Los giros del destino, una novela histórica sobre la conquista de Gran Canaria de Mariano Gambín

Miércoles, Enero 10th, 2024

Tras doce novelas dedicadas a Ariosto y compañía y con signos visibles de continuar con los personajes que debutaron hace ya unos años en Ira Dei, la madre de todas las batallas, el abogado e historiador Mariano Gambín da un giro de noventa grados en su producción literaria para abordar ahora la novela histórica con un hecho que conoce muy bien como fue la conquista de la isla de Gran Canaria.

Bajo el título de Los giros del destino (Oristán, 2023) lo que se presumía un atractivo relato sobre este hecho transcendental para el archipiélago canario no termina de redondearse por sus ambiciones. El lastre era demasiado denso y sus dimensiones colosales: resumir casi tres décadas de Historia en unas 600 páginas que podían haber sido el doble si se hubiera aumentado el cuerpo de la letra.

Con todo, el esfuerzo titánico ha valido la pena. La recreación de época está muy conseguida y en la novela aparecen prácticamente los protagonistas principales, europeos y canarios, que participaron en aquel capítulo de la Historia. Un capítulo que si se ve desde nuestro tiempo adquiere significados en los que se mezclan épica y bajeza aunque como ya se sabe cualquier mirada al pasado está deformada por la leyenda. Y leyenda, lo que es leyenda, poca es verdad que hay en este libro que ha procurado –y así lo explica Gambín en una nota final– aproximarse fielmente a lo que registran las crónicas y la Historia sobre el enfrentamiento entre canarios y conquistadores. Esta fidelidad resulta a la postre un poco como de bache ya que deja menos espacio a la ficción.

El protagonista de Los giros del destino es un personaje (como otros tantos) resultado de la imaginación del autor pero no tiene demasiado peso protagónico en el libro ya que lo que le interesa a Gambín es novelarnos ese pedazo de la Historia de Canarias más que las contradicciones que lleva dentro Lorenzo, el protagonista, un hombre de “orígenes oscuros” a través del cual se invita al lector a adentrarse en el relato.

Lorenzo se disuelve pronto en los distintos fragmentos que arman como un rompecabezas el libro. Casi pasa a ser una sombra en la novela que cuenta el antes, durante y después de la conquista de Gran Canaria en orden cronológico. Comienza en 1469 y termina en 1483. Un amplio arco temporal que maneja con soltura de historiador el autor de El círculo platónico.

A todo esto se suma una enorme galería de personajes reales que participaron en la conquista. Los personajes reales resultan así más próximos e interesantes que los ficticios quizá porque uno conoce algo de la existencia de la mayoría de ellos como Alonso Fernández de Lugo (me pregunto las razones que no se haya escrito aún una biografía rigurosa sobre este sujeto) pero agradezco que no haya estatuas en las dos islas que conquistó que lo recuerden. Fue un producto de su tiempo, y como tal manejó con habilidad tácticas basadas en la mentira y en la traición, algo muy común ahora y entonces. Otro personaje real que aparece en Los giros del destino es Beatriz de Bobadilla, que cuenta por cierto con una excelente novela biográfica de Carlos Álvarez. Otros personajes “reales” que reviven en la novela son Pedro de Vera, Doramas, Bentejuí hasta llegar a los mismísimos Reyes Católicos, entre otros.

Mariano Gambín juega con estos y otros elementos y es tal la riqueza de escenarios, personajes, acciones que obliga a una lectura atenta para no perderse entre tanto nombre. Consciente de ello, el autor añade un quién es quién para recordarle al lector quién es quién.

Todo este edificio, montado con habilidad aunque con zonas algo inestables estructuran la arquitectura del libro, de este voluntarioso y sacrificado intento de novelizar la conquista de la isla de Gran Canaria.

De momento, soy de los que espero que Los giros del destino funcione y tenga el recorrido que se merece entre los lectores ya que si es así, tendrá continuaciones. Novelas en las que Gambín narrará en esta misma clave la conquista de La Palma y Tenerife, en las que intervino como capitán ese Alonso de Lugo que necesita de una biografía en la que podamos verlo con perspectiva histórica. De hombre, ya se dijo, producto de un tiempo que no tiene nada que ver con el nuestro.

