Por y para Alexis Ravelo

Martes, Enero 16th, 2024

El 30 de enero se cumplirá un año del fallecimiento del escritor grancanario Alexis Ravelo, director y sin duda alguna alma máter de Aridane Criminal. Encuentro de novela negra y policíaca que del 17 al 20 de este mismo mes celebra su cuarta edición sin el narrador pero sobre todo el amigo al frente de esta empresa que reúne en Los Llanos de Aridane a lo más granado que cultiva el género negro y criminal.

Toma el relevo este 2024 el periodista Eduardo García Rojas tras cederle el testigo el autor de La estrategia del pequinés el año pasado.

Si me pongo serio la verdad es que no sé lo que pretendía Alexis al darme tan alta responsabilidad, responsabilidad que asumí porque iba a contar desde el minuto cero con su asesoramiento, asesoramiento que desgraciadamente se quebró cuando el escritor grancanario nos dijo adiós ese 30 de enero que va a ser una fecha muy difícil que se borre de la memoria de quienes lo conocimos.

Con todo y sin él, se ha levantado una cuarta edición con la cabeza alta, dedicando gran parte de los contenidos al amigo y al escritor ausente. Estoy seguro que Alexis estará los días del Festival acompañándonos porque Alexis era capaz de esto y de más cosas. Así que si lo ven tomándose un vasito de ron Aldea, disfrutar de las charlas en las que sonará su nombre y de reírse con aquella carcajada que desarmaba cualquier tipo de hostilidad no me lo dejen escapar, lo dice uno que se pregunta por qué lo escritores no son como Alexis Ravelo. Si lo fueran, otro gallo les cantaría ya que no es fácil tropezarse con tipos con corazones tan grandes.

En este aspecto, uno de los problemas que tendrá esta edición será que Alexis ya no está con nosotros y que su ausencia se notará del 17 al 20 de enero en este Festival que nació y se hace al golpito.

Aridane Criminal IV se inaugura el miércoles 17 de enero a partir de las 19 horas con una entrevista con Elio Quiroga que realizará el profesor de la Universidad de La Laguna, Javier Rivero Grandoso. Bajo el título de La mirada de Elio Quiroga. En torno a La estrategia del pequinés se revelará cómo fue la relación que mantuvo el cineasta con el escritor y qué grado de dificultad tuvo traducir en imágenes el universo literario de Alexis Ravelo. A continuación y en la Casa de la Cultura, se exhibirá el largometraje, que está interpretado entre otros, por Kira Miró, Unax Ugalde, Luis Zahera y Enrique Alcides.

Las actividades del programa de Aridane Criminal que está prevista para el jueves 18 de enero incluye un taller, que lleva en esta ocasión la denominación de ¿Puede la poesía estar escrita en clave negra y criminal?, que impartirá el poeta Pedro Flores hasta el viernes de 17 a 19 horas y a partir de las 18 y en la sección Cosecha roja. Panorama isleño. Una aproximación al género negro y criminal que se escribe en las islas intervendrán los escritores Arantxa Rufo y Carlos David Gutiérrez Robayna, autores respectivamente de En el punto de mira y Tres Tes, entre otras novelas.

A continuación y ese mismo jueves a las 19 horas, Carmen J. Nieto y José Luis Correa, participan en Cosecha roja. Panorama isleño II, donde presentarán Sin aditivos (Alrevés, 2023) y Un arpegio de lluvia en el cristal (Alba, 2024), respectivamente.

La novela de José Luis Correa es la número 14 de la serie que protagoniza Ricardo Blanco, una de las sagas más longevas y con un mismo personaje de las que se escriben en España. Estas dos mesas redondas serán moderadas por la periodista Raquel Toste y el profesor Javier Rivero.

A las 20 horas, también del jueves, Toste conversará con el poeta y escritor Pedro Flores, quien presenta en la cuarta edición de Aridane Criminal la novela La isla de los muchachos hermosos (Maclein y Parker, 2023) y a las 21 horas, cerrando las actividades del día y dentro de la sección Con el agua al cuello, Marta Marne entrevistará a la escritora uruguaya Mercedes Rosende a propósito de la novela Mujer equivocada, que publicó el año pasado en España la editorial Alrevés.

Mercedes Rosende es autora, entre otros libros escritos en clave negra y criminal de La muerte tendrá tus ojos, por la que recibió el primer premio del Premio Anual de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay; Lágrimas de cocodrilo, Que ganas de no verte nunca más e Historia de mujeres feas, entre otras.

En cuanto al viernes, 19 de enero, el programa se inicia a las 19 horas con la mesa redonda De la novela al cine, en la que intervendrán los guionistas y cineastas Andrés M. Koppel y Elio Quiroga, directores de La niebla y la doncella y La estrategia del pequinés, respectivamente.

La cinta de Koppel, que se rodó en la isla de La Gomera, es una adaptación de la novela del mismo título del escritor Lorenzo Silva y forma parte de la serie que protagoniza la pareja de la Guardia Civil, Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. Este debate lo moderará la periodista Raquel Toste. Una hora después, a las 20, y en la sección Con el agua al cuello, el escritor Paco Gómez Escribano hablará de su última novela, Narcopiso, en la que rinde homenaje a muchos colegas del oficio de escribir, entre otros el gran protagonista de Aridane Criminal 2024: Alexis Ravelo. Javier Rivero Grandoso será quien interrogue al escritor madrileño.

La jornada del viernes la cierra otra mesa redonda: El trabajo del editor. Editar a Alexis Ravelo, en la que participan los tres editores que publicaron los libros de nuestro homenajeado como Jorge Liria, de Mercurio, Gregori Dolz, de Alrevés y Elena Palacios, de Siruela. Marta Marne será la encargada de este interrogatorio en el que se hablará también del oficio del editor.

