Irene Pérez García: “Las librerías del futuro serán gestores culturales”

Abril 26th, 2023

Irene Pérez García es la presidenta de la Asociación de Comerciantes Libreros (ACOLI), radicada en la capital gran canarias desde 1998. En la actualidad, engloba a 21 socios repartidos en las tres islas de la provincia de Las Palmas. Según informa Irene P. García, la junta directiva cambió el año pasado, pasando ahora a estar conformada por pequeñas librerías-papelerías y libreros jóvenes “que tenemos ganas de cambiar algunas cosas”.

- ¿Cuáles son los problemas más acuciantes que atraviesa el sector?

“Creo que el principal es la falta de cohesión y colaboración. Está claro que los problemas materiales, como el aumento del coste del papel y del combustible, son factores importantes, pero para esto siempre hay solución. Mientras que, si no existe una colaboración entre los diferentes agentes del sector, no podremos ponernos de acuerdo para buscar soluciones comunes”.

- ¿Qué creen que es necesario hacer para ponerles solución?

“Sentar las bases y fomentar el diálogo y la colaboración”.

- ¿Qué objetivos esperan cumplir en 2023?

“Como Asociación los objetivos de este año son pocos, pero cruciales. Producir y organizar la XXXV Feria del libro de las Palmas de Gran Canaria, consolidando las colaboraciones con todas las realidades que la hacen posible. Y por otro lado actualizar los estatutos y reglamentos de la asociación, sentando así las bases para potenciar las sinergias existentes y fomentar nuevas dinámicas de trabajo”.

- ¿Cuál es la vinculación de la Asociación que preside con la celebración de la Feria del Libro?

“ACOLI es la asociación organizadora de la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, y este año hay un cambio importante, daremos un paso al frente encargándonos directamente de las propuestas de programación. Además, estamos trabajando codo con codo con la nueva empresa de organización de eventos, para sentar las bases de nuevas dinámicas de trabajo y poder mejorar así las diferentes propuestas”.

- ¿Hasta qué punto afectó a libreros y librerías el confinamiento durante la pandemia?

“Pues depende de a quién le preguntes, muchas librerías lo han pasado mal durante este período, pero es verdad que, mirando los grandes números, las librerías hemos salido beneficiadas porque la gente volvió a adquirir en los comercios de proximidad y la mayor parte de las librerías son comercios pequeños”.

- ¿Han celebrado las dos asociaciones de libreros del archipiélago actos conjuntos?

“Hasta donde yo sé no”.

- ¿Qué proyectos tienen para promocionar las librerías en sus respectivas provincias?

“Tengo en mente un proyecto bastante ambicioso de marketing digital, pero está todavía en fase de ideación y consulta. Desde la junta directiva nos estamos informando sobre lo que se puede y no se puede hacer, para ayudar a los libreros en la promoción de todos los eventos que organizan cada librería individualmente. Es un proyecto que podría sentar las bases de una colaboración entre las dos asociaciones”.

- ¿Cuál ha sido la respuesta de los libreros de las islas ante el libro digital?, ¿cómo observan este formato?

“Las pequeñas librerías nos hemos quedado completamente fuera de la venta de este formato”.

- ¿Cómo creen que será la librería del futuro?

“Las librerías del futuro, que ya está ocurriendo, serán gestores culturales. Hay una transformación en el sector, cada vez son más los libreros proponen actividades, charlas, talleres, clubes de lectura, debates con autores en sus locales para atraer al público. Esto nos convierte en agentes culturales, que buscan nuevas formas para fomentar el encuentro entre los apasionados de la lectura y los autores, además de fomentar actividades que favorecen el desarrollo personal a través de talleres y charlas formativas”.

- Ante el avance de la tecnología ¿podrían desaparecer?

“No. Son muchos los factores que hacen que las librerías no vayamos a desaparecer, empezando por la transformación del sector, como comentaba en la pregunta anterior y porque los amantes de la lectura siguen prefiriendo venir a las librerías para elegir el siguiente libro que van a leer. El ambiente que existe en las librerías es único, algunos dirían que es mágico. Además del factor personal, los libreros conocemos los libros, podemos recomendar alguna lectura ya sea para explorar nuevas temáticas o para ayudar a los padres a fomentar la lectura en sus hijos”.

