Archive for Mayo, 2015

Toda una vida

Viernes, Mayo 29th, 2015

EL SONIDO DE FRANÇOISE DE ROUBAIX 

La Filmoteca Canaria, en colaboración con Fimucité, el Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife, organiza a finales de junioo e inicios de julio un ciclo homenaje al compositor francés François de Roubaix (Neuilly-sur-Seine, Francia, 1939 -Tenerife, 1975), con motivo del 40 aniversario de su muerte en Los Cristianos.

De Roubaix, que solía visitar las islas con su familia para practicar el submarinismo, murió accidentalmente en las aguas que bañan esta localidad del sur de Tenerife con apenas 36 años de edad. Con él desaparecía uno de los compositores de referencia del cine francés de los años sesenta y setenta, un cine al que puso música en una serie de películas de las que se pondrán ver alguno de sus títulos en el Teatro Guiniguada y el Espacio Cultural Aguere como El silencio de un hombre (Jean-Pierre Melville, 1967); Diabólicamente tuyo (Jules Duvivier, 1967); Adiós amigo (Jean Herman, 1967): Último domicilio conocido (Jose Giovanni, 1970) y Les musiciens de la pellicule (Josée Dayan, 1974), así como los cortometrajes de François de Roubaix Le Gobbo y Comment ça va,  j’m’en fou, y el documental Francois de Roubaix.Fan’s, dirigido por su hija Patricia de Roubaix

Paralelamente al ciclo, está previsto que Los Cristianos acoge un concierto que protagonizará el hijo de François de Roubaix, el compositor y trompetista Benjamin de Roubaix, con músicos de jazz de las islas. Fimucité entregará  a Benjamin de Roubaix y a Patricia de Roubaix un premio honorífico en recuerdo a la carrera musical de su padre.

ALERTA, ¡PIRATAS!

Una hora antes presenta con motivo del Día de Canarias los tres primeros volúmenes de Piraterías y ataques navales contra las islas Canarias (1947), de Antonio Rumeu de Armas, una obra de la que el escritor y profesor Juan Manuel García Ramos ha dicho: “Hay libros de historia válidos por decenios y decenios y otros que expiran a los pocos años. En los casos del Atlántico estudiado por Rumeu de Armas y del Mediterráneo analizado por Braudel, la validez ha durado mucho tiempo y será difícil hablar de esas geografías en adelante ignorando las visiones de conjunto aportadas por uno y otro historiador. Con su obra, Rumeu de Armas metió a Canarias, con todo merecimiento, en la gran historia universal. Eso le debemos.” Si desea descargarse estos volúmenes pinche aquí: http://www.horaantes.com/es/dia-de-canarias-2015.

EL ARTE DE PREGUNTAR

 Juan Cruz publica Toda la vida preguntando, un libro en el que recoge treinta entrevistas con escritores, y en la que se encuentran nueve premios Nobel como Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, José Saramago, Orhan Pamuk, Doris Lessing, Imre Kertész, Le Clézio y Günter Grass.

NOS VISITA UN MAESTRO DE LA HISTORIETA

* El historietista Kim, creador entre otros personajes de Martínez el facha, firmará ejemplares de su último trabajo, El arte de volar, escrito por Antonio Altarriba, entre el 11 y el 12 de junio en la Librería Lemus, en La Laguna, donde Kim participará además en un diálogo con el especialista Manuel Darias. Premio Nacional del Cómic, Kim (Joaquim Aubert Puigarnau) ha colaborado entre otras revistas en El jueves, El Víbora y Mata Ratos.

Saludos, noche y día, desde este lado del ordenador.

