Archive for Enero, 2022

El callejón de las almas perdidas, una novela de William Lindsay Gresham

Lunes, Enero 24th, 2022

I.- EL AUTOR

La vida de William Lindsay Gresham es tan apasionante como la novela que ubica su nombre con letras de oro en la Literatura universal.

Lo encontramos en 1937 ejerciendo como médico en el bando republicano durante la Guerra Civil española. Cuando, dos años después, espera ser repatriado a su país conoce por boca de otro compañero de fatigas la extraña historia de un hombre convertido en monstruo que en una feria ambulante se dedicaba a arrancar cabezas de pollos vivos a cambio de alcohol.

Este episodio se queda profundamente grabado en la cabeza de Gresham, quien a lo largo de su vida intenta superar sus miedos tanteando la filosofía marxista, el cristianismo, el psicoanálisis, el budismo y las ciencias ocultas al mismo tiempo que escribe El callejón de las almas perdidas, novela que publica en 1946 y se convierte en un best seller. Tanto es el éxito que incluso es llevada a la pantalla grande al año siguiente por Edmund Goulding con Tyrone Power como protagonista.

La fama, sin embargo, termina por devorar al prometedor escritor, quien acelera su proceso de autodestrucción a base de alcohol.

Alcohol y más alcohol.

Muere en la más completa indigencia en la sucia habitación de un hotel de Nueva York en 1953.

Al lado del cadáver se encuentra la siguiente tarjeta:

SIN DIRECCION

SIN TELÉFONO

SIN EMPLEO

SIN DINERO

RETIRADO.

II.- LA NOVELA

Así lo revela Nick Tosches en la Introducción de El callejón de las almas perdidas, libro que publica la editorial Sajalín por primera vez en español para todos aquellos lectores que esperan encontrar una obra que los haga temblar por dentro.

Probablemente se trata El callejón de las almas perdidas de la mejor novela que he leído en mucho tiempo. Y lo escribo bien: la mejor novela que he leído en mucho tiempo.

Además de sorprender, desarmar y angustiar, me dejó literalmente roto cuando la finalicé hace apenas unos días.

Deja muy mal sabor de boca El callejón de las almas perdidas
.
Será porque es el relato de un perdedor con todas sus letras. Será porque es una crítica feroz al sueño capitalista y las ambiciones que genera. Será porque se trata de un texto demoledor contra el enfermizo afán de conseguir dinero y el miedo a no tenerlo.

Un viaje al fin de la noche cuyos capítulos, veintidós en total, están representados por los inquietantes arcanos mayores de la baraja del Tarot.

El callejón de las almas perdidas cuenta la historia de Stan Carlisle, un joven con ganas de comerse el mundo que trabaja en una feria ambulante que ofrece, entre otros espectáculos, rarezas como la de un monstruo que le arranca la cabeza a los pollos a cambio de una botella de alcohol.

Carlisle hace carrera en el circo engañando a los pardillos al explotar sus miedos mientras hace de mentalista. Una especie de adivino que vende mentiras que hace pasar por verdades a quien quiere escuchar y pagar estas supuestas revelaciones.
Son estos, a mi juicio, los mejores capítulos de esta, por otra parte, extraordinaria novela. En ellos, Gresham describe a navajazos la gestación de un miserable que usa a unos y a otros para conseguir su objetivo.

La segunda parte narra la ascensión del protagonista hacia la fama como espiritista. Sus métodos para estafar a los ricos se vuelven más complejos técnicamente hablando aunque en esencia es el mismo: explotar sus debilidades, sus frustraciones, sus miserias.

La tercera entrega, la tercera entrega es su descenso a los infiernos.

El callejón de las almas perdidas es una novela inclasificable. También una novela que destila autenticidad arrolladora por los cuatro costados. Y esa aplastante sinceridad quizá sea lo que la hace tan peligrosa para el lector.
Es imposible identificarse con su protagonista, pese a que inevitablemente se le pueda comprender.

Es un hombre débil. Y sus debilidades lo convierten en un monstruo rodeado de otros monstruos por bellos y trágicamente magnéticos que resulten. Eso, sugiere el escritor, quizá sean los peores.

Su autor, William Lindsay Gresham, tiene la capacidad de mesmerizar al atribulado y desconcertado lector. Quien lee –este al menos fue mi caso– el relato con los ojos desencajados quizá porque nunca, hasta descubrir este título, había encontrado un texto mejor que hablara del miedo.

El miedo a vivir.

El miedo a no ser nada.

El miedo a los demás.

El miedo, en definitiva, a sí mismo.

Y todo ello sin poética extravagante aunque sí un inquietante experimentalismo alcohólico. Sincero por ebrio. Un grito borracho ante la nada.

Ante la muerte.

III.- REVELACIONES

“¡El mundo es mío, maldita sea! ¡El mundo es mío! Los tengo en mis manos y puedo hacer que me den lo que yo quiera. El monstruo tiene su whisky. Los demás beben otra cosa: beben promesas. Beben esperanza. Y yo tengo que entregársela. Y yo puedo dársela. Puedo conseguir lo que quiera.”

¿Teneriffe?

“-… les trae la música de Phil Roquette y sus Swingstars directamente desde la Sala Zodiac del Hotel Teneriffe.”

K.O.

“Su cerebro había dejado de funcionar. Estaba echado, con un aire estúpido, mirando la luz roja e intermitente.”

APLASTANTE

“- Mi querido amigo, ¿cuántas veces en tu vida, cuando las cosas pintaban mal, has pensado en suicidarte?
Amigo, creo que no lo entiendes. Todo el mundo sabe que va a morir alguna vez, solo que preferiría quedarse en la tierra, y ver llorar y gimotear a sus parientes, ver cómo lo amortajan. Nadie quiere morir. Quieren que la gente llore un poco y se lamenten por ellos.”

¿LO SIENTEN?

“Un miedo sin forma ni nombre se retorcía en el interior de Stanton Carlisle. La muerte y las historias de muerte o mortalidad se abrían paso bajo su piel como garrapatas y producían una infección que le llegaba al cerebro y le enconaba.”
En fin, que les invito a que –¿disfruten?– de una peligrosa obra maestra.