- ¿Hay diálogo entre libreros con editores también del archipiélago? ¿Y con los escritores/as? ¿Se vende el libro que se edita en las islas?

“Sí. Como en todas las relaciones, depende de las personas que interactúen. De momento este diálogo es bastante personal e individual, pero creo que se acercan cambios en Canarias para el sector.

Por supuesto que se vende lo que se edita en el territorio. Lo que está claro que no podemos comparar los números con las grandes editoriales, pero sí se vende. Casi todas las librerías contamos con un rincón especial para las editoriales y autores canarios”.

- ¿Que propone la asociación para arreglar el problema de la distribución, sobre todo entre islas?

“Es un problema bastante complejo, para el cual no hay una única solución posible. Tenemos que tener en cuenta los gastos de envío, aduana, el poco margen de beneficio que tiene un libro, la disponibilidad de este en la editorial o las distribuidoras.”

- ¿Creen que las librerías están en una crisis perpetua supeditada al conflicto entre la novedad y el fondo?

“Creo que cada librería en algún momento encuentra el equilibrio entre la novedad y el fondo que debe tener en stock, en función del tamaño del local y los clientes que se acercan. Hoy en día hay bastantes librerías en el territorio y esto fomenta una especialización dentro del sector”.

- ¿Abren o se cierran más librerías en Canarias?

“No tengo un dato cierto, pero creo que se mantiene en equilibrio. Lo que sí cierran son las pequeñas librerías. Creo que es más por la dificultad de mantener un pequeño negocio, cada vez son más los gastos fijos y el margen de beneficio del libro es bastante reducido”.

- Piensan que, con la llegada de los libros a las grandes superficies, ¿se les ha quitado valor como objeto?

“No creo que se le haya quitado valor al libro, lo que desde luego se ha conseguido es quitar ventas a las librerías”.

- ¿Creen que deberían de haber más actos para promocionar el libro como la celebración de El Día del Libro, Ferias…?

“Creo que ya existen muchos eventos para promocionar los libros, lo que no se promocionan lo suficiente o adecuadamente, por diversos factores. En Gran Canaria este año tenemos cuatro ferias del libro, si todo sale bien Lanzarote este año también tendrá la suya y luego está la de Fuerteventura”.

Desde ACOLI estamos trabajando para intentar mejorarlo.

- ¿Cómo son las relaciones de ambas asociaciones con las administraciones públicas?

“Buenas. Existe una clara voluntad por parte de las administraciones públicas de apoyar a los libreros”.

Saludos, abril, desde este lado del ordenador

Remedios Sosa: “Todos los días del año se debe promocionar el libro”

Abril 25th, 2023

Remedios Sosa es la presidenta de la Asociación de Libreros de Santa Cruz de Tenerife, que reúne a un total de 43 librerías asociadas aunque la cifra “ha ido variando a la baja”, en gran parte porque en los últimos años han colgado el cartel de cerrado varias de ellas, algunas muy emblemáticas en la capital tinerfeña. Es verdad, admite Sosa, que han abierto otras y que ahí están, resistiendo los embates de un sector que en Canarias como en otras partes del territorio nacional lucha contra enemigos que no son molinos de vientos sino una realidad aplastante en escenario de crisis y guerra. Con todo, el libro de papel parece que está ganando la batalla al electrónico, según Remedios Sosa, quien cree que las librerías del futuro para adaptarse a los nuevos tiempos deben “convertirse en un punto importante, imprescindible y protegido de la vida de una sociedad”.

- ¿Cúantos libreros forman parte de su Asociación?

“Las librerías asociadas son 43; la cifra ha ido variando a la baja. En estos últimos años han cerrado librerías emblemáticas. El momento de mayor número de asociados coincidió con la implantación  de la Tarjeta Escolar, en que llegamos a ser 119 asociados”.

- ¿Cómo cree que será la librería del futuro?

“Librerías Culturales. lugares a los que la gente desee ir. Las librerías son parte de las ciudades, de los pueblos,  son parte de la cultura. Tienen que convertirse en un punto importante, imprescindible y protegido de la vida de una sociedad. La librería está definida por el librero/a, un librero/a que se ha de convertir en un agente cultural de su entorno, que tiene conciencia de la importancia del mercado de cercanía junto con el resto de los comercios y de los servicios de la sociedad, porque construye ciudad, pueblo, porque genera actividad para el entorno y convierte su espacio en un lugar atractivo de intercambio”.

