Archive for Agosto, 2025

La hija de Yemayá, una novela de Belkys Rodríguez Blanco

Jueves, Agosto 28th, 2025

La Habana de finales de los años 50 forma parte del imaginario colectivo gracias a la labor desarrollada por periodistas y escritores como Guillermo Cabrera Infante. De hecho, la representación de la capital cubana de aquel entonces como una ciudad que nunca duerme y en la que la fiesta era continúa le debe mucho a la narrativa de Cabrera Infante, un escritor que supo vendernos su Habana. Aquella Habana por la que circulaban espectaculares coches norteamericanos y personas de toda raza y condición. Mientras tanto, en la Sierra Maestra peleaban los rebeldes y en las ciudades organizaciones revolucionarias con un sentido del sacrificio que hoy continúa desarmando…

En esta ciudad y en la Navidad de 1958 transcurre La hija de Yemayá, (Editorial el ateje, 2025) una novela de la escritora cubana Belkys Rodríguez Blanco, que no conoció aquella Navidad porque no había nacido así que la que muestra y por la que callejea está inspirada por la visión de Cabrera Infante y también a través de películas como El padrino II, que cuenta con un episodio cubano que se desarrolla la misma fecha del mismo año que la novela de Belkys y Havana, una versión de Casablanca romántica y retro protagonizada por Robert Redford.

En este ambiente se mueven los personajes de La hija de Yemayá, todos ellos avanzan o retroceden en una ciudad luminosa y festiva pero también oscura y casi primitiva bajo sus sombras. La Habana es el eje a través del que se articula esta novela, una capital que está a punto de celebrar un final de año que lo cambió todo para la ciudad como para Cuba. Y en la novela se la callejea mucho, aunque no con el forzado entusiasmo del guía turístico sino de alguien que la conoce a fondo.

Novela cubana y negra y criminal no porque quiera resolver un caso ni criticar la corrupción de un sistema, que también, el espíritu interno que anima a La hija de Yemayá es contar varias historias que se desarrollan en una ciudad que tuvo un pasado esplendoroso pero que mantenerlo le costó demasiadas vidas humanas, muchas por muerte violenta.

Se trata de un libro muy cubano, se aprecia por los detalles más insignificantes, y también por la fe que profesan algunos de sus protagonistas: la santería. Yemayá es la reina del mar y madre de todos los orishas dentro del rico panteón de deidades de la religión yoruba y que se sincretizó con la Virgen de Regla católica. Es interesante que su nombre aparezca en el título porque el mar, y La Habana tiene un frente de costa de los más hermosos del planeta, está presente en la novela no con la misma fuerza que la ciudad pero sí que está ahí, entre otros elementos que refuerzan la cubanía de la autora quien, pese a no conocer la época en la que ambienta la historia porque todavía no había venido a este valle de lágrimas, sí que conoce algunos de los secretos que celosamente guarda la ciudad aunque el contexto en el que se desarrolla la acción sea de otro tiempo, quizá mejores económicamente pero no me atrevería a decir lo mismo en otro sentido.

Tampoco creo que el paso de los años haya contribuido a que mejorasen las cosas sino más bien al contrario. En todo caso, y me entero porque así lo leo en la contraportada, esa ciudad soñada por Belkys Rodríguez Blanco plantea una fantasía que, reitero, no he pillado mientras leía el libro, probablemente porque me sentí fascinado ante las luces y las sombras que recrea de La Habana de finales de los años 50, y es que la novela plantea un escenario en el que el triunfo de la revolución castrista no se alcanzó hasta el siglo XXI.

