Archive for Enero, 2022

Fallece el cineasta Roberto Pérez Toledo

Lunes, Enero 31st, 2022

Una noticia triste no solo para el cine que se hace en Canarias sino también para la cultura de este archipiélago, muere a la edad temprana de 43 años el director, guionista y productor Roberto Pérez Toledo en Madrid, según informa la Academia de Cine y que recoge en un despacho la agencia de noticias Europa Press.

El fallecimiento del cineasta ha coincidido con la representación estos días de su primera obra de teatro, Manual básico de lengua de signos para romper corazones, en el Teatro María Guerrero con producción del Centro Dramático Nacional.

Roberto Pérez Toledo tenía previsto participar este lunes en un encuentro en la Academia de Cine que incluía la exhibición de sus cortos Vuelco Los gritones, Rotos, Sí a todo, Tris, Admirador secreto, Taras, Amor de autor, Siempre que lo cuento, Hidroalcohólico y Antes de la erupción.

Además, la semana anterior presentaba en el Centro Dramático Nacional Manual básico de lengua de signos para romper corazones, una historia de amor entre dos chicos con discapacidad.

Natural de Lanzarote, el también productor y guionista estrenó en 2012 Seis puntos sobre Emma, su primer largometraje como director y guionista. Un año después participó en el largometraje colectivo Al final todos mueren junto a otros tres directores y un año después lanzó la tv-movie Los raros amigos convertida en un fenómeno viral en la red, donde acumula más de 22 millones de visitados.

En 2017 estrenó Como la espuma, su tercera película en solitario. Además, ha sido director y guionista de más de 40 cortometrajes. Recientemente creó y dirigió Amor superdotado, la primera serie de ficción española para Facebook Watch, y rodó el largometraje Lugares a los que nunca hemos ido.

(*) La imagen está tomada del Diario de Lanzarote

La diosa de los eunucos, cuentos de Sergio Barreto

Lunes, Enero 31st, 2022

“- Así huele el conocimiento quemado. Estos hombres son la ira de los dioses. Nosotros, la vergüenza de la sabiduría – lamenta Sergio”

(Viento quemado, primer cuento de La diosa de los eunucos, Sergio Barreto. Colección Sitio de Fuego, Baile del Sol, 2021)

El caso de Sergio Barreto no es nuevo en las literaturas que se escriben a este lado del Atlántico pero sí singular si se tiene en cuenta que salvo uno o dos compañeros de generación, cultiva y bien el cuento, la novela y la poesía.

La diosa de los eunucos
(colección Sitio de fuego, Baile del sol, 2021) aterrizó en librerías a finales del año pasado, y se trata de un libro de relatos que reúne diez historias en las que Barreto simultanea géneros diversos, adoptando en cada uno de los relatos un estilo particular, adaptado a lo que narra en ocasiones con notable pulso y en otras dando bandazos, como si no hubiera encontrado el estilo a través del cual encauzar lo que deseaba narrar.

Con todo, y que nadie se llame a engaños, Sergio Barreto es un buen contador de historias solo que a veces se deja llevar por el cómo lo cuenta más por el qué es lo que cuenta, lo que desactiva a nuestro juicio el interés de alguno de los diez cuentos que se incluyen en un libro que, pese a sus carencias, se lee con sorpresa, la sorpresa de descubrir (en otros casos de redescubrir) el temple narrativo de un escritor que también es (no fue) poeta.

La diosa de los eunucos inicia su itinerario con Viento quemado, un relato atractivo aunque disperso sobre alguno de los sabios que intentaron rescatar obras antes y durante el incendio de la Biblioteca de Alejandría. No está mal lo que se cuenta pero pierde el equilibrio al final porque no se redondea el texto con un acabado tipo vuelta de tuerca. Se intenta, es cierto, pero resulta algo forzado a nuestro juicio.