Aridane Criminal ha organizado dos actividades a modo de clausura de su cuarta edición para el sábado 20 de enero. La primera, a las 11 horas y dentro del espacio Antonio Lozano, en el que colabora Casa África, está previsto encuentro entrevista con la escritora sudafricana Lauren Beukes, autora de títulos como Las luminosas y Afterland y a las 12 horas los amigos de Alexis y que han participado en este Festival hablarán del Alexis que conocieron, también del amigo y del hueco imposible de llenar que deja tras su repentino fallecimiento a finales de enero del año pasado.

Para rendirle tributo, modesto pero lleno de emoción y cariño, Letras a tiros, una iniciativa del mismo Alexis Ravelo en la que se mezclaba música y lectura para iniciar lectores en el género negro y criminal, dedicará su directo, que comenzará a las 13 horas, al escritor de Los milagros prohibidos con la lectura de Carlos Álvarez de varios fragmentos de sus novelas con el acompañamiento musical de Cristina Santana (voz) y Cristóbal Montesdeoca (piano).

Aridane Criminal está financiado por la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias, bajo la coordinación del Instituto Canario de Desarrollo Cultural, y el Cabildo Insular de La Palma. Organiza el Área de Cultura del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane

Sospechosos
habituales

Elio Quiroga. Elio Quiroga, nacido en Las Palmas de Gran Canaria, es director de cine, productor y guionista. Como cineasta es autor, entre otras películas, de Fotos, La Hora Fría, No-Do, el documental The Mystery of the King of Kinema y La estrategia del pequinés, adaptación de la novela del mismo título de Alexis Ravelo. Ha publicado como escritor la sátira zombi El Despertar, el thriller de acción y fantasía Los Códices del Apocalipsis y es autor de un ensayo: La Materia de los Sueños.

Arantxa Rufo. Arantxa Rufo nació en Madrid pero se trasladó siendo niña a Tenerife donde reside desde entonces. Es autora de una interesante producción literaria que se enmarca en el género negro y criminal con títulos como En el punto de mira (El fantasma 01); Sangre en las manos (El fantasma 02) y Zed está muerto.

Carlos David Gutiérrez Robayna. Carlos David Gutiérrez Robayna (Fuerteventura, 1972) es ingeniero en informática y profesor universitario. Debutó en la república de las letras y concretamente en la literatura negra y criminal en 2012 tras la publicación de la novela Sangre de perros, que se desarrolla en 1977, durante la complicada Transición que vivió España hacia la democracia. Presentó en 2023 Tres Tes, una trepidante novela que se ambienta durante la accidentada descolonización del Sáhara español en 1975.

Pedro Flores. Pedro Flores nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1968 y desde la década de los 80, se ha dedicado a la escritura de poesía, libros de relatos, obras de teatro y cuentos para niños. Ha publicado, entre otros, los poemarios Nunca prendimos París, La poética del fakir, Al remoto país donde sonríes, Al este del desdén, La poesía debe ser como la bala que mató a Kennedy, El último gancho de Kid Fracaso y Como un león de piedra en el arqueológico de Bagdad. La isla de los muchachos hermosos es su primera novela.

Carmen J. Nieto. Carmen J. Nieto Rodríguez (Montaña de Cardones -Arucas-, 1973) es asesora fiscal y gestora tributaria. Es autora de Las truchas sin freír, 9 corto y Sin aditivos. Fue finalista del certamen de relatos cortos en los premios Gourie de 2017 con el relato Pesar de piedra y nominada en el festival Cubelles Noir 2021 a la mejor novela negra escrita por una mujer en castellano así como al premio Negra y Mortal 2021 a la mejor novela negra de 2020.

José Luis Correa. José Luis Correa (Las Palmas de Gran Canaria, 1962) es profesor de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria. Sus primeros relatos cortos obtuvieron, entre otros, el Premio Julio Cortázar (La Laguna, 1998) y el Premio Campus (Las Palmas, 1999). Como novelista obtuvo el Premio Benito Pérez Armas (Santa Cruz de Tenerife, 2000) con Me mataron tan mal y el Premio Vargas Llosa (Murcia, 2002) con Échale un ojo a Carla. Es el creador del detective Ricardo Blanco, personaje al que le ha dedicado (de momento) catorce novelas, la última de ellas Un arpegio de lluvia en el cristal (Alba, 2024).

Mercedes Rosende. Mercedes Rosende es escritora y guionista. Ha publicado y participado en medios escritos, de radio y televisión. Es autora de Demasiados blues, que fue premio en el concurso de la Intendencia Municipal de Montevideo, La muerte tendrá tus ojos (2008 y 2022), con el que obtuvo el primer premio del Premio Anual de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, Mujer equivocada (2017), publicada también en Argentina, Francia, Italia y Alemania; Lágrimas de cocodrilo (2016), publicada en Alemania, Gran Bretaña e Italia, Qué ganas de no verte nunca más (2019), publicada en Alemania y Gran Bretaña, e Historia de mujeres feas (2020).

Andrés M. Koppel. Andrés M. Koppel es un cineasta tinerfeño que debutó en el cine con un cortometraje, La raya, multipremiado en festivales. Su carrera como guionista incluye títulos como Intacto (Juan Carlos Fresnadillo, 2001); Noche de Reyes (Miguel Bardem, 2001) y The Vault (Jaume Balagueró, 2021) y además de guionista como director de La niebla y la doncella (2017), una adaptación al cine de la novela del mismo título de Lorenzo Silva, y que protagonizan Quim Gutiérrez y Verónica Echegui como el sargento y la agente de la Guardia Civil Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro.

