney!” Cuando no fue cosa mía, no tuve la culpa con lo que pasó en aquella película, la de Juez Dredd. El responsable de todo aquello ¡¡¡fue el director!!!”.

GUIONISTA Y DIRECTOR

Steven E. de Souza es más conocido por su trabajo como guionista que como director de cine. Es el autor, entre otros guiones, de La jungla de cristal y La jungla de cristal 2: Alerta roja (Renny Harlin, 1990), que catapultaron a la fama a Bruce Willis como John McClane, esa especie de correcaminos que siempre vence a los malos. En la imagen tomada por Ricardo Pinillos Toledo, Steven E. de Souza con el premio que le entregó la Asociación Unicornio en Tenerife Noir en reconocimiento a su trayectoria profesional. Otras imágenes son Bruce Willis en La Jungla de cristal y en la página siguiente Arnold Schwarzenegger en Commando, otro de los éxitos de los años 80 del guionista norteamericano, que también intervino en el libreto del filme Superdetective en Hollywood III.

Saludos, al alba, desde este lado del ordenador

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