- Ante el avance de la tecnología ¿podrían desaparecer?

“Son nuevas formas de acceso a la lectura y estamos convencidos de que va a redundar en que se lea más. La realidad es que el libro físico sigue siendo hegemónico, el e-book está estancado.

Hace tiempo que el comercio on-line viene siendo muy importante; pero este incremento de ventas no llegaba a las librerías independientes. Hoy todas las librerías independientes agrupadas en CEGAL tenemos el aplicativo Todos tus libros,  que se está convirtiendo en referente en la venta on-line de libros”.

- ¿Hay diálogo entre libreros canarios con editores también del Archipiélago?

“Sí, son parte de la cadena del libro, aunque siempre es posible mejorar. Muchas veces ese acercamiento es a través del distribuidor, diálogo que nos permite observar las inquietudes de la población lectora”.

- ¿Y con los escritores. Hay diálogo con ellos?

“Cada vez es mayor, de ahí las presentaciones, firmas de libros tanto en librerías como en las actividades de promoción de la lectura como ferias, la apertura de las librerías a los espacios abiertos en fechas específicas… También ahí se produce el intercambio de ideas entre escritores y libreros del que siempre sumamos nuevas perspectivas”.

- ¿Se vende el libro que se edita en las islas?

“Sí, y se vendería más si todos los libreros/as, lo expusiéramos en un lugar destacado de nuestra librería”

- ¿Qué proponen para arreglar el problema de la distribución, sobre todo en las islas?

“En este momento no hay distribuidores estatales instalados en la isla. Desde el año 2019 se ha producido una centralización de las grandes distribuidoras en Las Palmas de Gran Canaria y directamente en La Península, dejando a las librerías de Tenerife con una capacidad de reacción complicada, por lo que el servicio a nuestros clientes se retrasa en 1-2 días en el mejor de los casos y una semana larga en otros casos”.

- ¿Creen que la librería está en una crisis perpetua supeditada al conflicto entre la novedad y el fondo?

“La obligación cultural del librero es el fondo, pero está en peligro porque se paga un precio muy alto por tenerlo ahí. Tener en tienda el libro que pide el cliente es esencial, el cliente/lector, explora y encuentra cosas que no buscaba, por lo que el librero tiene que hacer una buena selección y conseguir depósitos Gratuitos. Es preferible para el editor tener el libro a la venta que en su almacén. Está claro que cuanto más grande es la librería, mas fondo tiene, menos devoluciones y más vende, por lo que las mayores tienen más posibilidades de supervivencia. Los libros “envejecen” muy rápido por la cantidad de novedades que publican las editoriales cada semana”.

- ¿Abren o se cierran más librerías en Canarias?

“Han abierto nuevas librerías, pero también han cerrado muchas emblemáticas y ese espacio que han dejado no se ha cubierto. Uno de los problemas que vamos a tener es que el sector va envejeciendo y no hay relevo generacional”.

- ¿Piensa que con la llegada de los libros a las grandes superficies, ¿se les ha quitado valor como objeto?

“No, tenemos por ley el precio fijo de los libros, es importante ya que el libro no es sólo un producto económico, sino un vehículo de la cultura, por ello tenemos que defender el precio fijo  porque es la forma más efectiva de promover la producción de una gran cantidad de libros de calidad, a esto se sumaría la disponibilidad de libros a través de la extensa red de librerías. Con esto se trata de proteger al pequeño librero frente a otras formas de ventas como cadenas de librerías, hipermercados o grandes superficies. Esta ley se remonta al año 1975, y en la exposición de motivos de la Ley se esboza la justificación para el establecimiento del precio fijo: evitar actuaciones competitivas desleales.

En el año 2000, aprobaron por Decreto medidas liberalizadores, para los libros de texto, con un resultado muy negativo, sobre todo por la competencia desleal de las grandes superficies”.

- ¿Creen que debería de haber más actos para promocionar el libro como la celebración de El Día del Libro, Ferias…?

“Todos los días del año se debe promocionar el libro, pues en el duro mundo en que vivimos necesitamos de libros para seguir manteniendo la esperanza en una sociedad mejor. La celebración del Día del Libro y las Ferias son importantes para fomentar la lectura y la difusión del libro acompañadas con grandes campañas de promoción por parte de las instituciones como Ferias en pueblos y barrios…”

- ¿Cuáles son los problemas más acuciantes que atraviesa el sector?

