Archive for Noviembre, 2018

Reflexiones de un indígena de a pie

Miércoles, Noviembre 28th, 2018

Si no encuentro un libro, o libros que me enganchen como que los daís se me hacen un poco más cuesta arriba. Leo el primer tomo de Fortunata y Jacinta, pero se me hace laaargo y algo tedioso (anatema, me crucifican los galdosianos) porque el escritor no deja de meterse en berenjenales que no tienen nada que ver con la historia principal. Vale, admito que se trata de un retrato de aquel Madrid de la primera república, una cosa pública que nació viciada y enferma, y que perdió rápidamente el sabor entre las gentes, ese pueblo del que tanto le gustaba escribir a Galdós, y proyecto político el de vivir sin rey frustrado con gusto a sopa fría…

Encuentro en una librería de viejo una biografía de José Antonio Primo de Rivera escrita por Felipe Ximénez de Sandoval y publicada en 1939, es decir, con la Guerras Civil recién terminada lo que le da más mérito a este retrato encendido y pasional del fundador de Falange Española escrito con ese ese tono engolado que tanto gustaba a los intelectuales de camisa azul.

Leyendo el libro me entero que José Antonio, a partir de ahora el Ausente, no tuvo un expediente académico brillante y que entre sus poetas de cabecera se encontraban Federico García Lorca y Rafael Alberti. A Federico lo matarían los fachas en 1936, ese mismo año matarían los rojo al Ausente. Rafael Alberti escapó de aquella borrachera de sangre, aunque dicen las malas lenguas que…

Simultaneo esta lectura con un relato narrado a través de sus protagonistas sobre la batalla de Monte Cassino, montaña con monasterio en la cima que se convirtió en una de las grandes trituradoras de sangre de la II Guerra Mundial y descubro Dictadores, de ese biógrafo que no tiene para mi la estatura de Stefan Zweig pero casi, llamado Emil Ludwig. Ya conocía al señor Ludwig a raíz de sus Conversaciones con Mussolini y sus libros dedicados a Napoleón Bonaparte y Abraham Lincoln, pero me sorprende en estos agudas y certerísimos retrato sobre Stalin, Mussolini y Hitler, se añade Prusia también y que se publicaron por primera vez en 1939, los vaticinios que anuncia el escritor. Vaticinios que desgraciadamente se hicieron realidad.

Leo con intermitencias uno de los mejores libros de viaje de todos los tiempos, Viajes con Charley, de John Steinbeck, o su recorrido con su perror por los Estados Unidos de Norteamérica en una caravana. Me gusta el libro, me gusta el profundo humanismo de Steinbeck, me hace querer también un país al que tanto le debo culturalmente además de los panfalones vaqueros.

El resto continúa como siempre aunque no deja de asombrarme que haya dejado de lado mi afición por la ficción y me dedique ahora a leer interpretaciones de la realidad que es, ya saben, lo que cada uno de nosotros piensa que es verdadero.

Saludos, me despido, desde este lado del ordenador

Estreno en TEA del cortometraje Las otras camas

Martes, Noviembre 27th, 2018

TEA Tenerife Espacio de las Artes proyecta este martes 27 de noviembre y a las 20 horas, el cortometraje Las otras camas, de Jonay García

Sofía M. Privitera, Francisco Vera y Adeun Cáceres encabezan el reparto de este trabajo, que recibió una de las ayudas al audiovisual que concede el Cabildo a través de TEA.

Además del pase de este filme de Digital 104, la velada -a la que asistirá el director así como los actores protagonistas, productores y equipo técnico- se completa con la proyección de otros dos trabajos de Jonay García, Ayer empezó todo (2003) y Veneno (2012). La entrada es libre previa retirada de las invitaciones en la taquilla de TEA.

Paloma Albaladejo, Juancho Aguiar, Miguel Ángel Thous y Raquel García completan el elenco de Las otras camas que se centra en la historia de Laura, una asistente sexual para personas con diversidad funcional. Su novio, Marco, está desesperado por encontrar trabajo para cambiar la situación.

Saludos, queda registrado para la posteridad, desde este lado del ordenador

Bernardo Bertolucci… eran otros tiempos

Lunes, Noviembre 26th, 2018

Eran los ochenta y la pibada con la que me movía se había vuelto como muy cinéfila. La capital de provincias en la que vivo disfrutaba, además, de numerosos cines, algunos de estreno y otros de reetrenos, así que contábamos con cierta cultura cinematográfica. Una cultura inquieta, que uno aumentaba leyendo revistas especializadas y libros.

Eran otros tiempos.

Fue en una de estas salas, concretamente el cine Rex, donde me encontré con Bernardo Bertolucci, cineasta italiano que hoy dijo al mundo: ahí te quedes, joder.

Deja detrás una llamativa filmografía. La que me acercó a él fue Novecento, retrato ambicioso, con algo de lustre viscontiano, de Italia durante la primera mitad del siglo XX.

