¡¡¡No me pisen los callos ‘curturales’, por Dios!!!

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Al parecer la cultura aunque yo diría más bien que la curtura tiene callos. Ay, por eso debe ser que me duelen tanto. Sobre todo en estos tiempos en que vivimos una isla de plácida ignorancia rodeada por el negro mar del infinito.

Lo de los callos, que personalmente considero como la mejor metáfora marciana de la semana, viene a colación por la apresurada elección de Juan Manuel Palerm como nuevo director de la cada día más kafkiana segunda edición de la Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias, así como de las voces críticas que se han hecho eco de la atómica carta de dimisión de su anterior director, Octavio Zaya, y también aunque con la boca pequeña de Virgilio Gutiérrez. Así que lo que ya ha comenzado como un divertido culebrón curtureta canario (callos incluidos) pega ahora un giro de noventa grados con las declaraciones de unos y otros en los medios de comunicación. En este sentido, destacaría por surrealistas y meridianamente ofensivas la de la ex viceconsejera de Cultura, Dulce Xerach Pérez, quien en Canarias 7 dice en respuesta a una pregunta formulada por el periodista que Alberto Delgado, el actual viceconsejero de esta cosa que llaman Cultura, no vio venir la crisis de las dimisiones porque (agárrense los machos): “no conoce el mundo de la cultura de Canarias como lo conozco yo, pero desde que hablé por primera vez con Octavio Zaya antes de que firmara el contrato conla Bienal, no se lo dije, pero creo que no era el lugar para él, que no iba a encajar” ( ojo, porque Dulce se refiere a Zaya no a Delgado) .

La entrevista, que no tiene desperdicio porque debe de tratarse de la primera de la historia de Canarias en las que un ex viceconsejero de Cultura le pisa los callos al actual viceconsejero de Cultura continúa con otras perlas cultivadas que, la verdad, me han quitado el sueño aunque razón tiene Dulce cuando asegura que no es una ignorante en materia de cultura, si bien no se cree un premio Nobel

A todo esto, y para enredar un poquito más la cosa, Alberto Delgado afirmaba ayer en el periódico El Día que fue suya la decisión de pedir la dimisión de Octavio Zaya aunque se enteró de que había enviado una carta incendiaria –Dios mediante—por Virgilio Gutiérrez. Delgado agradece a Gutiérrez que no se haya sumado al circo mediático y curtureta que se ha montado en torno a la segunda Bienal, y dice que se siente “dolido”, lo que es obvio en vista de lo que le está cayendo y de cómo le meten la pata encima los que intentan (supongo yo) echarle una mano. El culebrón más que debate está sobre la mesa y a mí me da una trágica risa esta opereta del tres al cuarto donde lo importante es salvar la cara y acusar al motor de la polémica, Zaya, por haber desatado la tormenta desde Nueva York… En fin, como decían algunos tontos iluminados en los años 80, corramos un estúpido velo. Aunque en pleno 2008 la frase sea ahora la de no nos pisemos los callos. Curturalmente hablando.

(Continuará…)

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