Archive for Agosto, 2022

Un agente secreto al servicio de Stalin

Martes, Agosto 30th, 2022

“A nada debemos temer en la vida. A nada, salvo al fascismo. Los hombres deben liquidar sus gérmenes dondequiera que aparezcan”.

(El mayor Vijr, Yulián Semiónov. Traducción: Luis Cerecedo, Plaza y Janés, 1979)

José Stalin tuvo a sus órdenes un súper agente secreto que, al contrario que James Bond, fue leal al ideal comunista y a su jefe, Koba el Terrible. Este espía de corazón y sangre roja tuvo nombre y apellido: Maxim Isáyev aunque trabajó bajo el nombre de Max Otto von Stirlitz en la cúpula nazi, donde consiguió infiltrarse y convertirse en hombre de confianza de los jerarcas del siniestro sistema de la cruz gamada.

El caso es que el agente Stirlitz no existió en el mundo real pero sí en la imaginación del escritor soviético Yulián Semiónov, un tipo con una vida igual o más apasionante que la de su creación literaria, y un renovador de las letras rusas no solo por apostar por la novela de espías, aunque para él se trataran de novelas políticas, sino por diseñar un personaje que puede mirar de frente y sin complejos a su alternativa británica: James Bond. Eso sí, los dos trabajan en periodos históricos diferentes. La cronología de Stirlitz abarca la revolución soviética, la guerra de España y la II Guerra Mundial mientras que el teatro de operaciones de 007 es la Guerra Fría y el enemigo los comunistas y más tarde la organización Espectra.

Se han traducido en España algunas de las novelas que Semiónov dedicó a Stirlitz. Entre ellas Diecisiete instantes de una primavera (Plaza y Janés, 1977), que dio origen a una serie de televisión que levantó pasiones en los países que se encontraban tras el Telón de Acero.

En Diecisiete instantes de una primavera el agente secreto a las órdenes del camarada Stalin trabaja desde Berlín para impedir que lleguen a buen puerto los contactos que norteamericanos y nazis han establecido en Suiza para sellar una paz entre el Reich y Occidente con el fin de impedir el avance del ejército rojo sobre la capital de Alemania y Variante española que es una interesante incursión de Stirlitz en nuestra Guerra Civil.

A propósito de este título, escribe Paco Ignacio Taibo II en el prólogo de la edición española (Júcar, 1976):

“De Variante española y su autor, Yulián Semiónov, se han dicho muchas cosas… Todas ellas se mueven en el terreno nebuloso del espionaje. Se dice que el personaje secundario clave de la historia es el súper tipo Kim Philby y que Semiónov obtuvo la información directamente de él en conversaciones privadas en Moscú, pero que se le prohibió utilizar el nombre real: se dice también que Semiónov pudo tener estas conversaciones con Philby porque a pesar de no ser miembro del PCUS es coronel honorario de la KGB”.

Yulián Semiónov regresaría a España en Ancha es la puerta (Txalaparta, 2018) pero sin Stirlitz como protagonista. La acción eso sí se desarrolla durante la Guerra Civil española un escenario que como se observa interesó bastante al escritor ruso cuyos libros se convertían en éxitos de venta en los países del Pacto de Varsovia pero también en los del otro lado.

Otros títulos que se pueden encontrar del personaje en español son El mayor Vijr (Plaza y Janés, 1979), en la que narra el proyecto que estudió las SS para destruir por completo la ciudad de Cracovia. Proyecto que frustra, claro está, el agente Stirlitz.

La sospecha a ser descubierto, la red de agentes que va tejiendo como si de una orquesta roja se tratara; sus relaciones con los jerarcas del partido nazi son algunos de los ingredientes que maneja Semiónov en sus novelas. Historias plagadas de información sobre aquellos años (en Diecisiete instantes de una primavera sobre la última semana de existencia del régimen nazi) que no están exentas de refinada crueldad cuando así lo exige la supervivencia del personaje. Un héroe triste y distante, muy poco parecido a Bond y al que si las cosas le salen bien es gracias no al valor de un solo hombre sino de muchas personas que combaten con valor contra la hidra fascista.

Las novelas de Stirlitz se publicaron a finales de los años 70 en España a través de la editorial Plaza y Janés. El personaje volvería a ser reeditado muchos años después por Txalaparta. En concreto dos, la ya mencionada Diecisiete instantes de una primavera y Diamantes para la dictadura del proletariado, en la que se nos presenta al joven agente Maxim Isáyev infiltrado entre los contrarrevolucionarios del exilio “para suturar esa fuga de riquezas, imprescindibles para llevar adelante la revolución comunista”.

