Barrio chino, una novela de Jesús Castellano

Marzo 19th, 2024

Encuentro bastantes similitudes en cuanto a estilo entre Purgatorio, de Antonio Carmona y Barrio chino, de Jesús Rodríguez Castellano. Leer ambas novelas, aunque no sé si es exacto denominarlas así, como novelas, son como desesperadas huidas hacia adelante, textos de una apariencia caótica que no conduce a nada pero que esconden reflexiones de una profundidad que a veces abruma porque no calla.

En ambos casos es inevitable que asome la influencia, es probable que involuntaria, de aquel Viaje al fin de la noche, de Céline, un escritor al que hay que conocer por sus obras y no por el miserable que fue en vida. Un autor que empapó también la literatura de Bukowski, un escritor que está presente (no sé yo si inconsciente) en el último libro de Jesús Castellano, Barrio chino.

En otro tiempo y sobre todo en otro lugar vamos a decir que más cultivado e inocente que el nuestro Barrio chino provocaría debates encendidos, siempre procurando mantener el buen gusto con el que Castellano describe el desbocado universo que despliega en su último libro. Un universo perverso, que linda con las aguas de un arroyo de aguas color café con leche.

Esta es la historia de un desheredado de la tierra que se mueve entre otros desheredados de la tierra solo que en su caso, Chi, que así se conocer al sujeto, las cosas le salen torcidas y bastante tronadas.

La ciudad por la que se mueve Chi es Santa Cruz de Tenerife y es inevitable pensar que algunos de los momentos que se describen en esta novela tengan eco autobiográfico. Sea o no, las escenas donde Chi se confunde con Jesús Castellano me hacen recapacitar al mismo tiempo que le perdone que se haya dejado ir más por el frenesí que por la historia que cuenta porque Barrio chino es eso, escenas algunas nítidas y comprensibles otras un enigma en sí mismas, que me revelan a un tipo que exorcizó muchos demonios mientras escribía el libro. Porque se trata de un libro que rinde cuentas al pasado y las peculiares relaciones que mantiene el ¿héroe? con quienes le rodean. Sobre todo las mujeres.

En Barrio chino se dan cita obsesiones de todos los colores, descritas por un escritor que está muy lejos de los hermoso y de lo cursi y sí próximo a lo maldito, lo que deja reflejado y sin concesiones en este libro tan poco ortodoxo, claro que el encanto de Castellano y Chi es su heterodoxia, que a veces raya con un anarquismo que más que reivindicar le sirve para mostrar algunas de sus vergüenzas con la forma de metáforas. Unas metáforas la mayor parte de las veces enlodada y febril, que teje en largos párrafos que fueron dictados en plena y efervescente inspiración.

Otra cosa es que algunos de esos sentimientos y estados de ánimo sepan llegar en muchas ocasiones al lector porque es tal la metralla de situaciones observadas por la mirada a veces lánguida y otras cínicas de Chi en primera persona, que éstas no acaban, son como puntos suspensivos que llevan a otra situación que no tiene nada que ver con la anterior.

Para leer de forma reposada, tranquila, sumergiéndose o no en sus capítulos, Barrio chino es una novela que invita a que se lea a cachos. Hay que dejarla reposar y continuar días después con su lectura ya que aparentemente se trata de un texto sin orden ni concierto. Pero merece la pena hacer la tentativa, abrir el libro al azar y detenerse en esa página que marca el destino. Luego hay que dejarse llevar y cuando abrume demasiado, dejarla descansar de nuevo para volver otro día a ella con la cabeza despejada.

Con Barrio chino hago lo que hice con El almuerzo desnudo de William Burroughs: leerla no necesariamente desde el principio aunque tuve esa intención cuando la retuve entre mis manos.

Literatura, arte y mujeres, sobre todo mujeres, aparecen y desaparecen en este barrio chino que no es un barrio ni de chinos ni de negocio sexual… Debe de tratarse, además, de la primera novela que leo en la que su protagonista está en arresto domiciliario por violencia de género… He aquí estas jornadas que no son las de Sodoma del marqués de Sade, pero sí un conjunto de piezas algunas muy abstractas del transitar de Chi, porque si Bukowski tuvo a su Henry Chinasky quién le niega a Jesús Castellano que tenga su Chi o Chito.