Esta circunstancia no me quitó el sueño mientras leía esta novela coral y profundamente femenina, historias en las que la narradora explota con acento una sexualidad en ocasiones exuberante y casi prohibida en los años que hablamos (me aferro, lo siento, a finales de los 50); mientras describe la corrupción de un modelo enfermo de la cabeza a los pies, es decir, desde las alturas, con un protagonista secundario que es un importante político más preocupado por satisfacer sus placeres privados que en mejorar la vida de quienes lo votaron, a un proxeneta (que a mi me recuerda al legendario Alberto Yarini, que si bien era habanero, murió mucho tiempo antes de 1958) que explota a mujeres que no desea sexualmente.

Por otro lado, aparecen muy al fondo los gringos, pero no se describe –ese no era el propósito– la influencia benévola pero también perniciosa que tuvieron en Cuba aquellos años en los que la isla llegó a conocerse con el nombre del Prostíbulo del Caribe. Habría que averiguar quién la acuñó porque en aquella fiesta que parecía no tener fin, con todas sus grandes y pequeñas tragedias, también hubo espacio para otras historias. Historias sentimentales y bonitas, de amor en el sentido más amplio de la palabra. Y también de sacrificio cuando la llamada generación del centenario decidió combatir con las armas una dictadura como fue la del general Fulgencio Batista que, vista desde la distancia, fue otra cosa que la que narró la literatura castrista.
Pero claro, y tal y como pasa en el libro, la historia la escriben los vencedores aunque en la novela de Belkys Rodríguez ganar, ganar no gana casi nadie. Salvo los lectores, claro.

Saludos, pero de pronto se acabó la diversión…, desde este lado del ordenador

Ulises Bértolo: “Todo abogado lleva un escritor dentro”

Miércoles, Agosto 27th, 2025

Ulises Bértolo (Madrid, 1967) es abogado y escritor. O escritor y abogado aunque no sé si en esta ocasión el orden de los factores afecta a nuestro protagonista. El caso es que Ulises Bértolo habla con mucha pasión de su literatura, casi la misma, me atrevería a decir, que la que emplea cuando desarrolla su trabajo en los juzgados. La voz se le relaja cuando hablamos de Tenerife, isla en la que vivió hace muchos años (“estudié en el Luther King”, recuerda con nostalgia) por lo que asegura que se siente más tinerfeño que cualquier otra cosa porque donde “uno pasa su infancia tiene su casa”. Tenerife, sin embargo, no ha aparecido aún en ninguna de sus novelas aunque le encantaría admite el autor de La sustancia invisible de los cielos, Orthodoxia, La dama del norte y ahora Exitus (Harper Collins, 2025).

- Es abogado además de escritor, ¿de que manera le ha servido la experiencia profesional en su carrera literaria?

“Todo abogado lleva un escritor dentro. Nos pasamos el día escribiendo, intentando enlazar argumentos para seducir a quien tiene que resolver el procedimiento: el juez. Abogados, periodistas, aquellos oficios en los que la escritura forma parte de tu trabajo pueden hacerte sentir en un momento determinado que habitas en universos paralelos en los que la ficción se contrapone a la realidad. En mi caso, la realidad que se vive en los juzgados. Y cuando tocas géneros como la novela negra la experiencia en el ámbito jurídico te sirve para generar tramas e historias”.

-¿Y qué atractivos tiene para usted la novela negra?

“Proponer un juego con el lector. El lector parte de un asesinato y a partir de ahí participa en la búsqueda de un culpable. El lector se incorpora en mi novela al equipo de investigación para averiguar qué pasó y quién fue el responsable de lo ocurrido. El género me sirve también para hacer crítica, que es el sustrato de Exitus que no está inspirada en la vida de nadie pero sí en la realidad que vivimos al tratar temas como el dogmatismo y la corrupción”.

- ¿Y cómo trata estos temas en Exitus?

“En la novela se produce un crimen ritual, hay un juez que mira a otro lado y una Policía Nacional que ha dejado de creer en sí misma. Todo asesinato tiene una firma, así que el equipo de investigación que dirige la protagonista, Elia Sandoval, pese a estar de baja, se implica en la investigación de una mujer que puede estar relacionada con el asesinato ritual, lo que utilizo para mostrar las tripas del sistema judicial y me permite ofrecer una visión de lo que ocurre cuando un procedimiento puede quedar paralizado por causas espurias. Un superior reclama los servicios de la inspectora porque al encontrarse de baja no es sospechosa de haber participado en la sospechosa manera en que se cerró en falso la investigación”.

