Manuel Hernández: “La influencia de la masonería fue irrelevante en la independencia de las colonias americanas”

Octubre 22nd, 2024

El último trabajo de Manuel Hernández González, Masonería, criollismo y cuestión nacional en Cuba (1808-1823), estudia la cuestión nacional en Cuba y el papel que jugaron en ella la masonería y los criollos en un momento trascendental en la historia de ambos países. En 1808 la Península Ibérica está ocupada por el ejército de Napoleón y en 1823 se produce el segundo período constitucional en un reino, el de España, gobernado por Fernando VII, que ha pasado a la historia con el nombre de “rey felón”. El libro (Ediciones Idea, 2024) revela datos significativos en la historia de ambos países y en especial en la de Cuba ya que explica el desarrollo y la explotación de su poderosa industria azucarera.

Manuel Hernández es catedrático de Historia de América de la Universidad de La Laguna y autor de numerosos libros entre los que destacan El círculo de los Gálvez: formación, apogeo y ocaso de una elite de poder indiana y La Ilustración en Canarias y su proyección en América.

- Hace doce años publicó Liberalismo, masonería y cuestión nacional en Cuba (1808-1823) y ahora Masonería, criollismo y cuestión nacional (1808-1923) ¿se trata de una obra que amplia la anterior?

“En 2012 dimos a la luz en Ediciones Idea el libro Liberalismo, masonería y cuestión nacional en Cuba (1808-1823). Dijimos entonces que esa obra no tenía pretensiones de exhaustividad, ni se planteaba un estudio global de la sociedad cubana en el período comprendido entre la invasión napoleónica de la Península Ibérica y la finalización del segundo período constitucional. En esta nueva obra, contando con partes de la anterior como punta de partida, nuevas investigaciones en archivos y bibliotecas cubanas y españolas nos han llevado a publicar este volumen, en el que ampliamos algunos aspectos que en la anterior obra no fueron sino bosquejados y añadimos capítulos completamente nuevos con un estudio más exhaustivo del criollismo del primer período constitucional, notablemente diferente al del Trienio y en el que las diferencias entre criollistas y exaltados españolistas no eran tan evidentes con la obra del cántabro Simón Bergaño y Villegas con su rotativo El Correo de las Damas, que tanta oposición encontró en el obispo Espada. Y de Antonio José Valdés. Un segundo aspecto abordado es una profundización en los orígenes sociales e ideológicos de la masonería cubana con documentación hasta entonces desconocida y que nos ayuda a entender el papel que esa sociedad jugo en el devenir habanero en el Trienio constitucional como grupo de presión crucial. Desde esa perspectiva se estudia las divisiones en su seno no solo entre los de los ritos de York y escocés, sino también en sus dependencias de las Grandes Logias o Grandes Orientes españoles y norteamericanos. Finalmente, se acomete también el proceso de radicalización de los exaltados que, ante la fusión entre yorkinos y escoceses, optaron por escindirse en la comunería. Profundizamos en las bases sociales, ideológicas y económicas de los dos sectores en pugna en el Trienio, los liberalismos exaltados y criollos y en la división en 1823 del liberalismo criollo entre moderados y radicales”.

-¿Qué momentos destacaría en estos años como más importantes en Cuba?

“Fueron años centrales para la isla desde el punto de vista socio-económico y político. Una isla en expansión con una economía esclavista azucarera en expansión con un agudo tráfico de esclavos, pero también con una migración familiar esencialmente canaria que se dirige a nuevas áreas y localidades, que sufre el impacto de la invasión napoleónica y la emancipación hispanoamericana, que tiene que decidir su futuro en dos períodos constitucionales y en la reacción absolutista. Todo eso da pie a una efervescencia única en la que tanto los comerciantes foráneos, como las elites criollas y las capas medias tienen que tomar partido ante realidades cambiantes. El ímpetu alcanzado por la prensa y la masonería en los dos períodos liberales es tal que es mucho mayor que en Madrid o en Cádiz”.

- Estudia la masonería en Cuba pero no en Venezuela y República Dominicana ¿por qué?

“La masonería fue un elemento clave de influencia sociopolítica en Cuba que aglutinó a un amplio número de sectores sociales altos y medios y en el que se debatió como nunca el futuro de la Isla. Llegaron a fusionarse en ella tanto las logias del rito de York como las escocesas, creando una masonería independiente de la española convirtiéndose en centros de debates sobre la isla hasta el punto que la agrupación de masones cubanos de clase y alta y media coaligados derrotaron a los liberales exaltados tanto locales como peninsulares y los obligaron a romper con la masonería y desarrollar la comunería como alternativa. En Venezuela, pese a la mitología independentista, no hubo logias antes de 1830, por lo que en este período de estudio es irrelevante, al igual en la República Dominicana. El origen de la masonería cubana procedía de los inmigrantes franceses huidos de Saint Domingue, pero en esta época ya era plenamente criolla”.

- ¿Fue tan determinante la influencia de la masonería en la independencia de las colonias americanas?