Yulián Semiónov escribió un total de doce novelas dedicadas al Stirlitz y muchas, antes de llegar a España, se publicaron en Cuba, donde sirvió para estimular la imaginación del escritor uruguayo nacionalizado cubano Daniel Chavarría quien crearía al mayor Alba, quien trabaja al servicio de Fidel Castro:

“Se trataba de una especie de James Bond cubano, que conocía las más modernas técnicas del espionaje (aprendidas en escuelas especializadas del KGB). Era además biólogo y un karateca segundo dan (como tantos entre la oficialidad de inteligencia y contrainteligencia cubanas), que lo mismo está diseñando la instalación de micrófonos en una oficina de Miami, que fajado a muerte en un callejón de Luanda, el Yemen o Tailandia, contra agentes de la CIA que pretenden eliminarlo. Y este es un personaje real, perfectamente histórico, porque Cuba durante 43 años ha actuado intensamente en la arena internacional. Como comprenderá, ese enfrentamiento total, vertical, de patria o muerte contra los EE.UU., no lo tiene ningún otro país de Occidente”, indicó el escritor uruguayo/cubano al autor de este artículo en una entrevista que fue publicada hace ya unos años en un periódico tinerfeño.

Saludos, kiss, kiss, bang, bang, desde este lado del ordenador

Blackout, una novela de Simon Scarrow

Lunes, Agosto 29th, 2022

Simon Scarrow es conocido en España por las serie de novelas que ha dedicado a los legionarios romanos Macro y Cato. Diecinueve libros, y los que vendrán, forman de momento un ciclo literario que si por algo se caracteriza es por la descripción de ambientes y su rigurosa documentación de época aunque las historias resulten repetitivas en algunas ocasiones. La mayor preocupación de Scarrow como la de otros muchos escritores de novela histórica anglosajones, que han sido los grandes impulsores del género, es la de reconstruir un escenario lo suficientemente creíble que resulta sobre todo muy realista en las vertiginosas escenas (y hay muchas, créanme) de batallas.

Simon Scarrow que antes de ser escritor fue historiador, cuenta también con una interesante tetralogía dedicada a Napoleón Bonaparte y Arthur Wellesley, más conocido a partir de 1814 como el duque de Wellington. Estas novelas, a imitación de las Vidas paralelas de Plutarco, siguen la vida de estos dos grandes militares de la primera mitad del XIX. Hombres que se midieron las caras finalmente en la famosa y sangrienta batalla de Waterloo.

Personalmente, me parecen más atractivas estas cuatro novelas que las que lleva dedicada hasta la fecha a Macro y Cato, aunque gracias a estos dos personajes el escritor goza de fama y popularidad entre los aficionados a la novela histórica en España.

Simon Scarrow cuenta con otros libros, alguno de ellos escritos en colaboración, también con varias novelas “de romanos”, gladiadores en este caso, dedicadas al público joven y ahora con Blackout (Edhasa, 2022), que desarrolla en la ciudad de Berlín en septiembre de 1939, con un personaje que, sospecho, dará origen a una nueva saga: la del inspector Horst Schenke.

Resulta llamativo cómo esa época, los años 30 y 40, y un país, la Alemania nazi, sigue siendo una fuente inagotable de novelas. El tristemente desaparecido Philip Kerr, a través de su primero inspector de la policía y más tarde detective privado, Bernie Gunther, explotó ese mismo escenario en una serie de historias que sus aficionados, que somos legión desde entonces,echaremos de menos tras la repentina muerte del escritor. Hay otros narradores,
curiosamente la mayoría de ellos anglosajones, que desarrollan sus argumentos en Alemania durante la guerra o los años previos y en algunos casos posteriores a ella. La lista es muy extensa y entre tanta producción emerge ahora Schenke, un personaje que parece que vino para quedarse aunque no se sepa cuánto tiempo.