Dividida en dos partes, aún recuerdo aquella sesión como si fuera ayer. También el impacto, y el odio desatado al fascismo que despertó en la mayoría de los que que la vimos por aquel entonces.

La he revisado años después, de hecho me hice con el dvd, y salvo la media hora final del disco dos, repleto de una extravagante simbología marxista, topo incluido, la primera parte sigue siendo la mejor ya que la segunda, la que retrata la Italia fascista resulta demasiado maniquea. Osea que todos los fascistas fueron malos, servidores de la patronal y de la aristocracia. Asesinos de niños y viciosos. Donald Shuterland interpreta al camisa negra Attila y ya por el nombre uno conoce sus aviesas intenciones. Recuerdo que en una escena los campesinos lo embadurnan de mierda de vaca y caballo. Todo muy terrestre. En otra como de un cabezazo aplasta a un gato y asesina a un niño dando vueltas y vueltas. Bertolucci y sus símbolos.

Novecento cuenta con un reparto internacional. Destacados actores del nuevo y viejo Hollywood. Burt Lancaster interpreta a un príncipe de Salina de El gatopardo pero más viejo y cansado, aunque se lo hace con las criadas que eso era de rico. Al otro lado los campesinos, los herederos de la tierra. Sterling Hayden, un actor con pasado comunista, interpreta al patriarca del clan. El papel de sus nietos descansa en Robert de Niro y Gérard Depardieu, respectivamente.

El caso es que uno salía del cine con ganas de matar fascistas y maldiciendo el capitalismo. Ese sistema que había hecho posible el largometraje. En cuestiones de dinero, viva el mal, viva el capital. Que Novecento funcionara como una especie de lo que El viento se llevó rojo no hizo temblar el pulso a sus productores.

El último tango en París había hecho dinero, así que valía la pena confiar en ese cineasta italiano que iba de comunista por la vida.

Bernardo Bertolucci se movía como pez en el agua en el cine político, un subgénero que se puso de moda en los años setenta. Ahí van dos películas polticas del cineasta: La estrategia de la araña y El conformista. En estas dos películas vuelve a hablar del fascismo pero el tono, igual de radical, va más allá del buenos y malos, de los que van descamisados y con camisas negras.

Bernardo Bertolucci se formó bajo la sombra de un genio incomprendido, Pier Paolo Passolini y escribió junto a Dario Argento el guión de Hasta que llegó su hora, una ópera western, que dice James Carpenter, que dirigió el maestro Sergio Leone.

Otras películas del cineasta que vimos aquellos años en el cine es la interesante y desapercibida Historia de un hombre ridículo, con Ugo Tognazz de protagonista y La luna, que en su día me resultó bastante indigesta. Su filme más famoso, El último tango en París, no pude por cuestiones de edad disfrutarla en un cine, aunque sí que la repasé más tarde en dvd

Aún me dura una sensación contradictoria con esta película que cuenta una historia de amor. Me gustan los personajes de Marlon Brando y Maria Schneider y el desesperado romance que viven dos desconocidos bajo el subrayado musical de Gato Barbieri.

Bernardo Bertolucci regresó al cine histórico con El último emperador, filme rodado en la China, cuyo gobierno le abrió las puertas de la Ciudad Prohibida.

El filme es bastante leeento pero fascinante –en parte gracias a la fotografía de Vittorio Storaro– pero no te pones del lado de Pu Yi, el emperador que terminó siendo un chino más cuando Mao Zedong (Mao Tse Tung) tomó el poder. Otra película de Bernardo Bertolucci, El pequeño buda, mejor no hablar, como no recordamos por piedad el Kundun de Martin Scorsese.

Con El cielo protector puso nuevo de moda la literatura de un escritor que a mi, personalmente, no termina de entrarme: Paul Bowles, y eso que tiene un cuento que se desarrolla en la ciudad que me vio nacer y en la que vivo…

Al final y a regañadientes, terminé por ver del cineasta otras dos películas: Belleza robada y Los soñadores. Son filmes en los que el cineasta retrata la juiventud, juventud las de estas dos películas que, sin embargo, no tiene nada que ver con la de nuestros aciagos días. Bernardo Bertolucci pertenece a un generación donde todavía era posible pensar que soñar es posible. Que debajo de los adoquines se encontraba la playa. Que se podía perder el tiempo leyendo y viendo películas espesas. Que la Universidad era motor de ideas y encendidos debates…

Otros tiempos.

Como el cine de Bernardo Bertolucci.

EN LA IMAGEN, Bernardo Bertolucci dirige a Gérard Depardieu en Novecento (1976)

Saludos, descansemos en paz, desde este lado del ordenador

Sara Mesa: “Cara de pan no tiene nada que ver con Lolita”

Lunes, Noviembre 26th, 2018

Sara Mesa (Madrid, 1976) es una escritora diferente en un país tan dado a lo reiterativo como es últimamente el de su república literaria.