“Fue irrelevante, pese a que historiadores y políticos como Mitre quisieron crear una mitología masónica como génesis de la independencia, cuestión que curiosamente también recrearon los sectores españolistas. Es fácil atribuirlo todo a una conspiración de una sociedad secreta. Lo que hubo fueron sociedades patrióticas nacionalistas para radicalizar el proceso como la caraqueña, algunas con estructuras parecidas a las logias, pero nada que ver con la masonería. Miranda nunca fue masón y Bolívar solo se inició en París, pero no tuvo vida interna en ninguna logia, es más prohibió la masonería cuando gobernó la Gran Colombia”.

- ¿Cómo fue la relación de la masonería cubana con la española?, tengo entendido que la cubana era leal a España.

“En la época que estudio, es muy distinta la segunda mitad del siglo XIX, la masonería cubana apoyada por las capas criollas quiso convertirse en un vehículo de expresión socio-político en el que se debatió el futuro de la isla. Eran autonomista, querían que España les garantizase un cierto grado de autonomía y de libertad comercial, pero no querían romper con España porque tenían miedo a que Cuba se convirtiese en un nuevo Haití. Por eso unificaron a todas las corrientes masónicas en un proyecto común. La Gran Logia unificada era independiente de España primero porque curiosamente la masonería era más débil allí y estaba controlada por el Gran Oriente, más proclive a los liberales exaltados. Prefirieron no depender orgánicamente de la Península. De ahí que los liberales exaltados creasen como alternativa la comunería al verse derrotados”.

- ¿La masonería cubana estaba formada solo por criollos?

“Estaba formada mayoritariamente por criollos blancos de capas altas y medias, aunque también hubo peninsulares. De ello su gran maestro era Pedro Pablo O´Reilly que era madrileño, pero un gran hacendado cubano. Los liberales exaltados eran tanto criollos como peninsulares. El objetivo de la masonería unificada de los ritos escocés y de York era formar un grupo de presión socio-política que garantizase los intereses de las capas altas cubanas y la estabilidad social, que estaba todo cifrado en el pacto con las autoridades metropolitanas para que continuasen tales ventajas y privilegios. Los liberales exaltados querían una radicalización del régimen constitucional y un sistema económico más dependiente de la Península, por lo que, al ser derrotados, constituyeron la comunería”.

- ¿La comunería?

“La comunería fue en la Península una escisión liberal radical de la masonería, que tomó el nombre de los comuneros rebelados contra Carlos V. Su estructura era parecida en cuanto a su organización, pero su finalidad era distinta, la profundización de la revolución liberal española. En Cuba nació como consecuencia de la derrota en 1822 de los liberales exaltados en la pugna por el control de la masonería. Su alcance fue limitado porque los liberales exaltados estaban ya derrotados, habían perdido el ayuntamiento habanero, sus periódicos habían sido desmantelados. Estaban en regresión”.

- ¿Hasta qué punto es determinante el azúcar para el desarrollo de estas sociedades en el Caribe?

“Con la liberalización de la trata esclavista en 1789 y con la rebelión antiesclavista de Saint Domingue en 1791 Cuba se convierte en la mayor economía de plantación azucarera del mundo sin competencia gracias a los capitales acumulados con el tabaco en la nueva clase dominante, la sacarocracia, la abundancia de montes y la fertilidad de la isla, particularmente en esta época de la región de La Habana. Al no haber competencia, defendían la libertad de comercio frente al monopolio español que quería la burguesía comercial peninsular. Inglaterra tenía sus colonias azucareras como Jamaica, pero Cuba se había convertido en el centro hegemónico de la economía de plantación azucarera. Por eso sus elites querían garantizar la estabilidad política con un proyecto que les trajese su control del poder y la libertad de mercados”.

- ¿Es cierto que bajo el reinado de Fernando VII Cuba vive un momento de cierta autonomía política?

“Fue un pacto entre las clases dirigentes cubanas y Fernando VII. A cambio de su fidelidad a la Monarquía, les dio la libertad de comercio, la abolición de la factoría de tabaco, el reconocimiento de la propiedad de la tierra, cierta autonomía política y una mayor libertad y tolerancia que en la Península. Aunque se vio obligado en 1817 por presión británica a firmar el tratado de la abolición de la trata a partir de 1820, se permitiría la entrada de nuevos contingentes haciendo los capitanes generales la vista gorda”.

- Y en todo este proceso, ¿qué papel juega la Iglesia?

“La Iglesia con el obispo Espada a la cabeza y con el deán el habanero Juan Bernardo O´Gavan, que fue diputado a Cortes, eran partidarios del status quo y del liberalismo criollo. Algunos clérigos como el canónigo canario Pedro Gordillo o el clérigo cántabro Tomás Gutiérrez de Piñeres, máximo ideólogo del liberalismo exaltado, fueron críticos y defendieron propuestas liberales radicales, pero eran la excepción”.


- El periodo que estudia en el libro, 1808-1823, son claves pero ¿se llegó en Cuba a hablar también de independencia?