“Los ornamentales efectos de un inválido condecorado en el retrete”

Miércoles, Mayo 27th, 2015

“Pero el uniforme no bastaba. Andreas contó que ya no poseía la cruz. Willi afirmó que no podía hacerse cargo del servicio en los lavabos sin una condecoración. Conocía la misteriosa relación existente entre los urinarios y el patriotismo y sabía apreciar los ornamentales efectos de un inválido condecorado en el retrete. A la mañana siguiente fue a una tienda de medallas a comprar cinco condecoraciones, entre ellas una estrella de oro y otras de oropel con cintas listadas de rojo, de rojo y blanco y de un rojo brillante. Andreas tenía que prendérselas en el pecho.”

(La rebelión, Joseph Roth. Traducción: Amand Domènech, Seix Barral, 1984)

Poemad dedica un especial a Ediciones La Palma

Martes, Mayo 26th, 2015

Poemad, la revista especializada en poesía y que realiza el mismo equipo que la editorial digital Musa a las 9 y el festival de poesía madrileño Poemad, dedica su número 14 a Ediciones La Palma.

El número incluye una selección de poemas de varios de los autores de esta editorial porque “rinde tributo a una de las editoriales históricas españolas de poesía: Ediciones La Palma, dirigida por Elsa López desde 1989”.

Participa en este monográfico el director actual de una de las colecciones de poesía de la editorial, Nicolás Melini.

Poemad repasa la historia de la editorial, que no se ha adscrito a ningún movimiento poético en particular y recoge fragmentos del trabajo como editor de Andrés Sánchez Robayna, que estuvo, junto con Eugenio Padorno, a cargo de la colección Tierra del poeta, en la que se enmarcaron obras de Octavio Paz y Juan Malpartida, entre otros; autores recogidos en la colección Retorno, que recuperó libros de Francisco Brines, José Hierro, Pablo García Baena o Luis Feria y autores de las 3 orillas atlánticas como el venezolano Rafael Arráiz Lucca, que ha publicado recientemente en la colección La Palma; el Premio Nacional de Poesía José María Millares Sall o la poeta gallega Luz Pichel; Jesús Munárriz, Arturo Maccanti, Leocadio Ortega, las argentinas Blanca Strepponi e Irene Russ, Pilar Martín Gila, Antonio Jiménez Paz, e inéditos de Bruno Mesa, Miguel Florián y Ernesto Suárez, así como de Cecilia Domínguez Luis, y los noveles Ismael Belda y Alba Sabina Pérez.

El número contiene, también, algunos vídeos breves: la fundadora, editora y poeta Elsa López lee uno de sus últimos poemas; Jesús Munárriz y Blanca Strepponi leen de sus libros de colección La Palma en un recital celebrado en la librería Rafael Alberti de Madrid, y el traductor del griego Mario Domínguez Parra lee en español y griego varios poemas de Kavafis, del original y la traducción de Alfonso Silván Rodríguez de la edición bilingüe publicada por la editorial a principio de los 90.

El sepulcro vacío, una novela de Cecilia Domínguez Luis

Lunes, Mayo 25th, 2015

“No siguió preguntando. Temía molestar a su amigo. Además, tenía unos meses por delante para pensar lo que quería hacer. Lo que sí tenía claro es que haría lo imposible para que su madre no se enterase de su escapada a Santa Cruz ni para hacerla sospechar de sus intenciones. Pensó en Matías y en la casona. En su imaginación empezaba a fraguar la idea de una posible complicidad del jardinero. «Si su padre fue cómplice del mío, si Matías supo guardar el secreto ante mi madre y ante los demás, algo que me dice que puedo confiar.»”

(El sepulcro vacío, Cecilia Domínguez Luis, Nueva Asociación Canaria para la Edición (NACE), 2015)

Inspirada en la historia real del sepulcro en el que iban a depositarse los restos de Diego Ponte del Castillo, marqués de la Quinta Roja, y que su madre Sebastiana del Castillo y Manrique de Lara ordenó construir cuando la Iglesia denegó que se enterrara el cuerpo de su hijo en campo santo, Cecilia Domínguez Luis escribe una novela en la que orbitan muchas y atractivas reflexiones.