(*) Este texto se publicó el 5 de noviembre de 2011 en El Escobillón

Pellizcos

Viernes, Enero 21st, 2022

* Mueca abre el periodo de inscripción para que compañías, artistas y colectivos profesionales presenten sus propuestas para formar parte de la edición de 2022. Las inscripciones podrán presentarse hasta el 7 de febrero a través de la web del festival y los resultados del proceso de selección se darán a conocer a los interesados en un plazo máximo de 30 días. La convocatoria admite propuestas artísticas de todos los formatos y disciplinas aunque valorará positivamente las diseñadas para transformar el entorno urbano de Puerto de la Cruz en un espacio que propicie las relaciones entre las personas y los visitantes de la ciudad y aquellas cuyas temáticas estén relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre otras prioridades que podrán consultarse en las bases.  

* En menos de un mes, el compositor canario Diego Navarro ha tenido colocadas dos de sus últimas películas en el Top5 mundial de la lista de reproducciones en Netflix, según la web especializada en plataformas de streaming FlixPatrol y la propia top10netflix.com. Navarro compuso las bandas sonoras de las películas Dos, de Mar Targarona, estrenada en cines de toda España; y El Páramo, de David Casademunt, que se estrenaron en diciembre y enero, respectivamente, en la plataforma de streaming. Nunca antes un compositor español de bandas sonoras había tenido dos películas en el top de reproducciones en tan corto espacio de tiempo tras su estreno.


 
* Trama la muestra individual de la artista Nela Ochoa se inaugura hoy, 21 de enero, en la Galería Saro León  (Las Palmas de Gran Canaria). Nela Ochpoa, nacida en Caracas 2019, reside en Tenerife desde hace varios años y ha venido dándose a conocer en las Islas Canarias, primeramente con una muestra de videos en el TEA en el 2018, y luego con su residencia y exposición en el CAAM el año siguiente. Más recientemente Ochoa recibió la beca de la Fundación Pollock -Krasner para la realización de proyectos en el 2021, lo cual fue fundamental para la producción de Trama entre otros proyectos en España y Venezuela. Uno de ellos fue su participación en Amazonía curado por Berta Sichel en el Centro de Arte Andaluz de Arte Contemporáneo CAC Sevilla.  

Saludos, seguimos adelante, desde este lado del ordenador
 

El trío calavera

Jueves, Enero 20th, 2022

EL BUENO

Si me dijeran que película de Federico Fellini (Rímini, Emilia-Romaña, 20 de enero de 1920-Roma, 31 de octubre de 1993) me llevaría a una isla desierta con todas las condiciones “civilizadas” para hacer más soportable la soledad escogería sin pensármelo dos veces Amarcord, que vi en la noche de los tiempos en el cine Yaiza Borges, que antes fue cine Tenerife y después, cuando los cines pasaron a mayor gloria, un gimnasio y hoy un local vacío y en estado ruinoso. Luego, si me lo permitieran, metería en la mochila sus primeros trabajos, todos ellos realizados en los años 50 (tengo especial querencia por El jinete blanco y Los inútiles, también La Strada y Las noches de Cabiria) y ya de su última etapa, la de a colores, filmes como Amarcord, Satyricon y,a ratos, Roma que, como todo el mundo sabe, es una palabra que al revés se lee en español amor.

Fellini fue antes de cineasta dibujante y un amante del circo así como de la comida, que es un placer, el de la comida, muy mediterráneo, de ese sur de Europa que el norte siempre mirará con extremo recelo.

Dicho esto, salve Fellini porque los que van a vivir te saludan.

EL FEO

No se trata de que José Luis García Muñoz, conocido como José Luis Garci (Madrid, 20 de enero de 1944) sea un tipo feo pero sí que creo que entre el talento del bueno y del malo ocupa un discreto puesto intermedio porque cuenta con algunas películas que además de ser crónicas de ese periodo histórico que unos pocos quieren cargarse como fue la Transición, también recogió el primer Oscar que recibía un cineasta español con un largometraje de producción española (Buñuel lo había recogido antes, pero con una película de nacionalidad francesa) y dirigió y presentó un programa de televisión: Qué grande es el cine, que disfrutamos la plebe en unos años en los que todavía se podía fumar en cualquier parte… Y cómo se fumaba en este espacio.

Tuve la desgracia, y escribo bien, la desgracia de intentar entrevistar a Garci en el Festival de Cine Ecológico que se celebraba entonces en el Puerto de la Cruz, donde iba a presentar Canción de cuna, que es una película que recuerdo demasiado dulce, tanto, que no resulta apta para diabéticos… El señor Garci se mostró bastante grosero así que lo mandé a tomar viento fresco con otras palabras. De esto puede dar fe un amigo y fotógrafo que me acompañó con motivo de aquella interviú que nunca se hizo, pero ya ha pasado el tiempo y digamos que ya no me molesta, no me agita el temperamento.

Cuenta Garci con alguna película destacable. A mi la trilogía del Crack me parece decente y “muy madrileña”. Asignatura pendiente la recordará lo que me queda de vida más por Fiorella Faltoyano que por José Luis Sacristán y aborrezco (y con mucha razón) lo que perpetró en la costosísima súper producción Sangre de mayo, película que supuestamente se inspiraba en algunas de las novelas de la primera (y la mejor) serie de Los episodios nacionales, de don Benito Pérez Galdós, aunque el resultado final le quedó bastante rana. Pobre Gabriel de Araceli, que no haya nadie capaz de…

No he visto Holmes & Watson. Madrid Days, porque le tengo demasiado respeto a las criaturas de Arthur Conan Doyle y disfruté, esa es la palabra, con el Crack cero, un filme con el que hablé largo y tendido con el hoy tristemente desaparecido Javier Muñoz, uno de los guionistas de la película.

Pero si tuviéramos que ovacionar a este ex empleado de banca que un día decidió colgar los manguitos para dedicarse a dar órdenes tras la cámara sería porque fue uno de los guionista (el otro es Antonio Mercero) de La cabina (1972), un mediometraje que dejó sin habla a media Expaña. Mercero y Garci intentaron repetir éxito con otro mediometraje, La Gioconda está triste pero no arañó ni de cerca las sensaciones que provocaron con La cabina en este país de expañolitos que están en el mundo. Como escritor cuenta con un libro sobre el escritor y guionista norteamericano Ray Bradbury y con otros estudios sobre cine, cine y eso que insisten en llamar cine.