“Los expuestos anteriormente y sobre todo, los bajos índices de lectura y la migración de lectores a “otras formas de ocio” que produce probablemente esta situación de crisis o incertidumbre en las librerías”.

- ¿Qué cree que es necesario hacer para ponerles solución?

“Es necesario empujar/potenciar el valor de la lectura desde la enseñanza, la universidad, para conseguir que  la necesidad del libro abarque a toda la población y que los gobernantes pongan las medidas para que la cultura sea realmente una prioridad.

El bajo nivel cultural se debe, entre otras cosas, a la educación que tenemos, cómo accedemos a esa cultura, cómo accedemos al tipo de ocio y cómo utilizamos nuestro tiempo de ocio, aprender a utilizar las nuevas tecnologías a nuestro favor para que tengamos más conocimiento, que nos ayuden a ser cada día más libres y no en el sentido contrario”.

- ¿Cuál es la vinculación de la Asociación con la celebración de la Feria del Libro?

“Con las Ferias de Santa Cruz y La Laguna, realizamos la programación y organización conjuntamente con los Ayuntamientos  y el Gobierno”.

- La Feria del Libro tiene lugar ahora en La Laguna, ¿qué pasa con Santa Cruz de Tenerife?

“Hasta el año pasado la Feria del Libro se realizaba en Santa Cruz. En el 2022 la hicimos en La Laguna con gran éxito de público, programación y organización y este año se van a celebrar en los dos municipios,. En la Laguna se realiza la Feria en la Plaza del Adelantado los días 22 y 23 de abril coincidiendo con el día del libro, y la Feria Amplia será en octubre.  En Santa Cruz, del 1 al 7 de Mayo”.

- ¿Hasta que punto afectó a libreros y librerías el confinamiento durante la pandemia?

“Al final podemos decir que fue positivo, cuando hemos estado encerrados, las personas han tenido tiempo para leer, los libros han sido nuestro mundo exterior. Se han reivindicado las librerías en general y las de barrio en particular. Ahora tenemos que lograr que sigamos recibiendo ese apoyo en cada uno de los barrios en los que estamos y que se hagan campañas para que la gente que empezó a leer, siga leyendo libros, se quede con la cultura”.

– ¿Han celebrado las dos asociaciones de libreros del archipiélago actos conjuntos?

“Un año hicimos la programación de la Feria de forma conjunta con la intención de abaratar costos. Al final cada una hace su programación porque las fechas de celebración no coinciden y los autores que vienen de fuera no pueden quedarse varios días por tener compromisos con el resto de las ferias que se organizan en todo el Estado”.

- ¿Cuál ha sido la respuesta de los libreros ante el libro digital?

“El papel resiste frente al electrónico, que ya no representa una amenaza”.

- ¿Cómo son las relaciones con las administraciones públicas?

“Buenas, siempre hemos planteado las reuniones y peticiones de forma conjunta, pues los problemas y aspiraciones son los mismos”.

Saludos, días emotivos, desde este lado del ordenador

Don Jeremías cuenta hasta cien… una ¿novela? de Antonio Martín Sosa

Abril 21st, 2023

El Premio de Novela Benito Pérez Armas es, hoy por hoy, uno de los más veteranos que se conceden en Canarias. También de los más atractivos ya que además de la generosa cantidad en metálico que recibe el autor ganador, se publica la obra.

La lista de escritoras y escritores que se han alzado con este galardón es larga y en ella se encuentran representadas varias generaciones de narradores nacidos o residentes en las islas, así como escritores/as de otras realidades literarias. En el caso canario, sin embargo, este galardón sirve para seguir las huellas de lo que se cuece en novela a este lado del Atlántico, en ocasiones descubriendo nuevas voces que se suman a esta república y en otras de autores ya conocidos en el panorama de las letras que se escriben en el archipiélago.

Con todo, y debido a sus apariciones y desapariciones a lo largo de los años, ya va siendo de contar la historia de un premio, el Premio Benito Pérez Armas, ya que ocupa un capítulo, y un capítulo muy importante me atrevería a decir, de una posible Historia de la Literatura Canaria.