- ¿Qué es lo que más le interesaba indagar en la novela?

“Me interesaba mucho estudiar el tipo de violencia que se genera cuando una creencia es llevada a un límite. ¿Qué pasa cuando el mal se viste de fe o de una ideología? Pues que puedes destruir sin culpa, y a mi eso me parece muy peligroso porque es un mal que se legitima al entender que está justificado para hacer cualquier cosa. Me interesaba jugar con esa idea, no con la del mal y el bien, sino indagar en esa frontera difusa que te permite la novela negra. La novela negra con un trasfondo oscuro que me ayuda a construir la psicología de los personajes para que en ese juego con el lector le haga pensar si son capaces de llegar a comprender lo imperdonable. Quise jugar con cómo se condiciona a las personas cuando son llevadas a un límite y lo que somos capaces de hacer por necesidad, por supervivencia o la búsqueda de darle sentido a las cosas”.

- En este juego que propone, ¿mezcla elementos fantásticos?

“No, hay una atmósfera perturbadora pero hablo de creencias y personas que tienen sentido de trascendencia y lo que intento es ficcionar con algo que ha acontecido a lo largo de la historia que son los rituales, cuando el cuerpo se convierte en un templo. Exitus es un término forense que es sinónimo de salida o de tránsito a la muerte. El último aliento, y me pareció que era un título que estaba bien en una historia que parece poner al equipo de investigación en un sin sentido, de ahí que el asesinato tenga firma pero ¿qué quiere decir un asesino que se hace llamar el Ángel y que no busca esconderse sino ser comprendido?”

- La protagonista de Exitus es una policía y mujeres son también los personajes principales de otros de sus libros ¿por qué?

“Ana Garrido, la protagonista de La dama del norte, es real, y para contar su historia me basé en su vida tras dos años de conversaciones que mantuve con ella. Tenía que ser la protagonista y por eso la novela está escrita en primera persona. Sandra Márquez y Elia Sandoval están inspiradas en policías reales pero son resultado de mi imaginación”.

- Pero ¿por qué mujeres?

“¿Por qué mujeres? Supongo que porque hay suficientes hombres en los equipos de investigación. A mi me gusta la capacidad de análisis de las mujeres y cómo por su situación y al verse atrapadas en situaciones injustas se sobreponen. En la novela hablo también del juego de poder en el ámbito familiar, en el que la policía se ve condicionada por su padre, un poderoso abogado que quiere que ella sea una prolongación de sí mismo”.

- ¿No se ha planteado iniciar una serie con la protagonista de Exitus?

“No me ha interesado escribir una saga, aunque Sandoval tendrá continuidad casi con seguridad. Trabajo el género negro pero soy un escritor que intento llegar más allá, en Exitus explorando ese miedo ancestral a la muerte que todos llevamos dentro. En la novela el equipo de investigación se enfrenta cara a cara con la muerte y los lectores también”.

- ¿Cómo se documentó para dar credibilidad a la investigación que plantea en la novela?

“Es importante la experiencia que uno tiene en el ámbito judicial, sobre todo a la hora de resultar verosímil. En este caso hice un estudio de una comunidad milenaria y cómo lo que acontece tiene repercusiones en los despachos de Madrid. Tuve que investigar mucho, quizás para terminar usando solo el diez por ciento de lo investigado pero para mi es muy importante crear atmósferas. Exitus no es una historia lineal y se desarrolla en un contexto que es un protagonista más de la novela. Esa situación se produce por la información que he ido adquiriendo. He consultado documentos de muy difícil localización y me he servido de ellos para contar una historia que se desarrolla en dos planos porque se trata de un puzzle en el que deben de encajar todas las piezas. Además, colaboro con la Policía Nacional y conozco cómo piensan y actúan en las investigaciones. Todo eso me ha ayudado para describir el trabajo que hace el equipo de investigación de la novela”.