Leo Los giros del destino no como una novela histórica sino como un libro de historia novelizada que está escrito para toda clase de públicos. Se aprende historia y se conocen a los hombres y mujeres que participaron realmente en aquella epopeya. La portada del libro ya anuncia que esta empresa no resultó nada fácil y que costó numerosas víctimas en ambos bandos.

El interesado por la Historia, con H mayúscula, va a encontrarse con un libro notable, que resume en cada uno de sus capítulos la compleja organización con que se financió y armó la conquista de este diminuto archipiélago atlántico. Incide también en el choque de culturas de ambos mundos. Los miedos y las sospechas con que fueron recibidos los extranjeros por los que ya vivían en estas islas rodeadas por el plácido mar de la ignorancia hasta ese entonces.

Es loable el esfuerzo que ha hecho Mariano Gambín en Los giros del destino pero no dejo de preguntarme qué hubiera resultado si el escritor hubiera apostado más por la ficción y menos por el siempre constreñido corsé de la Historia. De lo que se sabe de aquellos hechos que significaron la derrota de una “raza que nació en la Historia para vivir en la leyenda”.

LO MEJOR: El esforzado trabajo de reconstrucción histórica, la obsesión por no caer en maniqueísmos tan del gusto de nuestra literatura guanche

LO PEOR: Que la ficción de Mariano Gambín se diluya entre tanto personaje histórico y escenario, que van desde la península ibérica a las islas Canarias

Saludos, érase una vez…, desde este lado del ordenador

Mariano Gambín: “Tenesor Semidan es un personaje que exige una revisión histórica”

Martes, Noviembre 28th, 2023

Los giros del destino demostrará a los que pensaban lo contrario que Mariano Gambín es un autor que también arriesga. Tras su exitosa serie dedicada a Ariosto y compañía que desde la publicación de Ira Dei ha continuado en once novelas más, se atreve ahora con una historia que no tienen nada que ver con los misterios anteriores. Los giros del destino (Oristán, 2023) se desarrolla durante la conquista de Gran Canaria.

Novela muy atada a lo que se conoce cómo sucedió, en Los giros del destino intervienen personajes como los Reyes Católicos, Alonso de Lugo, Beatriz de Bobadilla y los canarios Tenesor, Egonaiga, Maninidra, Aymedeyacoan, Tasarte y Abenchara, entre otros, para componer un ambicioso mosaico en el que se detalla casi paso a paso lo que aconteció en una isla no tan perdida del océano Atlántico.

- Con Los giros del destino da un giro de 180 grados a su carrera como novelista, ¿le costó desembarazarse de Ariosto y compañía?

“Ariosto y familia siguen estando muy cerca, y habrá más aventuras de ellos en breve. El caso de Los giros del destino es como ocurrió con las dos novelas del Sahara, donde el protagonismo recayó en la arqueóloga Marta Herrero. De vez en cuando a un escritor le apetece salir de su zona de comodidad y explorar nuevos territorios”.

- ¿Por qué centrar la novela en la conquista de Gran Canaria?, ¿qué tiene de particular esta campaña?

“Como historiador, la conquista de Gran Canaria siempre me causó un gran interés. Es la primera vez que los castellanos del siglo XV se enfrentan a un enemigo que no es el musulmán. Es la historia de una resistencia heroica, que llevó a unos guerreros de finales de la Edad Media, con un armamento más sofisticado, a tropezarse con unos indígenas astutos que hicieron de la orografía su mejor arma. Es la campaña más larga realizada por los Reyes Católicos, y duró cinco largos años. La guerra de Granada, coetánea a esta conquista de Gran Canaria, duró diez años, pero cada campaña comenzaba y terminaba el mismo año. En la isla canaria las hostilidades fueron continuas. Fue una situación extraordinaria y muy singular”.

- ¿Los giros del destino pueden desembocar en una nueva serie? Si es así, ¿cómo la ha planificado?

“De momento voy a esperar a ver cómo recibe el público la novela. Si la experiencia es buena, me plantearía seguir con la historia, porque sigue, y de modo muy interesante con la conquista de las islas de La Palma y Tenerife diez años después. Tendría la ventaja de poder utilizar muchos de los personajes que aparecen en Los giros del destino”.

- Uno de los protagonistas de la obra es Fernando de Guanarteme, el gran traidor para unos, ¿cómo lo entiende usted?