Paco Gómez Escribano. Francisco Gómez Escribano (Madrid, 1966), o como se le conoce comúnmente, Paco Gómez Escribano, es un Ingeniero Técnico Industrial de Electrónica que combina la enseñanza con la escritura de novela negra, de intriga y misterio. Debutó como novelista en 2011 con El círculo alquímico, senda que continuó con libros como Al otro lado, Yonqui, Cuando gritan los muertos y 5 Jotas, entre otros. Su novela más reciente es Narcopiso, que se publicó en 2023.

Gregori Dolz Kerrigan. Gregori Dolz Kerrigan (Barcelona, 1973). Tras terminar el bachillerato en Barcelona fue a estudiar economía y periodismo a Estados Unidos, país en el que acabó viviendo 17 años, explorando varias profesiones; desde trader en el Chicago Board of Trade a consultor para empresas catalanas en Miami, pasando por periodista económico y director de contenidos de una página web dedicada a las finanzas. En 2007 regresa Barcelona para unirse a un nuevo proyecto editorial que desafortunadamente quebró al poco tiempo. Tras un breve periodo en el Grup 62 funda junto a un grupo de socios Editorial Alrevés, donde ejerce como director hasta la actualidad.

Elena F. Palacios. Elena Palacios está vinculada a la comunicación editorial desde hace 20 años como Jefa de Prensa de Ediciones Siruela, antes ejerció el periodismo cultural en Diario 16, La Voz de Galicia, Europa Press y Canarias 7, y trabajó como fotógrafa. También es experta en estrategias digitales. Es la responsable de las campañas de promoción de los libros de autores como Irene Vallejo, Fred Vargas, Domingo Villar, Jostein Gaarder o Elvira Roca.

Lauren Beukes. Lauren Beukes (Johannesburgo, Sudáfrica, 1976) es autora de cómics, guiones y novelas, como Las luminosas o Zoo City, galardonada con el premio Arthur C. Clarke, así como de Monstruos rotos, un policiaco. Ha trabajado como periodista y presentadora de uno de los programas televisivos más importantes de Sudáfrica y ha dirigido un documental que ha cosechado diversos galardones.

Jorge Liria. Jorge Alberto Liria Romero (Gran Canaria, 1965) es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de La Laguna y especialista en Biblioteconomía y Documentación. Ha compaginado esta actividad con la de editor en Canarias, donde ha fundado los sellos Anroart Ediciones en 2004, Beginbook Ediciones en 2006, y en noviembre de 2012, Mercurio Editorial.

Saludos, nos vemos en Aridane Criminal, desde este lado del ordenador

Carmen J. Nieto: “Al quitar los adjetivos el texto se fue quedando seco como una jarea”

Martes, Abril 11th, 2023

Desde el pasado 13 de marzo se puede adquirir en librerías Sin aditivos (Alrevés, 2023), novela que presentó su autora, Carmen J. Nieto, el pasado 19 de marzo en el Espacio R La Recova, en la capital tinerfeña. Con su anterior novela, 9 Corto, Carmen Nieto irrumpió en el género negro y criminal como una escritora que además de contar una historia muy negra y sembrada de cadáveres, propuso un juego al lector –nueve capítulos en los que cada frase estaba compuesta por nueve palabras– que ahora repite en Sin aditivos (Alrevés, 2023), una historia que no tiene adjetivos.

- En 9 corto y ahora en Sin aditivos apuesta por una literatura con restricciones, ¿por qué?

“Perec dice “me pongo normas para ser libre”. A mí me resulta una forma muy natural para acotar el universo creativo y así me concentro más en la trama, en la historia que quiero contar y no divago tanto. Creo que la restricción o traba también mejora mi estilo, me obliga a buscar otras fórmulas no tan trilladas y aprendo mucho con cada novela. Además, es un desafío. Eso me motiva y me ayuda a concluir el proyecto cuando tengo tentaciones de abandonarlo”.

- Entiendo que por eso el título de la novela, Sin aditivos es por… ¿Sin adjetivos?

“Jacques Roubaud dice que todo texto escrito bajo una traba habla de la propia traba. Ahí es donde realmente adquiere sentido la restricción en la novela, cuando fondo y forma están conectados. En este caso, el tema que me daba vueltas en la cabeza empieza porque me planteo la diferencia de trato que se da a las personas, a las tragedias humanas dependiendo de si los protagonistas son blancos o no, si son españoles o no, y siempre encontraba adjetivos. También es verdad que de un tiempo a esta parte nos preocupa mucho lo que contienen los alimentos (hay hasta aplicaciones móviles para eso), nos preocupamos por nuestra salud, saber si los alimentos tienen aditivos perjudiciales y me gustó ese juego. Sobre todo, porque no nos preocupa tanto de dónde vienen esos alimentos, y quien dice los alimentos dice otros productos. Además, al escribir género negro se impone una cierta parquedad en el texto. A mí, las novelas negras que me gustan son esas novelas desesperadamente ásperas, y al quitar los adjetivos el texto se fue quedando seco como una jarea. Todo me encajaba, esa novela no podía ser escrita de otra forma”.

- Cuándo se despierta en usted el entusiasmo por escribir. ¿Y por escribir este tipo de novela, novela negra?

“He escrito desde que tengo memoria. Antes se escribían cartas y postales y al estar lejos de una familia o de la otra, en mi casa siempre se escribían cartas. De muy pequeña, alguien me regaló un diario y en vez de escribir mi día a día, escribía historias que se me iban ocurriendo. Tengo muchas “novelas” escritas y agradezco no haber publicado nada cuando tenía veinte años porque hoy me avergonzaría de esos textos. Empiezo a pensar en escribir mejor y de una forma más técnica mucho más tarde, con algo más de cuarenta años. Entonces, me apunto a los cursos de escritura y, por suerte, encontré un gran maestro.