LO MEJOR: la sensación de desesperada huida hacia adelante que transmite un libro que no va a dejar indiferente a nadie. O gusta y se le sigue el juego, o disgusta.

LO PEOR: El número de páginas. Demasiadas para una novela a la que no le ayuda, precisamente, el número de páginas (342 distribuidas en 40 capítulos)

Saludos, méjoresen, desde este lado del ordenador

Tu rostro más secreto, una novela de Amir Valle

Marzo 18th, 2024

Amir Valle es un escritor cubano a quien tuvimos la suerte de conocer el año pasado en el marco del festival Tenerife Noir. No vino a esta cita literaria para presentar novela ni tampoco quiso hablar demasiado de Tu rostro más secreto (Verbum, 2024) pero la espera ha merecido la pena no tanto por lo que ofrece esta novela que está basada en hechos reales (otra cosa es que reinterprete muchos de los hechos reales que la inspiran) sino porque recupera a un escritor que sin tener demasiada obra descansando en sus espaldas, sí que se trata de uno de los autores de novela negra y criminal más interesantes que se han dado en Cuba en los últimos años aunque Valle se exilió hace unos cuantos a Alemania.

Hay una interesante conexión Alemania-Cuba en Tu rostro más secreto, novela que toma gran parte de su material de las interesantes memorias que dejó escrita Marcus Wolf, el maestro de los espías de la antigua República Democrática Alemana (RDA), y que mantuvo lazos muy estrechos con la Cuba castrista.

La novela de Amir Valle parte de una idea muy atractiva, como es la de un personaje “totalmente real” se informa en la contraportada, que un buen día descubre que es cubano y no alemán como pensaba. A partir de aquí se nos cuenta la larga y tortuosa investigación que emprende y, paralelamente, otra que desarrolla un agente de la STASI, los antiguos servicios secretos de la RDA, en La Habana para averiguar, entre otros asuntos, qué fue lo que realmente sucedió con uno de los héroes oficiales de la revolución castrista que desapareció en un “accidente” de avión sin que nunca se encontraran los restos del aparato ni de los que iban dentro.

Para los interesados en la historia de Cuba y en concreto de la que nace a partir de la segunda mitad del siglo XX a la actualidad, por la novela desfilan pasajes que no han perdido interés pese al paso de los años. Lo desconcertante es que no se aporte nada nuevo salvo conjeturas que poco favor le prestan a los hechos. Más, si se usan para comprometer a una parte.

De historias así están repletos los libros de Historia aunque Amir Valle la noveliza y convierte en material de ficción. Eso hace recomendable acercarse a Tu rostro más secreto como lo que es, una novela. Y una novela de ficción y no de no ficción aunque el personaje sea “totalmente real”.

Al parecer el primer país del bloque del este que comenzó a infiltrar agentes secretos en Cuba fue la República Democrática Alemana, y esa es una de las bases en las que se apoya este libro. Libro además que está notablemente inspirado por El hombre sin rostro, las memorias de Markus Wolf, o Misha como era conocido también.

No es la primera ocasión en la que Amir Valle se adentra en la novela histórica. Cuenta con una ambiciosa novelización de la historia de la ciudad de La Habana y es autor también de Las palabras y los muertos, libro publicado en 2006 y en el que se cuenta la historia novelizada también y por tanto sujeta a manipulaciones literarias de Fidel Castro, ante cuyo cadáver vela uno de sus guardaespaldas.

Algunos de los episodios que aparecían en Las palabras y los muertos aparecen igualmente en Tu rostro más secreto, como la misteriosa desaparición de ese comandante héroe de la revolución a inicios del triunfo revolucionario castrista. En ambos títulos, Amir Valle insiste en sugerir que lo que fue un accidente para las autoridades cubanas fue en el fondo un asesinato. La pregunta es una más de las que rodea al régimen castrista, régimen que ahí sigue tras la muerte de su motor, Fidel Castro, el comandante en jefe.