Más cuentista que novelista, Sara Mesa realizó este mismo noviembre una visita relámpago a Tenerife para presentar su última novela, Cara de pan (Anagrama, 2018) en la librería de Mujeres, en Santa Cruz de Tenerife y en la que mantuvo un encuentro con la también escritora y poeta Cecilia Domínguez Luis. Cuentan quienes asistieron a este diálogo que no dejó indiferente a nadie. Como su literatura.

- Dice en una entrevista que escribir es hacer trampas.

“Me refería a la autoficción, que es un fenómeno que está de moda y en el que los escritores cuentan cosas de sus vidas personales lo que no es, en cierto modo, un fenómeno nuevo porque los escritores escribimos a partir de nuestras experiencias, de nuestra visión del mundo, de nuestra sensibilidad a través de nuestros libros. Incluso a pesar de que queramos ser literales con nuestra biografía hacemos trampas porque nunca cuentas la verdad absoluta entre otras cosas porque la verdad es una cosa inaprensible y a partir de eso todo proceso de escritura y literaturización de la vida conlleva una ficcionalización, y eso es hacer trampas. Mi visión de la literatura es la contraria porque yo apuesto más por la autenticidad y la intuición; por una mirada sin disfraces antes que por la trampa”.

- Entonces ¿escribir para usted es liberarse de sus demonios personales o prefiere mantener cierta distancia con lo que crea?

“No se puede mantener distancia con lo que escribes, al menos en el tipo de escritura que yo hago porque parte de una búsqueda personal y de una indagación de mis inquietudes, así que es imposible que te deslindes de eso y que te dediques a una exposición totalmente apartada de tu persona. Tú te estás imbricando en el texto, estás pringándote pero eso no significa que sea una escritora terapéutica, de las que saca demonios, significa simplemente –al menos en mi caso– que hago historias que, entre comillas, me invento y que el hecho de elegir esas historias parte de mi visión personal del mundo y de mi manera de escribirlas y en ellas estoy yo todo el tiempo”.

- ¿Y una mezcla de ambas cosas?

“El caso es que no estoy muy convencida de que la escritura terapéutica, la de sacar demonios interiores, sea la adecuada. Creo más bien que esa literatura es para dejársela a los expertos en terapia psicológica”.

- La relación de una adolescente con un señor mayor es la historia muy resumida de Cara de pan. ¿Hasta que punto la sombra de Lolita se hace eco en este libro?

Cara de pan cuenta la relación de una adolescente con un hombre mayor pero si solo se resume así el argumento resulta lógico que la gente piense en Lolita porque es el gran referente literario de nuestro tiempo. Cara de pan no tiene nada que ver con Lolita. Ojalá tuviera que ver con la apuesta literaria que escribió Nabokov a nivel formal y temático, de arriesgarse. Pero no, Cara de pan no tiene nada que ver con Lolita, libro que ni tuve en la cabeza cuando escribía esta historia. Más bien, en todo caso, tiene que ver con historias de personajes que están en los márgenes y los márgenes son también para mi las edades y los contextos pero hoy día con toda la revisión de Lolita y el debate sobre el acoso y el Me Too se asocia a mi novela que, reitero, no tiene nada que ver por desgracia con Lolita ya que admiro la literatura de Nabokov”.

- A propósito, ¿qué opina de la campaña del Me Too?

“No lo puedo resumir pero obviamente me parece muy positivo que se replanteen ciertas formas de conducta que se habían considerado normales durante un montón de tiempo y que se denuncien cosas que no son permisibles y que a la luz de los acontecimientos hoy día se tienen que contar y revisar. Pero esto no significa que esté a favor de los linchamientos ya que me parece que durante mucho tiempo las relaciones entre hombres y mujeres han estado envenenadas y han sido perversas pero es la que teníamos todos, hombres y mujeres y nos manejábamos con eso para bien o para mal pero de ahí a buscar culpables y sacarlos de debajo de las piedras para lincharlos pues no estoy muy segura que sea el camino adecuado. Creo, en todo caso, que el camino adecuado es la revisión y la reflexión y sobre todo la educación para que estas cosas no vuelvan a suceder”.

- Muchos de los protagonistas de sus novelas y cuentos son adolescentes…

“Porque es una edad que literariamente es interesante y está presente en muchos escritores que me interesan personalmente como Salinger y Carson McCullers, Álvaro Pombo y Andrés Barba, entre otros. La infancia y la adolescencia son periodos de transición y de cambios que literariamente dan mucho juego. He escrito últimamente sobre eso porque son personajes que están en cierto modo marcados ya que se les considera de manera simple o como adultos en potencia o como el adulto que llegará a ser pero se ignora o no se observa la infancia y la adolescencia cómo lo que es en ese momento. Tengo muy presente la adolescente que fui y recuerdo muy bien aquellos mecanismo mentales y me resulta muy atractivo volver a ellos a la hora de escribir”.