EL MALO

No es que sea un malo de película pero el caso es que el David Keith Lynch (Missoula, Montana; 20 de enero de 1946) que descubrí hace eones (cine Price, aún lo recuerdo) ha ido declinando con el paso del tiempo.

Me lo encontré por casualidad cuando el Price era un cine de pantalla única con la críptica Cabeza borradora y más tarde, en Madrid, me desarmó con Terciopelo azul que es una de las pocas películas de mi vida que he vuelto a ver dos veces seguidas porque se trataba de una sala de sesión continúa.

Otros títulos de Lynch que me sigue sorprendiendo gratamente son El hombre elefante, Una historia verdadera y Autopista perdida, entre otros, aunque creo que se le ha ido la pinza con sus últimas aportaciones cinematográficas. Proceso parecido me pasó con la serie Twin Peaks, cuya primera temporada consumí como la consumió el resto de este país que ya se nos perdió definitivamente.

Con todo, y porque soy, o mejor fui un modernuqui, un espacio respetable de mi memoria cinéfila lo ocupan las películas de este director, extravagante para unos y muy personal para otros.

Y eso es todo por hoy…

Saludos, se dijo, desde este lado del ordenador

Mil novecientos 75, una novela de Miguel Ángel Contreras Betancor

Miércoles, Enero 19th, 2022

Miguel Ángel Contreras Betancor es un tipo grande, y como todos los tipos grandes tiene un gran corazón. Y eso que se trata de un escritor que con su última novela, Mil novecientos 75, se adentra en las siempre turbias aguas de la literatura negra y criminal. Más si lleva acento canario, ya que se trata de un género que está viviendo en los últimos años un momento más que excelente a este lado siempre agitado del Atlántico.

Se trata Mil novecientos 75 de una novela corta, eso que los franceses llaman nouvelle y que no termina de despegar en el mercado editorial español. No llega así el libro que está editado por Nectarina en su nueva colección 44 Magnum, dedicado al policial, a las cien páginas, aunque lo que contiene y lo que cuenta Contreras Betancor de material no solo para una sino para muchas novelas.

El escritor se inspira en un caso real sucedido aquel año tan importante para España y los españoles en la isla de Gran Canaria: el robo de las joyas de la Virgen del Pino, la patrona de la isla redonda, y caso que nunca se cerró. Es decir, que el misterio permanece en el aire. Miguel Ángel Contreras Betancor pretende con su novela proponer una solución al tiempo que bifurca el relato en varias subtramas con la que toma pulso a la época en la que desarrolla la acción que le sirve para presentar, al mismo tiempo, una galería amplia de personajes que se mueven como pez en el agua en las zonas más oscuras de una capital de provincias como es Las Palmas de Gran Canaria, y una isla que no termina de construirse como una entidad, Gran Canaria, con notable pulso narrativo.

Se aprecia, en este sentido, que el escritor procede de las aguas nunca mansas del periodismo local, por lo que muchas de las cosas que cuenta saben a verdad, aunque la novela vaya más allá de la resolución o no del caso de las joyas robadas a la patrona. Un misterio sin resolver que adquiere en este relato –a medida que se avanza y se dejan atrás algunos de los tiempos muertos que despliega su autor– proporciones casi legendarias.

Este es, por otra parte, el relato de tres perdedores que esperan quitarse de encima la mala suerte que los acompaña en un año, ya se dijo, crucial para este país y en el caso literario para los protagonistas de la novela, dos hombres y una mujer (Carmen, Andrés y Ruso) que se ven envuelto en una trama que no termina de sacudirse de encima el peso de la Historia, de los capítulos más importantes que salpicaron aquel 1975 que vino a terminar con el fallecimiento en la cama de Francisco Franco, el militar que partió de Canarias para formar parte de una guerra que dividió (parece que para siempre) a España en dos mitades irreconciliables para desgracia de los que formamos una tercera que aboga por la paz, la piedad y el perdón.

Mil novecientos 75 se lee bien aunque el escritor abuse en ocasiones de reflexiones que son más bien lagunas oscuras que entorpecen el buen seguimiento de un relato que no quiere olvidar su condición literaria aunque el peso de la historia resulte grave. La acción se mueve así a golpe de reflexiones demasiado alambicadas y muchas veces cogidas con alfileres para narrar unos hechos que marcarán el devenir de los protagonistas de la historia. Personajes que hacen lo posible para continuar a flote en un mundo que cada día se va complicando un poco más. En medio de esta fiesta, de ese año que se nos marcó al rojo vivo, aparece también un grupo terrorista con obvios ecos al MPAIAC, y muchos de los acontecimientos que labraron la madera de la Historia de aquel 1975, como fue la Revolución de los Claveles en Portugal; la larga agonía del general Franco hasta su muerte en noviembre de aquel año y la Marcha Verde, entre otros momentos claves de la vida española.

El libro, que se lee de una sentada, es un buen muestrario de hechos y podría también quedarse como documento en el que la realidad y la ficción se mezclan, sobre un periodo de la Historia de España que supuso un punto y a parte en su devenir como país. De hecho, y es una conclusión que sacamos tras leer esta novela, parece que hoy somos resultado de ese año marcado por las tensiones, por los tiras y aflojas. Por el fin de un mundo (la dictadura franquista) y el comienzo de otro (la democracia) que se materializó bajo la forma de una Transición cuyas luces y sus sombras todavía continúan siendo cuestionados por radicales de medio pelo.

La Fundación CajaCanarias abre el plazo de presentación a sus Premios 2022

Martes, Enero 18th, 2022

La Fundación CajaCanarias ha abierto hoy martes, 18 de enero, el plazo de presentación de sus Premios 2022 al que podrán optar todas aquellas personas mayores de edad, naturales o residentes en Canarias (con excepción en el apartado de música joven, reservado a personas con edades comprendidas entre 15 y 35 años, y el certamen María Orán, con una limitación de edad media en relación a los miembros de las formaciones participantes), salvo quienes hubiesen resultado ganadores del galardón al que optan en ediciones anteriores. La convocatoria de este año pretende descubrir y reconocer nuevos trabajos literarios de novela, poesía, relato corto, música, fotografía, cine documental y de ficción, artes plásticas, investigación enmarcada en el área de ingeniería civil y arquitectura, así como la música para el público más joven.  