Al margen de lo “histórico” Tu rostro más secreto no termina de convencerme como novela. La leo y no me convencen la serie de ambiciones que contiene porque no termina ninguna de ellas por perfilarse. Con todo, es un título que deberían de anotar los que disfrutan con una novela de espionaje, más si ésta se desarrolla en plena guerra fría y en un país tropical que por aquel entonces era como una sandía, verde por fuera y rojo por dentro.

LO MEJOR: Desvela una historia de espionaje en Cuba no demasiado conocida y plantea una solución a un caso que sigue siendo uno de los grandes misterios del régimen castrista.

LO PEOR: Que la historia no termina de estar bien contada lo que tiende a confundir en ocasiones el entusiasmo del lector por seguir el relato.

Saludos, hermanos y hermanas, desde este lado del ordenador

Daniel Arrébola: “Lanzarote es una tierra que me nutre de historias”

Marzo 15th, 2024

Viajó por primera vez a las islas siendo un chaval, con sus padres, y fue conocer Lanzarote cuando algo hizo click en su cabeza y parte de su espíritu se quedó ahí para siempre. Daniel Arrébola (Barcelona, 1990) inicia carrera literaria con una novela, Recuérdame que soy guapa (Cosecha Negra Ediciones, 2023) que protagoniza una hija de la isla de los volcanes, Idaira Bethencourt.

Daniel Arrébola ha intentado en esta novela dar voz no solo a una mujer canaria que marcha a la península persiguiendo sus sueños sino también rendir homenaje a una tierra como es la de Lanzarote.

- Recuérdame que soy guapa es su primera novela, una novela que ambienta en Lanzarote…

“Sobre todo en Lanzarote. La razón que lo explica es que Canarias es una tierra que visito desde niño y desde entonces me cautivaron sus paisajes, sus volcanes sobre todo los de Lanzarote que fue la primera que descubrí. Sentí como este territorio me llamaba a nutrirlo de historias, me inoculó una semilla que no paraba de decir: nútreme de historias, nútreme de historias”.

- ¿Qué fue lo que le llamó más la atención de la isla y de que manera lo ha reflejado en el libro?

“El personaje protagonista se llama Idaira Bethencourt, que es una joven que lucha mucho por sus sueños para demostrar que es una periodista que trabaja con tesón sus historias. Es decir, que no solo es una mujer atractiva sino que también cuenta con una cabeza muy bien amueblada, es inteligente y tiene muy claras las cosas. A los dieciocho años decide marcharse de la isla para viajar a la península donde desarrolla su carrera y a partir de ahí se va a encontrar con otro modelo de vida y una serie de obstáculos que intenta vencer recordando los agrestes paisajes de su isla natal. En Madrid vive una historia de amor con un fotógrafo, que la acompaña para conocer su isla, que es su motor, la fuente de energía que hace que siga adelante y supere los fregados en los que se mete”.

- No he tenido la oportunidad de leer la novela así que no sé si ha intentado jugar con la manera que tenemos de hablar en Canarias.

“Sí, sí que lo he hecho. Por ejemplo, cuando Idaira se relaciona con sus hermanas usa el trato de usted pero cuando está en Madrid se le contagia el vosotros. Juego con ese elemento para señalar al lector de donde viene Idaira y definirla con más personalidad”.

- Me cuentan que es una novela negra, ¿cuál es su interés por este género?

“A mi me viene más por el cine porque soy un cinéfilo confeso. He visto muchas películas norteamericanas clásicas, aquellas de los años 40, y a raíz de esas películas y combinarlo con la lecturas de novelas de Dashiell Hammett y James M. Cain y de algunos autores contemporáneos, si algo me gusta del género es que exige mucho al lector ya que cada detalle cuenta, te obliga a que no te despistes. Por ejemplo, si Idaira es zurda, que ese elemento adquiera su importancia en la trama”.

- ¿Habrá más novelas de Idaira?

“El final de la novela lo dejo cerrado pero siempre hay margen para poder seguir la historia. Creo que podemos tener flash back o continuar la historia con un personaje que proceda de algunas de sus relaciones. De momento no estoy preparando nada pero no lo descarto, la puerta no está cerrada”.