“Como ocurre con determinados personajes históricos, algunos han sufrido una injusta leyenda negra. Tildar de traidor a Tenesor Semidan es demasiado simplista, e implica desconocer la Historia de la conquista. Desde mi punto de vista fue una persona que buscó evitar que masacraran a su pueblo, lo que podía ocurrir tarde o temprano. Su intervención propició la supervivencia de los indígenas canarios y ha sido determinante para que la sangre de aquellos fieros defensores de su tierra haya llegado a sus descendientes de hoy día. Es un personaje que exige una revisión histórica que lo saque de la estrecha y tendenciosa consideración a la que algunos lo han sometido”.

- ¿Y Alonso Fernández de Lugo?

“De igual manera, también tiene su leyenda negra, tal vez menos inmerecida por lo que pudo ocurrir años después. Pero en la conquista de Gran Canaria era solo uno de los capitanes que destacó por su valentía en la torre de Agaete. En esta novela no es un personaje que genere ningún conflicto más allá de sus actuaciones militares”.

- Una de las mayores preocupaciones de la novela es mantener un tono neutro, describir unos hechos donde no hubo ni buenos ni malos… ¿Por qué personaje siente mayor simpatía y mayor antipatía?

“He tratado a los personajes históricos, tanto de un bando como de otro, con la mayor imparcialidad posible, que es lo que se merecen. Trato de explicar lo ocurrido, no de justificarlo. Para descender a simpatías y antipatías he creado personajes ficticios que se desenvuelven en los episodios de la conquista y que llevan buena parte del peso de la trama de fondo. Son ellos quienes se ganan o no mis simpatías”.

- ¿Ha sido difícil recrear la vida de los primeros canarios?

“Dada la lejanía en el tiempo y los pocos registros que nos han llegado de su forma de vida, es muy difícil hacer una descripción exacta y total de cómo vivían, Pero podemos acercarnos bastante a muchas facetas gracias a los estudios de nuestros historiadores. Basándome en ellos he recreado algunos detalles cotidianos de los antiguos canarios, y no solo de su modo de vivir, sino también de su forma de pensar ante la terrible amenaza a la que se enfrentaban con el desembarco de los castellanos”.

- ¿Es correcto decir guanches si me refiero a las poblaciones de otras islas del archipiélago al margen de Tenerife?

“En su época, el término guanche se aplicó solo a los indígenas de Tenerife. Los de Gran Canaria eran denominados canarios por los europeos. Ha sido en los siglos siguientes, sobre todo en época reciente, cuando se ha ampliado el término a todos los indígenas prehispánicos del Archipiélago, pero entiendo que es una generalización inexacta y basada en la originalidad del término, que hace reconocible fácilmente la imagen de los primeros habitantes de Canarias”.

- ¿Qué fuentes documentales consultó?

“Todas las que están publicadas. Crónicas, Historias del siglo XVI, documentos de la época y estudios arqueológicos y antropológicos modernos. Es un tema que tiene multitud de fuentes, y en ocasiones narran sucesos contradictorios entre ellas. En estos casos he tenido que decidir por la solución que me pareció más creíble y lógica”.

- ¿Para cuándo una novela que se ambiente durante los primeros años de las islas ya conquistadas?

“El interés por los primeros años tras la conquista no decae con el fin de la campaña militar. Ocurrieron muchas cosas después en las que se vieron involucrados varios de los personajes que aparecen en esta novela. Estoy seguro que pueden dar mucho de sí. Lo que hay que tener claro es que los pobladores europeos que convivieron con los canarios en aquellos años eran hijos de su tiempo, con otra mentalidad, con otras costumbres muy distinta a las de hoy día, y no podemos caer en el error de verlos con nuestros ojos del siglo XXI. Era una sociedad de frontera, con todo lo que ello conlleva. Si los americanos han sido capaces de sacar partido a su Salvaje Oeste, aquí podríamos hacer otro tanto sin mayor problema”.

- ¿Y diferencias, si las hubo, entre canarios y guanches?

“Entramos en terreno de estudios históricos, no de la novela. Tenemos muy buenos especialistas académicos en el mundo indígena prehispánico canario y a ellos hay que referirse. De sus investigaciones se desprende sin género de dudas que la sociedad y la cultura material de los canarios estaban más desarrolladas que la de los guanches tinerfeños. No obstante, tenían muchos puntos en común debido a un mismo o muy similar origen. De hecho, podían entenderse. Don Fernando Guanarteme actuó como intérprete con el mencey de Anaga”.