En Blackout se mezclan personajes reales con ficticios. Son reconocibles como reales el almirante Canaris, jefe de los servicios secretos alemanes; Gestapo Müller y Heydrich, segundo al mando de la tenebrosa SS. Entre los ficticios, Schenke y un amplio círculo de secundarios como la novia del inspector, sobrina de Canaris y el equipo de agentes que forma su unidad de investigación, entre los que se encuentra un eficaz miembro de la Gestapo enviado para “controlar” la investigación que Schenke y su equipo desarrolla para atrapar a un asesino en serie que se mueve por las estaciones de trenes de una ciudad sumida en la oscuridad, el apagón del título, porque Francia y Gran Bretaña han declarado la guerra a Alemania tras ocupar Polonia.

Como en las novelas de romanos o napoleónicas anteriores del mismo autor, Blackout está escrita con un estilo ágil, que no se rompe la cabeza. La fórmula del sujeto verbo y predicado es la norma en este tipo de literatura cuya única obsesión es la de contar historias. No ofrece así su lectura quebraderos de cabezas sino más bien al contrario. Se trata además de un libro, como pasa con los otros del mismo autor, que está notablemente documentado por lo que todo lo que se desarrolla en sus páginas, más de cuatrocientas, si por algo se caracteriza es porque mantiene el tono ascendente, y no solo por la investigación que se lleva en curso sino también por la descripción de una ciudad sumida no solo en las tinieblas de la noche sino por un régimen que, entre otras cosas, fomenta la delación.

En este panorama se mueve un policía que no tiene ideología sino una vocación de trabajo muy germana. Como él, la mayoría de una población –explica Scarrow– que admitió el nazismo como hubiera admitido el comunismo si estos hubieran ganado la batalla de las ideas.

Lo interesante del caso que se investiga es que sucede en un país que ha entrado en guerra y que quién puede ser el asesino es un hombre del partido y alto cargo de las SS.

La novela está narrada en tercera persona y es muy seria. No tiene, en este aspecto, nada que ver con las protagonizadas por Bernie Gunther, que si por algo se caracterizaban eran además de por su implacable recreación histórica, por su notable y en ocasiones negrísimo sentido del humor.

En Blackout no hay espacio para la risa sino una profunda reflexión sobre un sistema que otorgó cargos y responsabilidades a los villanos. Blackout, como las anteriores novelas del escritor, no decepcionará en este sentido. Sí que se hace un poco larga, pero es una regla que persigue a este tipo de género: libros siempre generosos en páginas.

A modo de conclusión, se puede decir que Simon Scarrow se mueve muy bien en el año que ambienta su nueva novela y que se agradece topar con un narrador que lo mismo visita y se codea con los legionarios que hicieron posible el imperio romano; que estudia a dos de los más grandes generales del XIX como ahora retrata con una atractiva mirada de época una ciudad, Berlín a finales de los años 30, que se prepara para una guerra que no va a resultar un paseo militar como la invasión de Polonia.

A la espera de nuevas entregas Schenke, merece la pena acercarse de momento a Blackout, una novela tan impecable como implacable. ¡¡¡Viva el entretenimiento!!!

Saludos, se acaba agosto, desde este lado del ordenador

El último arquero recibe el premio a la mejor película en el Houston Latino Film Festival

Viernes, Agosto 26th, 2022

El último arquero (2020), un documental de Dácil Manrique de Lara, ha obtenido el premio a la mejor película en el Houston Latino Film Festival.

El filme cuenta en clave intimista la historia del pintor Alberto Manrique y su esposa, la violinista Yeya Millares, a través de la mirada personal de su nieta, Dácil Manrique de Lara, que vuelca en esta experiencia cinematográfica reflexiones sobre el amor, la familia, la memoria y el olvido y el poder del arte para curar.

El documenta está producido por Ana Sánchez-Gijón (La Mirada) y distribuido por Nieves Maroto. Su premier mundial tuvo lugar en el Hot Docs Canadian International Documentary Festival, cuya 27 edición se celebró online hace dos años.

El rodaje de El último arquero se desarrolló en varias etapas entre los años 2011 y 2018 entre Gran Canaria, Tenerife, Madrid y Fuerteventura y contó con la ayuda del Gobierno de Canarias, el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales del Ministerio de Cultura, el Cabildo de Gran Canaria, TEA Tenerife Espacio de las Artes y la participación de Televisión Canaria.

El documental tiene una duración de 74 minutos y en el reparto técnico participaron Juan Antonio Castaño, Javier Gesto y Dácil Manrique de Lara en la dirección de fotografía; Christian Johansen y Héctor R, Perdomo en el apartado musical. El guión está firmado por la directora de la película aunque contó con el asesoramiento de Isabel Dieckx, Elena Goatelli y Andrés Koppel.