- ¿Fue difícil meterse dentro del cuerpo de una mujer?

“Fue un desafío, un reto el hecho de jugar a intentar pensar como no pensamos las personas del otro sexo. De todas formas, creo que lo importante era situar a la protagonista en el escenario y comenzar a desmontar todos los tópicos que tenemos en la cabeza en torno al típico detective que suele tener muchos vicios y pese a todo resuelve casos que son como rompecabezas. A mi me atraía hacer otra cosa, y por eso mi personaje es una mujer con todas las trabas a las que se enfrenta una mujer hoy día y que en su caso poco a poco va superando”.

- Y sus lectoras qué le dicen, ¿ha superado la prueba?

“De momento las críticas han sido positivas, sobre toda la de las mujeres. Algunas me han dicho incluso que describo de manera certera la psicología de una mujer porque Idaira reflexiona mucho para superar sus inseguridades”.

- ¿Idaira está inspirada en un personaje real?

“No en alguien concreto. Soy periodista e Idaira recoge muchos elementos de mujeres a las que he ido conociendo a lo largo de mi vida profesional. En este sentido, es un poco el resultado de todas ellas, sobre todo las que trabajan en televisión que son mucho más que un rostro bonito que nos presenta las noticias”.

- ¿Y el título?

“El título de la novela tiene su trampa porque ella quiere demostrar que además de guapa es una mujer inteligente, que sabe manejarse sola”.

- ¿Se trata de una novela que tenía estructurada o se dejó llevar por la improvisación?

“Soy de los que escriben con brújula. Es decir, que sé hacia donde me dirijo. Tengo muy claro cuál es el final porque me gusta planificar todo lo que sucede, solo que a veces me sorprendo con el ¿qué va a pasar ahora? Mi método de trabajo es un desorden dentro de un orden, no sé si me explico”.

- ¿Cuánto hay de negro y criminal en la novela?

“Sin ser una novela muy técnica a nivel de contar cómo es la investigación sí que tiene personajes que van en esa líneas aunque más que una novela negra me gusta decir que se trata de una novela psicológica”.

- ¿El hecho de ser periodista le condicionó a la hora de escribirla?

“Pienso que nadie puede escapar de sus propias vivencias y, en este caso, el hecho de que sea periodista se puede apreciar con la seguridad con la que describo ciertos espacios que conozco como son las redacciones. En este sentido, el periodismo sí me influyó y de manera positiva”.

- Antes de esta novela publicó un libro de entrevistas que lleva por título Perdón, por favor, gracias.

“Efectivamente se trata de mi primer libro y el título obedece a las palabras que más he utilizado para conseguir entrevistas y acreditaciones. En cierta manera, no deja de ser un libro en primera persona en el que cuento experiencias durante mi trabajo como periodista y gracias al cual he tenido la oportunidad de entrevistar a mucha gente a la que admiro. Esto es lo mejor de este trabajo tan mal pagado. Perdón, por favor, gracias me gusta mirarlo más como un manual para jóvenes periodistas”.

- ¿Y cómo ve ahora a los chico de la prensa? Lo pregunto porque se ha pasado al otro lado de la línea.

“Es una pregunta difícil de responder porque la prensa es un sector que se encuentra en constante transformación y a veces resulta extremadamente dificultoso adaptarse a esos cambios. Cuando estudié Periodismo nadie podía imaginarse esto de las redes sociales y que ahora es fuente de empleo porque demanda enormes cantidades de contenido. Creo que el periodismo está en crisis en el sentido de que no sabe adaptarse y ha terminado por claudicar ante estos formatos”.

- ¿Nueva novela a la vista?

“Por mi cabeza hay una historia rondando y estoy escribiendo con Víctor González más como hobby una obra de teatro que esperamos presentar en Barcelona. Procuro combinar trabajo y escritura porque es lo que estimula ese músculo tan preciado que es el cerebro y del que Idaira tiene mucho”.

– ¿Pero volverá a Canarias en próximos títulos?