Información Premios CajaCanarias 2022  

Premio de Novela Benito Pérez Armas. El galardón de novela celebra este año su trigésimo octava edición y establece un único galardón, dotado con un importe de 6.000 euros. El trabajo debe mantenerse inédito hasta que se haga público el fallo del jurado, así como haberse realizado en los dos últimos años, y sólo podrá presentarse un trabajo por autor. Las novelas deberán estar escritas en español, con una extensión que puede oscilar entre 55.000 y 163.500 palabras y el tema será de libre elección. El plazo de presentación de los manuscritos que opten al certamen finaliza a las 14:00 horas del 30 de marzo.  

Premio de Poesía Pedro García Cabrera. Como en anteriores ediciones, este consolidado certamen poético, convocado por CajaCanarias desde el año 1981 con la presente denominación, mantiene un único premio, dotado de 3.000 euros. Los poemarios deberán estar escritos en castellano, con una extensión máxima de 700 versos y mínima de 350, habiéndose realizado a lo largo de los dos últimos años. De la misma manera que el galardón narrativo, el plazo límite de entrega se establece para el 30 de marzo, hasta las 14:00 horas.  

Premio de Música María Orán. A este galardón, que en la presente edición se convoca en la modalidad de música de cámara, podrán optar formaciones musicales con un máximo de cinco componentes y cuya edad media no supere los 35 años en el momento de iniciarse las pruebas. Además, queda excluida la participación de cantantes, tanto en calidad de solistas como en conjuntos vocales, así como los dúos de piano.  

Los días 26, 27 y 28 de abril está prevista la celebración de las diferentes sesiones del concurso para optar al Premio de Música María Orán, a celebrar en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife, y la inscripción permanecerá abierta hasta el próximo 11 de marzo, a través de www.cajacanarias y en la que habrá que aportar, entre otras cuestiones, el programa detallado con minutaje global aproximado, así como las partituras.  

Las pruebas del concurso consistirán en una fase eliminatoria y una final, ambas de carácter público.  

Eliminatoria:  

Tiempo de intervención máximo: 25 minutos.  

Los concursantes interpretarán tres obras o fragmentos de las mismas, de las que dos serán de estilos diferentes y la tercera pieza (que deberá ser original, inédita y no difundida por medio alguno con anterioridad) será obligatoriamente de autor canario, o residente en Canarias, vivo en el momento de formalizar la inscripción.  

Cada obra deberá presentarse en formato de partitura general y adaptada a la instrumentación del conjunto, si así fuera el caso. Bajo ninguna circunstancia se aceptarán particellas.  

Final:  

Tiempo de intervención máximo: 35 minutos.  

Se interpretará, al menos, una obra íntegra de gran formato de estilo diferente a las interpretadas en la prueba eliminatoria. Los grupos de viento, madera y metal, podrán interpretar diversas obras de libre elección dentro del límite de tiempo establecido, sin repetir las de la fase eliminatoria. Cada obra deberá presentarse en formato de partitura general.  

Además del premio en metálico que se establece para el ganador/a del Premio de Música María Orán (4.000 euros), podrá percibir un importe adicional de 1.500 euros en concepto de caché por una audición o recital, a realizar en el marco de la programación anual de la Fundación CajaCanarias.  

Por otra parte, y como principal novedad, el certamen recupera el galardón destinado a reconocer la mejor composición de autor canario o residente en Canarias, dotado con 1.500 euros y al que, en su caso, la Fundación CajaCanarias podrá ofrecer la creación de una obra inédita y original, para su estreno, por parte del conjunto ganador del Premio María Orán, en el concierto antes referido.  

Premio de Relato Corto Isaac de Vega. Se repite el formato de presentación empleado desde hace cinco ejercicios para este certamen, uno de los más longevos del catálogo de galardones que anualmente convoca la Fundación CajaCanarias. Así, se establece un único premio, dotado con 3.000 euros, para reconocer una colección de relatos cortos, escritos en lengua castellana; la extensión total del volumen puede oscilar entre 26.400 y 39.600 palabras, y los/as participantes en esta categoría, de la misma manera que en los premios de Novela y Poesía, deberán hacer entrega de sus trabajos antes de las 14:00 horas del próximo día 30 de marzo.  

Premio de Cortometraje Manolo Villalba. El certamen cinematográfico convocado en el catálogo anual de premios de la Fundación CajaCanarias mantiene sus dos modalidades habituales: ficción y documental, de temática libre en ambas categorías. Los cortometrajes podrán presentarse en formato con codificación .mp4/.mov, con una resolución de 1920×1080, duración no superior a 30 minutos y con fecha de producción posterior al 1 de enero de 2020, optando a sendos premios dotados con 3.000 euros cada uno. El plazo de presentación, en este caso, finaliza el 14 de marzo y las obras deben entregarse físicamente en los Espacios Culturales CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife o Santa Cruz de La Palma, de lunes a sábado y entre las 11:00 y las 13:30 horas.  

Premio de Fotografía. También de temática, modalidad y técnica libre, podrán concurrir los artistas, naturales o residentes en Canarias, mayores de 18 años. Cada autor presentará una serie fotográfica compuesta entre cuatro y ocho instantáneas. Las fotografías presentadas deben haberse realizado en los dos últimos años y no pueden haber sido premiadas en ningún otro concurso, exhibidas en alguna exposición, ni publicadas en libros, catálogos o páginas web. Se otorgará un único premio, dotado con 3.000 euros, así como la Fundación CajaCanarias ofrecerá al ganador la oportunidad de llevar a cabo una exposición, que se realizaría en uno de sus Espacios Culturales, y las instantáneas han de presentarse al concurso, hasta el 17 de marzo, en formato digital a través de la página web www.cajacanarias.com, así como deben tener una resolución mínima de 300 ppp, en formato jpg, un tamaño de archivo máximo de 20 Mb y un tamaño de la fotografía donde la suma de la base y la altura no supere los 100 cm.  