Si pincha aquí podrá leer una entrevista con Dácil Manrique de Lara. Y aquí un comentario sobre el documental.

Saludos, enhorabuena, desde este lado del ordenador.

Los pioneros de la animación 3D en Canarias ponen fin al ciclo ‘Un agosto de cine… Canario’

Jueves, Agosto 25th, 2022

La exhibición de las películas de animación en 3D La noche de los feos (2006) y del largometraje Hiroku;: defensores de Gagia (2013), de Manuel González Mauricio, ponen fin este jueves, 25 de agosto, al ciclo Un agosto… de cine canario, que se ha venido desarrollando a lo largo de este mes en el Café Teatro Rayuela, en Santa Cruz de Tenerife.

La sesión, que comenzará a partir de las 21 horas, se centra en esta ocasión en dos propuestas de animación en 3D que son pioneras en el audiovisual canario. Hiroku: defensores de Gagia es de hecho el primer largometraje realizado con esta técnica en las islas, mientras que La noche de los feos explotó sus posibilidades al adaptar el relato del mismo título del escritor uruguayo Mario Benedetti.

Como en ediciones anteriores, tras el pase de las películas habrá un debate con el realizador de ambos filmes, Manuel González Mauricio, y el compositor de su banda sonora original, Raúl Capote.

Hiroku: defensores de Gagia (2013) fue nominada a los Goya en 2014 y cuenta una historia que se desarrolla en 2122, veinte años después del cataclismo planetario, y la invención de una máquina para controlar el clima, obra del profesor Shivata y de su discípula Hiroku, quien debe huir de la ciudad tras ser acusada del crimen de su maestro. Con la ayuda de Nagual, un extraño mecenas, fundan los Defensores de Gaia, un grupo juvenil multirracial que, desde su cuartel general bajo el Teide, se enfrentará a la Corporación dirigida por el tirano Kane para salvar el planeta.

La noche de los feos es un cortometraje de animación de diez minutos de duración que adapta el cuento del escritor Mario Benedetti. La película propone una sarcástica inversión del arquetipo de la hermosa pareja enamorada. Años cuarenta. Dos seres segregados del resto por su apariencia física, se conocen en un cine.

Un agosto de cine… canario comenzó el pasado jueves 4 de agosto con el objetivo de mostrar algunas de las constantes que han terminado por definir la industria audiovisual en el archipiélago. La primera sesión proyectó una serie de cortometrajes canarios rodados y estrenados en los años 90 del pasado siglo y continuó en sesiones siguientes con un homenaje el cineasta Roberto Pérez Toledo, fallecido en enero de 2022 y la exhibición del documental El último arquero, centrado en la vida y obra del artista plástico grancanario Alberto Manrique y su esposa, la violinista Yeya Millares.

Saludos, si van allí nos veremos, desde este lado del ordenador

Literaturas

Miércoles, Agosto 24th, 2022

* Durante el IV Festival Hispanoamericano de Escritores de 2022, que tendrá lugar en Los Llanos de Aridane entre el 26 de septiembre y el 1 de octubre, además de hablarse, y mucho, sobre literatura mexicana, siendo México el país invitado, habrá tiempo también para otras literaturas. David Toscana, autor de novelas como Olegaroy, La ciudad que el diablo se llevó o Evangelia, entre otras, se encargará de ofrecer unas pinceladas sobre la literatura rusa, en este tiempo en el que nuestras vidas se han visto mediatizadas por la invasión por parte de Rusia a su país vecino, Ucrania. Por otro lado, la artista y mexicanista polaca Sarah Kuźmicz nos acercará a la literatura de Polonia, con sus principales hitos.

* La XXV Cita de la Poesía, iniciada y organizada por el poeta peruano-alemán, José Pablo Quevedo, con motivo del XXV Aniversario de la misma, realizará en varios escenarios alemanes, como son las ciudades de Berlín, Eberswalde y Bernau desde el 7 de septiembre hasta el día 23 del mismo mes. En ella van a participar poetas españoles, de las Islas Canarias como Antonio Arroyo Silva, Lucía Rosa González, Luis Ángel Marín e Isa Guerra junto a poetas alemanes y latinoamericanos con sus nuevas creaciones y que ya han sido traducidas al alemán y publicados en una antología bilingüe, la cual será presentada el mismo día de inauguración de esta fiesta de la letras.