- ¿Cómo recuerda su adolescencia?

“Mi adolescencia sin entrar en temas personales fue como la de la gran mayoría. Me pasaron cosas determinantes que se viven con gran intensidad y si bien he olvidado más hechos concretos no ha sido así con las sensaciones y los mecanismos mentales, los modos de funcionar, las confusiones, los miedos, los descubrimientos y el asombro que tienes a esas edades. Es más un recuerdo de sensaciones que de hechos y eso me pasa también en la literatura porque cuando me preguntan cuánto de biográfico hay en lo que escribo, entiendo que todo y nada. Como hechos no, porque siempre los modifico pero como persona que está ahí prácticamente todo”.

- Muchas de sus historias transcurren en la ciudad de Cárdenas. ¿Cárdenas es un territorio mítico como Macondo o Comala o es un espacio al que recurre porque no le gusta ubicar sus historias en territorios reales?

“Más bien lo segundo, más quisiera que fuera lo primero, un territorio mítico bien articulado y con personalidad propia. La sensación que tengo cuando escribo es la de prestar más atención a los personajes, a su psicología, que al decorado donde sucede la acción. En este sentido, me identifico mucho con el teatro, con lo teatral. En otras historias me da igual aunque el escenario sea urbano, pero me da igual que sea Sevilla o Barcelona o una ciudad de tamaño mediano española. Si no pongo nombre es porque no quiero que recaiga en ella el peso de la reflexión sino que sea solo el lugar donde suceden las cosas. Lo que hago con Cárdenas más que la construcción de un territorio es la destrucción de un territorio”.

- ¿Dónde se maneja mejor, con el relato o la novela?

“Me siento más cómoda con el relato pero un escritor no debe quedarse donde se siente más cómodo porque tiene que ser realista y saber cuáles son sus márgenes y territorios. Y si bien sé que mi territorio es lo breve y que me cuesta más trabajo una novela hay historias y tipos de narraciones que por su estructura precisan de una extensión más larga y es cuando escribo una novela que nunca va a ser una novela larga pero que tampoco es un relato y eso me resulta atractivo porque para mi, como escritora, es un reto escribir un texto de 150 o 200 páginas. Me siento más cómoda con el cuento porque creo que es mi territorio natural pero no me resigno a intentar explorar otras extensiones”.

- No es España un país de cuentistas.

“Se suele hablar de la tradición cuentista americana pero esos autores tampoco son tan conocidos allí como los escritores de novelas. El cuento en términos generales siempre va ser un género minoritario porque exige más al lector mientras que la novela es un territorio casi siempre más amable para el lector y las editoriales, para el mercado en definitiva. El cuento tiene mayor predicamento a nivel crítico y de prestigio literario. Muchos de nuestros mejores escritores escriben cuentos pero eso no se traduce en la mesa de las novedades y es imposible que cambie la tendencia. Pasa lo mismo con la poesía, que no puede ser un género mayoritario. De hecho, incluso cuando un libro de cuentos alcanza un gran éxito como el de Lucia Berlin, que ha sido todo un éxito editorial, su popularidad siempre será infinitamente menor a la de una novela best seller”.

- Habla de la crítica, pero según leo para usted no es del todo fiable.

“La recepción crítica de mis libros ha sido generosa. Los críticos han puesto bien mis libros lo que pasa es que llega un momento en el que como escritor y creador tienes dudas y necesita enfrentarte a ellas y no sabes entonces si la crítica vale o si el crítico se ha limitado a repetir lo que ya han dicho otros. Agradezco mucho que lean mi obra y la pongan bien pero a veces tengo la sensación al leer reseñas que ya las he leído previamente. Por eso agradezco del crítico que haga una lectura personal de mi obra y que señale algún tipo de disfuncionalidad que me permita crecer. Una se vuelve un poco descreída ante la unanimidad y a solas te das cuentas que todavía tienes mucho que aprender y mejorar. No me voy a acomodar a lo que ya se ha dicho porque tengo la sensación de que tengo que mejorar muchas cosas. Sobre la crítica en general hay de todo. En mi caso me fío de ciertos críticos literarios porque creo en su honestidad crítica y nuestros gustos literarios son parecidos aunque, personalmente, para mi es más importante la opinión de amigos lectores, escritores o de la editorial que cuenta con un catálogo del que te puedes fiar porque lo que ofrece es interesante. También cuenta la opinión del librero, que forma parte de la cadena de una forma totalmente desinteresada ya que son prescriptores que suplen un espacio que la crítica oficial está perdiendo”.

- ¿Recuerda el primer libro que la convirtió en lectora?