- Me dicen que un tema habitual en sus libros es la culpa y también la rabia.

“Cuando escribo es porque me siento motivado. En este caso, fascinado por la delgada linea que separa lo sagrado de lo monstruoso. Esa gente que busca un sentido a su vida y que acaba pactando con sus propios demonios. A esto se une una situación personal, una mala comprensión de la muerte por la pérdida de un ser querido, por eso la rabia y la culpa que aparece en la novela es la que arrastran algunos de los personajes porque me gusta que las novelas se muevan no solo por la acción de sus personajes sino por los pensamientos que preceden a esas acciones”.

- ¿La novela habla de satanismo?

“Sí, al tratarse de un crimen de rito de sangre. Los datos que manejan los investigadores es el secuestro de una mujer que parece estar vinculado a un asesinato ritual donde un cuerpo aparece desangrado encima de una estrella de doce puntas. Las pistas las ofrece el mismo asesino, el Ángel, y ante ellas el equipo de investigación tiene que aprender a descifrarlas por lo que se ponen en contacto con un experto satanista, Dante Blanco, que da cierta información y que no deja de sorprenderse por lo que va ocurriendo”.

- ¿Llegó a meterse en ese mundo?

“Leí antiguos grimorios, autopsias no resueltas y la Biblia satánica pero no solo eso, llegué a la conclusión que el satanismo es distinto en función de las culturas. Algunas no consideran a Satán como un ángel caído sino un ángel que recibió de recompensa la Tierra”.

- Ha comentado que la novela cuenta con varias tramas, esto me hace pensar que antes de ponerse a escribir tiene muy bien armada la historia, que no se deja llevar por la improvisación.

“Hay una gran parte que está pensada pero hay otra en la que surgen cosas, hay un margen para la improvisación pero no en el esqueleto, la armazón, que está muy bien diseñada desde el principio. Construyo un puzzle y eso tiene que estar bien pensado”.

- Antes hablaba del contexto, entiendo que Madrid es un personaje más de la novela.

“Hay una tendencia ahora a construir historias en lugares sórdidos y alejados de la civilización, lo que quise plantear con Exitus es que una ciudad no es lugar seguro. Existe un Madrid distinto al que estamos acostumbrados a ver. Un Madrid con conexiones en despachos porque todo está relacionado, más de lo que pensamos”.

- Usted inició su carrera literaria a través de Amazon.

“Conozco autores que publican y que continúan autoeditándose. En mi caso publiqué gracias a un concurso literario de Amazon y en dos meses fui número uno en ventas en varia categorías, lo que hizo que varias editoriales se fijaran en mi. Creo que cualquier escritor aspira a que su obra sea leída y si escribir una novela es difícil que alguien la entienda es maravilloso. No puedes pensar en el éxito, porque el éxito es trabajo duro y tener suerte. Y las plataformas son una buena manera de comenzar. El mundo editorial es muy complicado, se publican muchos libros y es una carrera de largo alcance, así que de lo que se trata es de hacerlo cada día mejor. El que persiste la consigue, esto es una realidad”.

- ¿Y a qué cree que se debe el éxito de la novela negra en España?

“Es un género versátil, cercano y que produce emociones además de la complicidad del lector. Puede engarzar con las novelas del oeste, de terror… Con todos los géneros, ya que absorbe muchas cosas. Aquellos cuentos que nos contaban de pequeño, la novela negra es de alguna forma como su evolución. Genera trampas que tienes que sortear y propone también un juego de inteligencia y de complicidad con el lector pero para mi esos ingredientes se encuentran también en otros géneros. Y yo soy escritor, no solo de novela negra, por lo que me resulta muy saludable cambiar de vez en cuando”.