Saludos, eso es todo por hoy, desde este lado del ordenador

Luisa Elena Delgado: “No hay cultura sin ideología”

Martes, Agosto 23rd, 2022

Nacida en Caracas, criada en Madrid y residente en la actualidad en los Estados Unidos, la primera entrevista que Luisa Elena Delgado concedió en su ya larga vida profesional fue a Diario de Avisos con motivo de un escritor por el que siente “vocación”: Benito Pérez Galdós. Pero éste no es el único vínculo que mantiene con Canarias, el otro y más importante es su padre. Nos pide por ello y antes de que comencemos a charlar que apuntemos que se siente muy “orgullosa de ser hija de canario”. Un canario, su padre, que mientras preparaba la intervención que la trajo a Tenerife dentro del ciclo No-Todo: crítica y negatividad, enfermó y falleció.

Catedrática de estudios hispánicos, teoría crítica y estudios de género de la Universidad de Illinois (Urbana-Champaign) aunque en la actualidad se ocupe de labores administrativas en este mismo centro universitario, ha publicado libros y por uno de ellos, La nación singular: fantasía de la normalidad democrática española (1999-2011) fue finalista al Premio Nacional de Ensayo en 2015.

Sus investigaciones estudian las emociones pero no como “estados psicológicos privados” sino como prácticas sociales y culturales, dando énfasis a aquellas que implican un posicionamiento personal con respecto al mundo, una forma de aprehenderlo.

Otros de sus libros son Lágrimas públicas y razones del corazón: emociones políticas en un estado de crisis (2018) y Contabilizando la democracia: sujetos excesivos en un Estado de consenso (2021). El título de la conferencia que impartió en Tenerife fue El árbol de la ira y la construcción política de la negatividad.

- ¿El árbol de la ira. La construcción crítica de la negatividad?

“El árbol de la ira está tomado de una cita de la escritora feminista Audre Lorde que dice que el árbol de la ira tiene tantos frutos que sus ramas parecen caerse. Lorde se refiere al concepto de la ira y la indignación como activista que fue de los Derechos Civiles en los Estados Unidos y se trata de una reivindicación de las emociones en la política. En concreto de la ira y la indignación como impulsos para actuar políticamente con el fin de cambiar una serie de circunstancias que por desgracia aún permanecen”.

- Pero la ira suele asociarse a los impulsos negativos, que provoca la sinrazón.

“En los últimos años he estado estudiando las emociones públicas y en particular las supuestamente negativas como la ira, la indignación, el resentimiento que están relacionadas. Todas estas emociones, que a menudo se asocian con negatividad, creo que se pueden estudiar de otra manera. El árbol de la ira estudia tres casos: el nacionalismo, el feminismo y el populismo que son conceptos que habitan un mismo continuum político. A los tres se les asocia una valencia negativa y se les presenta como un exceso que debe ser controlado por el bien de la democracia”.

- Manifestar que se está en contra de algo
.
“Estar en contra de algo no significa que nos quedemos atascados en ese objeto: nos puede también llevar a imaginar un mundo diferente a aquel en contra del cual se levantó nuestra ira. Por ejemplo, la injusticia social y el hecho de movilizarnos políticamente. La ira nos mueve hacia lo exterior, así que escuchar la ira de los otros puede ser el primer paso de un acto de empatía y de solidaridad con los demás cuya indignación y sufrimiento podemos no compartir pero que sí tenemos la obligación de intentar entender, aunque resulte incómodo”.

- ¿Podría poner algún ejemplo?

“En la democracia española, que está tan apegada al concepto de consenso, todo lo que supuestamente pone en peligro ese equilibrio se asume que hay que cortarlo por el bien de la democracia y mi premisa es que no, que la democracia lo que requiere es un debate continuo sobre lo que no es legítimo y cuáles son los límites de la ira y de la indignación”.

- Entiendo entonces que la ira, las iras, no son necesariamente iguales.

“Todas las iras no son iguales pero hay que pensar en qué la genera y en contra de lo que va porque no es lo mismo la ira que generó Donald Trump como presidente de los Estados Unidos que la indignación de las mareas de personas que salieron a la calle en España en 2012”.

- ¿Cree, en este sentido, que se puede repetir aquel espíritu de 2012?