“Claro que sí, la masonería llevó a debatir en su seno sobre la cuestión y publicó con gran difusión un texto al respecto en el que contemplaban todas las opciones, pero se apostaba por seguir gobernados por el régimen liberal gaditano. Querían antes que nada la estabilidad socio-política. Solo en 1823 cuando la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis era evidente, el sector de las capas medias apostó por la independencia a través de una organización, Los soles y los rayos de Bolívar, pero fue un gesto desesperado que se fundamentaba en una invasión de tropas mejicanas y colombianas que era inviable”.

- ¿Cómo observa Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia la situación en Cuba durante estos años?

“Estados Unidos prefería que Cuba siguiera siendo española, porque si no entraría en la órbita de Gran Bretaña. Por eso vetaron cualquier intención inglesa o francesa para invadir la isla. Inglaterra podría haber sido partidaria de la anexión, pero nunca se llegó a materializar. Su posición contraria a la trata era un factor negativo para su apoyo por las elites criollas”.

- Estudia la prensa cubana de aquellos años, ¿cuál era la línea editorial de los periódicos cubanos de aquel entonces?

“En el primer período liberal no había una tendencia criollista definida, aunque el Patriota americano podría parecerlo, pero dos de sus integrantes eran liberales españolistas. En general, había prensa liberal abundante y también absolutista no tan numerosa, pero significativa. Incluso en la prensa destinada al público femenino hubo un Correo de las Damas Liberal y una Tertulia de las Damas conservadora. En el Trienio sí hubo una división entre periódicos muy marcada entre liberales criollos y exaltados, los absolutistas quedaron difuminados”.

- ¿Hay presencia canaria en alguno de ellos?

“Sí, incluso la cuestión canaria fue tema de debate y nació en 1811 el primer periódico regionalista, El Canario, en donde se habló de identidad canaria frente a las críticas de sus contrarios”.

- Como investigador y ante la crisis que sufre el país antillano en la actualidad, ¿en qué estado de conservación se encuentra la documentación que se guarda en Cuba?

“La situación de los archivos y bibliotecas es crítica por problemas de conservación muy grandes, algunos muy graves como el del Instituto de Literatura y Lingüística, la biblioteca de la antigua Económica, que se agrava con la falta de digitalización de los archivos y las bibliotecas como medida de preservación”.

- Creo que ahora trabaja en la vida y obra de Simón Bergaño y en el papel de la Iglesia en la independencia de Venezuela.

“He finalizado un libro que será editado por la Universidad autónoma de Madrid sobre la Iglesia y la independencia de Venezuela. Los sacerdotes desterrados a España, donde estudio la trayectoria de más de 30 de ellos. La Iglesia fue un sector clave en el proceso emancipador pero no creo que fuera determinante, fue un factor más porque la contienda fue esencialmente una guerra civil, por eso fue tan larga y sangrienta”.

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Vida del noticioso Jorge Sargo, José de Viera y Clavijo pone acento canario a la novela picaresca

Octubre 21st, 2024

“Un día quiso la fortuna que cogiera muchos peces llamados sargos, tantos que pude cargar cerones. Pero me quitaron la ganancia. Dando yo cuenta del lugar donde hallé tal gran pesca, acudieron de todos lados los pescadores; y como les di noticia del paraje me pusieron el Sargo el de la noticia, o el noticioso Sargo, quedándose asimismo los de este Puerto de la Cruz con el apodo de Sargos con que son conocidos. No pude vender los sargos, pero me pude saciar el vientre del mal año, que estuve a punto de morir de una apoplejía”.

Vida del noticioso Jorge Sargo, José de Viera y Clavijo, 1745. Versión modernizada por José Antonio Ramos. Transcripción del manuscrito por Adán Rocío Palmero. Diego Pun Ediciones, 2024

Escrita cuando su autor, José de Viera y Clavijo, tenía apenas catorce años, Vida del noticioso Jorge Sargo es un ejercicio literario que emprende su autor más con voluntad de rendir homenaje al género de la picaresca que a otra cosa, ubicando la acción en una isla de Tenerife que pertenece a otra época, y he aquí uno de sus atractivos más interesantes, mientras a su joven protagonista le pasa un poco de todo porque se trata, como de toda novela picaresca que se precie, de un libro de viajes así como de iniciación, en este caso la que emprende su joven protagonista por un territorio que no tiene nada que ver con el que conozco, lo que hace si cabe más sorprendente su lectura.

La editorial Diego Pun presentó hace unos meses una versión actualizada de la novela de José de Viera y Clavijo, que ha asumido el profesor de la Universidad de La Laguna, José Ramos Arteaga (responsable de la modernización del texto) y Adán Rocío Palmero (quien transcribió el manuscrito). El lector se enfrenta a un texto, dice Ramos Arteaga en la introducción, que podría considerarse como “la primera novela de la literatura canaria” si se tiene en cuenta que Ninfas y pastores de Henares, de Bernardo González de Bobadilla, se desarrolla en “el idealizado ambiente bucólico del río Henares” por lo que no tiene nada que vez con Canarias, ni hay voluntad, como sí la tiene el relato de Viera y Clavijo, por contar algo que sucede en su tierra, en un territorio que conoce perfectamente.