- ¿Qué licencias históricas se ha permitido en la novela?

“Muy pocas, ya que he tratado de respetar al máximo los hechos históricos que aparecen en las crónicas e historias de la época. En ocasiones, he colocado algún episodio en un momento histórico determinado porque me ha parecido más lógico en función del desarrollo de la trama. Pero no he omitido ninguno. Ya he comentado que no siempre lo que nos cuentan esas crónicas es creíble al cien por cien. En contadas ocasiones hay que aplicar algo de crítica histórica”.

- Usted que es un experto en la materia ¿qué ha descubierto nuevo o que al menos le sorprendiera de la conquista de Canarias?

“Los hechos ya vienen narrados en los textos históricos y muy pocos documentos con datos novedosos han aparecido en los últimos años. Lo que se puede aportar es una reinterpretación de algunos episodios. Lo que sí me ha sorprendido es conocer de cerca algunos lugares de Gran Canaria donde se desarrollaron acontecimientos determinantes y que desconocía. La orografía de la isla es impresionante. Imaginar cómo podían moverse por esos riscos tanto canarios como castellanos es fascinante”.

- ¿Desde cuándo acariciaba la posibilidad de escribir una novela de estas características y cuánto tiempo le llevó escribirla?

“Fue una idea de hace un par de años y ese ha sido el tiempo que he tardado en escribirla, aunque no siempre de modo continuo. Entre medio surgió La torre encantada, mi última novela de misterio, y que nació casi con un descanso de la novela histórica”.

- ¿Qué aporta su novela a otras novelas que se desarrollan en este mismo periodo?

“La respuesta a esa pregunta deben darla los lectores. Yo no debo entrar en comparaciones. Lo que sí puedo asegurar es que en mi novela van a encontrar muchos detalles inéditos de la vida cotidiana de la época. No solo en Gran Canaria, sino también en otras ciudades y lugares de la Castilla peninsular. Porque en Los giros del destino hay muchísimos capítulos que cuentan lo que ocurría en la Península durante la conquista de Gran Canaria y la contextualizan mejor, y eso creo que es una novedad”.

- ¿Hubo algún capítulo que le resultara especialmente difícil de escribir?

“Tal vez aquellos en los que las descripciones de los hechos que nos han llegado son demasiado breves. Hay que suplir la falta de datos con los estudios históricos, y cuando estos tampoco llegan, con algo de imaginación. Pero poca, que conste”.

- ¿Cómo cree que nos han contado a los canarios actuales la conquista?

“Es indudable que los textos de la época que han pervivido cuentan la historia del vencedor, que es quien la escribe. Otra cosa son las historias creadas en los siglos posteriores a partir de esas crónicas primarias y que han interpretado con mayor o menor fortuna los acontecimientos del pasado. La visión subjetiva del historiador siempre aparece en las historias de los siglos XVI a XX. Las opiniones de historiadores clásicos han determinado el modo en cómo se nos ha contado la conquista.

Es labor del historiador actual revisar esas visiones anteriores y reescribir la historia del modo más riguroso posible según los datos de que dispone.

Lo contrario sería dejarse llevar por falsas creaciones históricas basadas en leyendas, mitos, o en meros intereses políticos que ningún favor hacen a la Historia de nuestra tierra”.

Saludos, esferas, caramelos, cielo, desde este lado del ordenador

La torre encantada, una novela de Mariano Gambín

Lunes, Diciembre 19th, 2022

Mariano Gambín, con doce novelas ya publicadas, se ha convertido en un autor de referencia para aproximarnos al thriller canario escrito en Canarias. El escritor conoce las claves en las que se mueve y quizá sea por eso que por mucho que sus libros se parezcan unos a otros, al final el entretenimiento esté asegurado porque ante todo Gambín es un escritor de novelas de entretenimiento, muy alejado de una escritura compleja, que gusta más de la forma en cómo se cuenta que en el qué se cuenta.