- ¿Y cómo calificaría Exitus?

“Como una novela que lucha contra todo tipo de dogmatismos. Me pasó lo mismo con una anterior, Orthodoxia. A mi me gusta la novela negra que puede violentar los límites, llevarlos a otros ámbitos. Me interesa la novela para hacer crítica pero también que entretenga, que es muy importante. La novela negra es una manera muy saludable de entretener aunque sea pasándolo mal”.

Saludos, a fuego lento, desde este lado del ordenador

Estefanía Briganty muestras sus Contraste en el Casino de Tenerife

Martes, Agosto 26th, 2025

Estefanía de la Hoz Briganty (Santa Cruz de Tenerife, 1990) expone sus últimas fotografías en el Casino de Tenerife hasta el 15 de septiembre. La muestra lleva el título de Contrastes, y en ella, la experimentada fotógrafa muestra una serie de imágenes a todo color.

La exposición se puede ver en la sala de arte Joaquín Amigó de la sociedad tinerfeña y recoge parte del trabajo de una artista que quiere transmitir un contenido visual sólido, “con el aporte de elementos culturales primarios usados dentro de la composición, de forma muy cercana a la interpretación literaria”, explica en una nota informativa.

Estefanía Briganty estudió fotografía e Imagen en la Escuela Superior de Diseño Fernando Estévez, en Santa Cruz de Tenerife. Se especializó en Técnicas Audiovisuales. En la actualidad trabaja como fotoperiodista en la Agencia de Comunicación de Canarias y es fotógrafa de la CEOE y colabora como en catalogaciones para en la consultoria de arte de Nuria Segovia.

Saludos, visítenla, desde este lado del ordenador

Ropa de casa, un libro de Ignacio Martínez de Pisón

Lunes, Agosto 25th, 2025

“Veo a los muertos pero también veo a los vivos. Veo a mis hermanos, a mis profesores de la facultad, a mis amigos de entonces, a los amigos que hice luego en Barcelona, a los que más tarde me proporcionó la literatura. Los veo a todos situados en una edad indefinida, la edad que tenían y la que tienen, a la vez jóvenes y maduros”.

Ropa de casa, Ignacio Martínez de Pisón, Seix Barral, 2024

Ignacio Martínez de Pisón cuenta historias que nos han pasado a la mayoría de nosotros, así que resulta muy fácil identificarse con los personajes de sus novelas vamos a decir que sentimentales, y a sentir cercanía pero también rechazo con algunos de los protagonistas de sus relatos más oscuros. Su estilo es además muy limpio, y resulta fácil de seguir aunque en algunas de sus novelas trate historias muy duras.

Ropa de casa (Seix Barral, 2024) no se trata de una novela sino de un largo retrato personal del autor. Casi una autobiografía aunque lo entiendo más como un relato de su vida. Un reto, si se tiene en cuenta que a lo largo del libro el escritor no hace fantasía sobre su vida sino que procura ser lo más sincero posible con una existencia que como la mayoría de nosotros, ha transcurrido medianamente feliz pese a algún sobresalto.

El retrato que propone el escritor sobre sí mismo resulta en este aspecto demasiado blanco, pero está en su derecho. Como proyecto de vida, la de Martínez de Pisón se ha desarrollado bastante bien. Y si se observa, la del libro es la historia de un éxito ya que narra cómo un profesor se hizo escritor. Un escritor reconocido y con un éxito tan estable y con una legión de lectores tan leales, que no dudan en meterse en su vida privada para observar su Ropa de casa. Ropa blanca y recién lavada que muestra a sus seguidores.

No ha llegado, es verdad, a esa categoría de vender solo por el nombre (escritores españoles que han llegado a esta categoría se cuentan con los dedos de una sola mano) pero Ignacio Martínez de Pisón sí que cuenta con lectores que lo leen cuando se publica uno de sus libros.