Premio de Música Joven Alberto Delgado. La Fundación CajaCanarias consolida en su agenda de Premios este concurso de música que alcanza este ejercicio su cuarta edición y que el curso anterior fue obtenido por la cantautora grancanaria Paula Espinosa.  

Podrán concurrir al certamen jóvenes canarios y residentes en Canarias, con edades comprendidas entre los 15 y los 35 años, y en formato solista, solista acompañado o en agrupaciones que no superen los seis componentes, abierto a géneros de música que comprenden desde el pop, rock, rap, hip-hop, hasta la canción de autor, reggae, soul o blues, entre otros.  

Los participantes deben presentar tres temas musicales de autoría propia y originales, grabados en formato mp3 y junto a la documentación requerida en las bases, exclusivamente a través de la página web www.cajacanarias.com, antes del 26 de abril (14:00 horas). Para optar al Premio de Música Joven Alberto Delgado no se debe contar con contrato discográfico en vigor hasta la celebración de la actuación final ni pertenecer a dos formaciones diferentes presentadas a concurso, así como se ha de disponer de un repertorio mínimo de cinco canciones en la fecha de celebración de la actuación final.  

De todas las propuestas presentadas, el jurado seleccionará los grupos y/o solistas que participarán en dicha fase final, a celebrar el 10 de junio, a partir de las 20:00 horas, en el Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife. Cada formación deberá interpretar los tres temas presentados a concurso, pudiendo incluir en el repertorio composiciones originales hasta completar el tiempo límite de intervención establecido. El premio este año asciende a una dotación de 3.000 euros y, además, el ganador podrá percibir 1.500 euros en concepto de caché por una audición o recital, a realizar en el marco de la programación anual de la Fundación CajaCanarias  

Premio de Investigación Agustín de Betancourt. Podrán concurrir investigadores e investigadoras que estén en posesión del título de doctor en el momento de presentarse a esta convocatoria, bien de forma individual o agrupados, vinculados a centros oficiales de investigación ubicados tanto en la Comunidad Autónoma de Canarias como fuera de ella.  Asimismo, se establece como condición ser natural o residente en Canarias, permitiendo en el caso de equipos de investigación que al menos uno de los miembros cumpla esta condición.  

La fecha límite de entrega de los trabajos que opten a este galardón se establece el 10 de marzo, y se otorgará un único de premio, dotado con 3.000 euros. La investigación, que debe ser original, ha de enmarcarse en el área de conocimiento (clasificación ANEP) relativa a Ingeniería Civil y Arquitectura enfocado directamente en el avance de la sociedad en general por medio de la creación y renovación de estudios vinculados a las sub áreas que conforman estas ciencias.  

Los trabajos que opten al Premio de Investigación CajaCanarias deben ser originales, además de haber sido publicados en revistas/ediciones relativas al área de conocimiento en la que se inscriben. Asimismo, la investigación desarrollada deberá haber sido concluida en un período no superior a los tres años previos a la fecha de la presente convocatoria.  

Premio de Artes Plásticas Manolo Millares. La convocatoria de Premios CajaCanarias 2022 completa su catálogo con este prestigioso galardón que, en la presente edición, lleva aparejado un único premio dotado con 6.000 euros. El tema, la modalidad y la técnica de las obras a concurso serán de libre elección del autor y deberán ser inéditas, realizadas a lo largo de los dos últimos años y no premiadas en ningún otro concurso, exhibidas en alguna exposición, ni publicadas en libros, catálogos o páginas web.  

Cada participante deberá presentar dos obras originales que no pueden superar los 150 centímetros en cualquiera de sus dimensiones. El plazo de entrega se establece entre el 7 y el 19 de marzo (14:00 horas) y puede realizarse en los Espacios Culturales CajaCanarias de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y Santa Cruz de La Palma, de lunes a sábado y en el horario comprendido entre las 11:00 y las 13:30 horas.  

Nathalie Le Brun: “La imagen de Canarias que desprenden los diarios es la de unas islas situadas en la periferia”

Martes, Enero 18th, 2022

Profesora de la Universidad de Estrasburgo y autora, entre otros, de Un francés entre guanches. Sabino Berthelot y las islas Canarias, Nathalie Le Brun escribe la documentada introducción de Apuntes de viajes. Excursiones en las costas de Marruecos y las islas Canarias durante los años 1877, 1878, 1879 y 1881 (Instituto de Estudios Canarios, 2021), de Arthur Jean-Philibert Grasset, diarios de los que no se tenía noticia hasta que Le Brun los encontró reseñados en el catálogo de una librería especializada.

Estos cuadernos se ocupan en muchas de sus páginas de las excursiones que Grasset hizo a las islas a finales de la segunda mitad del XIX, notas e ilustraciones que describen cómo era Canarias por aquel entonces.

-¿Quién fue Arthur Jean-Philibert Grasset?

“Arthur Grasset fue un viajero francés, una persona culta, que procedía de la alta burguesía de la región de Franco Condado, en el este de Francia. Nació en Dijon en 1828 y murió relativamente joven, a los 58 años, en Argelia, donde pasó los últimos años de su vida, junto con su amada, a la que llamaba Blanche, y rodeado de animales, perros y monos, entre otros. Su padre era un magistrado de la ciudad de Dijon, que poseía un castillo y tierras, y su madre, a la que nunca llegó a conocer, porque murió poco después de dar a luz, procedía de una familia de industriales. Creció en un entorno muy acomodado, lo que le permitió recibir una muy buena educación y, posteriormente, viajar por el mundo sin más preocupaciones que las de dedicarse a lo que le gustaba, la historia natural y las artes, entre otras cosas. Un administrador francés llamado Henri Drouet, que lo conoció en 1886, es decir, poco antes de que falleciera en medio de una excavación arqueológica que se estaba realizando en la zona de Cherchell, lo definió como naturalista, arqueólogo y artista. De hecho, estas tres facetas de su personalidad se reflejan, aunque en distinto grado, en sus diarios de viaje a Canarias”.

- ¿Y cuáles son las razones que motivan sus viajes a las costas de Marruecos y las islas Canarias en 1877, 1878, 1879 y 1881?