Dicho esto, nada nuevo bajo el sol con su libro doceavo correspondiente a la serie que coprotagonizan Ariosto y su leal guardaespaldas Olegario, la intrépida periodista Sandra Clavijo, la arqueóloga Marta Herrero y el inspector Galán de la Policía Nacional, y que lleva por título La torre encantada. Con esto, se quiere decir que la nueva novela de Mariano Gambín reúne todos los ingredientes que lo convirtieron en una de las voces literarias más leídas del archipiélago tras su trilogía Ira Dei, un universo que casi parece que se mueve por sí solo y del que el mismo escritor ha intentado distanciarse en al menos dos novelas, El viento del diablo y El oro de Mauritania, esta última probablemente el libro más alejado del mundo Ariosto/Sandra/Marta/Olegario/Galán, al ser una novela digamos que muy apartada de la línea oficial que ha hecho conocido a su autor, quien por una vez se decantó por una trama internacional de altos vuelos en las que los protagonistas habituales de la serie Ira Dei apenas aparecían en sus páginas.

La torre encantada es una vuelta a los orígenes, una novela que sí se ajusta a la dinámica establecida por las anteriores de la saga. Es decir, que hay un misterio lagunero y una búsqueda, la del tesoro del legendario corsario Amaro Pargo, un personaje cuya vida real se confunde con la leyenda. En el libro también se encuentra un objeto de devota veneración religiosa que ha desaparecido de la iglesia de La Concepción y a cual se le atribuye poderes para sanar; una sociedad ocultista que no tiene demasiado de sociedad ni de ocultista (los masones asoman también la cabeza, pero la asoman con la discreción que los caracteriza) y una red de espías rusos que andan tras el venerado objeto religioso en una isla que, en manos de Mariano Gambín, se convierte en territorio de acción y de suspense.

Con esta fórmula, el escritor cocina una novela a lo Ira Dei y los resultados no decepcionan. Ni a sus seguidores ni a los que lleguen de nuevas a la serie ya que una de sus características es que con independencia del orden cronológico que marcan los libros, el lector se puede iniciar en estas aventuras con cualquiera de ellos, doce libros que, hasta la fecha, construyen un imaginario lagunero de misterio aunque personalmente recomendaría que se comenzase por la primera, Ira Dei, por ser la que dio origen a este curioso y atractivo fenómeno literario canario.

Si se han leído las anteriores novelas de la serie se notará que el escritor se siente cada vez más suelto y seguro con ellas. Y como pasa con las anteriores, si hay un personaje de “los buenos” oficiales que destaca en ésta por encima de los otros es Olegario, de quien el escritor nos da algunas pinceladas de su pasado. Tan cómodo se siente Gambín transitando por estas historias de misterios laguneros y ocasionalmente santacruceros (es más que probable que amplíe el radio de acción a otras localidades en futuras novelas) que en su empeño por dar credibilidad a estos relatos no duda en añadir elementos de nuestra realidad como fondo en sus novelas. En las que nos ocupa, La torre encantada, denunciando los atascos que se producen en las autopistas de la isla los días laborables y hecho que casi hace responsable en el libro que los héroes de la historia pierdan a los villanos que persiguen.

No es fácil lo que ha logrado construir el escritor a lo largo de esta docena de novelas, y no solo se apunta por el notable éxito que han alcanzado sobre todo en la ciudad de La Laguna, sino por dar identidad a unos personajes que libro a libro se han ido afianzando en sus estereotipos. Se tratan además de novelas extremadamente blancas, en las que el lector no encontrará demasiado drama y sí mucho de comedia, un humor que a veces aparece soterrado pero que se respira a lo largo y ancho de la obra, en especial cuando irrumpen los secundarios que el lector iniciado conoce de libros anteriores como Adela Cambreleng, entre otros. Si hay algún tipo de violencia, esta apenas consume un uno por ciento del relato, ya que éste prefiere profundizar en la investigación, en este caso cruzada (el objeto religioso que “suda”, el tesoro del legendario corsario tinerfeño) pero que convergen al final en un mismo espacio: la iglesia de La Concepción.

En este aspecto, y reconociendo las virtudes y defectos que reúne la novela, como que se tenga la sensación que supera la trescientas páginas más por llenar espacio que porque lo exija la historia, La torre encantada como los otros títulos anteriores del escritor está estructurado en capítulos alternos, todos ellos protagonizados por los diferentes personajes que forman parte del team, del equipo de investigadores que desde Ira Dei están ahí para resolver misterios y a veces, solo a veces, tropezarse con situaciones que parecen que proceden del más allá.