Entre otras, la búsqueda. La búsqueda que emprende el ficticio hijo del marqués, Pablo, para conocer quién fue su padre y las oscuras razones que provocaron que sus acciones generase tanto miedo en su esposa y desconfianza en los religiosos que la rodean.

La novela narra la investigación de Pablo, que contará con la colaboración de Matía, el jardinero que cuida el extraordinario parque que rodea el mausoleo, y su abuela, una mujer de sólidas convinciones y fuerte carácter que contribuyen a despejar dudas frente a las sombras que se empeñan por sembrar quienes no desean que  se remueva el pasado.

El sepulcro vacío ofrece dos formas de interpretar la realidad bien distinta, y es ese choque que no deja de ser de voluntades, lo que anima al protagonista para insistir en sus pesquisas y descubrir –de ahí la búsqueda– la oculta verdad sobre su padre.

Cecilia Domínguez Luis cuenta esta historia en clave sostenida, con un ritmo sereno en la que planean secretos y misterios, y en la que la masonería y los masones juegan un papel destacado porque conducen al protagonista a una paulatina y traumática transformación cuando decide pensar por sí mismo.

La búsqueda, ahora personal, propone un cambio y la oportunidad de observar la realidad  con una mirada a la que no ciegue ni la luz ni la oscuridad.

Cecilia Domínguez Luis describe esta transformación a través de tres grandes peldaños que parecen un reflejo de la vida masónica: Primero se es aprendiz, después compañero y, finalmente, maestro al presentarnos a Pablo como un ser confuso en el que brota la semilla de la inquietud (aprendiz); más tarde decidido a emprender su laboriosa investigación (compañero) y concluir cuando Pablo descubre y asume quién fue su padre y la reconcilación consigo mismo y con los demás (maestro).

Podría apuntarse que la masonería es uno de los ejes a través de los que se mueve esta novela pero hay otros que resultan igual o más atractivos que éste. Por un lado, se muestra la presión que ejerce la Iglesia para que nadie ponga en duda sus decisiones y la de una  familia dividida cuya influencia pesa –y mucho– en un joven que camina entre las tinieblas y que solo quiere respuestas.

En El sepulcro vacío los masones son personas normales y corrientes –aunque alguno en la novela piense que les asoman los cuernos en sus reuniones secretas– y son representantes de una vanguardia librepensadora en la beata España de la primera mitad del siglo XX.

Y en aquel tiempo, a Pablo no le va a resultar fácil sacar sus propias conclusiones. Todas ellas recuerdos y recuerdos de recuerdos que evocan esquivos algunos de los personajes a los que  interroga.

Habla uno del mandil con extraños signos dibujados de su padre. Otros esgrimiendo argumentos de condena a los masones y a la masonería porque representa un cambio. Mientras, el protagonista se instruye con los libros que aún se conservan en la biblioteca familiar al mismo tiempo que intenta hacer su vida como estudiante y enamorado.

Otro personaje más son los jardines que rodean al mausoleo, una isla que parece ajena de su alrededor, y en la que el tiempo y las presiones no tienen lugar.  Un remanso de paz que cuida Matías como su padre lo cuidó primero.

El sepulcro vacío es una novela con capas en las que subyacen pequeñas historias. Y a ratos funciona como novela romántica y en otro iniciática. También es un relato de misterio pero sobre todo una historia de respeto. O de apreciar, no tolerar, lo diferente.

Saludos, espuma, desde este lado del ordenador.

Películas para ver en un día de reflexión

Sábado, Mayo 23rd, 2015

INTRO

Las urnas nos harán pensar el domingo 24 de mayo que somos ciudadanos. Así se han empeñado en repetirlo, con radical cretinez en muchos de los casos, los candidatos en una campaña que por su sabor local le imprime a la cosa una expectativa digamos que curiosa. De repente, gente que ni te saluda, se te acerca para estrecharte la mano e incluso te invita, si se tercia, a que te tomes una cervecita y un pincho de tortilla. A cambio, escuchas promesas –todas bienintencionadas–  y después vete a casa que mañana será otro día.