Que sepa, esta actualización de Vida del noticioso Jorge Sargo es la primera vez que se realiza de un clásico que ocupa las estanterías en las que se alinean los libros de la literatura canaria aunque el intento no es el primero que se hace en España. Modernizar el lenguaje de los clásicos para publicarlos en los tiempos que corren y lleguen, presuntamente, a más lectores, es una tarea bastante habitual en otros países como Inglaterra, donde las obras de teatro de Shakespeare han terminado siendo incluso cuentos.

En España, sin embargo, sigue siendo una técnica poco o mal vista por algunos. Recuerdo la de quejas que le cayeron en su día a Andrés Trapiello por modernizar la escritura de El Quijote, aunque la versión de El cantar del Mío Cid que realizó Pedro Salinas sigue siendo, a mi juicio, modélica pese a lo que digan lo detractores, la mayoría académicos a los que no le faltan razones y con algunas de las cuales estoy de acuerdo.

La Vida del noticioso Jorge Sargo se publicó en 1983 en Goya Ediciones. Del original de Viera y Clavijo faltan las primeras páginas así como las últimas pero al margen de esta pérdida, la edición de Goya rescató una obra que hasta ese momento permanecía inédita y que se rescató gracias a la copia que en 1933 realizó Buenaventura Bonnet y Reverón. En la versión de 1983, destaca una breve introducción de Enrique Romeu Palazuelos, en la que asegura que la Vida del noticioso Jorge Sargo está inspirada en la lectura que José de Viera y Clavijo hizo del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán. Apunta también que se trata de la primera obra literaria del ilustre polígrafo canario.

La novela picaresca de Viera y Clavijo que se desarrolla en la isla de Tenerife está dividida en tres libros, el primero consta de diez capítulos, como también el segundo. El tercero, hasta la parte que se conoce porque hubo otra que se perdió, suma once. Por desgracia, no están algunas hojas del principio, en el medio y al final, y tanto en la edición de 1983 como en la de 2024, se incluyen las ilustraciones que el escritor y pensador realizó para que acompañaran al texto aunque repasándolas obliga a pensar que como pintor José de Viera y Clavijo no hubiera destacado precisamente. Con todo, estos dibujos dan a la obra un carácter próximo, y nos hace recordar la edad con la que fueron escritas estas aventuras y desventuras de Jorge Sargo por los pueblos y campos que atraviesa. Un viaje en el que se tropieza con toda clase de personajes.

Jorge Sargo nace en Puerto de la Cruz y huérfano a pronta edad decide llegar a La Laguna interrumpiendo su caminata breves estancias en localidades como La Matanza y Agua García (Tacoronte). Ya en La Laguna, alquila una casa con un dinero que ha robado, aunque la cantidad que le sobra la pierde en el juego, entrando entonces a servir como paje de un marqués. En la segunda parte, el personaje huye a Santa Cruz, donde se enrola como soldado en un buque de corso. En el tercer volumen, Jorge Sargo aparece en El Sauzal y con un amigo que no lo es, se dirigen a Candelaria. La Laguna de nuevo, Tegueste, La Punta, Los Realejos, Icod, Garachico y San Juan de la Rambla son otros de los lugares que atraviesa el protagonista y al que le pasa prácticamente de todo, muy en la línea de la novela picaresca a la que quiere homenajear, aunque especial relevancia adquieren las personas que le salen por el camino, muchas de las cuales no resultan ser lo que parecen.

La versión que actualiza el texto respeta la estructura del original, así que podría entenderse más como una traducción del texto primero que otra cosa. Para ello, José Antonio Ramos Arteaga ha realizado un trabajo de hormigas en el que prevalece en todo momento el respeto a la obra del reconocido autor de Noticias de la historia general de las Islas Canarias, que quizá sea el libro más conocido de cuantos escribió su autor.

Para entender el trabajo de actualización que propone Ramos Arteaga, invitarían a los que tienen la edición de 1983 a compararla con ésta. Los resultados son realmente instructivos, y se percibe que se ha sido atento al original.

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Una casa en el pueblo llega a los cines

Octubre 16th, 2024

El largometraje documental Una casa en el pueblo, dirigido por Domingo J. González sobre un guion coescrito junto a Elena de Vera y producido por Digital 104, llega el 18 de octubre al cine. Será en Multicines Tenerife donde podrá verse en un pase diario hasta el jueves 24. El martes 22 del mismo mes, la película será protagonista de una sesión especial de Charlas de Cine con coloquio tras la proyección con el director del filme, moderado por Manuel Díaz Noda.

Además, llegará el fin de semana del 25 al 27 de octubre a la programación cinematográfica del TEA Tenerife Espacio de las Artes, en Santa Cruz de Tenerife. Los tres pases irán precedidos de la proyección del cortometraje Todos los días, también dirigido por Domingo J. González y producido por Digital 104, que se estrena públicamente.

Una casa en el pueblo se centra en una vieja casa en el pueblo de Vilaflor de Chasna, en el sur de Tenerife, para a través de las pequeñas historias familiares vividas allí trazar un fresco sobre los últimos 80 años de Canarias: la emigración del pueblo a la ciudad, la dureza de la vida en el campo en los años del franquismo, la mirada extranjera sobre las Islas, los veranos en el pueblo con los abuelos, la transformación, el desarrollo y el paso del tiempo en el paisaje canario y en los canarios…

La película, en plena distribución por festivales, ha sido seleccionada ya en citas como MiradasDoc, el Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria o el Festival de Cine Independiente y de Autor de Canarias.