“Entre 1877 y 1881, realizó tres viajes a Canarias, en un contexto que podría calificarse de “turístico”, de paseo y ocio, y para pasar tiempo con sus amigos. El objetivo inicial de estos viajes era cumplir con una promesa hecha a su viejo amigo Sabin Berthelot, al que había conocido en 1854 en Santa Cruz de Tenerife, de volver a visitarlo algún día. El paso por los puertos marroquíes como Tánger, Rabat y Mogador fue circunstancial, dependiendo de las escalas de los vapores que hacían la conexión entre el Mediterráneo y el archipiélago canario. Grasset viajaba siempre con compañías marítimas francesas. La principal era la de Nicolás Paquet, que operaba la ruta Marsella-Tenerife, con paradas en Arrecife y Las Palmas, además de las realizadas en los puertos de la costa marroquí. En realidad, para él, estos viajes a Canarias no supusieron exactamente un “descubrimiento” sino un “redescubrimiento” de esta región del mundo, porque ya había estado en Tenerife y Gran Canaria 23 años antes. De hecho, la mirada y observación comparatista del viajero, entre lo que estaba viendo y los recuerdos que había conservado de algunos lugares en concreto, se manifiesta en varias ocasiones en los diarios. Lo que sí descubre Grasset durante estos nuevos viajes son las islas de Lanzarote y Fuerteventura, aunque esta última, muy brevemente. El viajar por placer lo llevó, además, a dedicarse ocasionalmente a actividades como la búsqueda de conchas para enriquecer sus colecciones, o a interesarse por las antiguas poblaciones del archipiélago y a acompañar a René Verneau a la Cueva de los Reyes, en Güímar, en enero de 1878”.

- ¿Qué tipo de impresiones sacó de sus viajes a Canarias?

“¡Qué pregunta más difícil de responder con pocas palabras! La imagen general del archipiélago que se desprende de los diarios es la de unas islas situadas en la periferia de los grandes centros europeos donde se generaba lo que entonces se consideraba como el “progreso”. Grasset reparó en algunas mejoras en las infraestructuras de comunicación de las islas en comparación con la década de 1850. Por ejemplo, las carreteras habían mejorado, pero seguía habiendo deficiencias en otros ámbitos, como en materia portuaria, especialmente en Las Palmas, que todavía no tenía su puerto de Refugio. Los interiores de las viviendas, nos dice, estaban llenos de objetos que el norte de Europa ya no quería, etc. Pero este retraso, según él, no era exclusivo de Canarias, sino que concernía a España de modo general. En cuanto a los habitantes de las islas, al igual que todos los españoles, le parecía que conservaban un fuerte vínculo cultural con los árabes. Lo constataba a través de una multitud de hábitos comunes. El isleño se acercaba al “salvajismo” en sus hábitos y forma de vida, en contraposición a la civilización que caracterizaba a Europa. Otro aspecto destacable, en nuestra opinión, es que coincidía con Sabin Berthelot en que se había producido una degradación progresiva de los bosques de Tenerife, especialmente los de Agua García y Las Mercedes, entre 1854 y 1877. En fin, son muchos más los aspectos interesantes de los diarios que podríamos comentar, como su observación de las relaciones que los isleños tenían con sus animales, su percepción de las mujeres canarias y europeas, etc”.

- ¿Y qué elementos destacaría usted de sus dibujos y textos?

“Grasset escribe diarios de viaje de carácter íntimo, que comparte con Blanche, la persona amada, sin las limitaciones que imponen los proyectos editoriales como los de René Verneau o Jules Leclercq, por ejemplo, cuyas estancias en el archipiélago se remonta a la misma época. Desde el punto de vista de los contenidos, son textos que, además de contar la vida cotidiana del viajero, desde la salida hasta el regreso, brindan impresiones en caliente sobre los paisajes que iba observando, comentarios espontáneos sobre las poblaciones con las que se cruzaba o las personas con las que tenía trato, y nos permiten penetrar en el día a día de la sociedad santacrucera del último cuarto del siglo XIX. En esto difieren bastante estos diarios de los relatos o libros de otros viajeros. Otra de sus especificidades es el estilo de escritura de Grasset, que incorpora en los textos referencias y citas literarias, recurre con frecuencia a la ironía y el sarcasmo. Es un estilo ligero que hace que el lector se impregne con facilidad de los textos y los lea como si se tratara de una obra recreativa. En cuanto a los dibujos y las acuarelas, representan casi exclusivamente paisajes. Son instantes inmortalizados, como destellos visuales que remiten a lo que experimentaron los cinco sentidos del viajero durante sus peregrinaciones, lo que queda reflejado en diarios no solo a través de lo que vio e intentó reproducir artísticamente, sino también a través de la evocación, en los textos, de los sonidos y las músicas que escuchó, los olores en las calles o los barcos, los sabores que descubrió, como el del vino de Lanzarote, por ejemplo, o la comida que le sirvieron, etc”.

- ¿Cómo descubre usted estos Apuntes de viajes?

“La figura de Arthur Grasset empezó a interesarme cuando estaba investigando sobre Sabin Berthelot, por la amistad que los unía a los dos y porque tenía conocimiento de sus viajes a Canarias. También sabía que escribía diarios íntimos cuando estaba en Francia y diarios de viaje cuando viajaba. De ahí que durante varios años haya andado buscando sus escritos, aunque hay que reconocer que consideraba más probable la localización de una correspondencia epistolar relacionada con Canarias que la de encontrar el paradero de sus diarios. Finalmente, fue hojeando el catálogo de una librería especializada en libros y documentos antiguos como los localizaron. Quisiera subrayar que no es tan inhabitual que un investigador utilice este tipo de fuentes como documento de trabajo. Por supuesto, la investigación se realiza con más frecuencia a partir de una documentación encontrada en archivos públicos, pero la consulta de bibliotecas privadas, incluso la compra de documentos, también es una práctica ocasional para el investigador”.

- ¿Cree que todavía se puede encontrar textos inéditos sobre Canarias escritos en siglos anteriores al nuestro?

“No sucede todos los días, pero puede pasar. De hecho, estos diarios de viaje a Canarias no fueron los primeros que examiné en una librería. Ahora bien, la calidad de los textos es variable”.

- ¿Tuvo relevancia la obra de Arthur Jean-Philibert Grasset en Francia?