Mi padre leía novela negra. Todas las novelas de Pepe Carvalho (a mi padre no le interesaba Manuel Vázquez Montalbán) estaban en mi casa. También había novelas de Andreu Martín. La verdad es que tenía cierto empacho de novela negra y no entraba en mis planes escribir género negro. Luego, cuando ya soy un poco mayor, hay un auge de la novela negra y se escriben historias muy buenas, también se reeditan algunos clásicos del género. Vuelvo a cogerle el gustillo a esas lecturas y eso, unido al ambiente del taller de escritura, me lleva a meterme con una novela negro criminal y me alegro mucho de haberlo hecho ya que me siento muy cómoda en ese registro”.

- ¿Qué es lo que le interesa del género?

El retrato social, lo que algunos llaman crítica social y yo prefiero llamar retrato o autocrítica porque el escritor también pertenece a la sociedad que pone en el punto de mira. También es un desahogo, el género negro te permite un cierto desquite”.

- Fue alumna de varios de los talleres literarios que dirigió el escritor grancanario Alexis Ravelo, autor también del prólogo de 9 corto ¿cómo lo recuerda y que aprovechó de sus enseñanzas?

“Es difícil en este momento, que todo está tan reciente, ponerse a pensar en la figura de Alexis. Yo soy alumna de Alexis Ravelo. Para mí, está presente porque ya es un clásico, un escritor con mayúsculas, y no sólo dentro de la novela negra. Ravelo pone en valor el género con La estrategia del Pequinés, es un texto que cumple diez años ahora y sigue muy vigente. Haciendo cuentas, estuve desde 2016 hasta 2021 en sus talleres y laboratorios de escritura. He tratado de aprender todo lo que he podido. Es importante la generosidad y la entrega de Alexis en los talleres. Allí no íbamos a pasar el tiempo. Íbamos a trabajar y a aprender. Eso exige un esfuerzo por parte de los alumnos y del profesor. Uno de los aspectos más importantes ha sido la recomendación de lecturas. Tener a alguien que se conoce de memoria el corpus literario mundial (los alumnos del taller solemos bromear con eso) es un lujo, porque para cualquier proyecto que uno quiera acometer es necesario tener unas lecturas en la mochila, y a veces vamos cojos en ese sentido. En los talleres y en el laboratorio siempre nos ha buscado las lecturas que nos iban a sujetar en nuestros proyectos. Ahora tenemos sus obras, y hemos de buscar en ellas esa solidez. También te digo que hemos discutido mucho, con muchísimo cariño y respeto. Sobre nuestros distintos puntos de vista, cómo abordar los trabajos, el tratamiento de los personajes y de los textos. Yo desde mi atrevimiento y él desde su sabiduría y su paciencia”.

- Me llamó mucho la atención el estilo con el que está escrita Sin aditivos y también la ambigüedad de algunos de los personajes, comenzando por el protagonista.

“El estilo viene dado por el género. Si lo miras bien, cuando decides escribir novela negra, novela histórica, romántica o fantástica, eso ya es una restricción, si escribes género ya tienes acotado un canon y un estilo, al que luego ya te ciñes a tu manera. El protagonista va traspasando la línea entre el bien y el mal, entre lo legal y lo ilegal, lo moral y lo inmoral. Son los personajes que me gustan en la ficción, creo que son más ricos en matices y ayudan a contar la historia. Y al final, en la vida todos somos un poco así, aunque nos llenamos de excusas. En esta novela esa línea se borra y además se borra de manera formal porque al restringir los adjetivos hay muros que desaparecen también y el protagonista los traspasa”.

- Pero si quitamos los adjetivos ¿qué somos?

“Mientras escribía la novela, me di cuenta de que siempre puedes recurrir a un sustantivo. Si me permites el juego de palabras, si nos quitan los adjetivos somos realmente la sustancia de la que estamos hechos”.

- Me llama la atención que tanto en 9 corto y Sin aditivos sus protagonistas no sean, precisamente, ejemplares, ¿por qué esta mirada?
“Me gusta trabajar con personajes que tienen muchas facetas. Reconozco que los conceptos de apariencia, hipocresía, imagen pública se repiten en lo que escribo. Son temas con los que voy trasteando y sobre los que reflexiono mucho y al final se materializan en lo que una escribe, se traspasan a la historia”.

- Supongo que por los retos que se plantea en 9 corto y en Sin aditivos es una escritora que arma muy cuidadosamente sus novelas.

“Cada novela es diferente. Para mí, eso es lo que me engancha a seguir escribiendo: la novedad. De 9 corto yo digo que fue contabilizada antes de ser escrita. Tengo ese cuaderno lleno de números y operaciones matemáticas. Estaba muy obsesionada con que no hubiera ningún descuadre y después escribí la escaleta para que entrara al milímetro en la estructura. En Sin aditivos he aprendido mucha morfología y sintaxis: adjetivos que se nominalizan, participios, etc. En esta novela, yo tenía muy claro de qué quería hablar. Dudé mucho al principio del enfoque, del punto de vista del narrador. Había releído Matar un ruiseñor hacía poco porque sabía que trataba el tema de las diferencias sociales, del racismo, y encontré la frase en la que Aticus dice “si quitas los adjetivos, tendrás los hechos”. Aticus es un abogado y yo ya tenía un personaje creado que era abogado. Me gustó la idea de los adjetivos, empecé a pensar que, a veces, todo lo que nos separa son solo adjetivos. El artículo de David Ojeda en Canarias 7 me hizo pensar que tenía que tratar la historia desde este lado, el lado que aparentemente está a salvo. Así que hice un esquema de inicio, nudo y desenlace y tiré con la escritura. En el proceso fueron apareciendo otros elementos que le fueron dando cuerpo. Me gusta que haya un cierto equilibrio. Si los adjetivos nos separan ¿qué nos une? En este caso, nos une la palabra. De ahí surgió un personaje que trata de hermanar con la palabra a quien quiera escucharlo. Digamos que esta novela se fue armando como juego de construcción: pieza a pieza”.