En Una casa en el pueblo han trabajado la directora de fotografía Zhana Yordanova (La hojarasca), el director de sonido Manuel Tricás (Manual de invisibilidad), el director de arte Gustavo Petroff (Gleich) o la montadora Claudia Torres (Versiones) y cuenta con la música original de Laura Swing y David Ramos Darwin.

Es una producción de Digital 104 con la subvención del Cabildo Insular de Tenerife, la participación de la Televisión Pública de Canarias y la colaboración del Ayuntamiento de Vilaflor de Chasna.

El director: Domingo J. González

La filmografía de Domingo J. González (Santa Cruz de Tenerife, 1979) como director y guionista incluye el largometraje documental Manual de invisibilidad y los cortometrajes Atlántico –codirigido con Elena de Vera–, Todos los días, 28 de agosto –premio a la mejor idea en el Mobile Film Festival de Macedonia–, OFF o Ridícula. Actualmente trabaja en el desarrollo de su primer largometraje de ficción: Mansa.

Ha sido guionista, además, del documental Modernos. Teatro de vanguardia en Canarias, para el que también realizó entrevistas y del cortometraje Como siempre, ambos dirigidos por Jairo López. Además, ha trabajado como ayudante de dirección y desempeñado diversas labores en proyectos de Digital 104.

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Cerco de arena, la gran novela sobre Fuerteventura de Enrique Nácher

Octubre 14th, 2024

“Ocho días en Morro Jable empezaban a ser demasiados días. ¿Cuántos más harían falta para reunir el dinero del viaje? La verdad es que Pilar había girado a Zaragoza los ahorros de la travesía y no le quedaba un céntimo. Una rápida reflexión que apenas duró un momento”.

Cerco de arena, Enrique Nácher (Luis de Caralt, 1961)

No termino de entender las razones de que en estas tierras, las islas Canarias, hayan unos escritores que aún viven a través de sus libros gracias “al sistema” pero otros permanezcan aún olvidados, enterrados bajo las arenas del olvido. Alguien podría argumentar que se trata de una cuestión de calidad pero no estoy de acuerdo porque la calidad de algunos de estos autores olvidados es indiscutible. Y uno de estos escritores fue Enrique Nácher, médico grancanario de profesión y autor de dos novelas que he podido encontrar en librerías de viejo y en el cada días más acotado Rastro de la capital tinerfeña, gracias a uno de esos golpes de suerte que de tanto en tanto te regala la providencia.

Me pasó hace ya unos años, cuando encontré por casualidad la primera novela que leí de Nácher, Tongo, y que como anuncia el título se ambienta en el mundillo del boxeo español. Escribí a propósito una reseña en la que elogiaba la alta calidad de la obra pero lamentaba, teniendo en cuenta los años en que fue escrita y publicada, los 50, la moralina que empaña sus últimas páginas, aunque no le resta valor a una obra intensa y realista en torno a la vida de un boxeador y su relación con los demás. Con este libro, Nácher pasó además a formar parte de los poquísimos escritores españoles que tantearon en sus novelas el mundo del boxeo, un deporte que gozó de popularidad en unos años donde no estaba mal visto que dos contendientes se midieran a golpes deportivamente en el ring. Los tiempos han cambiado, es cierto, pero Tongo sigue disfrutando de una intensidad que no he descubierto en otras obras de temática pugilística que se han escrito en este país.

Hace apenas unas semanas cayó en mis manos otra novela de Enrique Nácher, Cerco de arena, que se desarrolla en la isla de Fuerteventura, concretamente en Morro Jable, probablemente a finales de los años 50 o inicio de los 60, aunque no queda claro porque el escritor no dice en ningún momento en qué año se desarrolla esta fantástica aventura. Y como novela de aventura que es, de iniciación de su joven protagonista, una joven y atractiva profesora aragonesa que se traslada a la más larga de las islas Canarias para dar clase en una población que “duerme su eternidad entre silencios del gran desierto en tanto las olas del mar rompen bajo las piedras negras”.

Pilar Rodríguez San Pedro, Pilar, que así se llama la protagonista, es recibida nada más llegar a la isla por las autoridades de Morro Jable, entre los que se encuentra un alemán que vive en una vieja mansión, el señor Kleber, un personaje que puede estar inspirado en Gustav Winter, aunque su pasado no es el de un espía nazi ni el de un as del contrabando. Pensar otra cosa, escribe Nácher, sería creer en “cuentos de fantasmas que ruedan por las islas sin fundamento alguno. Porque el señor Otto Kleber no es más que un hombre sencillo enamorado del sol”. También rodean a Pilar un sacerdote, don Cleto, y el alcalde, don Benigno, majorero que conoció mundo porque fue marino en su juventud. Pero si hay un gran protagonista en esta novela es la isla y más que la isla, la geografía herida y seca de Fuerteventura en unos años donde la escasez de agua y de alimentos eran el pan nuestro de cada día.