En Ropa de casa repasa su infancia y adolescencia. Y la juventud como estudiante universitario. También expone su vida en dos ciudades que lo marcaron, Logroño y Zaragoza. Que es del norte, casi lo vindica cuando escribe que tuvo incluso un abuelo carlista.
De padre militar, aunque muerto prematuramente, si hay una heroína en esta novela es la madre del escritor. En el libro relata lo que hizo por la familia. El sacrificio de una mujer que aprendió a mirar siempre adelante. Retroceder ni para coger impulso.

El lector que vaya buscando chismes de la farándula literaria se llevará un chasco cuando llegue a la segunda mitad del libro. Martínez de Pisón menciona amigos escritores, Bernardo Atxaga y Enrique Vila-Matas, entre otros. También a poetas y periodistas conocidos, entre los que se encuentran dos canarios José Carlos Cataño (“estaba siempre separándose de su mujer, por la que se había convertido al judaísmo, y agarraba unas melopeas tristes y lloronas”) y Juan Cruz (“Recuerdo las curvas de la carretera por la que llegamos al santuario de Covadonga, donde la escolanía aguardaba para obsequiarnos con el inevitable recital, y la aguda voz de Juan Cruz haciendo comentarios chistosos desde los asientos de atrás mientras Soledad Puértolas exclamaba con fingida resignación: ¡Qué Cruz! ¡Qué Cruz!”); en los distintos bares que frecuentó en Zaragoza y Barcelona que es, esta última ciudad, donde Martínez de Pisón forjó parte de su carácter literario. Un carácter que a mi me parece muy decente y que no necesita mentir para meterte al lector en el bolsillo.

Si tiene un problema grave este libro es que está escrito para los seguidores de la obra de Martínez de Pisón pero no para un despistado aunque quizá le encuentre interés si es un aprendiz de escritor, en especial cuando rememora sus primeros pasos en este universo al que accede, cuenta, tras ganar un concurso literario.

Más por fortuna que por ninguna otra cosa, Ropa de casa es un autorretrato un tanto desdibujado. Desdibujado a conciencia, claro está. Si tiene algo admirable esta obra es que nos cuenta su vida tal y como sucedieron las cosas. Siempre a grandes rasgos sí, pero con paletadas suficientes para seguir adelante con el relato resumido de su existencia.

Una vida que tal y como la cuenta ha resultado algo aburrida (como la de la mayoría, me temo) e imagino que no es lo que esperaba (como la mayoría me temo también) observar en lo que se ha convertido, lo que entiendo que es casi una constante de muchos de sus libros, más preocupados estos en contarnos cosas pequeñas y mostrar la ropa de casa.

La mayoría de sus novelas son estudios de la vida familiar, de cómo se dispersa para convertirse en otras constelaciones. Con todo lo bueno y malo que tiene.

Se trata Ropa de casa de un libro que, a mi me da la sensación, comenzó siendo un quiero y terminó con un sonoro no puedo ya que el escritor no plantea el libro como un ajuste de cuentas sino episodios que han sido más o menos determinantes en su vida. Que saliera de la mayoría de ellos se debe a varias mujeres. Y entre esas mujeres: su madre.

Saludos, primerísimo primer plano, desde este lado del ordenador

Corazones de lobo, una novela de postguerra de Javier Reverte

Jueves, Agosto 21st, 2025

El escritor Javier Reverte dejó varios libros terminados antes de fallecer. Entre estos títulos, un libro de memorias, Queridos camaradas, y uno de viaje, La frontera invisible. Ahora, hace apenas unas semanas, han aparecido dos nuevos trabajos del periodista. En uno de ellos, El hombre del río, regresa a la literatura que lo hizo famoso y que le debe en parte haber popularizado el género de la literatura de viaje en España, en esta ocasión narrando con su pulso habitual un trayecto por el río Amazonas siguiendo las huellas de Francisco de Orellana; por otro, presentando también una novela de ficción, Corazones de lobo, que abandona uno de los escenarios que le gustaba recrear en sus ficciones, la Guerra Civil, para situar ahora al lector en una no ya tan inmediata postguerra, ya que sitúa el relato en la capital de España en 1952, en plena postguerra, mientras los norteamericanos comienzan a coquetear con el régimen de Franco.