“Soy un tanto pesimista. Tengo una visión pesimista sobre España y los Estados Unidos donde la Corte Suprema ha dado un varapalo a los sindicatos tremendo, las sentencias sobre el medio ambiente… Es una situación terrible que, por eso mismo, hace que reivindique la ira y a pensar en ¡cómo no vamos a estar indignados! Otra cosa es que se repitan aquellas movilizaciones porque cada vez estamos más aborregados y la gente está cansada. Es muy dura la lucha del día a día”.

– ¿Por qué ese interés en producir ciudadanos pasivos?

“El neoliberalismo no es solo un sistema económico sino una forma de vida que espera sujetos, precisamente, pasivos. Y fomenta ese espíritu, la pasividad, a través de los medios y así hemos llegado a una situación en la que existe un déficit de pensar en lo colectivo y un súperavit de pensar en lo individual”.

- ¿Cómo?

“Las noticias ponen énfasis en informar de crímenes individuales y lo mismo pasa con las películas aunque de vez en cuando traten de crímenes colectivos pero mucho menos. El tipo de pensamiento colectivo existe pero resulta minoritario en la actualidad. Eso explica que haya tanta carga de crítica y hostilidad hacia los movimientos que quieren e intentan un cambio como son, por ejemplo, los ecologistas a quienes sin embargo se les acusa de exagerados y de no tener equilibrio”.

- Usted fue finalista del Premio Nacional de Ensayo en 2015 por La nación singular. Fantasías de la normalidad democrática española (1999-2011) (Siglo XXI Editores). Ocho años después ¿ha cambiado mucho su percepción de esa nación singular?

“Debería escribir un epílogo de ese libro y así se lo propuse al editor pero me dijo que no. Terminé de escribirlo en 2013 y se publicó al año siguiente, cuando todavía había esperanza, esperanza en la movilización popular y no en un partido específico. Pasó el 15 M, las concentraciones en la Puerta del Sol de Madrid. Hubo otros movimientos populares en el resto del país y Ada Colau obtuvo la alcaldía en Barcelona, que fue un cambio tremendo. Entonces existía una energía popular canalizada que a mi me parecía esperanzadora pero creo que de eso queda ahora muy poco. Si hubiera escrito el libro en la actualidad su tono sería mucho más pesimista”.

- Mientras tanto, unos y otros insisten en ganar la batalla cultural.

“La cuestión es que la derecha piensa que en algún momento la perdió. La cultura ha sido siempre un campo de batalla porque no hay cultura sin ideología. No obstante, si la carga ideológica es constante, machacona, la obra se resiente. Es lo que los ilustrados intentaron hacer en el XVIII con el teatro hasta que llegó El sí de las niñas y el público se divirtió. El goce que da la cultura es muy importante políticamente por lo que la derecha tiene razones de preocuparse por la carga ideológica de la cultura pero a su vez ellos mismo atizan para convertirlo en una batalla, incluso cuando no lo es. Lo que me llama la atención es que la derecha piense que tiene que ganar como si todavía no hubiera ganado ya que los relatos predominantes en la actualidad son los neoliberales”.

- ¿Cree entonces que la batalla la han ganado los neoliberales?

“Los relatos neoliberales han ganado la batalla pero a un nivel muy simple. La inmensa mayoría de las series son sobre crímenes individuales, con énfasis en los relatos de asesinatos y violaciones con un individuo que es un monstruo pero son escasas las películas, las series, que traten de crímenes colectivos, empresariales contra el medio ambiente, por ejemplo. En estas producciones prácticamente ha desaparecido del contexto la lucha de clases, es como si no existiera. En las series vemos gente con dinero, que vive en casas de ricos y cuyos hijos van a colegios muy pijos como pasa en Élite, y en la que los pobres se integran bastante bien con los ricos. Y es igual en los Estados Unidos: prácticamente ha desaparecido el concepto de clase”.

– ¿Percibe el mismo panorama en la literatura?

“En la literatura española se produce ahora un énfasis renovado en las cuestiones colectivas que incluyen conflictos de clase. Se ha producido un cambio. David Becerra ha escrito sobre la novela de la no ideología, que fue predominante en los 90 en España, cuando todo iba bien, pero ahora habla del “retorno de lo político”.Yo prefiero hablar del retorno de lo social, de una mayor conciencia de problemas colectivos”.

- Si no me equivoco la primera entrevista que le hicieron fue, precisamente, para el Diario de Avisos.