Lentamente, pero sin perder de vista la historia que nos va a contar, se narra el paulatino proceso de transformación que sufre la maestra, fascinada ante el paisaje por mucho que se resista a él.

Por momentos, Cerco de arena me recuerda a Stromboli (Roberto Rossellini, 1950), esa isla volcánica del Mediterráneo a la que llega Ingrid Bergman, probablemente porque la presencia de Pilar despierta en la población de Matas Blancas instintos parecidos.

En esta geografía que hoy ya no tiene nada que ver con la que refleja Nácher en su novela, se desarrolla un laberinto de pasiones y al mismo tiempo en Pilar un proceso de asimilación, salpimentado de amor y odio a la isla. Al inicio, no se sabe si será capaz de aguantar la presión de vivir en un sitio, en un lugar, tan opuesto al de su tierra natal.

Es precisamente la lucha que emprende entre lo que es y su empeño en formar parte de una sociedad cerrada como es en la que ahora vive, una de las claves de esta novela que además de rendir un amor sin concesiones a Fuerteventura, es un interesante estudio de personajes narrados bajo el prisma de un realismo poético que obliga, ese al menos fue nuestro caso, a seguir con los ojos puestos en el libro.

La edición que tuve la suerte de encontrar es de Caralt y data de febrero de 1961. El libro no llega a las doscientas páginas en una letra algo menuda, pero son páginas en las que suceden muchas cosas aunque aparentemente no pase nada. Atención a la galería de secundarios que aparecen y cuyo carácter ha sido forjado por una tierra requemada por el sol.

Porque si hay un personaje en esta novela ese personaje es, reitero, la isla, Fuerteventura, un territorio que ahoga, molesto e incómodo. Muy sediento pero también una geografía que ofrece la oportunidad de ser otra persona. De reiventarse.

Enrique Nácher describe este proceso y cómo el paisaje termina por formar parte de la protagonista con descripciones en ocasiones muy líricas. Luego está el sol. Y sol hay mucho en esta novela pero agua potable por desgracia muy poca. De África viene, además, una plaga de langosta en la que “la gente indefensa corría asustada de un lado a otro cerrando puertas y ventanas”, y también nubes de polvo sahariano. La calima, esa niebla terrosa que no deja ver ni respirar.

Si gustan de las historias bien contadas y de cómo una isla como Fuerteventura te hace suyo para siempre, recomendaría que se acercaran a esta novela. Es buena literatura, a mi juicio. Y como tal, no se entiende que Nácher siga siendo un perfecto desconocido entre sus paisanos. De hecho, debería de figurar en los manuales de una literatura canaria que no termina de conocer su pasado.

“Tal vez sienta usté una miajita de desencanto. Pero tenga calma y verá. Esta tierra es güena. Se le mete a uno en la sangre y lueguito no le deja dir”.

Saludos, qué paciencia hay que tener, desde este lado del ordenador

Jorge Sánchez, María Jesús Alvarado y María del Mar Rodríguez dan inicio al viaje literario de la XII edición del Festival Periplo

Octubre 13th, 2024

El Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras de Puerto de la Cruz, Periplo, da inicio a su duodécima edición este lunes, 14 de octubre, invitando al público a sumergirse en relatos de travesías y de historias de vidas singulares, temática elegida para el encuentro que extenderá su programación hasta el domingo, día 20. Serán siete días bajo la carpa del Museo Arqueológico, y otros espacios de ámbito público y privado, en los que tomarán la palabra una treintena de escritores, periodistas, viajeros y divulgadores. Todo ello, gracias al trabajo conjunto de la plataforma ciudadana Comando Periplo y del Ayuntamiento de la ciudad anfitriona.

Esta primera jornada comenzasrá a las 16:00 horas con la apertura de la exposición Y si nuestras muñecas hablaran: relatos de viajeras singulares, en el Museo Arqueológico de Puerto de la Cruz. Esta muestra, que estará abierta al público hasta el 20 de octubre, invitará a los visitantes a explorar la historia y cultura a través de las muñecas, esas compañeras silenciosas que recogen fragmentos de las vidas y emociones de quienes las han tenido en sus manos. Con el apoyo del Club de Fábula de la Biblioteca Pública Municipal Tomás de Iriarte, las muñecas cobrarán vida, revelando los secretos de los corazones que han tocado. Cada pieza expuesta es un recordatorio de que estos objetos son mucho más que juguetes, son portadoras de sueños, recuerdos y ecos del pasado que vuelven a ser vividos.

Dos horas después, darán inicio las presentaciones literarias. La primera en subir al escenario dispuesto bajo la carpa del Museo Arqueológico será la escritora grancanaria María Jesús Alvarado, que pasó su infancia entre el Sáhara y Canarias. Esta experiencia forjó su doble conexión con el desierto y el mar, dos elementos recurrentes en su obra. 

Alvarado presentará en Periplo su novela El principito ha vuelto (Itineraria Editorial, 2023), de la mano del periodista y miembro del comité científico del Festival Eduardo García Rojas, a las 18:00 horas. Este trabajo literario retoma al clásico personaje de Antoine Saint-Exupéry, trayéndolo a la contemporaneidad en un viaje que invita a reflexionar sobre la pérdida, la memoria y el reencuentro con lo esencial.