“No recuerdo un único libro porque en aquel entonces leía muchos tebeos, novelas de Agatha Christie, aunque el libro más literario que leí durante aquella etapa fue Un zoo en la isla, de Gerald Durrell, que tenía un tratamiento muy interesante y todo lo que contaba como un aire muy friqui ya que el protagonista montaba un zoológico en una isla. A la edad de doce o trece años leí este libro como unas treinta veces, y no exagero. Creo que fue probablemente el primer libro literario que me marcó”.

- ¿Y el primer libro que la animó a ser escritora?

“En ese caso fueron un cúmulo de libros porque comencé a escribir tarde, con treinta años, y todo lo que había leído entonces ya estaba muy mezclado en mi cabeza”.

PRÓXIMO LIBRO

Sara Mesa, que se encuentra en estos momentos trajinando con una novela “atascada desde hace tiempo” y previa a Cara de pan, publicará en enero y en la colección Cuadernos de Anagrama su primera incursión en el ensayo, un género en el que confiesa no sentirse demasiado cómoda. Este cuaderno lleva el título de Silencio administrativo. La pobreza ante el laberinto burocrático y en él describe el laberinto al que se somete a los pobres para acceder a las ayudas sociales que las instituciones venden para que se sepa que están ahí. El ensayo está basado en un caso real y está narrado como una crónica que intenta visibilizar tan indignante como kafkiano proceso

Saludos, hijos e hijas de la noche, desde este lado del ordenador

Los guanches en el cine (una ampliación)

Martes, Noviembre 20th, 2018

Contar historias de los primeros pobladores de las islas Canarias se ha convertido en nuestro cine en un tema igual de tabú que la Guerra Civil española. Dejando de lado los ensayos recientes y las antiguas crónicas sobre la conquista del Archipiélago, la representación que uno encuentra de aquellos indígenas no dejan de estar vestidas con el manto de la leyenda ya que se ofrece una visión generalmente idealizada de aquel pueblo que, siguen pensando muchos, se caracterizó por su nobleza e ingenuidad.
 
La primera cinta de la que tenemos noticia que aborda este asunto es Tirma, producción hispano-italiana de los años 50 dirigida por Paolo Moffa y Carlos Serrano de Osma. Protagonizada por Silvana Pampanini y un jovencísimo Marcello Mastronianni, el filme se rodó en Gran Canaria  y adapta la obra teatral del mismo título de Juan del Río Ayala.

Por razones obvias Tirma no pasará a la historia del cine, y ni siquiera a la del entretenimiento, y ello pese a que sus directores pretendieron rodar un western sin indios ni vaqueros pero sí con canarios contra conquistadores castellanos.

Se inspira en la misma historia,la resistencia de Bentejuí, aunque con objetivos muy distintos, Ansite (2012), de Armando Ravelo, un cortometraje estimable que cuenta el relato desde el punto de vista de los que perdieron (en este caso los canarios). Del mismo director es el también cortometraje Mah (2015) y el largometraje La tribu de las 7 islas, filme de aventuras rodado entre 2016 y 2017.

Otra película que toma a los guanches como protagonistas es La isla del infierno (1998) de Javier Fernández Caldas. Película que celebra su veinte aniversario, el filme cuenta con planos muy elaborados (soldados que aparecen en el bosque en medio de la niebla y ¡un personaje al que se denomina El Hermético y que camina por el fondo del mar!) así como una amplia galería de personajes que parecen sacados de un colorín ya que desfilan piratas, nativos, templarios y conquistadores castellanos al modo de villanos.

A esta lista, de la que somos conscientes que olvidamos más nombres y títulos, habría que añadir al cineasta palmero Jorge Lozano van de Walle, autor de El salto del enamorado (1979) y Aysouragan (lugar donde la gente se heló) (1981), filme que cierra la trilogía Cuentos y leyendas y que se centra en los benahoritas, los primeros pobladores de la isla de La Palma. Sobre los benahoritas son también los cortometrajes Iyena y Aman, de Mercedes Afonso y Estrella Monterrey.

Iballa (1987) de Josep Vilageliú, es otra de las aportaciones aunque la historia se ocupa de la rebelión de los gomeros. Entre otros actores, dan vida a los históricos Hernán Peraza y Beatriz de Bobadilla Antonio Abdo y Pilar Rey, Alberto Omar asume el papel de Agustín Núñez. El filme está rodado en estudio. Otros títulos que han centrado su atención en los aborígenes canarios son Crónica histérica de la conquista de Canarias (Equipo Neura, 1974) y Creándose así al pueblo guanche (Félix González de la Huerta, 1978).

En el terreno del documental destacan Los guanches (1996) de Teodoro y Santiago Ríos y el episodio piloto de la serie Orígenes, que dirige Tarek Ode.

El programa de TVE Travesías dedicó uno de sus espacios a los guanches y el cineasta francés Raphaël Biss narró la conquista desde el punto de vista de los aborígenes canarios en Savages in Foreign Lands. Destacan también el documental en el que se narra el traslado de las momias guanches de Necochea (Argentina) a Tenerife, de David Baute y Canarias Amazigh, tras la huella de los antiguos canarios, de Pablo Rodríguez y Antonio Bonny.