Saludos, misterio, misterio, desde este lado del ordenador

El oro de Mauritania, una novela de Mariano Gambín

Lunes, Enero 10th, 2022

Tras consolidarse como narrador con el ciclo de novelas Ira Dei, que comenzó como trilogía para expandirse a otras nueve obras más, Mariano Gambín se distancia de ese universo y de los personajes fijos que lo protagonizan en El oro de Mauritania (Gociano, 2021), ya que solo aparece (y se escribe bien, aparece) uno de los personajes del grupo protagonista de sus trabajos literarios anteriores, la arqueóloga Marta Herrero, para centrar su atención en una intriga de alcance internacional que se desencadena y se desarrolla en este país africano.

El escritor ya había centrado la acción de una de sus novelas, concretamente El viento del diablo, en este marco geográfico, solo que al norte al desarrollar la trama al sur de Marruecos, ahora el radio de acción se desplaza a Mauritania, que es otro país que conoce bien Mariano Gambín, enfocando la atención en la expedición que financia un multimillonario canadiense de un grupo de arqueólogos de varias nacionalidades que irán custodiados por el ejército mauritano cuando se adentren en el desierto tras las huellas de la tumba de Mansa Musa, rey de Mali que vivió en el siglo XIV, y que está considerado como uno de los hombres más ricos de la Historia. Y cuando se escribe rico, es rico de verdad, tanto, que su vida está plagada de anécdotas donde la verdad se confunde con la leyenda.

Paralelamente a la expedición que parte en busca de la tumba de Musa y del posible y fabuloso tesoro que encontrarán allí enterrado, Gambín tiene la habilidad como en sus anteriores novelas de salpicar la trama con diferentes subtramas que convergen en un final sorpresa. Por las páginas del libro aparecerán y desaparecerán comandos terroristas islámicos, tropas francesas que actúan en Mali, donde intentan equilibrar la balanza de una guerra donde nunca habrá vencedores ni vencidos, así como militares de las fuerzas especiales del ejército de los Estados Unidos de Norteamérica.

Con estos elementos, Mariano Gambín firma un relato que no tiene mucho que ver con los otros diez títulos que configuraban hasta ahora sus bibliografía. Y no solo porque Marta Herrero aparezca episódicamente, sino porque el paisaje en el que se desarrolla la acción no tiene nada que ver con sus novelas del ciclo lagunero y santacrucero, tampoco los protagonistas de la serie. El oro de Mauritania es una novedad en su universo literario, más próximo a la corriente literaria de política ficción anglosajona que a la novela de misterio y acertijos con ligero acento sagrado que puso de moda Dan Brown hace unos años.

Descubro así con El oro de Mauritania a un Mariano Gambín maduro y seguro de sí mismo. Lo que se materializa en una novela eficazmente estructurada, que da saltos capítulo va y capítulo viene, para narrar lo que hacen los protagonistas de su nueva aventura. En este aspecto, y como pasa en la mayoría de sus libros anteriores el escritor tinerfeño tiende al reparto coral de personajes, prestando un poco más de atención en unos que en otros.

Destaca así el multimillonario de origen canadiense Marcel Twain (¿homenaje al escritor norteamericano Mark Twain?) que organiza la expedición y a quien un grupo terrorista islámico quiere secuestrar.

La novela quiere, y lo consigue, entretener al lector. Mariano Gambín conoce muy bien los mecanismos que animan este tipo de literaturas (de aeropuerto, la llaman algunos), y cumple los objetivos porque resulta muy fácil sumergirse en ella y vivir con sus protagonistas no solo la aventura arqueológica sino también la complicada trama geopolítica que los envuelve. La novela mantiene así la velocidad de crucero hasta el final, una velocidad con sus picos hacia arriba que en ocasiones cortan la respiración. El entretenimiento está garantizado.

Esta novela es la tercera donde la acción no se desarrolla en Tenerife. Mariano Gambín ya escogió a algunos de sus personajes para situarlos en otros escenarios como sucede en El viento del diablo y también en Premonición. Fiel a su estilo, El oro de Mauritania cuenta con continuos saltos temporales y la acción se reparte además de en Mauritania, en Bamako, Mali; Yamena, Chad; Lisboa, Portugal; Langley, Virginia, Norteamérica; París y Bayona, Francia, entre otros.