“En principio no pero eso no quiere decir que en el algunos capítulos haya algún homenaje a las islas porque me gusta acordarme de los lugares que me han inspirado mucho”.

- ¿Y seguirá insistiendo en el género, en la novela negra y criminal?

“En mi caso digamos que me siente más cómodo si se me reconoce como un escritor de novelas de misterio”.

Saludos, el eco, desde este lado del ordenador

El Bajío, una novela marinera de Marcos Cova

Marzo 14th, 2024

Ha sido realmente una sorpresa encontrarme con una novela como El Bajío (Ediciones Aguere/Idea, 2024), de Marcos Cova porque en contra de la tendencia actual de los escritores que comienzan, que es la de publicar novelas demasiado generosas en páginas, Cova nos cuenta su historia, sus historias, en apenas un centenar, páginas que no tienen desperdicio y sí su razón de ser. Páginas que poseen la capacidad de proponer un gran fresco de dos localidades, como son la de Punta del Hidalgo y San Andrés, en La Laguna y Santa Cruz de Tenerife, respectivamente, así como la de algunos de los vecinos que aparecen y desaparecen en este libro singular que no pretende innovar nada sino contar varias historias.

En esta novela “canaria” (obsérvese el entrecomillado) aparecen varios personajes que están hábilmente trazados, comenzando por Gregoria, una fuente de sabiduría popular y en la que descansa la memoria de un lugar sacudido por las desgracias y en el que es necesario adaptarse para sobrevivir. La historias que irá contando esta señora que ha dedicado su vida a la venta de pescado fresco, nos revela una existencia marcada por las dificultades y “las injusticias”, largo monólogo que a ratos es interrumpido por otros para volver a retomarlo en una serie de fragmentos con los que va armando un relato “realista” y de otros tiempos que a su vez nos lleva a una serie de historias que van conformando el cuadro de una localidad en la que el mar es una presencia continúa y no solo como espacio en el que salen a la mar los pescadores sino también sujeto a caprichos imprevistos que impone el tiempo, siempre inconstante.

Estas historias saben así a sal,y dejan una huella profunda entre los que conocieron cómo era la Punta y San Andrés en un lejano pasado que por fortuna continúa presente en la memoria gracias a novelas como ésta ya que si hay una reivindicación, una reclamación, ésta se ramifica en numerosos relatos que a su vez nos cuenta la historia de otros vecinos de ese Bajío donde habita la protagonista, que es el astro a través del cual gira todo un sistema planetario con la forma de hombres y mujeres que si han sacado alguna lección de vida es la de sobrevivir, la de plantar cara a la adversidad.

Entre las grandezas de esta novela destacaría la capacidad que tiene Marcos Cova para contarnos un modo de vida que ha ido desapareciendo paulatinamente con el paso de los años y presentar una galería de personajes muy bien definidos, para nada estereotipos de una geografía que el autor sabe delimitar con exquisita pulcritud.

El Bajío además de narrar relatos de todos ellos, nos muestra en un epílogo que se hace extenso uno de los episodios más trágicos de la vida de San Andrés, como fue la epidemia del cólera morbo de 1893 que asoló este barrio de la capital tinerfeña y que le costó la vida a cuarenta vecinos.

Este capítulo es importante porque nos revela lo duro que tuvo que ser vivir en unas islas que estaban tan aisladas del mundo, y cómo la amenaza de epidemias se cernía con absoluta crueldad en una geografía que junto al fenómeno de la emigración fue esquilmando la población de las diferentes localidades que la estructuraban. Esta circunstancia hace pensar en lo vulnerable de un archipiélago que por aquel entonces vivía en la más absoluta de las pobrezas y en cómo se lo montaban sus habitantes para salir adelante en un medio que, como el nuestro, resultaba por aquel entonces tan hostil, tan dramático.

Esta y otras sensaciones he ido recogiendo tras la lectura de un libro que no va a decepcionar a quien acuda a él con el espíritu de aprender lo mucho que como insulares hemos tenido que aguantar a lo largo del tiempo, y en la extrema pobreza que dominó estas tierras en un siglo pasado que si algo enseñó a quienes habitan en ella fue a sacar la cabeza pese a las dificultades.