“Hace ya muchos años y fue como especialista en Galdós”.

– ¿Y que significa Galdós para usted?

“He escrito mucho sobre Galdós, En Las Palmas de Gran Canaria di unas plenarias sobre el escritor, La dimensión social de las emociones en Galdós, y en estos momentos estoy preparando algo más sobre él. Es una vocación de vida. Mi tesis fue sobre él, también el primer libro que publiqué. Lo que me atrae lo dijo ya Cernuda en un poema muy amargo que escribió durante el exilio, Es lástima que fuera mi tierra, y en la que salva de la criba de la España que dejó a Cervantes y Galdós. Galdós fue siempre tolerante con el contrario y esa tolerancia está presente en toda su obra, obra en la que nos encontramos con personajes con ideas diferentes y a los que trata desde una perspectiva en la que no hay desprecio ni odio sino una cierta comprensión de la condición humana”.

– Javier Cercas y Mario Vargas Llosa han sido muy duros en sus comentarios sobre Galdós.

“ Mario Vargas Llosa dice que el problema de Galdós es el narrador y que el escritor tenía que haber hecho como Flaubert, un narrador que no es omnisciente pero con el debido respeto a Vargas Llosa me parece una visión muy limitada porque Galdós es otro escritor y como tal emplea otras técnicas narrativas. Que a él no le guste es legítimo pero no por esos motivos que aduce. También lo tachan de escritor provinciano pero esto dice mucho de quienes lo dicen”.

- ¿Y qué obras se atrevería a recomendar del escritor?

“Me gustan más las novelas y no tanto sus Episodios Nacionales como el teatro. Entre mis novelas favoritas: Fortunata y Jacinta y La de Bringas porque propone una situación muy interesante, la aparición de los grandes almacenes y cómo afecta a la población, entre otros, a la protagonista que no resulta muy simpática pero que tiene una capacidad muy grande de sobrevivir. Al final no resulta castigada, como sí pasa con otros personajes femeninos de la novela del XIX que acaban muriendo como Ana Karenina o se suicidan como Madame Bovary. La de Bringas es un personaje muy complejo e interesante”.

- Cambiemos de asunto, ¿en que momento cree que se encuentra el activismo en los Estados Unidos?

“En los momentos que vivimos, en Estados Unidos y también en otros contextos, el activismo cívico es un referente indispensable. No son los líderes quienes nos van a sacar de los problemas (aunque los buenos líderes son importantes) sino “nosotros”, la gente actuando con conciencia de colectividad. El feminismo afroamericano tiene una larga historia de lucha. El concepto de “ira” o indignación se está movilizando ahora de manera explícita tras la decisión de la Corte Suprema (Roe vs Wade). Lo contrario es lo que ha ocurrido en Colombia, un cambio liderado también por una activista afrocolombiana (Francia Márquez). El activismo ecologista también es una gran fuerza que está movilizando a muchos”.

- Usted vive y trabaja en los Estados Unidos, ¿se percibe un cambio en su gobierno tras perder Donald Trump las elecciones?

“No hay tantos cambios pero tampoco los ha habido desde que llegué en los 80. El país se ha encerrado bastante y está más polarizado política y culturalmente. Han habido grandes retrocesos en materia de Derechos Civiles y garantías políticas. Hay partes del país en la que no podría vivir. Illinois es un estado demócrata por la fuerza de Chicago y nosotros vivimos en una ciudad universitaria y allí no notas tanto las dificultades políticas porque hay gente de todas partes y son más liberales aunque en general sufren bastante ataques por la batalla cultural. La derecha quiere ganarla y sabe que en la Universidad la gente estudia y piensa y que no es fácil aborregarla. Biden es un demócrata muy moderado así que no estamos viviendo el cambio que muchos esperaban”.

- ¿Y cree que hay gente que puede hacer posible ese cambio?

“El cambio fue posible en los años 60 y vino de la resistencia civil, la fuerza de mucha gente que cree aún en un ideal democrático. Hay un activismo tremendo entre los jóvenes, a veces por causas conservadoras pero otras no como el movimiento feminista, que es muy fuerte, y es ahí donde tengo la esperanza, en la resistencia civil, la participación de las personas que están educadas para participar en democracia por mucho que hayan fuerzas que quieren lo contrario. De hecho los más conservadores dicen ahora que los Estados Unidos no son una democracia”.