El siguiente cuento se titula ¿Qué comen las ballenas? Y desconociendo si se escribió tras ver Galipolli, aquel fantástico largometraje bélico de Peter Weir sobre una de las batallas más sangrientas de la I Guerra Mundial en suelo turco, se trata –es cuestión de gustos personales– del mejor cuento que se recoge en un libro que va en ascenso y descenso como si uno estuviera en uno de los vagones de una montaña rusa. Con todo, ¿Qué comen las ballenas? no hubiera decepcionado a toda esa pléyade de grandes escritores que participó en aquella contienda (nunca se escribió tanto y tan bien en occidente sobre un conflicto, y dejo algunos nombres: Jünger, Remarque, Hemingway, entre otros) aunque las intenciones de Barreto más que una exaltación del combate o un alegato en favor del pacifismo van por otros derroteros que no desmerecen el resultado final de un cuento escrito con convicción.

El tercer relato, Cuando había poca agua, es el más cercano a un anterior libro de cuentos del autor, Las estribaciones occidentales de Cydonia porque transcurre en una ciudad reconocible pero que no es, lo que puede desconcertar a quien lo lea aunque una vez se asumen las reglas del juego no deja de ser un atractivo retrato sobre las miserias humanas con un personaje, Diógenes, que ya dice mucho de por donde irá su discurso.

El primer hijo e Ich Bin Ein Berliner son historias aparentemente diferenciadas pero que entiendo que están unidas por un sutil cordón umbilical. Quizá sean los relatos con influencia más estadounidense de la obra, y como tal ejercicio deben de leerse.

No me ha resultado de lo mejor el cuento que, precisamente, da nombre a este libro, La diosa de los eunucos, un relato contradictoriamente ¿feminista? Pero en el que convergen también otras lecturas que no resultan para nada próximas a ese ¿feminismo? que se deja entre interrogantes. Es, si no me equivoco, el cuento más grande en extensión del libro, lo que me hace pensar que Sergio Barreto se mueve mucho mejor en las narraciones cortas, muy cortas pero sin llegar a los extremismos del microrrelato, que cuando juega con más texto…

Confirma lo que escribo el relato que viene a continuación, Invasión, uno de los más reducidos, cuatro páginas en las que se condensan emociones y una amenaza que viene del mar con resonancias lovecraftianas.

Aisladas, que es el título del cuento que viene a continuación, es con La diosa de los eunucos uno de los cuentos más extensos del libro y, como me sucedió con éste, un relato que se pierde probablemente porque se escribió sin tener muy claro cómo ni cuándo tendría que ponerle punto y final.

Los dos últimos relatos del libro son Astronautas, los últimos rebeldes y Las que cubren sus cabellos con plumas de Hymenops. El primero de ellos tiene algo de Ray Bradbury, y esa misma sombra asoma en el segundo aunque sea una visión muy personal tras leer dos cuentos que, si están en este volumen, es porque su autor debe de haber entendido que funcionaban en una obra que pretende ser una metáfora sobre “el pasado, el presente y el futuro de la especie”, que es lo que se lee en la contraportada de La diosa de los eunucos.

Una obra que con sus desaciertos nos muestra a un escritor que se mueve –cuando no se deja llevar por las musas– con comodidad en un género tan difícil como es el cuento aunque se agradecería una mayor preocupación por el tratamiento ya que, como dijo el escritor argentino Julio Cortázar, “no hay cuentos buenos ni malos sino formas de narrarlos”.

Saludos, cuando todo parecía tranquilo…, desde este lado del ordenador

Una visita al callejón de las almas perdidas

Viernes, Enero 28th, 2022

Hacía mucho, demasiado tiempo, que no iba al cine para ver una película en condiciones. En pantalla grande. Sí, yo también he sido víctima de plataformas, aunque recurro bastante también a mi videoteca para volver a ver las películas de siempre, las que han marcado mi vida…

Estoy en el Víctor. Y es miércoles, día del espectador. Acudo a la primera sesión, las de las cinco de la tarde (como los toreros) y me doy cuenta que estoy solo en la sala gigante. Solo en la parte de abajo, que es donde me gusta sentarme en el cine más aristocrático de Canarias.

La película es El callejón de las almas perdidas, que dirige Guillermo del Toro que es un cineasta que, a mi, aquí que ahora nadie me lee, me resulta ni fu ni fa pero la novela que inspira este largometraje, y que dio origen en los años 40 a una extraordinaria película que protagonizó Tyrone Power, me obliga a ver la versión del mexicano…

Guardo un grato recuerdo de la novela, de la que ya escribí hace tiempo, y busco información de su escritor William Lindsay Gresham, que se puso del lado de la II República durante la Guerra Civil que dividió a España, y en la que no pegó un solo tiro porque hizo funciones de médico. Dedica la novela a la poetisa Joy Davidman, la mujer que vivió una bellísima historia de amor hasta su muerte con el escritor británico C.S. Lewis, y que Richard Attemborough reflejó en Tierras de penumbra (1993), en la que Debra Winger hacía, precisamente, el papel de Davidman y Anthony Hopkins el del Lewis.