El cine ha recogido en numerosas películas el sentido de espectáculo, más que de fiesta, que tienen las elecciones. Y la mayoría de ellas mostrando la tramoya que hay detrás de la fanfarria, los discursos y los bocadillos de mortadela.

Las elecciones han sido objeto de inspiración de la mayoría de las filmografías de los países democráticos en los que se reparte el mundo, aunque destaca la aportación del cine norteamericano en esta lista de urgencia que les proponemos. Una lista que ha tirado de la memoria cinéfila y de Internet para recomendar una serie de títulos necesarios para pasar una noche de domingo que será, me temo, muy laaarga.

LAS PELÍCULAS

Ciudadano Kane (Citizen Kane, Orson Wells, 1941).- Ya está todo escrito sobre esta película que recorre la vida y obra del magnate de la prensa Charles Foster Kane. Narrada a través de quién lo conociera, en ella Kane provoca la guerra contra España por Cuba para vender más periódicos y se presenta a las elecciones, de las que sale derrotado el infeliz aprendiz de brujo.

El político (All the King’s Men, Robert Rossen, 1946).- Basada en la novela Todos los hombres del rey, de Robert Penn Warren, la película cuenta la ascensión y caída de Willi Stark (Broderick Crawford), un hombre honrado y valiente que sufre una transformación el día que decide entrar en política y descubre que todo es juego sucio. Dramática fábula sobre el poder, Steve Zaillan dirigió una más que estimable versión en 2006 que no aporta sin embargo nada nuevo a la cinta original.

Un rostro en la multitud (A Face in the Crowd, Elia Kazan, 1957). A mi personalmente me parece una de las mejores películas de Kazan, quien contó con un guión original de  Budd Schulberg, con quien ya había trabajado años antes en La ley del silencio, para describir como el poder –otra vez el poder– emborracha a un hombre que por obra y gracias de los medios de comunicación pasa de ser un desconocido a uno de los personajes más influyentes de Norteamérica y asesorar a uno de los candidatos a la presidencia de su país. Una mirada, muy amarga, a las cándidas Caballero sin espada (1939) y Juan Nadie (1941) de ese clásico imprescindible que es Frank Capra.

El último hurra (The Last Hurrah, John Ford, 1958).- Una entrañable mirada, tierna y  enojada, sobre la política y un alcalde (Spencer Tracy) que se resiste a dejar de serlo en un pequeño pueblo de Nueva Inglaterra a cuyos habitantes aprecias y reconoces de otras películas de Ford.

El mejor hombre (The Best Man, Franklin J. Schaffner, 1964).- Escrita por Gore Vidal, un extraordinario cronista de la vida política estadounidense, El mejor hombre narra la campaña electoral a la presidencia de los Estados Unidos de dos candidatos antagónicos y sus respectivos equipos.

El candidato (The Candidate, Michael Ritchie).- Solo un actor como Robert Redford pudo interpretar a un joven político concienciado e idealista. Para los interesados en observar con pulso –más periodístico que cinematográfico– cómo se forja un candidato en los Estados Unidos de Norteamérica el filme funciona muy bien como documento aunque la historia humana que hay detrás pasa a un segundo plano ante el notable sentido del espectáculo que tienen los estadounidenses para entretenerse con cualquier cosa. Lo que incluye también la actividad política.

Taxi Driver (Taxi Driver, Martin Scorsese, 1976). ¿Qué hace en esta lista Taxi Driver? ¿Qué hace? La respuesta tiene una explicación, en este fascinante viaje a los infiernos escrito por Paul Schrader y protagonizado por un chalado Robert de Niro, Travis, nuestro solitario protagonista, se enamora de una mujer que trabaja para un candidato presidencial en un Nueva York que Scorsese retrata como cuna del pecado. Cybill Shepherd interpreta a la atractiva voluntaria pero será una joven prostituta con la forma de Jodie Foster quien ¿redima? al loco de Travis.