Si uno se detiene a analizar las obras ganadoras en este siglo XXI que nos tiene a todos un tanto perplejos, las novelas ganadoras del Premio –salvo ediciones muy especiales en las que quedó desierto– si por algo se caracterizan es por la variedad de sus propuestas aunque el género negro y criminal se siga resistiendo a ser reconocido. Y cuando lo es, reciba excepcionalmente el de Publicación, como ocurrió con el escritor tinerfeño Jaime Mir con El caso del cliente de Nouakchott en 1990.

De todas formas y ante el aplastante paso de los años, parece que algo está cambiando dentro de estos premios literarios. Y ese cambio, en ocasiones, es bueno. En otras, muy al contrario, sencillamente malo. Pero nadie es perfecto.

Afortunadamente, las últimas novelas premiadas si de algo disfrutan es que resultan al menos diferentes y en algunos de los casos hasta obras que titubean por los géneros sin atreverse a sumergirse a fondo en ellos. Pese a esta debilidad, que mira más hacia afuera que hacia dentro, si se repasan algunos de los títulos ganadores, no todos pero sí unos cuantos mantienen aún el tipo como novelas. Otros, lo que es natural por otra parte, se quemaron nada más ser publicados.

Don Jeremías cuenta hasta cien, de Antonio Martín Sosa fue la novela ganadora del Benito Pérez Armas 2022. Se trata de una obra interesante, coral, que se desarrolla en un territorio mítico que responde al nombre de Las Cándidas, que podría estar localizada perfectamente al norte de la isla de Tenerife. En este escenario se desarrollan las distintas peripecias de un libro que está trabajado con mimo y mucho esfuerzo. Miradas que confluyen en un mismo paisaje en el que aparecen y desaparecen toda clase de personajes.

Tiene su miga Don Jeremías cuenta hasta cien, título que hace referencia al clásico juego infantil del escondite, y algo de escondite pero sobre todo de juego tiene este voluminoso libro que si uno se deja atrapar es más que probable que disfrute por su vagar en una geografía literaria al cien por cien.

Dividida en cinco partes, todas ellas con sus características propias en cuanto a estilo, Cada una de estas entregas lleva los títulos de Monólogo de la autoescuela, Verónica y otros cuartos y De aperos de Las Cándidas; Algunas personas llegan, huyendo o no, a Las Cándidas; Los voladores de Las Cándidas, festivales infantiles, verbenas y fuegos artificiales y reales; Todo esto lo verás un día (lejos de Las Cándidas) y, por último, Se parece al rey Pelé (aquel rey que gobernó Las Cándidas).

Como pasa en muchos libros, hay unos que resultan mejores que otros pero debido a su estructura, si algo anima este libro es su capacidad para cambiar de registro. De hecho, las historias que cuenta Antonio Martín Sosa quedan avisadas por los títulos de cada capítulo, el resto es una narración escrita con bastante sencillez, sencillez con la que aborda situaciones algo complejas.

Destacaría en el libro la descripción de escenario, el paisaje que está al fondo de las historias y que no es otro que el Las Cándidas, una geografía que afecta también a los personajes que aparecen y desaparecen en cada una de estas secciones que al final hacen como un todo. Porque si hay un personaje con peso a lo largo de toda esta novela es, precisamente, Las Cándidas, un territorio que invita a ser explorado de la mano del escritor y que a veces, en nuestro caso solo a veces, nos hizo pensar que ya lo conocíamos.

Se aprecia, por otro lado, la vocación poética de su autor, Antonio Martín Sosa, y una voluntad que se agradece en reconstruir instantes que hacen sospechar que en varias de las ocasiones están inspirados en la realidad, aunque esto sea lo que menos importa en un libro que por lo menos quiere, y consigue, hacer ficción.

Llegando al final, el escritor le da voz a la mayoría de los personajes que han deambulado por las páginas anteriores.
Don Jeremías cuenta hasta cien cuenta historias que dan identidad a los personajes como a la geografía en la que desarrollan su actividad literaria. Lo otro, lo otro es literatura que a veces se escora hacia lo poético, y que son aquellos momentos en los que el escritor explota una sensibilidad que da consistencia a los relatos. Bienvenido, o no, a Las Cándidas.