Cometí el error de leer alguna reseña en torno a la película de Guillermo del Toro, y se escribe así porque las reseñas hay que leerlas nunca antes sino después de ver la película para que no te condicione la experiencia, y un amigo me avisa que le pareció lenta… así que ahí, solo en el patio de butacas, comienzo a ver El callejón de las almas perdidas y me entretiene y convence la versión del mexicano. Admito, incluso, su gusto por la grandilocuencia, por los grandes escenarios artificiales… y me parece que está no bien sino muy bien Bradley Cooper. Kate Blanchet, como siempre y me seducen como siempre también Rooney Mara y Toni Collette.

Mientras veo la película en la sobrecogedora soledad de la sala (yo solo, el único espectador ante la pantalla gigante… subidón de adrenalina, el cine es el cine y todo eso) trituro en mi cerebro las odiosas comparaciones con el filme que protagonizó Tyrone Power y pienso, porque existo no vayan ustedes a creer otra cosa, que William Lindsay Gresham estaría muy orgulloso con esta nueva película que revive en pantalla a sus desgraciada criatura literaria. Un círculo, la historia que narra, un círculo la vida que lleva su protagonista… Primero en el circo de las sombras y luego en ese otro circo de sombras donde habitan los multimillonarios…

Cuentan que el escritor fue comunista pero que tras su experiencia en la guerra española dejó esas ideas para estudiar ocultismo y no sé si algo de Tarot. El Tarot está muy presente en la novela y también en las dos películas que reproducen con imágenes la tragedia de un hombre solo. Solo con sus demonios. Solo ante sí mismo.

Apunto dos frades que no vienen al caso pero que hablan del éxito y del fracaso:

“Muchas de mis preocupaciones nunca ocurrieron”, Mark Twain

“La llave del éxito es ir de fracaso en fracaso con entusiasmo”, Winston Churchill.

Y eso es todo.

Por hoy.

Saludos, llueve, desde este lado del ordenador

Micropsias, un libro de Ángeles Jurado Quintana

Jueves, Enero 27th, 2022

En la contraportada se lee que la micropsia es un trastorno neurológico relacionado con la obra Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carrol, al parecer sospechoso de sufrir una patología que la Wikipedia que todo el mundo crítica pero que sin embargo todo el mundo consulta, define como aquel cuadro que distorsiona la percepción visual. “Aquellos que padecen este trastorno experimentan distorsiones en la percepción de los objetos, viéndolos más pequeños de lo que realmente son”.

Micropsias, en plural, es el título de un libro de microrrelatos que firma la periodista Ángeles Jurado Quintana y que edita dentro de la colección Sitio de fuego, la editorial Baile del sol. El libro reúne una serie de textos cuyo tono general es el de lo inquietante. Hay algunos muy buenos y otros que no lo son tanto pero estas cosas pasan en recopilatorios que, como viene al caso, cuesta que mantengan si no un tono constante, sí que una regularidad que no termina de afinarse.

Con todo, es una obra que se recomienda leer a ratos y no de una sentada. Cada pieza, cada relato reducido en muchas ocasiones a su mínima expresión, cuenta una historia. Y esa historia está narrada a su vez de una manera diferente. No hay un estilo, ni unas formas uniformes sino una apuesta por la variedad que lo enriquece, a nuestro juicio.

El libro se estructura en cinco partes (Del amor al desamor y vueltayvira, Extranjerías, Micropsias, Muertes diminutas, mínimos suicidios y Maternidades) que operan cada uno de ellos a su manera, aunque no termine de encontrarle a algunos de los relatos una seña que lo identifique en uno u otro de los segmentos que propone Jurado Quintana. Con todo, y al tratrarse de piezas mínimas en su mayor parte, la obra se lee con fluidez y hay algunas historias que saben noquear o al menos hacerse notar para esa clase de lectores viajados y viajeros, como cultivadores de caza menor y caza mayor literaria.