El resultado final es notable. Evoca al mejor Ken Follet, que no es el de las novelas ladrillo tipo Los pilares de la tierra sino el que se sumerge en las aguas siempre turbias de la geopolítica. En este sentido, El oro de Mauritania no va a dejar indiferente a nadie. Es decir, ni a sus lectores como a los que se aproximen por primera vez al mundo literario de Mariano Gambín, un escritor que sabe contar historias y que crece con el paso del tiempo. Y así lo manifiesta en El oro de Mauritania, una novela con músculo y que además de entretener reparte información sobre un país y un continente tan cerca pero sin embargo tan lejos de Canarias.

Saludos, se ha escrito, desde este lado del ordenador

El palacio oscuro, una novela de Mariano Gambín

Martes, Diciembre 22nd, 2020

Mariano Gambín representa uno de los casos más extraños de las literaturas que se escriben en Canarias. Extraño porque irrumpió en el universo literario sin que el resto de sus compañeros de letras lo conociera y extraño también porque con sus primeros libros, los que conformaron la trilogía de La Laguna (Ira Dei, El círculo platónico y La ira de Dios) rompió las expectativas de ventas al menos en Tenerife, convirtiéndose en uno de los autores más vendidos de la isla. Este éxito hizo que reparase en él una editorial nacional que apostó por publicar sus thriller de misterios tinerfeños en el mapa peninsular.

La popularidad de estas novelas han terminado por convertir a los personajes que protagonizaban las tres primeras entregas en una serie que, desde la primera, aparece todos los años y por estas mismas fechas con la precisión de un reloj suizo en las librerías del archipiélago. Con El palacio oscuro (Oristán, 2020) hace ya la décima de una saga que comenzó casi como un juego para Gambín, un juego que ha ido creciendo a medida que se publicaban nuevas novelas del grupo de investigadores que protagonizan estos libros en los que el paisaje de la ciudad de La Laguna así como el de Santa Cruz de Tenerife (que es la ciudad en la que gira la acción de dos o tres títulos de la serie) es igual o más fundamental que los personajes que el escritor hace intervenir en sus historias.

Historias todas ellas documentadas y que sirven de escenario para sus aventuras que discurren en una geografía –La Laguna– a la que rinde emocionado homenaje cuando saca a relucir las grandezas del pasado que recuerdan sus palacios y templos religiosos en el caso de la que fue en su día capital de Canarias.

Mariano Gambín, que afortunadamente permanece al margen de tensiones literarias tan del gusto de ésta como de otras tierras, y como una especie de outsider sigue su camino literario como quien busca su El Dorado. Hasta el momento, ha logrado crear un mundo con señas de identidad en las que se reconoce el lector y unos personajes que, por arquetípicos, funcionan como se espera en unas historias plagadas de misterios y pistas falsas, todas ellas relacionadas con aspectos históricos que Mariano Gambín (también historiador) ordeña con la sagacidad de quien ya se mueve en terreno seguro.
Diez novelas después, se aprecia que Mariano Gambín ha crecido como representante de lo que podría denominarse thriller de misterio con acento de aquí, canario, esas variedad del habla española que no conoce el sonido de la c ni de la z, y que ha adquirido mayor soltura como narrador.

Como en sus anteriores títulos, El palacio oscuro se lee prácticamente de una sentada y añade en algunas de sus páginas códigos QR que permiten la visualización de algunos de los cuadros y escenarios que aparecen en la novela.

No es fácil lo que ha conseguido Mariano Gambín con estos libros. Que llegue a diez títulos es una especie de milagro que debería de celebrarse porque corona la trayectoria de un escritor que se nota que se lo pasa bien con lo que escribe. Que disfruta con los retos a los que somete a sus personajes protagonistas, todos ellos lo suficientemente conocidos por sus lectores, tanto, que casi parece con cada nueva novela que uno se encuentra con un grupo de amigos a los que no veía desde hacía un año.