El diputado (Eloy de la Iglesia, 1978).- Eloy de la Iglesia es uno de los cineastas más polémicos y personales del cine español de los años setenta y ochenta. Un cronista del lado oscuro de la por aquel entonces joven democracia española que en El diputado da dos cachetadas (muy bien dadas, por cierto) a la izquierda de aquellos años. El filme cuenta cómo Ramón Orbea, un diputado de un partido de izquierdas en las primeras elecciones democráticas de la Transición, va a ser elegido secretario general, momento en el que un grupo de la extrema derecha comienza a presionarlo con hacer pública su homosexualidad. Morbo y política en una película irregular, sí, pero también muy provocadora e incómoda.

El disputado voto del señor Cayo (Antonio Giménez-Rico, 1986).- Basada en la novela de Miguel Delibes, la película propone dos visiones de España cuando en las elecciones de 1977 un candidato de un grupo político viaja hasta un pequeño pueblo de Castilla y conoce a su alcalde, un hombre que es una rareza en un país que ha tomado otro rumbo y que va a una velocidad que lo desborda.

Primary Colors (Mike Nichols, 1998).- La película está inspirada en la campaña presidencial de Bill Clinton, y en la relación que mantiene el matrimonio que interpreta John Travolta, como candidato, y su esposa en la pantalla, la actriz Emma Thompson. No termina de cuajar sin embargo como comedia esta sátira sobre las tentaciones que acosan a los representantes de la cosa pública.

Los idus de marzo (The Ides of March, George Clooney, 2011).- La trastienda y la fauna que rodea la celebración de unas primarias y hasta donde puede llegar un joven, en este caso un jefe de prensa, para convertirse en un tiburón. Y todo ello observado con elegante ironía por George Clooney, quien contó con dos actores que opacan al resto de su reparto como son Ryan Gosling y su mentor en la película, Philip Seymour Hoffman.

POST DATA

Hay más películas, como las comedias El hombre del año (Barry Levinson, 2006) y las olvidables Su distinguida señoría (Jonathan Lynn, 1992), Head of State (Chris Rock, 2003) y En campaña todo vale (The Campaign, Jay Roach, 2012).

Saludos, ¡el voto es secreto!, desde este lado del ordenador.

¡¡¡Max madera, es la guerra!!!

Jueves, Mayo 21st, 2015

Cansado de observar cómo héroes y villanos se lían a puñetazo limpio por salvar o aniquilar a la humanidad, aquí estoy de nuevo en el Cine Víctor que se resiste a desaparecer –o a que lo troceen en salas– para reencontrarme con uno de esos amigos al que había perdido el rastro hace ahora unos treinta años.

Max, que así se llama el colega, aparece en Mad Max. Fury Road, pero no tengo muchas esperanzas puestas en él porque el tío que está detrás del guión y de las cámaras ¿no se había jubilado?

- Carajo voy a estar yo jubilado.- exclama George Miller.

- ¡Abuelo George!.- digo al reconocerlo.

George es el sospechoso abuelo de las antípodas y después de tantos años regresa para contarme una nueva batallita del amigo Max.

- Abuelo, déjelo estar, que ya no tiene usté edad para estas cosas- pienso antes de que se apaguen las luces de la sala. Estiro entonces las piernas, suelto los primeros bostezos y cruzo las manos sobre mi orgullosa barriga cervecera.

- ¡Ponte el cinturón de seguridad!- grita el abuelo George.

- Anda ya.- respondo.

Y comienza Max

¡Max madera, es la guerra!

Y la velocidad me tira pa`alante y luego pa`trás. más comenzar la película. Así que como puedo me pongo el cinturón como bandolera y, con el potente viento castigando los ojos, dejo que mi corazón clame por más gasolina (y de paso un poco de eso plateado que aparece en la cinta).

¿El abuelo George? El puñetero abuelo George pisa el acelerador.