– ¿Está trabajando en alguna nueva idea?

“Sí, claro. Yo he escrito todos los días de mi vida desde que recuerdo. Está claro que no siempre con la intención de publicar. Ahora tengo en mente una nueva novela, y estoy empezando a hacer pruebas. Tengo un tema que quiero tratar y quiero escribirlo con una restricción pura. Las pruebas que he hecho me hacen pensar que puedo escribir una historia apoyándome en eso y en un par de puntos de apoyo más que estoy buscando”.

- ¿Una de las señas de su estilo seguirán siendo las restricciones literarias?

“Me gusta escribir así. Sin embargo, yo creo que la novela es argumento. Si la restricción ayuda a que la novela avance y mejore, la usaré como recurso. Hablo de la novela porque me siento cómoda en ese formato. Hace poco me pidieron un relato corto, un cuento, para una antología y me costó mucho. Para mí, terminar con cierta corrección un cuento ya es un desafío en sí mismo, en ese caso no recurrí a las restricciones. El cuento en sí, si lo quieres hacer bien, ya está bastante restringido”.

- ¿Por qué este desafío?

“Tiene que ver con la forma de ser. Yo creo que los desafíos te hacen sentir más viva. Pienso que si yo siento esa emoción cuando escribo, algo se traspasará al texto y a los lectores”.

- ¿Qué autores y autoras considera que han marcado su trayectoria como escritora?

“Alexis Ravelo, indiscutiblemente. Italo Calvino, incluso antes de saber que era oulipiano, En mi juventud me dio por leer a los autores rusos. Los cuentos de Chéjov son lecturas recurrentes. También Cristina Peri Rossi, cuando la leí por primera vez le cogí mucho respeto a eso de escribir”.

- ¿Hasta que punto cree que el escenario es clave en el desarrollo de este tipo de literatura, la novela negra?

“Es importante porque forma parte del mundo que creamos en la ficción. Si además estamos retratando la sociedad, en el espacio físico se reflejan los males y las miserias. A mí no me gusta que la novela sea una guía de viajes, porque para eso ya está la guía michelín. Si el paisaje forma parte de la novela es porque ayuda a contar la historia y a comprenderla mejor”.

Saludos, mañana será otro día, desde este lado del ordenador

No, no es justo

Jueves, Febrero 9th, 2023

Me voy de Las Palmas de Gran Canaria con una lluvia torrencial cayendo sobre la pista del aeropuerto y aterrizo en Tenerife con un whatsapp que me envía un amigo. La noticia es muy triste, anuncia el fallecimiento de Manolo Vieira, el hombre que más me hizo reír con acento de aquí, de esta tierra desestructurada.

Camino perplejo rumbo a la terminal de Tenerife Norte, no hay niebla y no llueve.

Mientras bajo a Santa Cruz no salgo de mi estupor. En lo que llevamos de año, apenas un mes y pico, se me han ido dos de los tipos más grandes que he conocido. Los dos de la isla vecina, la que está enfrente de la mía. Y coño, creo que no es justo.

A uno, a Alexis Ravelo, tuve el privilegio de tropezármelo hace ya unos buenos años. Fue en la presentación de la antología G21, y enseguida nos encontramos porque nos gustaba mucho la novela negra y criminal. Alexis, encima, escribía este tipo de literatura, tuvo un personaje fijo que se llamaba Eladio Monroy, a lo largo de seis novelas, me identifiqué con aquel investigador calvo y salvaje, con ese tipo que resolvía casos al margen de la ley.

Con Eladio Monroy me pasa algo curioso y es que cuando leía las novelas protagonizadas por el ex jefe de máquina de la marina mercante, siempre me lo imaginé como Alexis Ravelo. Creo de hecho que Alexis se dibujó así mismo como Eladio. El caso es que ambos me siguen pareciendo la misma persona. Y no solo por el físico, esa cabeza rasurada dice mucho, sino también por cómo pensaban los dos, prácticamente lo mismo.

No llegué a conocer a Manolo Vieira así que no podré decirle ahora a la cara, frente a frente, las gracias que le debo por la cantidad de tan buenos momentos que me hizo pasar. Recuerdo un especial de Nochevieja en el que me ahogaban las carcajadas. Después otros espectáculos, visto en televisión o navegandor por YouTube, así que el mejor homenaje que se me ocurre hacerle es el de volver a ver algunos de estos espectáculos y esperar a que me entre la risa. Porque es con risa como quiero despedir a este gigante del humor. Un humor que no ha generado la escuela que se merece, aunque todos los nuevos cómicos que han brotado últimamente a este lado del Atlántico le rinden el respeto que le deben.

Escucharlo fuera de las islas, en otro territorio donde todo lo de aquí les suena como a chino, Manolo Vieira significaba que me partiera de la risa y que los que no eran de aquí no se cansaran de preguntarme qué significa esa palabra, a este tío no se le entiende… aunque si seguían mirando la pantalla no era raro ver como le aparecía de pronto una sonrisa en los labios que terminaba, era inevitable, en una sonora carcajada.

Así que no es justo. Se me han ido en lo que llevamos de año (y es solo el principio) dos grandes. Uno fue más que un amigo y el otro un tipo que me hizo feliz cuando lo veía en la televisión. A estos dos les debo muchas risas pero también la pena que llevo dentro porque se nos han ido demasiado pronto… y eso no, no es nada justo.

Un escritor a secas

Lunes, Enero 30th, 2023

He conocido a pocas personas con el corazón de Alexis Ravelo, escritor pero sobre todo amigo que hoy nos dijo adiós para sorpresa de quienes tuvimos la ocasión de disfrutar de su amistad y de su literatura hace apenas unas semanas en Aridane Criminal, el festival de novela negra que dirigió tres años seguidos en esa entrañable ciudad de La Palma.

