Dueños del mundo, una novela histórica de José Calvo Poyato
Martes, Septiembre 30th, 2025El renacimiento de la novela histórica en España escrita por autores/as españoles indica el interés por recuperar y sobre todo que se le cuente de otra manera el relato que a lo largo de los siglos ha marcado el carácter de este país. Es verdad que este parto ha resultado en ocasiones muy doloroso pero es gracias a esta literatura que cosecha en la actualidad miles de lectores, cuando empieza a cuestionarse las formas en la que se nos ha contado la historia. Un relato que hasta el día de ayer parecía estar escrito por el enemigo ya que no se hacía hincapié en los grandes logros culturales y científicos que ha forjado esta nación a lo largo de los años y sí de una insistente y muy penosa crónica de que España como país y como imperio fue un invento fallido.
Se habla y se escribe en ese reverso tenebroso que llaman leyenda negra en la responsabilidad de España en el genocidio indígena en las tierras de América y en la aparición de los tribunales de la Santa Inquisición, señalando a ésta como la verdadera responsable de los siglos y siglos de tortura y oscurantismo que dominó a este país que, contra estos argumentos negativos, una vez construyo un imperio en el que no se puso el sol.
Por fortuna y en relación a esa España que forjó en la dura roca del destino el espíritu de una nación es un periodo de nuestra historia que ha dado en los últimos tiempos una literatura que contribuye a clarificar las cosas y sobre todo a dignificar el papel de este país a lo largo del siglo XVI y XVII, cuando desde la península ibérica se administraba un imperio gigantesco que, entre otros hallazgos y componentes que lo hacen distinto a otros imperios que nacieron a su sombra, consideraba a todos sus súbditos iguales ante la ley, fueran estos nacidos en Córdoba como en Bogotá, Caracas o Madrid.
En este universo en el que el mundo no resultaba suficiente, lema que se convirtió en divisa de la dinastía de los Austria, se desarrolla la novela Dueños del mundo, del escritor e historiador José Calvo Poyato, uno de los autores más preparados para escribir de historia en este género que, en los últimos años, se ha visto invadido por una horda de bárbaros que amparándose en él, no respeta sin embargo los presupuestos básicos que sustentan la llamada novela histórica.
Dueños del mundo tiene lugar en un año fundamental para la corona de Felipe II, que heredó de su padre aquel formidable patrimonio que contemplaba media Europa, gran parte de América, África e incluso Asia. El año es 1580, y en el libro además de los personajes históricos (comenzando por el mismo monarca, su hermanastro don Juan de Austria, la princesa de Eboli, Antonio Pérez, que ha pasado a la historia de España como un traidor así como uno de los artífices de lo que se conoce como leyenda negra, entre otros, se mezclan otros personajes que son ficticios como el protagonista de la otra aventura que se narra en el libro, una ficción policíaca que tiene que ver en torno a la investigación que emprende Diego de Paz, veterano de los Tercios que tuvo que dejar tras resultar herido en combate, cuando se descubre el cadáver de un boticario en una de las malas calles de aquel Madrid del XVI. Se sabe que la víctima era experto en alquimia. Las pesquisas que desarrolla Diego de Paz le obligarán a abrirse camino hasta llegar a las más altas instancias de una corte muy orgullosa de su fuerza, pero que comienza a ser devorada como si de termitas se tratara, por una corrupción que se ha extendido de arriba abajo y viceversa.
Resulta tremendamente adictiva la lectura de esta novela no solo porque logra trasladar al lector a un tiempo donde el nombre de España levantaba respeto allí donde sonara y en el que alguno de sus más ilustres protagonistas, como don Juan de Austria, eran mirados con devoción o un miedo traducido en respeto que aún tiene eco en dichos populares, como advertir a los niños en los Países Bajos que si no son obedientes vendrán don Juan de Austria para llevárselos. No se dice a dónde, pero la idea es que se los lleva como nuestro monstruo de las tinieblas u hombre del saco.
En cuanto a la historia paralela, uno no deja de admirar la destreza que tiene Calvo Poyato para describir ambientes, desde el sobrio lujo de los palacios del Madrid de entonces, incluyendo aunque en construcción el fabuloso palacio de El Escorial, a las tabernas y callejones mal iluminados de una ciudad que no terminaba de reconocerse a sí misma.
El escritor andaluz ha puesto exquisito interés en que todo lo que cuenta suene a verdad, con independencia de que la acción se desarrolle en la corte con todas sus luces y sombras como en ese Madrid canalla que está puesto al día gracias a sus ya famosos mentideros.
Dueños del mundo se trata también de una novela que enseña a medida que se lee. Enseña cómo era vivir en la capital del por aquel entonces país más poderoso del planeta, y a entender como hubo dos mundos completamente distintos conviviendo en el mismo sitio. Por un lado el de la corte, sobria, sí, pero para la que trabaja una impresionante administración con el fin de manejar aquel imperio en el que no se ponía el sol, y por otro el de unas clases populares muy pobres a las que quienes gobiernan crujían a impuestos. Una contradicción que no solo se vivió en España sino en otros países europeos que conspiraron contra un enemigo común que fue mucho más fuerte política como militarmente. De ahí la campaña de mentiras y bulos que generó bajo el nombre de leyenda negra. Una leyenda que, novelas como la de Calvo Poyato, desmontan desde el punto de vista de la ficción histórica.
Saludos, un millón de gracias, desde este lado del ordenador