A las 19.15 horas, tomará el relevo el viajero y escritor, Jorge Sánchez, que ha dedicado más de tres décadas a recorrer el mundo: ha realizado siete vueltas al globo y ha explorado exhaustivamente los 193 países reconocidos por las Naciones Unidas, incluidas sus regiones y territorios de ultramar. Su vida ha estado marcada por una pasión insaciable por descubrir lo inexplorado, aventurándose en los lugares más remotos y singulares del planeta.

Sánchez ha escrito más de 40 libros que narran sus aventuras y los asombrosos descubrimientos que ha hecho durante su travesía por la Tierra. En Periplo presentará su última obra, La vuelta al mundo por 100 lugares inquietantes (Manakel, 2024), junto a la periodista y miembro del comité científico del Festival Saray Encinoso. 

Cierra esta primera jornada la escritora nacida en La Palma María del Mar Rodríguez, con la presentación de sus dos novelas publicadas La prestamista  (Baile del Sol, 2019) y La Tuerta (Baile del Sol, 2023), ambas forman parte de su proyecto Relatos de unas islas desamparadas. Esta presentación literaria también correrá a cargo de Eduardo García Rojas, a las 20:30 horas. 

Por otro lado, el martes tendrán lugar las primeras charlas formativas a los escolares, a cargo de la periodista Ebbaba Hamedia (Voces sin fronteras) y del refugiado gazatí Ahmed Abuzubaida (El exilio infinito del pueblo palestino). En esta jornada arrancará el taller de fotografía de Walter Astrada, tres veces ganador del World Press Photo, El arte de narrar con la cámara: metodología de reportajes, en el Castillo de San Felipe (con entrada gratuita e inscripción previa a través del correo electrónico formacion@festivalperiplo.com).

Por la tarde, Hameida y Abuzubaida relatarán sus experiencias, con el objetivo de dar a conocer los desafíos del exilio, la lucha por la supervivencia y la búsqueda de una nueva vida. La poesía estará a cargo en esta segunda jornada de Elena Medel, con la charla El secreto de los versos, junto a Olga Mesa. Cierra la programación de este día el escritor Dipo Fayolin, con la presentación de África no es un país. Y otros estereotipos que debemos erradicar.
 
El Festival Periplo se enmarca en el laboratorio de innovación cultural y turística de Puerto de la Cruz, Josity, un proyecto que busca crear vínculos entre la historia y la cultura portuense y sus visitantes. Josity surge de forma transversal al Ecosistema Cultural y Creativo (ECC), gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, sus áreas de Turismo y Cultura, el Área de Innovación de Turismo de Tenerife, el Instituto de Desarrollo Cultural del Gobierno de Canarias y la Cátedra Cultural de Gestión y Políticas Culturales FECAM-ULL.

El Festival Periplo, organizado por el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, Comando Periplo y el Área de Cultura de Puerto de la Cruz, cuenta con la colaboración del Cabildo de Tenerife, el Museo Arqueológico, Casa África,  la Biblioteca Pública Municipal Tomás de Iriarte de Puerto de la Cruz, Macaronesian Hotels & Resorts, la Fundación CajaCanarias, Ébano Café, Cruz Roja y Skoda. Asimismo, el hotel oficial de esta edición es el Atlantic El Tope Hotel.

Saludos, nos vemos en Periplo, desde este lado del ordenador

Una Feria del Libro con aroma a pis de gato

Octubre 12th, 2024

La Feria del Libro, esa feria que uno ya no sabe si es de La Laguna o Tenerife porque se la llevaron de Santa Cruz hace ya unos años, se encuentra ubicada en la plaza del Cristo, lo que evita las estrecheces de ediciones pasadas y que todo parezca mejor dispuesto, probablemente porque hay algo más de dinero.

La Feria coincide además con otras ferias que poco o nada tienen que ver con el libro (mientras en la capital tinerfeña coincide con la de flores y plantas, artesanía y lo que dispongo la autoridad municipal), aquí en la de La Laguna se ha apostado por otro tipo de acompañamiento, y está bien eso de sumar casetas no solo de librerías sino también de editores en un espacio diáfano (es un decir), amplio y por el que circula el aire, así como las que acogen las presentaciones, entrevistas y lo que los dioses manden.

Estos elementos, además de una entrada cuqui y cierto aire pijín se venden como un lavado de cara de un encuentro con los libros que ni con el ornato disfraza las profundas escaseces que la devora por dentro.

Subo la mañana de este viernes a La Laguna porque participo en una mesa dedicada a Festivales Literarios en Canarias. Somos ocho por lo que el acto se divide en dos tandas. Cuatro primeros y cuatro segundos. Son las 10,30, así que uno agradece que salvo los que estamos en la mesa haya como dos o tres interesados entre el público. El resto son gente de la organización que están ahí para hacer bulto (entre ellos el consejero de Cultura, José Carlos Acha y un funcionario al que parece que han desinflado).