“Hoy en día, Arthur Grasset es prácticamente un desconocido. Solo unas pocas personas interesadas en la malacología conocen su nombre. Se le conoce por la colección de conchas marinas y terrestres que reunió a lo largo de su vida, de las cuales 4.500 piezas se conservan hoy en el Museo de Historia Natural de Dijón, y otras 200, en los museos de Lons-le-Saunier. Empezó a forjarse una reputación de viajero y naturalista en la década de 1850. Su nombre se menciona de forma recurrente en el Journal de conchyliologie, así como de forma esporádica en los boletines de la Société de géographie y de la Société d’anthropologie de París, de las que era miembro desde 1861 y 1878, respectivamente. Sin embargo, nunca estuvo en el primer plano científico ni en la vanguardia artística, a pesar de haber participado como exponente de obras en salones parisinos y exposiciones provinciales. Era un hombre relativamente discreto”.

- ¿Cuál es su formación como artista y evolucionista?

“No lo sabría decir exactamente. Muchos aspectos de su vida siguen siendo enigmáticos. Sabemos que realizó sus estudios de secundaria en el Collège de Juilly, un establecimiento fundado por el rey Luis XIII, donde Montesquieu había estudiado antes que él. Una vez terminada la adolescencia, vivió unos años de vida bohemia en París antes de embarcarse, a los 22 años, para un viaje alrededor del mundo. En esa época ya tenía inclinación hacia la historia natural y el dibujo. Uno de sus familiares, un primo llamado Hippolyte Plantet, era pintor, pero no sabemos si este pariente, que solo tenía un año menos que él, pudo ayudarle a acercarse al mundo de los artistas. En cuanto a las teorías de Darwin, ignoramos cuándo las descubrió. De lo que sí tenemos constancia es que a principios de la década de 1870 ya rechazaba las teorías fijistas. Había adoptado el principio de la variación permanente de las especies y el de la selección natural”.

¿Y cómo es su vinculación con Canarias y su amistad con Sabin Berthelot?

“Grasset conoció a Sabin Berthelot al final del año 1854, con ocasión de un viaje a Senegal. El archipiélago canario, al encontrarse en su ruta, fue una parada en su periplo. En aquel entonces Berthelot dirigía el viceconsulado francés, que era un lugar de paso imprescindible para los franceses que paraban en Santa Cruz, especialmente para los naturalistas. Berthelot era toda una referencia para quienes necesitaban orientación en sus excursiones por la isla de Tenerife. Después de este primer encuentro, los dos hombres siguieron en contacto por carta. Parece que se vieron en una ocasión en Francia, hacia el año 1861. Ese mismo año, Berthelot lo presentó a la Sociedad Geográfica, y quedó elegido socio de la asociación. Pero no fue hasta 1877 cuando cumplió su promesa de volver a visitar a su amigo. Ese año, se encontró con un hombre debilitado por la edad. Berthelot tenía 83 años, perdía un poco la memoria, pero aún disfrutaba de la buena compañía. En su casa de la calle de Las Flores, en Santa Cruz de Tenerife, organizaba reuniones y compartía su mesa con René Verneau, que estaba realizando su primera misión científica en las islas. En ese momento, Berthelot estaba escribiendo la obra que se publicaría con el título Antiquités Canariennes. La cuestión del origen de las primeras poblaciones del archipiélago, que también ocupaba a Verneau, debió de ser un tema de conversación durante estos encuentros en la calle de las Flores. Aunque Grasset tenía otras amistades en Tenerife, es probable que los tres viajes realizados entre 1877 y 1881 tuvieran algo que ver con Berthelot. El de 1881 tuvo lugar unos tres meses después del fallecimiento del viejo cónsul. Ese año, Grasset conoció a Elías Zerolo, que, junto con el marsellés León Lavialle, era uno de los albaceas testamentarios de Berthelot. Durante los dos siguientes, participó en las gestiones para la publicación, en la editorial parisina Plon, de la obra póstuma Souvenirs intimes ou miscellanées épistolaires. Se trata de una obra de 1883, que Luis Diego Cuscoy tradujo al español y dio a conocer en 1980 como Recuerdos e epistolario”.

- ¿Es cierto que Berthelot le publicó un libro de viajes que realizó alrededor del mundo?

“Sí, totalmente cierto. En 1879, Berthelot le publicó en Francia los diarios de un viaje que realizó entre abril de 1850 y enero de 1853. Fue un viaje por las costas suramericanas, el litoral occidental norteamericano, los archipiélagos del Pacífico, Australia, China, Indonesia y la costa occidental de África. Pero como bien indica el título del libro, Journal d’un voyageur ou Recueil de notes pendant un voyage autour du monde, mis en ordre par S. Berthelot, en este caso no se trata de una reproducción fiel de los textos, sino de la publicación de fragmentos de los diarios, pasajes seleccionados por Berthelot y comentados por él. Estos diarios contenían dibujos, que no se reprodujeron en el libro”.

- ¿Qué cree que pueden aportar estos Apuntes de viaje a la bibliografía que ha escrito sobre el Archipiélago canario?

“Estos diarios vienen a enriquecer un corpus de textos ya conocidos, escritos por extranjeros que estuvieron en Canarias en el último tercio del siglo XIX, como, por ejemplo, los ya mencionados Jules Leclercq y René Verneau, pero también Eugène Goblet d’Alviella, Olivia Stone, etc. Pertenecen al género de la literatura de viajes, de viajes reales, que nos permiten descubrir las islas a través de los ojos de los europeos y entender qué lugar ocupaban en su cartografía mental del mundo. Por supuesto, nos proporcionan además valiosos detalles sobre las islas en sí y los isleños, sobre cómo se relacionaban entre ellos, sus hábitos y costumbres, y también, en el caso de los diarios de Grasset, sobre cómo se viajaba al final del siglo XIX. El viajero nos cuenta todo lo que sufría el que navegaba bordeando la costa africana, para ir y venir entre el Mediterráneo y el Archipiélago”.

- En uno de los apartados de la introducción señala los estereotipos y prejuicios que caracterizan a Arthur Jean-Philibert Grasset. ¿Podría indicarnos algunos? ¿Se conoce si logró desembarazarse de ellos?