A modo de rarezas, incluimos la grabación de un equipo de la Korean Broadcasting System (KBS) de las momias guanches depositadas en el Museo de la Naturaleza y el Hombre y de Guanches en la isla de los dragos, una producción alemana que dirigen Frieder Mayrhofer y Harald Braem.

Por último, cabe citar La raíz del drago, un trabajo de Lasal, Creadores Asociados dirigido por Antonio de Nascimento y primeros episodios dedicados a los indígenas canarios en la serie de dibujos animados La historia de Canarias.

Saludos, con una vaga esperanza de ampliar, desde este lado del ordenador

Javier Fernández Caldas: “La isla del infierno mezcla western con las películas de aventuras”

Lunes, Noviembre 19th, 2018

Hace viente años se estrenó en cines La isla del infierno, una película que ha ido creciendo con el paso de los años para convertirse en un título de culto dentro de lo que se podría denominar cine canario. Su director fue Javier Fernández Caldas (Santa Cruz de Tenerife, 1963), quien evoca transcurrido toda esta cortina de años un rodaje de locos que lo llevó a pensar que en vez de dirigir una película dirigía un psiquiátrico, y autor, con todas sus letras, de uno de los largometrajes más gamberros de un cine que, como el español, necesita tanto reírse de sí mismo.

La isla del infierno se estrenó los días 16, 17 y 18 de noviembre en los Multicines Tenerife (Alcampo de La Laguna, Tenerife) y en los Monopol, de la capital grancanaria, el 14, 15 y 16 de diciembre.

- Veinte años después, ¿cuáles son sus impresiones de la película?

“Una obra maestra. Mi lucha por reivindicar al guanche de a pie. Ahora en serio, pues que me sorprende, por un lado, haberme metido en una producción tan complicada para ser una ópera prima, y por otro, haber conseguido una factura, en algunas secuencias, tan impecable que a priori no pensaba que conseguiría”.

-¿Cómo se puso en marcha la producción?

“Empezamos casi desde que terminamos el rodaje de frágil, mi segundo corto, a finales de 1994 (que fue cuando me notificaron que me habían concedido la ayuda). Nos habían prestado una nave industrial en Geneto, y desde enero de 1995 empezamos a trabajar en el atrezzo de la película y con los decorados del interior del barco. Delegamos todo lo relacionado con el mundo aborigen a el grupo Alfar y nosotros nos centramos con Enrique Cichosz en el diseño del vestuario y todo la parte de los piratas. Habíamos pedido una ayuda al gobierno de canarias en 1993, Miguel Toledo, Manuel González Mauricio y yo. El proyecto se llamaba Guanche y desde entonces empezamos a colaborar con Enrique Cichosz, que nos hizo unos bocetos espectaculares. Pero la ayuda nos fue denegada y cada uno cogió su camino. Manuel realizó su proyecto San Borondón; Miguel se centró en Esposados y yo con Frágil. Todos ya se habían olvidado de los guanches menos yo, que lo volvi a presentar a las ayudas y me dieron la subvención”.

- En estos veinte años nos han dejado algunos de los actores que participaron en el filme como Pepe Conde, Arturo Soriano, Domingo Regalado (Rosario Miranda), Pedro Paz… ¿qué recuerda de cada uno de ellos?, ¿qué aportaron con su trabajo al largometraje?