Una de las características que más celebro del libro es su ambición por dejar una huella, aunque sea deleble, en el ánimo del lector. Otra que se traten de textos que van desde lo poético hasta lo trágico sin renunciar en ocasiones a un humor que se agradece. Humor teñido de ironía que descubre a una escritora que de momento prefiere moverse entre el microrrelato y el relato breve y no en la novela. O la novela corta. A la espera de que de el salto, de que se adentre en las complejidades de lo extenso, en Micropsias el lector encontrará una serie de piezas que van desde lo conmovedor a lo marciano, así, con todas sus letras, sin perder en ningún momento la mirada al frente en esta recopilación de “cachitos de universo, a veces universos mínimos completos, en forma de historias diminutas que, a veces, caben apenas en dos frases”, se lee en el texto de contraportada.

Al margen de estos “cachitos”, Micropsias son historias. Historias no tan mínimas como quisiera alguno sino historias que con una sola frase. O dos, funcionan de forma cerrada. Lo erótico juega también un papel protagónico esencial, un erotismo que no cae en la pornografía aunque a veces la bordee. En el relato Interruptus, por ejemplo:

“Acelera, ordenó ella mentalmente a aquel dedo dubitativo, que giraba en torno a su clítoris como si no supiera qué hacer exactamente con él. Como si la hubiere escuchado, el dedo escapó hacia el terreno más seguro del ombligo”.

El libro propone también en la primera parte reflexiones en forma de microrrelato que no aforismos en torno al amor como en el titulado Expolio:

“No se contentó con robarme el corazón. También quiso expropiarme los recuerdos anteriores a nuestra historia”.

El abanico se extiende al extranjero, al hecho de sentirse y obligar a sentirse forastero en tierra extraña en Extranjerías mientras que la tercera sección, y que da título a este volumen, reúne muchos de los microrrelatos que contiene el libro. Entre otros, Retraso:

“El vecino llegaba tarde al trabajo. Lo notó en la vibración apurada, más veloz que de costumbre, de su maquinilla eléctrica”.

La muerte en sus más variadas expresiones protagoniza la cuarta sección de Micropsias. La muerte vista en ocasiones con un sentido del humor que se agradece. No hay oscuridad ante lo que no se entiende sino una mueca con forma de sonrisa ante lo inevitable.

Por último, en Maternidades, Ángeles Jurado Quintana escribe con un lenguaje poético sin efectismos y cursilerías retratos sobre crear vida.

“Su carita de alienígena aparecía determinada en la ecografía. No era perceptible en la pantalla, pero tomaba notas mientras jugueteaba a enredarse con el cordón umbilical. Hacía cálculos, dibujaba teoremas. Estaba decidido a abandonar la cápsula espacial aquella misma noche”.

En resumen, se trata Micropsias de un libro que merece la pena leer a sorbos y no paso a paso, de dejarse arrastrar durante un rato por estos textos que hacen estimular la cabeza y, a veces incluso, la de reflexionar al atribulado lector cuando deja reposar su lectura y se percata que las cosas más cercanas se observan con mucho más detalle si se las ve desde cierta distancia.

Saludos, ¿sale acaso el sol?, desde este lado del ordenador

Eles Transportan a Morte participa en la Sección Bright Future del Festival de Cine de Rotterdam

Miércoles, Enero 26th, 2022

Después de obtener el Premio a la Mejor Aportación Técnica en la 36ª edición de la Semana de la Crítica de la Mostra de Venecia y una Mención Especial del Jurado de la Sección Zabaltegi-Tabakalera en la 69ª edición del Festival de San Sebastián, Eles Transportan a Morte de Helena Girón y Samuel M. Delgado participa en la Sección Bright Future de la 51º edición del Festival de Cine de Rotterdam. La película compite con una selección de óperas primas, caracterizadas por su original temática y estilo individual, que representa la corriente más innovadora del cine reciente. En esta edición virtual, el film estará disponible para prensa y profesionales acreditados en la web del certamen, desde mañana hasta el próximo 14 de febrero.