“Ya he mencionado algunos, como la imagen de una España atrasada, que era un estereotipo bastante arraigado en Francia en el siglo XIX. Podemos señalar también los prejuicios judeófobos, muy presentes en las páginas escritas en Gibraltar y Tánger, los estereotipos como el del judío avaro, que no hacen sino reflejar el antisemitismo creciente en la sociedad francesa de esa época. Pasa también con la comunidad musulmana, especialmente con sus componentes masculinos vistos como seres bastante brutales, a veces guiados por pulsiones violentas. Grasset busca entre los estereotipos los recursos necesarios para describir a la otredad dentro de una lógica de separación que va del distanciamiento, en el caso de los isleños, por ejemplo, a la exclusión en el caso de las poblaciones del Magreb. Tiene cierto trato social con los habitantes de Canarias, pero no con los judíos ni con los musulmanes. En relación con el choque cultural que experimentaban los viajeros en una época en la que viajar era más complicado que ahora, y a modo anecdótico, podemos mencionar una experiencia vivida por Grasset en Canarias. Me refiero a su descubrimiento del vino de Lanzarote. Él partía del principio de que todo lo que se comía y se bebía en las islas era malo. La primera vez que probó el vino, no le gustó para nada. Al segundo día, tampoco le pareció bueno, pero dijo que se bebía a pesar de todo. Pero al final, al tercer día, ya no le parecía tan malo. Este ejemplo nos muestra cómo la confrontación con lo diferente da lugar a veces a comentarios negativos, pero si aceptamos o nos tomamos el tiempo de aprender a conocer, nuestro juicio puede cambiar y volverse positivo”.

- De los dibujos que realizó en sus viajes a las islas, ¿resaltaría alguno? ¿Por qué?

“Me resulta interesante, por ejemplo, la acuarela del idolillo de la antigua colección de la familia Maffiotte, por lo que nos sugiere y no se cuenta en los diarios. Grasset viajó a Canarias en un momento en que la élite isleña se interesaba por las poblaciones prehispánicas y se estaba desarrollando el coleccionismo. Estamos hablando de finales de la década de 1870, y no olvidemos que la fundación del Museo Canario data de 1879. Como dije antes, Sabin Berthelot estaba escribiendo su obra Antiquités canariennes y esto coincidió, además, con la primera misión de René Verneau en el archipiélago. Una de las primeras tareas que se propuso este antropólogo al llegar a Santa Cruz fue precisamente visitar a las personas que poseían colecciones de objetos prehispánicos. Este idolillo que pintó Grasset y también se reproduce en la obra del cónsul, no está representado en la obra que publicó Verneau en 1891, Cinq années de séjours aux Canaries, aunque sí, se menciona en sus publicaciones. No cabe duda de que tanto Verneau como Berthelot vieron esta colección o una parte de ella, y no podemos descartar que Grasset también. Por otra parte, me llama la atención una serie de paisajes, en particular de Gran Canaria, como el Barranco Seco, el de la Angostura, que se corresponden con los que, más adelante, se fotografiaron y salieron en las primeras postales que circularon por Europa con el turismo de las primeras décadas del siglo XIX”

- Es autora, entre otros, de Un francés entre guanches e Informes y memorias consulares de Sabino Berthelot (1847-1874), ¿por qué este interés en la Historia de Canarias y en concreto en la vida y obra de Berthelot?

“Existe un cierto apego a la figura de Sabin Berthelot no solo en el mundo académico canario sino de forma general entre las personas interesadas en la cultura y la historia del archipiélago. Esto siempre me ha llamado la atención, como francesa que ha pasado muchas estancias en Tenerife. Mis primeras lecturas de las obras de Berthelot se remontan a mi época de estudiante, y las hice en un ambiente propicio al descubrimiento y al estudio, en la biblioteca universitaria de La Laguna. La idea de desarrollar su biografía a partir de fuentes archivísticas francesas surgió más tarde, en un momento en que yo vivía en París y me encontraba en una situación ideal para intentarlo. Son muchos años de investigación, pero aún queda mucho por hacer. En cuanto a las memorias y los informes consulares, fue un proyecto que nos planteamos, de forma conjunta, un compañero de la Universidad de Estrasburgo, Cristian Díaz Rodríguez, y yo. El objetivo de esta iniciativa era poner las fuentes documentales a disposición de un público que no siempre tiene acceso a los archivos. De hecho, la idea que guio la publicación de los diarios de Arthur Grasset es la misma. Me refiero a hacer lo necesario para difundir un documento que podría haber permanecido “encerrado”, por así decirlo, en una gaveta o un armario, y hacer lo posible para que su significado sea accesible a un amplio número de lectores mediante su traducción y notas explicativas”.

- ¿Cuál es la visión que tenían los intelectuales franceses de las islas en el XIX? ¿Y cuál piensa que es la aportación que Berthelot a suscitar esta curiosidad?

“El interés por las Islas Canarias surgió en Francia en gran medida gracias a la contribución de Sabin Berthelot, no solo mediante la publicación de obras, sino también por su gran implicación en diversas sociedades científicas francesas, como la Sociedad de Geografía, la Sociedad Etnológica, de la que fue uno de los fundadores en 1839, o, posteriormente, la Sociedad Imperial de Aclimatación Zoológica y la Sociedad de Antropología de París. Tres de ellas llegaron a ser reconocidas de interés público por el Estado francés. Los trabajos que Berthelot presentó allí y la información que trató de difundir a través de ellas pusieron a Canarias en el centro de la atención de los científicos, especialmente entre 1835 y 1847. A partir de 1870, una nueva generación de intelectuales tomó el relevo, sobre todo en lo que se refiere al estudio de las antiguas poblaciones del archipiélago: pensamos, por ejemplo, en Gregorio Chil y Naranjo y Diego Ripoche, que publicaron algunos trabajos en Francia, así como en René Verneau, que llegó a Tenerife en junio de 1877 con la intención de continuar lo iniciado por Berthelot. Verneau sólo tenía 25 años en ese entonces y rápidamente se alejó de Berthelot. Pero no es menos cierto que, inicialmente, este fue una referencia para él”.

FOTOS:

1.- Portada del libro-

2.- La profesora Nathalie Le Bruen

3, 4 y 5: ilustraciones de las islas Canarias realizadas por Arthur Jean-Philibert Grasset y que se incluyen en el libro.

Saludos, maravillados, desde este lado del ordenador