Sobre las 11 el sol comienza a cascar del carajo. Antes me han caído encima unas gotas de agua del techo de lona, pero no llueve así que espero que alguien me explique este fenómeno extraño porque a medida que hablamos me fijo en las gotas que se estampan contra la mesita donde están las botellitas de agua para los intervinientes. Mientras, espanto a las moscas con la mano cuando me llega un hedor a la nariz que me hace pensar si he hecho bien en cambiar de desodorante.

Esta circunstancia, la peste que olfateo y que pienso puede salir de mi cuerpo (junto a las gotas que caen del techo y las putas moscas) me hacen pensar si todo aquello lo ha organizado el Cabildo para torturar a sus invitados porque el acto lo organiza el Cabildo aunque no tengo muy claro si se trata de la carpa –Rincón isleño, creo recordar que se llama– que iba a tener el Cabildo de su propiedad o es otra cosa. Tampoco sé si aún le dura el cabreo a los de la Asociación de Libreros porque el Cabildo no ha aportado un solo euro a lo que debe ser la fiesta de los libros, aunque organiza un programa de actividades que parece diseñado por su peor enemigo. Por otro lado, sospecho que los organizadores de la Feria aprovecharon la ocasión para vengarse, ubicando el programita cabildicio a la más incómoda de las carpas, esa que gotea, está llena de moscas y encima apesta.

No sé si será porque el Mercado lo tengo al lado, o por el puto sol y el puto calor pero el hedor resulta insoportable.

Cuando finaliza la mesa redonda le pregunto a uno de la organización que por qué huele tan mal ahí dentro y si la carpa se ha instalado encima de una alcantarilla cuando compruebo satisfecho que la peste no sale de mis axilas aunque el sudor haya dejado dos cercos bastante grandes en la camiseta. Pero me reiteran que no, que el mal olor no procede de una alcantarilla.

¿Son fantasías mías?, pregunto. No, no son fantasías mías me responden. El hedor sale de la moqueta de césped artificial que hay dispuesta en el suelo. Al parecer –me comentan– las alfombras están guardadas en un almacén donde los gatos que por allí merodean aprovechan para mear encima de ellas.

En fin, descubro así que la peste es de pis de gato, un pestífero y desagradable pis de gato rancio, lo que significa para una nariz tan delicada como la mía que me entren arcadas. De hecho, y a lo largo de la mesa redonda, tuve que beber bastante agua para evitar que los restos del desayuno salieran como una cascada de la boca.

Respiro cuando estamos fuera, me tomo un cortado y unos vasitos de agua con gas, y aprovecho para dar una vuelta con más calma por la plaza del Cristo sin comprar nada. Si que logro que David Cabrera, me dedique su nueva novela: El juego de caer y tras declinar la invitación de almorzar con los participantes de la mesa, callejeo por La Laguna sonándome la nariz para despejar el mal olor que parece adherido a mi ropa, bastante pegajosa por el calor. Quedo con un amigo y su mujer y nos tomamos unas cañas en el Tocuyo, un clásico lagunero, y unos vinos en el Óscar Domínguez.

De la Feria poquito más. No termino de entender qué placer tiene eso de ir de una caseta a otra viendo la misma oferta de libros pero llevan así desde los tiempos de María Castaña. Cambia el escenario, sí, pero todo sigue igual. Solo que ahora, en el Cristo, parece más grande. Hablo con varios libreros y uno me dice que ayer, jueves, no vendió nada. Imagino que la cosa cambie este fin de semana si no diluvia sobre La Laguna.

Deambulado por esa Aguere que no es lo que una vez fue, capital cultural de la isla, me cuentan como un éxito la de colas que se formaron para ver a unos youtubers que yo no invitaría a mi casa y aguanto con cierto estoicismo cómo el idiota de turno se alegra de ver a tanto pibe haciendo fila para conocer a su ídolo o a su ídola.

Y me entra la congoja. Primero porque el espacio natural de nuestra Feria del Libro es el parque García Sanabria, Y nótese que digo nuestra porque no es de ellos sino de todos nosotros, los que amamos los libros. Segundo, porque pese a que se haya querido magnificar el espacio, si uno se da una vuelta comprobará que eso ya lo vio ayer. De hecho, los escritores locales que firman en las casetas de las librerías son los mismos de hace uno, dos, tres años. Solo faltó el del casco obrero, pero igual estaba y no me di cuenta. Respecto a los de afuera, tanto Sabina Urraca como Santiago Díaz publican en Alfagura (ya podrían haber invitado a Paco Cerdá, el autor de Presentes, que edita en el mismo sello, pero naranjas de la China) y a alguno/a más pero ná de ná. Pa’qué.

Todo bastante triste. Como siempre, y esa sensación de quiero pero no puedo que ensombrece una Feria que no tuvo que celebrarse jamás en octubre y mucho menos en La Laguna. Su espacio, ya dije, es el García Sanabria.

Me alejo con paso laaargo. Y encima ese sol que casca sin piedad y ese calor que parece una condena. Y ese olor a pis de gato que no se me va de la nariz.

La Feria del Libro, dicen.

Saludos, es lo que vimos, desde este lado del ordenador