Como debe ser con un escritor, conocí primero a Alexis a través de su literatura. Y de aquel encuentro no guardo grato recuerdo. Cayó en mis manos Los tipos duros no leen poesía, tercera entrega de la saga protagonizada por Eladio Monroy, y recuerdo que fui bastante crítico con esta novela que no merecía el juicio que le di entonces. Claro que entonces escribía más con las tripas que con la cabeza aunque de algo tuvo que servir (quiero pensar) aquel comentario para que unos pocos meses después (¿o fueron años?, con Alexis nunca se sabía) publicara en Alrevés La estrategia del pequinés, una novela por la que recibiría y con justicia años más tarde el premio Hammett que concede la Semana Negra de Gijón.

El caso es que La estrategia del pequinés supuso un revulsivo para la novela negra y criminal que se escribía y se escribe en España. Y la razón es bien sencilla, por una vez los protagonistas de la historia trabajaban al otro lado de la ley. Es verdad que se trataban de granujas de medio pelo, de tíos de la calle que se buscaban la vida delinquiendo con menudencias hasta que en la novela planifican y ejecutan robar a un traficante de drogas y se desata la balacera.

Estos personajes que proceden de la nada más absoluta se convirtieron en una especie de constante en su literatura. Constantes a la que habría que sumar la lucha que emprenden contras los poderosos que son, en sus libros, los verdaderos delincuentes, la chusma a la que hay que señalar y, si procede, robar porque quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón.

En sus novelas policíacas, muchas de ellas inspiradas en hechos reales, Alexis se dedicó a denunciar la corrupción no solo de los de arriba sino de los que le sirven, llámalos policías corruptos, chandaleros que trabajan al precio del mejor postor e incluso periodistas que han dejado de serlo para convertirse en chantajistas. Y esto es solo una pequeña galería de villanos, de personajes torvos que no parpadean en explotar a sus semejantes sometiéndolos a toda clase de humillaciones.

La novela negra se convertía en sus manos en un arma de denuncia, de denuncia política. Sabía, además, escribir muy bien, lo que le venía de lejos. Una vez me explicó de hecho que en parte se lo debía a un taller literario en el que le dio clase Alfredo Bryce Echenique, y que su olfato para retratar a los parias de la tierra se lo debía a su oficio de portero y camarero antes de hacerse un nombre en la república de las letras.

No sé si lo sabe la gente, pero Alexis, que venía de Escaleritas, siempre tiró al barrio y presumía, cuando había que presumir, de unos orígenes muy humildes a los que supo sacar partido a través de su literatura.

Lector voraz, de esos que cuando les gusta un libro se empeña en que lo leas porque te vas a divertir con él lo mismo que se divirtió él mismo leyéndolo, con Alexis se podía hablar de muchas cosas además de literatura. También fue de esa clase de amigo, ya casi hermano, que estaba ahí. Siempre tendiendo una mano aunque como le cayeras mal, y además de los ricos y poderosos había mucha gente a la que no aguantaba, sacaba un rejo siciliano que fulminaba al instante a todos aquellos que por una u otra razón le caían lo que se dice muy gordos.

Sí, Alexis Ravelo era bastante cabezón pero no le faltaba razón para que fuera tan cabezón.

En cuanto a su forma de escribir, Alexis Ravelo conocía muy bien a los clásicos del género, de hecho, La estrategia del pequinés es una versión muy libre de La jungla de asfalto, que cuenta la preparación de un robo visto desde la perspectiva de quienes lo van a cometer. Pero Alexis, que además de conocer a los grandes de la novela negra también conocía a los grandes de la literatura universal, no quería encasillarse como un escritor de novelas policiacas sino como el escritor a secas que fue, y así escribió La otra vida de Ned Blackbird y Los milagros prohibidos, que transcurre esta última durante la Guerra Civil en la isla de La Palma.

En cuanto a su producción policial, que fue donde le llovieron los premios, Alexis Ravelo publicó una lista larga de notables novelas negras y policíacas, todas ellas protagonizadas por tíos de la calle, buscavidas, gente del arroyo. Con esta galería de perdedores que hablan con acento canario sin que chirriara, Alexis cimentó una novela policíaca canaria que gustaba no solo en su isla, Gran Canaria, sino en las otras que forman esta desestructurada comunidad autónoma y la península. También fuera de sus fronteras.

La última tumba, Las flores no sangran, La ceguera del cangrejo (que se desarrolla en Lanzarote, y que sirve de paso para recordar a César Manrique); Un tío con una bolsa en la cabeza y Los nombres prestados son las novelas que deja tras de sí, eso sin contar las que escribió con destino al público adolescente y algunos relatos que Alrevés ha ido incorporando para las cuidadas reediciones de las seis novelas protagonizadas por Eladio Monroy (Tres funerales para Eladio Monroy, Solo los muertos, Los tipos duros no leen poesía, Morir despacio, El peor de los tiempos y Si no hubiera mañana).

Con Los nombres prestados recuperó además el territorio ficticio de San Expósito, localidad en la que se desarrollan también las dos novelas que forman parte del ciclo La iniquidad, La noche de piedra y Los días de mercurio. A este repaso de las obras que nos legó, destacaría El viento y la sangre, un hard boiled que firma un tal M.A. West, un escritor que nunca existió, ya que se trataba de una broma (y qué broma) de Alexis Ravelo con la complicidad de la editorial Navona.

El bromista que llevaba dentro nos hizo creer que había descubierto esta novela en inglés en una librería de viejo, avisándonos que se trataba de un escritor olvidado de la época dorada del género en los años 40.