Saludos, ese es el camino, desde este lado del ordenador

Cierra la librería El Atril

Abril 20th, 2023

Algo se muere en el alma de un pueblo y de una ciudad cuando cierra una librería.

En los últimos años han cerrado varias librerías en la pequeña capital de provincias en la que vivo. Algunas muy emblemáticas, sobre todo aquellas que crecieron prácticamente conmigo. De hecho, y mientras visitaba la mayoría de ellas para consultar novedades o buscar un título en concreto, gasté demasiado tiempo de una vida que ahora tengo la sensación que se agota, que ya no puedo detener el tiempo como antes, que mi condición de inmortal desaparece a medida que pasan los años, se blanquea el poco pelo que tengo encima de la cabeza y se sustituye la sensación que sentía entonces de entusiasmo por la certeza de que ha comenzado en mi reloj interno la cuenta atrás para la eternidad.

Nací y crecí en una ciudad, Santa Cruz de Tenerife, que disfrutó durante mucho tiempo de excelentes librerías. El panorama actual es hoy bastante desolador si lo comparo con el de ese pasado que ya no volverá y es por eso que se me agria tanto el día cuando me entero (ayer mismamente y leyendo una entrada de Facebook que firma Pompeyo Pérez Díaz) que ha cerrado otra librería en la capital tinerfeña.

En esta ocasión se trata de la librería El Atril, localizada en la calle de Suárez Guerra y casi justo delante de otra librería que hace unos años abrió sus puertas, Islátika.

Especializada en la venta de libros canarios y en rescatar del polvo del olvido volúmenes de nuestra historia como archipiélago muy difíciles de encontrar sobre todo tras el cierre, sin dar explicaciones, de la Librería del Cabildo de Tenerife, ubicada en uno de los lados del antiguo Teatro Baudet, al frente de El Atril estaba Alberto Díaz Gómez, quien tira ahora la toalla porque, demonios, son malos tiempos para la lírica.

Pero que no cunda el pánico porque me llegan noticias esperanzadoras y una de ellas dice que, probablemente, El Atril podría volver a abrir solo que con otros responsables y otra política para promocionar la librería. Ojalá sea cierto porque, como dije al inicio de estas líneas, algo se muere en el alma de un pueblo, de una ciudad, cuando cierra una de sus librerías.

Saludos, gracias por los trabajos prestados, desde este lado del ordenador

Mararía, en cómic

Abril 19th, 2023

Aprovechando el centenario del nacimiento del escritor tinerfeño Rafael Arozarena, Ediciones Idea con la colaboración de otras entidades, entre ellas el Gobierno de Canarias, presentó a finales del año pasado la versión en cómic de Mararía, con guión e ilustraciones de Eduardo González, unos de los autores más prolijos de historietas a este lado del Atlántico y, de momento, uno de los primeros de las islas que se han preocupado en traducir a viñetas el complejo universo que imprimió Arozarena en su novela. Una novela que sigue siendo de las más conocidas de su producción narrativa.

El paso que da Eduardo González resulta en este sentido interesante ya que es uno de los primeros en llevar a la historieta la obra de un escritor de las islas, eso si no contamos con las adaptaciones ya varias que sí se han hecho de otro escritor nacido en Canarias, Benito Pérez Galdós, aunque el escenario del autor de Los episodios nacionales no sean las islas sino Madrid principalmente.

La novela gráfica de Eduardo González podría iniciar una corriente de adaptaciones de novelas escritas en Canarias al mundo del cómic, lo que podría acercar muchos de los títulos que forman parte de esta ya amplia literatura a todas aquellas personas que por una u otra razón la desconocen.

Mararía, que ya cuenta con una versión cinematográfica que se inspira muy por encima de la novela y con algunas adaptaciones teatrales, llega así a un mundo, el de los cómics, que está viviendo en los últimos tiempos cierto movimiento en las islas. La aparición de una versión en cómic podría así generar una moda y además de ser oportuna invitaría a que tanto lectores como no lectores de la novela original se acercasen a ella con otro lenguaje. En este caso, descubrir que nos deparaba el trabajo de su adaptador, Eduardo González.

La versión de Mararía en cómic se trata de un álbum a color en un dibujante que como Eduardo González se maneja mejor en el blanco y negro. No obstante, y viendo los resultados visuales de la novelas gráfica, nadie lo diría ya que el tratamiento del color resulta de una plasticidad que desarma, casi como si el guionista y dibujante tratara de plasmar la luz de Lanzarote. Una luz peculiar, distinta a la de otras islas según la mirada del escritor.