Uno de los hechos que distingue a Gambín de otros narradores de éstas y otras orillas es que sabe vender sus libros. El palacio oscuro, por ejemplo, es fruto de los meses de confinamiento que vivimos para frenar la pandemia cuando el escritor propuso a sus lectores a través de una cuenta de Facebook cómo y dónde podría comenzar una nueva novela con sus personajes. Una vez publicada, y ajustándose a todas las reglas de protocolo sanitarios que exigen los tiempos, firmó ejemplares quedando con sus lectores en los aparcamientos del Palmétum… Y no firmó ni uno ni dos sino más de una decena… Mariano Gambín, en pocas palabras, sabe vender sus novelas porque tiene además de un afinado olfato comercial, lectores que son leales a sus propuestas literarias. Una propuesta que no se rompe la cabeza por sorprender estilísticamente sino por lo que cuenta, el misterio que plantea y que en El templo oscuro es la búsqueda de un objeto histórico de un inmenso valor que permanece oculto en uno de los más señoriales edificios de La Laguna.

Como los nueve libros anteriores la fórmula de Gambín sigue siendo la misma, la misma que esperan los lectores y la misma con la que el escritor comenzó la saga con Ira Dei, que es la madre de todas las novelas que siguieron.

Escritas con el único objetivo de entretenee, El templo oscuro es a mi juicio es una de las mejores de la serie. Se aprecia que Mariano Gambín ya se mueve por ese universo como Pedro por su casa y que ha ganado contenido en sus descripciones de escenarios y tipos humanos.

El mejor elogio que se me ocurre para definir ésta y las demás novelas es que Mariano Gambín las escribió sin ningún tipo de prejuicios autorales y que se tratan de productos diseñados para sorprender al lector. Y el lector, algo que suelen obviar escritores con pedigrí, autores difíciles y por lo tanto de escaso acceso, es la pieza más importante de la combinación autor más editor más librerías. Sin él, sin ellos los lectores, no existirían de hecho los libros.

Saludos, tiempos extraños, desde este lado del ordenador

Las cenizas del cielo, una novela de Mariano Gambín

Martes, Noviembre 19th, 2019

Mariano Gambín recupera su ciclo de novelas de misterio en La Laguna con Las cenizas del cielo, un título poético para una historia que mantiene la línea de las anteriores: mucha acción y suspense narrado en capítulos cortos. Escrito así parece fácil pero no lo es conseguir lo que consigue, que resulte verosímil además de tremendamente entretenido.

En Las cenizas del cielo se constata así, una vez más, que el autor ya se mueve con absoluta comodidad en el territorio en el que se encuentran sus protagonistas, un grupo variado de personales en el que hay periodistas, policías, arqueólogos y un dandy y su leal servidor, que juntos o por separado se las arreglan para solucionar entuertos.

Los entuertos son otra de las claves de atracción que tienen estos libros para sus seguidores. Entuertos que han encontrado su plenitud en La Laguna y de forma ocasional en Santa Cruz de Tenerife y en los que participan todos con mayor o menos fortuna. De momento, Gambín cuenta con otros dos libros en los que algunos de estos personajes actúan en solitario pero la acción se desarrolla en otros espacios como el sur de Marruecos en El viento del diablo y entre París y Río de Janeiro en Premonición.

En Las cenizas del cielo vuelve a recurrir a La Laguna y sorprende la habilidad que tiene para sorprender mientras explota la Historia de tan noble como palaciega y eclesiástica ciudad, en esta ocasión planteando una intriga en torno a los restos de una Iglesia clave en la memoria lagunera pero cuyo nombre no vamos a revelar por si se tiene interés en leer la novela.

La resolución del caso, las distintas historias que se plantean y que al final confluyan en una sola con mejor o peor fortuna no defraudará a quien por primera vez se entregue a esta novela con el fin de evadirse de la realidad ni, por supuesto, a los seguidores que tiene Gambín, un escritor que ha hecho que los protagonistas de la serie sean como de la familia.

El espíritu que alimenta el libro es el mismo que el de los anteriores, acción sin descanso, solo que más convincente, casi como si el universo que encierra el ciclo estuviera definitivamente consolidado.

Las cenizas del cielo disfruta así del mismo gancho que las otras, el esquema misterio en La Laguna funciona y encima proporciona información sobre los edificios y las calles y plazas de una ciudad que no ha perdido su amor por la Historia, por un pasado que Mariano Gambín reivindica a través de libros de entretenimiento con agradecido carácter divulgador.

Saludos, recorrer las calles laguneras, desde este lado del ordenador