Tras revelar la verdad, que A. M. West era él mismo, solo lamento que no tuviera tiempo para escribir alguna novela más con ese pseudónimo aunque ahora echo de menos que no vuelve a escribir más historias pero sobre todo compartir con él mesa y mantel y echarnos unas risas. Muy estruendosas y contagiosas las suyas, por cierto.

Por eso, más que como escritor, que también, me gustaría recordar a Alexis Ravelo como el amigo y el hermano que fue. Por eso este terrible vacío que tengo dentro y la sensación rabiosa de que siempre se nos van antes los mejores. Las personas que lo dan todo sin pedir nada a cambio.

Mientras escribo estas líneas apresuradas no dejo de escuchar su risa, y así, con Alexis riendo es como me gustaría despedir estas líneas urgentes para rendir el homenaje que mi amigo, mi hermano, se merece.

Joder, qué triste es todo esto.

Los días de mercurio, una novela de Alexis Ravelo

Martes, Noviembre 8th, 2022

“Esa es la última gran hijoputada que le hago a este país de mierda, que tuvo todas las oportunidades y todas las estropeó por el miedo; este país putrefacto y hediondo donde la gente solo es capaz de colaborar para hacer el mal; este país infecto al que la tierra debería tragarse para borrarlo del mapa y de la historia, con sus beatas, sus meapilas y sus burgueses cobardes, sus caciques abusones y sus ignorantes lamebotas”.

Los días de mercurio, Alexis Ravelo (Alrevés, 2022)

La consolidación del grancanario Alexis Ravelo (1971) como uno de los grandes nombre del género negro y criminal en este país ha logrado algo que todavía resulta raro en el mundillo editorial español, y es que una misma editorial, la barcelonesa Alrevés, esté reeditando la obra anterior de un escritor que, estoy seguro, cuando publicó sus primeras novelas no imaginaba ni en el mejor de los sueños el éxito que su producción literaria iba a tener no solo en el ámbito insular ni regional sino también nacional y en algunos países europeos donde sus novelas negras han sido traducidas.

Esta recuperación de la obra de Alexis Ravelo, de cuando empezó a asomar la cabeza en la editorial granacanaria Anroart, incluye en Alrevés las novelas que solo se conocían en las islas protagonizadas por Eladio Monroy y, ahora, Los días de mercurio que, como advierte en una nota que incluye la reedición, se trata de la más breve de sus novelas pero también de “una de las pocas que no está escrita en el español de Canarias”.

Entre los que conocen la obra del autor de La estrategia del pequinés, que fue el libro que lo catapultó y con justicia al escenario negro y criminal español, y Los días de mercurio (novela que forma parte con La noche de piedra del díptico La iniquidad) media un arco temporal lo suficientemente grande, doce años, para conocer algunas de las constantes pero también mucho del lastre que el escritor se ha ido desprendiendo a medida que evolucionaba en su escritura. Es decir, que si se lee ahora Los días mercurio el iniciado descubrirá una novela de Ravelo sí, pero de un Ravelo digamos que primerizo, que todavía balbucea y en el que se le nota muchas de las influencias del género negro, sobre todo del norteamericano en su edad dorada.

Explica el mismo Alexis Ravelo que Los días de mercurio nació como un homenaje a James M. Cain, responsable entre otros títulos de El cartero siempre llama dos veces y Pacto de sangre, esta última adaptada al cine por Raymond Chandler con el título en español de Perdición (Billy Wilder, 1944), que sigue siendo una gema del cine criminal. Cain, al que se le debe haber si no descubierto, manejado muy bien el personaje de la vampiresa o femme fatal, centró sus historias en relaciones tormentosas y muy sexuales que suelen desembocar en brutales asesinatos de un tercero que suele ser el marido en la mayor parte de los casos.

Ravelo sigue este ejemplo solo que adaptándolo a su peculiar y bronco universo, si bien pone el acento en el sexo y la violencia, polos que desencadenan una tormenta en una novela que, estructurada en dos tiempos narrativos distintos, primera y tercera persona, y capítulos muy cortos, se lee sin que uno apenas se de cuenta que está llegando al final. Un final que promete alguna que otra sorpresa.

Los días de mercurio transcurre en una localidad que no se determina geográficamente aunque puede estar situada en un pueblo perdido del norte de España. La acción se desarrolla durante la postguerra, así que los personajes que habitan esa aldea donde se hace realidad el dicho de pueblo chico, infierno grande, hace que flote en sus páginas una sensación de alta tensión, de que algo inevitablemente terrible va a ocurrir…

Este universo, que el escritor grancanario retomó este año con Los nombres prestados, resulta creíble, así que a estos escenarios se debe en gran parte la solidez de un relato que como Los días de mercurio más que a James M. Cain me evoca la literatura de otro de los grandes de la novela negra norteamericana, Jim Thompson. Y no solo por un estilo que parece que está escrito a balazos (frases cortas, diálogos cruzados que parecen obra de un dotado artista de la cimitarra) sino por dar tanta prioridad a un paisaje que sitúa esta novela en los territorios del “noir” rural. Un “noir” además particular ya que define no solo una geografía sino también a brochazos el carácter de sus protagonistas.

Como en libros posteriores del escritor granacanario, la corrupción política forma parte esencial de un libro en el que se denuncian, y con voz alta y clara, explotaciones varias, y saca los colores que hay que sacar a un sentimiento que corroe este país que llamamos España desde hace muchos años: el miedo. Solo el miedo explica los estallidos de violencia salvaje de algunos de sus súbditos.

Recomiendo la lectura de Los días de mercurio no solo a los que conocen la obra del escritor sino también a los que llegan por primera vez a la literatura de Alexis Ravelo, un autor que nos demostró hace ya muchos, muchos años que hay que tomárselo muy en serio.