Eles Transportan a Morte
cuestiona la épica de los relatos de conquista para desarrollar un discurso crítico sobre la colonización, sus representaciones y sus repercusiones. Esta coproducción entre la compañía gallega Filmika Galaika (Sycorax, Longa Noite) ha conseguido además el Premio ala Mejor Dirección, Mejor Música y Diseño de Sonido en el Festival Cinespaña de Toulouse, el Premio a la Mejor Contribución Artística (en el apartado de Fotografía) en el Festival de Cine del Cairo, el Premio Xacobeo en el Festival de Ourense y el Premio a la Mejor Película en el Festival de Cine de Pontevedra Novos Cinemas.

Saludos, muchas ganas de verla, desde este lado del ordenador

Jorge Majfud: “Los anglosajones ejercen la desmemoria como tradición”

Martes, Enero 25th, 2022

Firma: Yolanda Delgado Batista (*)

En marzo del 2020, Jorge Majfud, escritor y profesor uruguayo de la universidad de Jacksonville (Florida), publicó en Estados Unidos La frontera salvaje: 200 años de fanatismo anglosajón en América Latina, ensayo que tuvo una acogida muy favorable por parte de diferentes figuras del mundo académico y literario, como el lingüista Noam Chomsky o el dramaturgo y escritor Ariel Dorfman entre otros. El libro llega a España gracias a la editorial canaria Baile del Sol en un momento bastante interesante en el que están apareciendo obras con distintos enfoques sobre el proceso de conquista y colonización de América Latina.

- ¿Qué encontrará el lector en La frontera salvaje?

“Básicamente el libro cubre los últimos dos siglos de agresiones: Daniel Boone, el intervencionismo político de Washington y el de las corporaciones económicas estadounidenses en lo que hoy conocemos imprecisamente como América Latina donde se incluye una gran parte de Estados Unidos. Retomo los mitos fundacionales de la nación, esas narrativas que nos rodean a diario y trato de explicar cómo se oponen diametralmente a la realidad”.

- ¿Por ejemplo?

“ La gran fragmentación nacional en clases, como los millonarios y los millones de endeudados, todos aupados en la misma iglesia, en razas o etnias de esclavos y de esclavistas, de guetos pobres y de congresistas ricos, el norte contra el sur. Y, por otro lado, la obsesiva idea de Unión: una sola bandera, un solo Dios, una sola patria en peligro perpetuo. La obsesión por la esclavitud y el control de la mentalidad anglosajona oculta tras la máscara de “lucha por la democracia y la libertad”. Eso se tradujo luego en la idea de que son los empresarios millonarios quienes crean trabajo y benefician a los peligrosos trabajadores. El amor por las armas y el odio por los sindicatos que tras la Guerra Civil eran muy fuertes, son una traducción o un travestismo de la anterior cultura del amo, garante de Dios, del orden y de la libertad contra el demonizado esclavo que quería destruir la prosperidad y la moral. La idea de que “llevamos la democracia a América Latina” choca con cientos de ejemplos en contra y ninguno a favor. De hecho, Washington ha sido el mayor promotor del comunismo en América Latina”.

- ¿Habla del pasado o de hoy?

“Del pasado y del presente, como todo cuando hablamos de mitos fundadores. Están más vivos que las secuoyas. Pregúntale a cualquier estudiante universitario estadounidense por qué motivo se independizó Texas en 1836 y te dirá que fue para liberar a los americanos de la tiranía mexicana. No dicen que fue porque los mexicanos les regalaron tierras y cometieron el pecado de ilegalizar la esclavitud. Y cuando los mexicanos se dieron cuenta del error, ilegalizaron la inmigración del norte y los fanáticos blancos continuaron cruzando la frontera de forma ilegal. Y así podemos seguir con las Repúblicas bananeras, las masacres de negros como deporte allá en los trópicos del mundo, todo para salvar a la “raza superior” que debía sufrir la responsabilidad de salvar la civilización. Rudyard Kipling en su poema, La carga del hombre blanco, lo resumió perfectamente y los políticos estadounidenses no se cansaron de citarlo. Cuando descubrieron que eran minoría, entraron en pánico. Comenzó un remake de la retórica esclavista: había que evitar el “genocidio blanco”, la desaparición de la raza hermosa y superior”.