Porque Max va a más. Y cuando escribo más es max y más. Es mad.

Y vuelvo a ser aquel adolescente que se metía en el cine para que le chutaran emociones de todos los colores. Hoy, desconcertado primero y sorprendido después tras 120 minutos del ala que vuelan porque mesmeriza observar lo que pasa en la gigantesca pantalla.

Y dirige todo ese circo de coches tuneados que recorren espacios abiertos como son el desierto y una garganta de piedra que se pierde en el horizonte, el abuelo George. Maestro de ceremonia que maneja el volante con la misma pericia de hace años pero mucho mejor y a una velocidad de vértigo.

Y el tam tam de los tambores y la guitarra de un tipo rojo que va en uno de esos camiones despiertan al hombre de las cavernas que anda por ahí.

¿Y Max a todas estas?

Más que Max una Furiosa, una Furiosa Charlize Theron con la cabeza afeitada que roba como una valquiria de la carretera el protagonismo al loco de Max, que ya no es Mel sino Tom, Tom Hardy, que pasa a un discreto plano porque solo es una bolsa de sangre…

¿Western futurista?, ¿reinterpretación en clave cruda de la fordiana La Diligencia?, ¿cómic de ciencia ficción con aroma al viejo y revolucionario Metal Hurlant?

No, Mad Max. Fury Road es Más.

Mucho más en estos tiempos de cine neutro y con efectos especiales.

Un elegante y coreografiado corte de mangas a todo ese cine de autos locos a lo Fast and Furios. Y real. O como se hacía antaño… porque los coches son coches de verdad. Tan de verdad que son otros de los grandes protagonistas de la película porque tienen personalidad, la misma y cromada personalidad que los personajes de carne y hueso, y cuando actúan juntos hombre y máquina inician una danza infernal a golpe de tam tam y guitarra eléctrica que te hace saltar de la butaca.

- Ni se te ocurra quitarte el cinturón.- dice el abuelo George.

“Ni de coña” pienso mientras aprieta y aprieta el acelerador y reconozco a toda esa galería de personajes que salen de mi mismo psiquiátrico. Y del mismo escenario postnuclear en el que habito.

Y entre tanta nube de polvo… una historia que funciona con el mismo efecto que un cuento infantil de los de antes. Esos que cuando leías se te inundaba de placentera inquietud.

Un grupo de chicas, una de ellas embarazada, y a las que ha liberado Furiosa son perseguidas por la cuadrilla de Inmmortan Joe. Las chicas buscan un sitio en el que no ser esclavas, concubinas de ese Joe que es más feo que Picio y en su huida se tropiezan con Max, y se arma la de Dios.

Tan de Dios que clavo las uñas en los brazos del asiento mientras pienso que no…, no creo que la siguiente escena vaya a más porque no… no… es imposible… pero para el viejo George solo existen los posibles. Lo que hace que la piel continúe erizada…

- Frena que nos estampamos. ¡Cuidado!, ¡cuidado con esa curvaaaaa!- le gritó al abuelo George.

Y da un violento volantazo mientras por la pantalla desfilan batallas cuidadas pero más turbadora por hermosa la nocturna; y recibo información de Max, que continúa chalado, y de ese mundo desértico donde el agua es la mercancía que mueve al mundo, y de cómo han sobrevivido los hombres en comunidades. La que dirige Joe se sostiene por un ejército de esclavos que vigila un ejército de bárbaros. Hinchas que gritan Valhalla.

Y huyen de todos ellos pisando el acelerador los que portan las semillas. O la esperanza, que para Furiosa y Max tiene forma de redención. Eso dicen, los pájaros.

Poco a poco el abuelo George levanta el pie del acelerador y cuando por fin se detiene salgo como salía antes del cine: trastabillando y con las emociones encendidas.

Y pienso, luego existo, que esto y no otra cosa es nuestro espectáculo.

Saludos, tribu, desde este lado del ordenador.