Aquella nueva España gobierna los destinos de un país al que le cuesta levantar la cabeza después del descalabro bélico que llevó a combatir a hermanos contra hermanos, y tras la victoria, a que los que triunfaron coquetearan con la Alemania nazi, aunque este coqueteo tuvo su final cuando estuvo claro que Hitler no iba a ganar la Guerra en Europa.

En este escenario, en una capital de España que aún conserva las cicatrices de la Guerra Civil, desmoronada y que pasa mucha hambre, se mueven los protagonistas de este extraño relato policial, escrito de manera bastante lineal, y que pone acento en los rigores de unos años en los que la población no solo era capaz de vender a sus seres queridos por un trozo de pan, sino que vivía con miedo a ser detenida por una policía que se dedicaba a perseguir a los rojos.

Reverte hace, no obstante, un distingo entre los policías que perseguían y torturaban –la brigada político y social– y la que se dedicaba a hacer su trabajo, el de toda la vida, detener a delincuentes al margen de lo que pensaran. En estos dos polos, se encuentran los protagonistas de esta historia, Arturo Rufete, un malnacido de la Brigada Político-Social, y Ricardo Valor, de la Brigada Criminal, un hombre de honor para quien la guerra finalizó en 1939.

Ambos verán sus destinos unidos al investigar un extraño asesinato, el de un norteamericano cuyo cadáver aparece junto al de un caballo y un perro igual de muertos. Otros personajes que aparecen en la novela son el coronel Julián Díaz de Gonzaga, jefe del Regimiento de Caballería Villaviciosa número 14, en Alcalá de Henares, donde vive con su joven esposa, Alba, una mujer cuya belleza apaga y silencia todo lo que hay a su alrededor, y que maneja a su alcoholizado esposo que bebe los vientos por ella.

El pasado que arrastra la joven protagonista está marcado por el signo de la tragedia, así que Javier Reverte configura a una peculiar mujer fatal porque será ella la desencadenante de una historia que comienza casi como una de aquellas inolvidables novelas populares que se vendían en los kioscos, el apellido del protagonista no oculta este espíritu, Valor; así como tiñe una atmósfera con cierto aroma a El tercer hombre. De hecho, y entre las similitudes, está que la novela se desarrolla en plena postguerra, se investiga también el tráfico penicilina adulterada en el mercado negro y que la escena final transcurra en un cementerio. Solo falta que de fondo suene la citara de Anton Karas.

Con todos estos elementos, y algunos detalles digamos que más o menos simpáticos con los que espolvorea el carácter de sus personajes (hace que el odioso comisario Rufete de la Brigada Político-Social salpique sus diálogos con citas de William Shakespeare) uno tiene la sensación que Corazones de lobo está escrita con demasiadas prisas ya que casi parece el borrador de una novela y no solo por la manera en que está escrita sino por la brevedad de muchos de sus capítulos, que parecen más apuntes que desarrollos de un relato que finaliza de forma cuestionable, aunque en él, Javier Reverte rinda homenaje a sus lecturas de infancia y adolescencia, novelas de aventuras que marcarían su carrera no ya solo como periodista sino también de viajero, literatura que contribuyó a popularizar en un país que hasta ese momento permanecía alejado de ella.