En la novela gráfica, Eduardo González se preocupa por reflejar el árido paisaje geográfico de la isla y en concreto el de Femés, que es donde transcurre gran parte la novela. Muestra también cómo éste afecta a los personajes, comenzando por Mararía.

La representación gráfica del protagonista, el hombre sin nombre que llega a Femés tiene un aire, por otro lado, que recuerda al autor de la novela original, Rafael Arozarena, solo que más joven. González sabe reproducir la extraña odisea en la que se introduce cuando intenta seguir los pasos de la mujer que da nombre al libro, a la películas, a las obras de teatro y ahora al cómic. Y es en este recorrido gráfico por lo que no deja de ser una novela de rito e iniciación, donde el dibujante y guionista mejor se expresa como narrador gráfico. Sabe transmitir silencios y mantener en vela la atención del lector por mucho que uno ya conozca la historia y su final.

Me quedo con una viñeta del álbum. Y esa es la primera, en la que aparece una camioneta que hace el servicio de guagua y que atraviesa una planicie desértica mientras en un recuadro se nos indica el lugar de destino: Femés.

La Mararía de Eduardo González es sumamente respetuosa con el material original, lo que quizá lastre el ritmo de la historieta pero hay tanto arte, esa es la palabra, en cada una de las viñetas del tebeo que éstas se convierten en puro deleite visual.

De momento, el cómic de Mararía circula, así que merece la pena acercarse a él solo para comprobar cómo ha traducido el autor del tebeo, del colorín, del chiste el universo de la novela original. Si han leído el libro, les invitaría de hecho a que comprueben qué soluciones gráficas encontró Eduardo González para traducir la novela en imágenes. Muchas de ellas con una intensidad plástica y explosión de colores que sabe recrear sobre todo en los firmamentos.

Al margen de otros hallazgos, de lo cuidadoso que es el dibujante a la hora de planificar y dibujar las páginas, creo que el mayor logró de esta Mararía en cómic es lo que supone de ariete para desmoronar complejos el hecho de convertir una novela que trascendió a su creador y tuvo y aún tiene vida propia, en un cómic.

Un cómic que tiene identidad propia pese a que adapte, casi página por página, la novela original. La Mararía de Rafael Arozarena, escritor y poeta que hubiera cumplido cine años el pasado 4 de abril de 2023.

Saludos, ya es de mañana, desde este lado del ordenador

Mararía, la película que pudo ser y no fue

Abril 17th, 2023

Este año es el año de Rafael Arozarena (Santa Cruz de Tenerife, 4 de abril de 1923- Santa Cruz de Tenerife, 30 de septiembre de 2009), de quien se conmemora el centenario de su nacimiento pero también el cincuenta aniversario de la publicación de su novela Mararía en 1973 y también el veinticinco aniversario del estreno de la película Mararía (1998), un largometraje dirigido por el cineasta Antonio Betancor.

Casi nadie recordará, sin embargo, que antes de la Mararía cinematográfica que nos presentó Betancor en una adaptación muy libre de la novela de Rafael Arozarena hubo otra cuya semilla comenzó a germinar a finales de los 80 e inicio de la década de los 90.

La historia de la película que pudo ser y no fue centra uno de los capítulos de las Memorias, aún inéditas, del cineasta Josep Vilageliú, quien bajo el título de 1986-1991: Mararía, un proyecto frustrado, recuerda cómo tras cederle el autor de la novela original los derechos para el cine al colectivo Yaiza Borges las cosas comenzaron a rodar al principio gracias a una afortunada serie de casualidades.

La primera fue que por aquellos días se encontrara en las islas la guionista Lola Salvador y que ésta diera con la novela Mararía. El caso es que a la guionista le gustó mucho el libro y sintió que debía convertirlo en un guión de cine cuya película tenía que rodarse en Lanzarote.

La casualidad quiso que Lola Salvador consiguiera el número de teléfono del escritor y que se pusiera en contacto con él aunque quiso también la casualidad que fuera el mismo Rafael Arozarena quien le informara que los derechos para el cine de la novela pertenecían al colectivo Yaiza Borges.

