Un sábado ‘negro’ en la Feria del Libro
Domingo, Mayo 30th, 2010Lo malo que tiene visitar la Feria del Libro con un amigo periodista al que aprecias como profesional y como persona es que por mucho que intentes convencerlo de que este año se han multiplicado el número de casetas, no conseguirás que despierte de su frustración porque no encontró la última novela del tal Murakami. Tampoco llevaba dinero encima, pero eso es otra historia.
Este colega, que no es lo que se dice un intelectual al uso y ni siquiera un aspirante a poeta, no dejó de lamentarse de la Feria, insólitamente animada la tarde de este sábado sobre las 17.30 horas pese a que cayera un sol de justicia.
Prometo que razoné con él. Destacando que tenía la sensación de que este año había más casetas que en ediciones anteriores y que incluso uno de mis primos, al frente de una de ellas, ha colocado en lugar visible uno de los escasos libros que he publicado en lo que llevo de existencia hasta que Cristóbal de la Rosa me eché una mano sacando del cajón esos mismos 3.000 euros que suele repartir a los que llaman a su puerta…
Mientras mi amigo hablaba y hablaba con los ojos fijos en los estantes buscando al Murakami, yo ensayaba lo que podría decirle a Cristóbal: “Amigo, enróllate. Soy chicharrero. Del barrio de Salamanca. ¿Me escuchas Cristóbal? Que soy chicha. De corazón aunque media familia paterna proceda de la otra isla: La innombrable. ¡Cristóbal, no me seas reconcoroso!”
Les contaba que este paseo lo doy el sábado y mientras cae la tarde y el sol aplasta las cabezas de quienes escuchan a Carlos Álvarez, que cuenta una milonga sobre la novela policíaca. Que si Dashiell Hammett por ahí, que si Dashiell Hammett por allá… Y eso que me cae bien Álvarez. Escritor de una excelente novela: Las plumas del arcángel. Acompaña su intervención a pleno sol un grupo de jazz que no está nada mal. Sobre todo la cantante…
Sigo paseando por la Feria –con más casetas, aunque la mayoría de ellas vendiendo con descuento del 5 por ciento los mismos libros– hasta que inevitablemente me encuentro con algunos conocidos que se dedican a escribir. Poetas, escritores….
Le pregunto a uno de ellos:
- ¿Cómo es que no presentas tu último libro en la Feria?
- ¿Eso como se hace?
- Habla con Paco Lemus soy un tsunami, coño.- le respondo algo indignado.
Continuo mi paseo hasta acercarme a la caseta de trueque instalada por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Apenas hay libros para cambiar, por lo que me entran ganas de llorar. Justo al lado está ubicada la del Cabildo insular donde espero encontrar a Cristóbal para tantear lo de los 3.00 euros pero el amigo no está.
Sentado en una esquina, donde la sombra de los árboles cae sobre su cabeza, descubro a un tipo bastante parecido a Ron Jeremy sentado y fumando un Peñamil mientras escucha atentamente la intervención de Álvarez que ahora habla de “zapatos de no sé qué”.
Sábado negro extraño.
Eso es lo que anuncia el programa de la Feria.
O sea, que este sábado está dedicado a la novela policíaca.
Me doy cuenta entonces, justo cuando salgo del siempre hermoso Parque García Sanabria de la ironía.
Lo apunto por lo de negro.
Debe ser –razono– que mañana (hoy) es Día de Canarias.
Saludos, de un paseante, desde este lado del ordenador.