“Tenían mucho carisma y personalidad. Pepe Conde: Era un tío elegante, magnético, volvía locas a las mujeres y a los hombres y conjugaba muy bien el ambiente chic y pijotero del mundo de la moda de los ochenta, con una extraña dosis de espiritualidad y misticismo que le alejaron del entorno frívolo y drogata de esta época. Quizás por esto sobrevivió a una generación de la que muchos se quedaron por el camino. Quien me iba a decir a mi que siete años después de aquel encuentro en Madrid iba a rodar con él de protagonista en La Isla del Infierno. Le recuerdo enfundado en aquel abrigo de terciopelo rojo, botas de cuero hasta las rodillas, prótesis en el pelo, bromeando y de buen royo con todo el equipo. Y así hasta el último día que duró el rodaje (casi tres meses). La verdad es que tuvo mucha paciencia.
La última vez que le vi fue hace un año en el aeropuerto de los Rodeos y le encontré muy bien. Hacía años que no nos veíamos y mantuvimos la típica conversación de aeropuerto: -si yo sigo por Madrid-. –ah pues yo estoy haciendo una serie y me voy a Las Palmas, pero cuando vuelva por Madrid nos vemos-. -A ver si es verdad-. Nos dimos una abrazo y cada uno entró por su puerta de embarque; como si las puertas de embarque de los aeropuertos marcasen la línea de nuestros destinos. Aquel último abrazo lo recuerdo hoy con ternura y me quedo con su sonrisa.
Arturo Soriano cuando yo era un pibito ya era una estrella. Tocaba en un grupo (El gran calavera) hacia shows musicales en el mítico local de Santa Cruz Espacio41 y espectáculos inclasificables, entre la performance y el cabaret. Recuerdo que hacia una versión muy graciosa de Lili Marleen. Protagonizó un cortometraje de mi compañero de clase de la Facultad Isidoro Álvarez, que mas tarde sería cámara en la agencia Efe y que también hizo de cámara en El último latido; y ganó el mejor premio de un festival que había de súper8 en CajaCanarias. Hace un papel corto pero memorable en Esposados y también en Frágil, mi segundo corto y en un capitulo de mi serie La noche del crimen. En La raya de Andrés Koppel hace de un cura de lo mas inquietante. Qué quieres que te diga, que era un genio que vivió muy deprisa y que tras esa fachada de bohemio punky escondía a un niño travieso, ingenuo y maravilloso”.
Conocía a Pedro Paz desde que fui a estudiar a Madrid, por el año 84 coincidimos en el TAI (Taller de Artes Imaginarias) haciendo un corto, el de actor y yo de ayudante de dirección. Muchos años después coincidimos en festivales de cortos (Alcalá de Henares, Elche…), en el festival de Alfas del Pi yo competía con El último latido y él con Mejor no hables, que interpretaba Rosy de Palma y ganó el muy jodido. Era un buen tío y amaba el cine.
Domingo Regalado es para mi el personaje mas inquietante de la película. Recuerdo que alguien me mando una foto de Domingo y desde que la vi lo tuve claro, va a ser el malo de la película. Era un ser muy especial y me confesó que jamas soñó con ser actor. Mi secuencia favorita de la película es en la que aparecen Domingo y Luis Herrera en el bosque”.

- También nos dejó Enrique Cichosz.

“Enrique Cichosz fue fundamental para el story board. Tuve la suerte de trabajar con él en varias ocasiones. La primera vez con La isla del infierno y después con el story board de unos cortometrajes que rodamos para la Consejería de Sanidad. El no se limitaba a dibujar, el creaba al personaje directamente, los construía con maestría. Y era rapidísimo, lo esbozaba con el lápiz a toda velocidad, hasta perfilar los gestos, el movimiento, y cuando nos gustaba, se lo llevaba a casa y lo tenía perfectamente terminado al día siguiente. Era una gozada trabajar con él”.

- Diría que La isla del infierno más que una historia sobre los aborígenes canarios es una película de aventuras al estilo clásico, ¿qué atractivos tiene el género para usted para que terminara rindiéndole el homenaje que le hace en este largometraje?

“Los géneros tienen elementos muy característicos que te hacen sentir cómodo cuando los reconoces. Me pareció oportuno que el tratamiento de la película fuese una mezcla entre el western y las películas de aventuras, barcos, lugares desconocidos, personajes excéntricos. Mi idea era darle un toque de cómic, de tebeo de aventuras en la línea del Capitán Trueno pero en el siglo XV y con guanches. Y un enfoque juvenil, en la línea de los colorines que se vendían en los kioscos en los años 70 y 80. Una película de las 4 de la tarde”.

- Imagino que anécdotas mil…

“La verdad es que para el ambiente tan estrambótico y loco que había, la gente se portaba bastante bien, todos menos los Templarios, que había que tener cuidado durante el rodaje porque se me desaparecían. Yo al final me conciencié que era como una especie de director de un psiquiátrico”.

- ¿Cuáles fueron las escenas más difíciles y por qué?

“La batalla en Chío y sobre todo el rodaje del Hermético bajo el agua. También fue duro el rodaje del barco en Agaete, mucha gente del equipo mareaba y el barco se movía muchísimo. Yo no mareo y la verdad fue uno de los momentos mas maravillosos del rodaje. También fue muy duro el rodaje de las cuevas en Santa Cruz, rodajes de noche y tragando humo de las antorchas”.

- ¿Cómo fue la elección del reparto? El filme cuenta con personajes impagables como el Hermético, los caballeros templarios, el pigmeo, el avestruz. ¿De dónde salió toda esta gente?

“La primera vez que vi a José Conde fue a finales de los ochenta en la mítica discoteca Pachá de Madrid. Él era una estrella internacional de la publicidad, yo acababa de terminar la carrera y trabajaba de ayudante de producción en la productora de Elías Querejeta. Alguien me lo presentó. Me pareció un tipo muy simpático. Él acababa de rodar un espectacular anuncio de una marca de coches en el que huía en una trepidante persecución a lo James Bond. Quien me iba a decir a mi que siete años después de aquel encuentro en Madrid iba a rodar con él de protagonista en La Isla del Infierno. El resto del cásting fue a través de una convocatoria que hicimos en la Universidad de La Laguna y aparecieron cientos de personas por la nave donde trabajábamos en Geneto. También fuimos al Castillo de San Miguel a por jinetes y acróbatas y ahí descubrimos a Modov Fall, que hace el papel de negro enano y unos cuantos mercenarios. El resto eran amiguetes con pinta curiosa como los templarios(muchos provienen del mundo de la música) .Una de las que apareció por la nave fue Toni Acosta, que nos pareció ideal desde el primer momento en que la vimos”.