No es Corazones de lobo la mejor novela del escritor, y mucho menos la mejor novela que dedicó a la Guerra y a su dolorosa postguerra, aunque hay un eficaz retrato de un Madrid que pinta en blanco y negro. Un Madrid en el que la población pasa penurias y mucha hambre. También una represión no solo a lo que se piensa sino al sexo. Y sexo hay mucho en esta historia de triángulos que se hacen y deshacen, también de doble moral, y de ocultar lo que se es. Valor es homosexual, hundiéndose más en las sombras que inundan una ciudad donde nada es lo que parece.

Los ecos de la Guerra Civil resuenan de fondo, aunque solo es para destacar que aquella guerra de locos la ganaron unos y no otros. Y que esos unos son los responsables de castrar a un país no sabe uno bien con qué avisas intenciones.

A modo de testamento quizá no sea la mejor despedida de un periodista y escritor que dejó huella entre los que lo conocieron personalmente o a través de su literatura, pero cuenta con páginas en las que ruge el mejor Reverte, el hombre bueno y viajero. Un tipo que supo ver más allá de las tinieblas con las que retrata una capital de España en la que el blanco y negro es más negro que blanco. Corazones de lobo es una novela que deja algunos interrogantes sueltos y que no termina por definirse. Hay humor, sí, pero es muy negro y algo rocambolesco.

Saludos, gracias, maestro, desde este lado del ordenador

El CIT del Puerto de la Cruz busca apoyos para conseguir la emisión de un sello conmemorativo de la visita de Agatha Christie a Canarias

Miércoles, Agosto 20th, 2025

El Centro de Iniciativas y Turismo del Puerto de la Cruz está buscando apoyos para conseguir la emisión de un sello conmemorativo en el que se recuerde la visita de la escritora británica de misterio Agatha Christie a las islas Canarias. El CIT presenta esta solicitud recordando que en 2027 será el centenario de la visita de Agatha Christie a la ciudad Puerto de la Cruz, donde pasó una breve estancia que dio origen a un relato corto que forma parte de la obra El enigmático Mr. Quinn, a la vez que terminó su obra El tren azul.

Agatha Christie sigue siendo una de las escritoras más leída de todos los tiempos y su obra ha sido traducida a más de cien idiomas y servido de inspiración a muchos de los escritores de novela de misterio.

El CIT recuerda en una nota que desde 2007 organiza el Festival Internacional Agatha Christie, y que en 2027 celebrará su onceava edición. Hasta la fecha, por el Festival han desfilado expertos en la vida y en la obra de la autora de Diez negritos como John Curran, Mark Aldridge, el periodista y escritor Andrew Wilson, Matt Newbury, director creativo del Festival Internacional de Agatha Christie en Torquay (ciudad natal de la escritora) y algunos nacionales, sobre todo canarios como el recorado Alexis Ravelo.

El Puerto de la Cruz cuenta con diferentes espacios donde se evoca el paso de la escritora por Tenerife y anuncia que ya está preparando una edición especial para 2027, en la que se ha planteado “crear un sello que conmemore su paso por España”.

No fue 1926 un buen año para la escritora. El fallecimiento de su madre y descubrir que su esposo mantenía relaciones con otra mujer le provocaron una crisis nerviosa que terminó con su misteriosa desaparición. Unos pocos días después, aparecería con signos de haber perdido la memoria, momento en el que se le diagnosticó “transtorno de la fuga disociativa” (durante las fugas disociativas las personas pierden algunos recuerdos de su pasado (o todos ellos) y suelen desaparecer de los lugares que acostumbran a frecuentar, abandonando familia y trabajo).

La escritoras recibió tratamiento psiquiátrico y en febrero de 1927 viajó a Canarias con su hija Rosalind y su secretaria Carlo para descansar. Se alojaron en el antiguo Hotel Taoro.

El CIT solicita cartas de apoyo para presentar en Correos esta propuesta y conseguir este objetivo.

(*) La imagen es una recreación por Inteligencia Artificial de cómo podía quedar el sello conmemorativo

Saludos, ¿lo sabe Poiroy y miss Marple?, desde este lado del ordenador