- Un discurso que ha regresado…

“Sí, nada nuevo. Toda esa tradición ha vuelto. Esta vez de forma descarada, ya sin las máscaras de lo políticamente correcto. Creo que en el siglo XIX la paranoia se agravó cuando los blancos terminaron de colonizar el mundo y descubrieron que no eran mayoría. Sus hermosas hijas podían caer en la tentación de penes grandes y oscuros o, peor, de una revuelta estilo Haití. Está en las cartas de muchos líderes y políticos racistas de la época… No por casualidad se consideraba que las guerras y el imperialismo eran cosa de machos, lo siguen siendo. Esa obsesión sexual no hace mucho se vio cuando los precandidatos Marco Rubio y Donald Trump debatieron sobre el tamaño del pene en una cadena nacional de televisión. La gente vota a quienes los representan, pero por razones poco que ver con el intelecto, ya sea por el color o por el tamaño del pene. Imaginación pornográfica que llevó a miles de linchamientos solo en Estados Unidos. La ley de linchamientos fue abolida el año pasado, no sin resistencias. En cambio, la obsesión por las armas, que tiene el mismo origen, todavía está vigente y lo estará por unos siglos más, ya que es la segunda religión más importante del país”.

- Puede pensarse que La frontera salvaje descarga de responsabilidad a los latinoamericanos en relación a sus propios problemas.

“Y que los latinoamericanos son subdesarrollados porque leían a Eduardo Galeano, ¿no? Pura propaganda inoculada, muy vieja pero muy vigente gracias a los grandes grupos mediáticos. Claro que los latinoamericanos tienen parte de responsabilidad, pero la pregunta es otra: ¿De qué paquete social e ideológico estamos hablando? Los reaccionarios son expertos en armar combos políticos, meten a Dios y al libre mercado en un mismo menú como McDonald’s, la hamburguesa viene acompañada de papas fritas y cola. Quieres comerte una hamburguesa y terminas adicto a lo otro también”.

- América Latina y su responsabilidad vendría a ser uno de esos combos.

“ De la misma forma que es otro combo hablar de “Estados Unidos”. Millones de estadounidenses se opusieron y se oponen a las agresiones y abusos imperialistas. Es por eso que en La frontera salvaje utilizo más “Washington” como poder político, como recurso de sus corporaciones millonarias, como centro de sus secretos ilegales en lugar de “Estados Unidos” que es un país-continente lleno de contradicciones y de disidentes, gracias a los cuales la historia no es aún más trágica de lo que es”

- Es decir, no todos son responsables por igual.

“La responsabilidad de la tradicional oligarquía de los países del sur no puede ser la misma que la de los torturados, de los desaparecidos, de los millones de masacrados (200.000 solo en Guatemala por una gracia de la CIA), la mayoría indios, negros o blancos pobres. Las dictaduras tampoco son la consecuencia de los tan mentados guerrilleros que vinieron después de un siglo de genocidios, de masacres y barbaridades sociales. Pero a la oligarquía y a sus mayordomos les conviene repetir esta estupidez, no pocas veces mencionando una historia muy limitada. Recordemos la lógica universal que mencionaban el peruano González Prada, el ecuatoriano Juan Montalvo en el siglo XIX y el estadounidense Malcolm X el siglo pasado: los indios, los negros de la casa eran los principales defensores de la opresión de sus hermanos del campo”.

- Oligarquía latinoamericana suena algo viejuno…

“Que suene, y que suene fuerte, como el E pur si muove de Galileo. Esos, los oligarcas latinoamericanos sí son los primeros responsables de las dictaduras, de las masacres, de las injusticias, de la explotación, de la muerte joven y de la miseria de millones en nuestras sociedades. Que publiquen mil libros y millones de diarios y revistas, que les den cien mil, un millón de subscribers a los nuevos mercenarios en YouTube, ahora etiquetados como influencers, pero la historia dura y oscura no la cambia nadie. Para olvidar esta realidad tan obvia, al menos mientras la verdad sea peligrosa, están los mercenarios de la pluma y del selfie, unos asalariados y otros convencidos honorarios. Estos mercenarios, voluntarios e involuntarios, apoyados por los millones de la CIA y de las organizaciones que canalizan ayudas como la USAID, la NED y tantas otras fundaciones que se han dedicado décadas a victimizar a las víctimas acusándolas de auto victimizarse. Se publican libros promovidos por grandes editoriales, pintando a los latinoamericanos como irresponsables que culpan a Estados Unidos y a Europa de su subdesarrollo, que el pasado, pasado está y que no cuenta… No tienen sentido de la decencia.