El Bajío enseña así que no todo fue fácil sino más bien lo contrario, extremadamente difícil para salir adelante con lo poco que se tenía: ingenio para resolver los imponderables y manos y piernas para trabajar la tierra, cuidar el ganado o lanzarse a la mar para pescar.

Reitero que no esperaba que El Bajío me resultara tan especial, un libro tan necesario sobre todo para los que habitan estas islas abandonadas de las manos de los dioses. Tan necesitada de gente que nos explique lo durísimo que fue sacar adelante a familias enteras que vivían, este es el caso en la novela, en la más absoluta de las indigencias.

LO MEJOR: El retrato que hace de una época en la que nada se le regaló a nadie. La capacidad para mostrar las duras condiciones a las que se enfrentaron los canarios y lo que costó sobrevivir en unos tiempos no tan lejanos.

LO PEOR: No quedan a veces demasiado bien engarzadas a la historia central los relatos que se ramifican a lo largo de los más de XXII capítulos con los que el autor estructura la novela.

Saludos, con aroma a sal, desde este lado del ordenador

Todos tenemos para contar nuestras pequeñas historias sobre la Guerra Civil

Marzo 13th, 2024

Actuo como moderador en un debate que bajo el pretencioso título de Las heridas de la Guerra Civil reúne a tres mujeres que han escrito sendos relatos que se desarrollan en esta época nefasta en la historia de España. Ellas son María del Mar Rodríguez, Concha de Ganzo y Guadalupe González Taño. Sus libros son, respectivamente, La tuerta, Retrato en la pared y El último alzado, todos títulos de los que ya nos hemos hecho eco en este mismo su blog El Escobillón.

La sesión tuvo lugar el domingo pasado, 10 de marzo, en una sala repleta de cuadros que representan escenas históricas en el Museo Municipal de Bellas Artes de la capital tinerfeña, un pequeño pero agradable espacio que reunió a un nutrido grupo de personas interesadas en escuchar lo que les iban a contar estas tres mujeres.

María del Mar Rodríguez ubica La tuerta en plena postguerra y un escenario reconocible aún para los que habitan en la capital tinerfeña, la calle de Miraflores, antes conocida como de “las chicas”, y centro de prostitución que el crecimiento de la ciudad ha ido devorando. Es decir, que de calle de las putas hoy ya no queda casi nada salvo resistentes que todavía hacen la esquina.

Retrato en la pared
es una novela construida a base de relatos donde Concha de Ganzo nos cuenta la historia de varios hombres y mujeres nacidos en las islas que por causa de la guerra se vieron combatiendo a un lado de la trinchera en las desgarradas tierras de España. En este libro, la escritora y periodista nos desvela también el destino de Isabel Piñero, quien fue la mujer de Miguel Campos, preso, más tarde combatiente y tras finalizar la guerra, militar enrolado en La Nueve, la unidad formada por republicanos españoles que luchó en la II Guerra Mundial con el uniforme de la Francia libre.

El último alzado es una novela que recrea la azarosa vida de uno de los abuelos de la escritora en Garafía, La Palma, cuando se produce el alzamiento nacional. En su día elogié mucho esta obra porque va directa al grano y no termina de caer demasiado en el maniqueísmo que envuelve a todas las historias relacionadas con la Guerra Civil.

Durante la conversación, con un solo micrófono que pasaba de mano en mano para que las invitadas y el moderador se hicieran escuchar, se narraron historias muy tristes, que ponen la piel de gallina, y se insistió en la gran victoria del miedo en la sociedad canaria de aquel entonces. Una sociedad en la que apenas hubo respuesta a los golpistas y que tan bien relató José Antonio Rial en Tiempo de espera, que se desarrolla en julio de 1936 en Santa Cruz de Tenerife y en la que se explica la razón del porqué las izquierdas no reaccionaron a la toma del poder de los militares rebeldes.

Al margen de cuestiones políticas, la charla estuvo en general bastante bien. Se contaron anécdotas familiares y de cómo marcó a familias enteras que se estuviera en el bando perdedor como ganador en aquella contienda de cabestros.