Saludos, pow, pow, pow, desde este lado del ordenador

Los nombres prestados, una novela de Alexis Ravelo

Lunes, Febrero 14th, 2022

“Puede que sea la forma que tiene Dios de castigarnos por quitar tanta vida. Digamos que uno piensa que tiene las manos limpias, que después de lavarse bien no ha quedado ni rastro. Pero no: la sangre derramada siempre se le queda a uno bajo la piel. No hay manera de limpiarla. –Laguna hizo una pausa y cambió de tono–: No me hagas caso, hijo. A veces me pongo muy pesado”.

(Los nombres prestados, Alexis Ravelo. Nuevos Tiempos Policíaca, Siruela, 2022)

Alexis Ravelo, que sigue la estrategia del pequinés, va poco a poco desembarazándose de la etiqueta de escritor negro y criminal para ser conocido como un escritor a secas, al margen de géneros, aunque conozca y muy bien las claves de la novela policíaca.

Este compromiso creador le ha llevado incluso a ensayar atractivos experimentos literarios como el que nos reveló hace dos años con la novela Una bolsa en la cabeza, un tour de force que trasciende las fronteras del género y un título en el que venía a confirmar una vez más las dimensiones que como narrador alcanza Ravelo a medida que desarrolla su carrera como escritor. Un escritor al que le gusta sorprender al lector y que no suele perder su curioso baile de cintura con cada nueva obra, cada nuevo libro que presenta.

Noto ese baile de cintura, más controlado que nunca, en Los nombres prestados (Siruela, 2022), obra por la que obtuvo el Premio de Novela Café Gijón 2021, y título que a pesar de su aparente sencillez (tanto en la forma como en el fondo) propone una diversa y compleja variedad de cuestiones que, en manos de otro autor, no se habrían resuelto con la aplastante sencillez de cómo lo hace Ravelo, que tiene la capacidad de sorprender con cada novela que publica y, lo que es mejor, que el lector se involucre en sus andanzas literarias.

Los nombres prestados es una novela que maneja, entre otros temas, política, terrorismo, arrepentidos, traición y redención. Un paquete de deberes –como se ve– complejo pero que resuelve con una simplicidad que desarma –no desconcierta– a quien se meta en las páginas de un libro que da lo que promete: entretenimiento pero también muchas preguntas. Preguntas que suscita un relato que protagoniza una mujer y su hijo, Marta Ferrer y Abel; un perro, Roco, y un corredor de seguros jubilado que no es lo que parece, Tomás Laguna.

La historia se desarrolla a mediados de los años 80 del pasado siglo XX, unos años en los que el terrorismo seguía golpeando con brutalidad la democracia española. En la novela los miembros de uno de estos grupúsculos, denominado Federación Revolucionaria Antifascista Diez de Agosto (FRADA), está inspirado en otra banda terrorista que sí actuó en aquellos años del plomo: los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO)y adquiere un indiscutible protagonismo. Esta hipotética formación de extrema izquierda juega un papel esencial en el desarrollo de la novela que no vamos a revelar por razones obvias, no estropear uno de los meollos de un libro en el que también se habla sobre volver a empezar.

Me pasa con Alexis Ravelo un fenómeno curioso cuando leo algunas de sus novelas. Si en La estrategia del pequinés detectaba destellos que bebían directamente de las fuentes de la edad dorada del género policíaco norteamericano, finales de los 30 e inicios de los 40, con una novela referente como fue La jungla de asfalto, de William H. Burnett; en Los nombres prestados el autor que se me viene a la cabeza no es anglosajón sino francés, Jean Patrick Manchette, que también cuenta con una novela con (no de) terroristas, NADA.

Argumentalmente NADA no tiene nada (nunca mejor dicho) que ver con Los nombres prestados pero la sintonía que escucho mientras leo la novela de Ravelo es, y con mucha insistencia, la de Manchette en cuanto a estilo. Un estilo poblado de frases cortas, diálogos contundentes y capítulos de apenas dos y tres páginas.

Como Manchette, Alexis Ravelo además de emocionar y que nos pongamos en la piel de sus personajes, logra con un estilo telegráfico que no abusa de descripciones pero que está tocado por un sentimentalismo que no moja ni empapa, que el lector se sumerja en la historia que nos cuenta, que nos narra.

No es fácil hacerlo aunque con el paso de los años Alexis Ravelo ha ido desarrollando una literatura personal e intransferible. Sus novelas, por mucho que cambien de escenarios y de técnicas narrativas, son suyas. Es su mirada, es su forma de contar historias, ahora más depurada que nunca.

La novela tiene lugar en algún remoto lugar de España. Se trata de una localización ficticia que revela lo que son por los nombres con los que el escritor las ha bautizado: Nidocuervo y San Expósito pero no es la primera vez, tampoco, que el escritor recurre a un territorio creado para contar una historia. Lo hizo en el primer volumen de La iniquidad, La noche de piedra, que transcurre en… San Expósito, la misma localidad que aparece aunque en plano secundario en Los nombres prestados. La iniquidad dio lugar a un segundo volumen: Los días de Mercurio que, pese a su ubicación geográfica, no tiene nada que ver con la última novela del escritor, títulos estos muy crudos, páginas que mostraban su vena más rabiosa. Los nombre prestados, por el contrario, es una novela que está escrita en otra clave. Es crepuscular y redentora. La contraportada del libro la califica de western incluso pero no es eso, aunque algunas de sus páginas parezcan haberse escrito en clave de indios y vaqueros.

Estructurada en siete partes (Un chico, una mujer, un hombre, un perro; La sangre derramada, Los monstruos, El último almuerzo, La voz y el bosque; Versión oficial y Vida de Roco) Los nombres prestados nos devuelve a un escritor que no renuncia a su pasado negro y criminal pero también, a un autor que se ha forjado a sí mismo.

Saludos, hoy es el día…., desde este lado del ordenador