- En una ocasión llegó a decir que el cine es como el fútbol. ¿Cómo el fútbol?

“Me refería al cine comercial. Porque ambos están sometidos a las reglas del star system. Si no tienes a Messi o a Cristiano Ronaldo, no vendes camisetas ni llenas estadios; lo mismo ocurre en el cine, si no tienes a Brad Pitt o a Scarlet Johansen no llenas las salas. Por eso a los equipos de fútbol que están en segunda división les cuesta tanto subir a primera. Cuestión de presupuesto”.

- ¿Cómo observa la situación del cine en Canarias?

“Está muy bien que vengan a rodar los americanos y que dejen dinero por aquí, pero debería cuidarse un poco mas a los autores canarios mediante nuevas formulas fiscales que contemplen también producciones mas modestas en las desgravaciones fiscales”.

- Y además de los adelantos técnicos y el abaratamiento de costes, ¿qué diferencia el trabajo que puso en marcha su generación, cineastas como Juan Carlos Fresnadillo, Andrés M. Koppel, Miguel Toledo, con el actual? ¿Han cambiado mucho las cosas desde que rodó La isla del infierno?

“Pues que se esta poniendo la cosa muy complicada. Ya no hay espacio para los productores independientes. Antes se producían casi cien largos al año, de los que veinte recibían ayudas cuantiosas y los restantes, aunque menos, podían optar a algún tipo de ayuda. Ahora se promocionan solo ocho grandes películas, apoyadas por las tres grandes televisiones, A3, Tele5 y TVE, financiadas por estas y por el Ministerio de Cultura que se lanzan como grandes acontecimientos, bombardeando con publicidad desde sus canales y vendiéndolas como la película del año. Las películas que no entran en este grupo de las ocho elegidas directamente no existen. No tienen ninguna posibilidad de sobrevivir ya que nadie sabe que existen puesto que no disponen de medios para promocionarse. Solo interesan formulas de éxito económico garantizado, formatos de programas franquiciados o guiones basados en Best Sellers. Ya no interesan los autores, interesan las formulas para el éxito. No digo que todo lo comercial sea malo ni todo lo no comercial o el cine de autor sea bueno pero creo que para que la cultura de un país sea rica (y te pongo como ejemplo el modelo francés que combina perfectamente las producciones comerciales con las de autor) haría falta destinar ayudas a proyectos mas arriesgados, que apuesten por la innovación y la creatividad, sin condicionantes económicos. Habría que buscar el equilibrio necesario para que pueda convivir el cine comercial con el cine de autor”.

- ¿Y por qué La isla del infierno?

“Siempre me fascinó el mundo aborigen y desde que empece a estudiar en Madrid ya tenia la idea en la cabeza de hacer una película sobre los guanches. Me parecía que era una época con mucho jugo cinematográfico, el contraste entre las dos culturas, la de los conquistadores y los conquistados”.

- Si tuviera la oportunidad de rodarla de nuevo, ¿qué es lo que cambiaría?

“Muy poco. Hay una escena en el guión que luego eliminamos que me quedé con ganas de rodar. Era un ritual guanche para invocar la lluvia. También haber esperado un poco para encontrar un coproductor y distribuidor antes de rodar la película”.

- ¿Cómo ha funcionado el filme en el canal Troma?

“Se ha vendido en canales digitales en Asia y por ahí, pero ahora no lo sé exactamente”.

- Y por último, ¿proyectos?

“Ando en un proyecto de largometraje titulado El Jugador Turco, que está basado en una historia real, la del barón Von Kempelen, un inventor e ingeniero austrohúngaro que diseñó la primera máquina de inteligencia artificial: el jugador turco, un autómata con aspecto de árabe que jugaba al ajedrez. Llego a jugar con Catalina la Grande y hasta con el mismísimo Napoleón, ganándole la partida en pocas jugadas (se conserva la jugada en Internet). Años después se descubrió que la máquina era un fraude; un mutilado de guerra polaco movía las piezas desde el interior de la maquina. Mi historia de la vida de ese soldado polaco llamado Woyzek, que huye de Rusia (en plena guerra contra Polonia) escondido dentro del autómata. Han colaborado en el guión Guillermo Carnero, Carlos Ceacero y el escritor tinerfeño Juan Royo”.

(*) En la segunda imagen se puede ver de izquierda a derecha a Javier F. Caldas, Enrique Cichosz y Shane.

Saludos, no por mucho madrugar…, desde este lado del ordenador