Me di cuenta que si uno ha nacido en esta tierra, vamos a seguir llamándola España, todos, absolutamente todos tenemos una historia que contar de aquellos hechos. Historias que pasan de generación en generación donde se cuentan las cosas que hizo el abuelo cuando la guerra… Aunque esas cosas vayan tomando un aire legendario a medida que pasan los años.

En mi caso recordé, mientras las tres mujeres narraban sus relatos sobre la guerra y la post guerra, que aquí mismo, en Tenerife, mi abuelo fue preso por masón y mi tío abuelo anarquista desaparecido en el mar, frente a la costa de San Andrés. Soy consciente que los dos han adquirido la dimensión de mitos en mi cabeza y que lo que creo que fueron no se corresponde con la realidad. En este aspecto, me gustaría que existiera una máquina del viento para viajar a julio del 36 y observar cómo reaccionaron de veras, cuánto miedo tuvo que devorarles por dentro… El increíble y sonoro silencio que tuvo que escucharse en la barca en la que tiraron al mar a mi tío abuelo, padre reciente y que dejaba una viuda demasiado joven y a la que conocí ya mayor con el rostro repleto de arrugas, una mirada muy triste y una inocencia con olor a campo que me acompañará mientras viva.

Por eso no me llamó a sorpresas que en el turno de preguntas el público más que preguntar soltara largos monólogos emocionados recordando lo que su abuelo hizo cuando la guerra. Todos, para mi sorpresa otra vez, en el bando que perdió aquel conflicto que enfrentó a hermanos contra hermanos.

Es verdad que Guadalupe González Taño parecía que no quería soltar el micrófono cuando caía en sus manos, “eso es porque soy política”, dijo, pero no sé yo. También que Concha de Ganzo subrayó la investigación periodística que desarrolló cuando escribió Retrato en la pared explicando que muchos de los canarios que combatieron con el uniforme de los rebeldes en la península no es que fueran fascistas sino gente normal y corriente a los que la guerra cogió en el lado equivocado y que María del Mar Rodríguez pone voz a quienes no la tuvieron, las mujeres de la calle que hicieron cualquier cosa por sobrevivir.

Saqué varias conclusiones de esa charla que tuvo lugar una mañana de domingo. La primera es que todos tenemos una historia que contar de aquella guerra. La segunda es que las mujeres vivieron también otra guerra dentro de aquella guerra y la tercera es que el miedo que se implantó una vez pacificado el archipiélago todavía sigue vivo en alguno de nosotros. Como si observáramos con miedo una realidad que esconde detrás delaciones y recelos. Delaciones y recelos que vivieron los que fueron represaliados en esta islas donde los otros no tuvieron oportunidad de devolver el golpe.

Me extrañó que una de las preguntas que se plantearan, una de las pocas preguntas que se plantearon, viniera a decir algo así de que a él no le enseñaron que la guerra también sacudió este archipiélago que por apacible resulta a veces tan idiotizado. Pensé, cuándo escuché esa cuestión, que en qué familia había nacido ese muchacho de barriga generosa. O bien que su propia familia había silenciado lo que sufrieron sus ancestros cuando a los españoles nos dio por darnos de garrotazos.

En fin, que el domingo pasado no fue un domingo cualquiera sino un día en el que constaté algo que sabía de hacía tiempo pero que no me había puesto a valorar con cierta seriedad y es que todos somos descendientes de aquel horror indistintamente el signo político al que se oriente. Que todos, en definitiva, tenemos para contar nuestra pequeñas historia de la Guerra Civil.

Saludos, viento, desde este lado del ordenador

Werner Herzog, memorias

Marzo 12th, 2024

Dentro de lo que se conoció como nuevo cine alemán hubo tres nombres que se convirtieron además de abanderados de aquel movimiento en la santísima trinidad de una forma de entender el séptimo arte muy centroeuropea pero también refrescante tras la ola rupturista de la nouvelle vague francesa y del free cinema británico. Los cineastas que formaron parte de los tres lados de este triángulo equilátero fueron Rainer Werner Fassbinder, Win Wenders y Werner Herzog.