- Cree entonces que la cultura está manipulada por fuerzas externas.

“¿No es el mercado un factor parcialmente externo a la cultura? El mercado es una parte de la cultura, pero no su director. ¿No son los millones de dólares, canalizados por diferentes fundaciones, cuando no de forma directa y secreta, factores determinantes en la venta y en la circulación de determinadas ideas, de determinadas sensibilidades éticas y estáticas? Hay que ser muy ingenuo para creer que no es así”.

- En La frontera salvaje se incluyen varias historias que revelan estas manipulaciones en la cultura y en la prensa.

“Sí, de forma concreta y basada en documentos desclasificados. En el pasado reciente (no hay razones para pensar que ahora es diferente) la CIA promovía esos libros y hundía a aquellos otros que incomodaban sin que sus autores se enterasen. Claro que ni siquiera es necesaria la ayuda de la CIA porque con el poderoso interés de la oligarquía latinoamericana y noratlántica ya es más que suficiente”.

- La intervención de las potencias, por tanto, fueron y son aún determinantes en los países del sur, América Latina, África…

“No sólo determinante en el sur, sino también en países del norte. La realidad no está hecha de absolutos platónicos; cualquier diferencia relativa es determinante. Quienes lo niegan, para empezar, podrían devolver las miles de toneladas de oro y plata que se llevaron y, aún hoy contribuyen a la estabilidad de sus sabias economías. Si el pasado psicológico y cultural de los países no cuenta en el presente (otra hipótesis absurda), ese pasado contante y sonante sigue pesando en las arcas de los ricos. ¿O todos esos metales se evaporaron como el guano en las empobrecidas tierras de Europa?”

- Los anglosajones han sido siempre pragmáticos y se han concentrado en el presente.

“Porque ejercen la desmemoria como tradición. Cada vez que los colonos, los esclavistas o los gobiernos en Washington querían tomar más tierras y más riquezas de sus vecinos (indios, mexicanos, y todo pueblo que cayera dentro de la Frontera), inventaban falsos ataques para repetir hasta el hastío: “fuimos atacados primero”, “debimos defendernos”. Los mismos que violaron todas las fronteras nacionales volvían a su país y se armaban contra los inmigrantes pobres, expulsados de aquellos mismos países invadidos y destruidos repitiendo que “este es el país de las leyes y debemos proteger nuestras fronteras”; “no hay racismo en querer proteger las leyes”. Como si las leyes no fuesen racistas. Tampoco se dice que el imperialismo es un racismo masivo y radical contra el cual no hay marchas indignadas por parte de los hipersensibles muchachitos de la “Generación cristal”, protectores del lenguaje correcto. Un presidente puede matar cien negros en nombre de la libertad y de “nuestro derecho a defendernos”, pero si dice la palabra “negro” pierde su trabajo, como lo han perdido varios profesores por leer en sus clases documentos racistas que incluían esta palabra. Hipocresía con esteroides.

- Menciona eso mismo en la segunda parte de La frontera salvaje.

“El libro está compuesto de tres partes: Por tierra, Por mar y Por aire. Creo que existió y existe el imperialismo. Esta palabra la han convertido estratégicamente en un tabú. Pero sería una cobardía no usarla. Esta historia trágica no hubiese sido posible, o hubiese sido muy diferente, sin el miedo, la paranoia y el fanatismo racial y religioso que inspiró cada conquista, cada intervención, cada golpe de Estado, cada masacre en nombre de la libertad y los derechos humanos. Algo que continúa hoy, pero con los previsibles maquillajes de la narrativa social y política. No pretendo que sea un libro perfecto, porque eso no existe y menos cuando lo escribí en nueve meses con frenética intensidad. En fin, como bien decís, es difícil resumir 650 páginas en una sola respuesta. El título es, casi siempre, la síntesis más radical de cualquier libro. Lo es en este caso”.

(*) Yolanda Delgado Batista es escritora y periodista cultural