Fuera o no casualidad, aquel proyecto comenzó a caminar y entre noviembre de 1986 y mayo de 1987 se produjeron “varios encuentros en Madrid y Tenerife” entre miembros de Yaiza Borges con gentes del cine. Juntos comenzaron a tomar las primeras decisiones, evoca Vilageliú. Entre otras, a barajarse nombres de posibles directores. Uno que sonó bastante fue el de Alfonso Ungría, que para Yaiza Borges “era el más indicado para dirigir la película”.

El caso es que se hicieron las primeras localizaciones y una de ellas, como recuerda Vilageliú, fue Femés, el pueblo donde se desarrolla parte de la novela de Arozarena pero se descartó para rodar porque obligaba a “construir los frentes de varias casas tradicionales para simular un pueblo en los años 50”.

El primer proyecto de Mararía en el cine contó con una subvención inicial de cuatro millones de pesetas (unos 24.000 euros) para preproducción (guión, localizaciones y un casting con gente de Lanzarote) aunque lo más difícil estaba por venir ya que hubo que buscar “un rostro canario” para dar vida cinematográfica a la protagonista de la novela.

La guionista Lola Salvador había entregado una primera versión del guión pero no convenció demasiado. Y no porque no fuera fiel a la novela sino por su volumen. Se acordó acortarlo aunque más que por casualidad por mala fortuna Alfonso Ungría, anunció que se retiraba del proyecto siendo sustituido por Jaime Chávarri, un cineasta que “me parecía demasiado blando para una historia que precisaba altas cotas de emoción”, en palabra de Vilageliú.

El filme se presupuestó en unos 300 millones de pesetas y tras ponerse en contacto con el productor y también director Gerardo Herrero de Tornasol Films, se estudió la posibilidad de una coproducción con Mandragora Films de Portugal y Pandora Films de Alemania. Otras empresas mostraron interés por entrar en el proyecto pero se necesitaba para comenzar a trabajar una subvención de 100 millones de pesetas, lo que animó a Yaiza Borges a ponerse en contacto con el Gobierno de Canarias.

Como relata Josep Vilageliú: “el 21 de marzo de 1990 entregamos a la Viceconsejería de Cultura la documentación requerida como justificante de la subvención para la preproducción del filme y que incluía el guión definitivo, el tratamiento cinematográfico, las cintas en VHS con los castings y las localizaciones, el presupuesto y el plan de trabajo, mediante un escrito firmado por mí en representación de Yaiza Borges”.

El presidente del Gobierno de Canarias, por aquel entonces Lorenzo Olarte, recibió a Aurelio Carnero y Josep Vilageliú para que le contaran el proyecto, pero Olarte no mostró demasiado entusiasmo durante la reunión salvo cuando le dijeron que una productora alemana estaba interesada en participar en la película.

Al finalizar el encuentro, “salimos de allí convencidos de que el presidente de los canarios ni siquiera se había leído la novela”. En mayo, relata, “otros compañeros se entrevistaron con el presidente en funciones del Cabildo de Lanzarote y en el mes de noviembre ya con el Presidente para solicitar ayuda logística en la isla para un rodaje que se preveía a finales del año siguiente”.

En 1991 Gerardo Herrero y Jaime Chávarri se desplazaron a Tenerife y Lanzarote para presentar el proyecto en el Gobierno de Canarias, en el Cabildo de Lanzarote y en el Ayuntamiento de Yaiza. Mararía tenía una nueva versión del guión, un guión consensuado con quien iba a ser su director, Jaime Chávarri, y se trabajó en la construcción del decorado que simularía a Femés antes de su modernización.

Pero entonces… Otras casualidades se confabularon. El proyecto que se estaba armando se desmoronó de la noche a la mañana como un castillo de naipes.

Mararía llegaría a los cines unos cuantos años más tarde bajo la dirección de Antonio Betancor y con Goya Toledo como protagonista. El filme recibió cinco nominaciones a los premios Goya y obtuvo el de mejor Fotografía, un trabajo de Juan Antonio Ruiz Anchia. La película es una adaptación muy libre pero no traiciona el espíritu de la novela original.

* En las imágenes el escritor tinerfeño Rafael Arozarena y los cineastas Alfonso Ungría y Jaime Chávarri

Saludos, ayyyy pena, penita, penaaaa, desde este lado del ordenador