La cinematografía de Fassbinder se ha ido diluyendo con el paso de los años. Gran parte de culpa la tiene una muerte temprana aunque dejó tras de sí una filmografía rompedora y muy polémica que pide a gritos su recuperación en estos tiempos tan dormidos que vivimos. Win Wenders continúa rodando películas, alguna de ellas con el apoyo del “amigo americano”, amigo éste que también ha respaldado el cine de Herzog, cineasta que publica sus memorias en España de la mano de la editorial Blackie Books y que llevan por título Cada uno por su lado y Dios contra todos.

Se esté iniciado o no en el cine de Werner Herzog me atrevería a recomendar estas memorias porque son casi tan intensas como sus películas. El libro sirve además para repasar la experiencia en la vida al aire libre que lleva desarrollando este hombre desde que nació en un pueblito de la Alemania profunda, así como la estrecha relación que mantuvo con escritores del fuste de Bruce Chatwin (quizá uno de los capítulos más hermosos que forman parte de estos recuerdos) así como el escritor sudafricano J.M. Coetzee.

Se echa en falta en la edición de Blackie Books fotografías que ilustren algunos de los momentos que narra el cineasta aunque es probable que la que apareció en su día en alemán también careciera de ellas porque, pese al profundo ego que marca la vida y la obra del director de Aguirre, la cólera de Dios, todo hace indicar que es bastante pudoroso en dejarse ver. También noto en falta un índice onomástico porque son muchos los nombres que aparecen en este libro que es como la gran vida aventurera de un hombre de montaña que terminó haciendo cine sin que nos dé explicaciones muy concretas para despejarnos la duda. Se reitera, de todas forma, que pese a estas incomodidades, las memorias de Herzog se leen muy bien y que no hace falta ser un especialista en su cine y en su literatura para sumergirse en las páginas de un retrato que no tiene demasiadas cosas íntimas acerca de un hombre al que le gusta caminar y escalar montañas.

Así que el cinéfilo que se acerque a este libro que sepa que no va a encontrar todo el cine que buscaba de Herzog pero sí interesantes reflexiones y la oportunidad de leer partes de su diario íntimo así como textos que escribió y dejó abandonado en cuadernos que ahora recupera para añadirlos a este retrato de un hombre que se empeña en asegurarnos que mira de frente a la vida.

Aviso para los que buscan chismes con o sin altura moral, habla, claro que habla, pero no demasiado mal de la némesis del memoralista, el actor Klaus Kinski, a quien consagró en varias de sus película entre otras la ya mencionada Aguirre, la cólera de Dios y también en Nosferatu, donde interpreta al cadavérico príncipe de los vampiros así como a quien dedicó el documental Mi enemigo íntimo. Kinski hace lo mismo, bien es verdad que con algo más de sangre, en su deliciosa autobiografía Yo necesito amor, y en la que nos describe a un egomaníaco Werner Herzog que nos muestra ahora en su autobiografía su alma también egomaníaca así que la relación entre estos dos, actor y director, tuvo que ser como un choque de trenes a gran velocidad.

Al margen de esta discordia, que como se ha dicho no explota en estas páginas, Cada uno por su lado y Dios contra todos no deja de ser un atractivo retrato de un hombre que parece que se confiesa en estas páginas. Lo interesante, además de lo que cuenta de algunas de sus películas (Fitzcarraldo, entre otras) es la gran pasión que siente por caminar por senderos que no son para todos los públicos y la de filmar con su cámara situaciones tan extremas como un oso pardo con ganas de comer o acercarse a la boca de un volcán en erupción. De estas dos experiencias salieron dos película muy de Herzog que nos hizo olvidar a los que seguimos su desde el inicio de los tiempos que es un cineasta que se mueve muy bien tanto en el territorio de la ficción como del documental, lo que hace que su filmografía resulte tan rica como variada. Nos hace olvidar de paso, su paso por el cine americano donde ha participado como actor en alguna que otra película así como director en, entre otras, la muy fallida Teniente corrupto, remake poco afortunado del título que rodó Abel Ferrara.

Saludos, se dijo y se dice, desde este lado del ordenador