- ¿Y qué percepción tienen los norteamericanos hacia España?

“Estados Unidos es un país muy grande y hay gente que no sale de su estado en la vida. Además, es muy caro viajar. Cuando empecé a enseñar, las personas con las que me relacionaba no tenían idea de lo que era España y si tenían, eran ideas estereotipadas. Los profesores sí que conocen pero no en profundidad. Aquí no se estudia Historia Universal, es una asignatura optativa. Llevo enseñando muchos años, ahora ocupo un cargo administrativo en una escuela de literatura y lingüística, y a los americanos les encanta aprender sobre España. Cuando les abres las puertas, el español es muy popular, no necesariamente por España sino por Hispanoamérica. En mi caso, intento romper la idea de que hay países más complicados que otros ya que la historia de cualquier país tiene sus luces y sombras pero es cuestión de estudiarlas y aprender sobre ellas y saber en que terreno estás. Mi Universidad se encuentra sobre un terreno nativoamericano y cada año se celebra un reconocimiento de esa tierra al leer los nombres de todas las tribus que se encontraban en Illinois. Es un reconocimiento simbólico que no les devolverá lo suyo ni su modo de vida pero es un acto que reconoce su pasado, un pasado muy duro y complejo. No siempre podemos estar orgullosos de lo que somos aunque la derecha repita con insistencia yo soy un patriota sin complejos, pero hay cosas de las que no hay que estar orgullosos y que invitan a reflexionar sobre ellas y aprender. Hay otras formas de ver la ciudadanía”.

-¿Por dónde irán sus próximos trabajos?

“Tengo en prensa una historia cultural de las literaturas en España y digo bien, literaturas y no literatura española porque hemos trabajado con las cuatro lenguas oficiales que existen hoy en España. Una colega y yo nos encargamos del castellano. Es una historia cultural que intenta ahondar en ciertos fenómenos como el nacimiento de la esfera pública, la construcción de la subjetividad y el deseo. Está escrito en inglés y espero que salga en noviembre. Trabajo también en un proyecto de la Asociación de Lenguas Modernas de América que tiene una serie de cómo enseñar a… Shakespeare, Cervantes y ahora Galdós. Son trabajos más pedagógicos ya que tienen la finalidad de acercar a un público joven la obra de estos escritores. Estas obras las compagino con un estudio sobre las emociones políticas en la vida pública en momentos de crisis como el Brexit, el movimiento secesionista en Cataluña, el proceso por la paz en Colombia, donde analizo qué emociones se movilizaron oficialmente y las que no porque a veces se moviliza la gente en nombre del amor, el amor a la patria y ciertos valores; y en otros por la indignación y la esperanza. Estudio qué emociones se invocan en determinados momentos y en favor y en contra de qué se movilizan. Este trabajo va un poco más lento”.

- ¿Qué emociones se movilizaron hace unos años en Cataluña?

“Uno de los aspectos de los que se acusó al movimiento independentista catalán fue el odio y el resentimiento y no digo que fuera así en ciertos casos pero viví en Barcelona dos años y lo que vi en las manifestaciones públicas era alegría y esperanza. Era una posibilidad y una apertura. Había independentistas y personas que querían un mejor trato por parte del Estado español. Mucha gente me decía que querían que respetasen su lengua y costumbres. Luego los periódicos de Madrid mostraban un panorama que era como dos realidades distintas. En todo movimiento de protesta hay gente que se mueve por la ira, ira que te puede llevar a un punto negativo pero otras veces los grandes cambios sociales han surgido precisamente por la indignación” .

EL PESO DEL EXILIO

uisa Elena Delgado señala que su entendimiento de la realidad nacional española viene muy marcado “no tanto por haber vivido en Barcelona, aunque también, sino por ser hija de emigrantes canarios, y nieta de exiliados republicanos de un Madrid que defendieron hasta que ya no se pudo”. La también escritora recuerda que su padre, isleño, tuvo tendencias conservadoras pero sus abuelos todo lo contrario en el campo de las ideas. No obstante, destaca, ambos tenían en común el destino de ser emigrantes, y por distintos motivos no sentirse como partes de un todo. Luego, comenta, “mi propio destino (nacida en Caracas, criada en Madrid y trabajando en Estados Unidos) me ha llevado a reflexionar sobre todos esos desplazamientos, encuentros y desencuentros”.

Saludos, no corta el mar sino vuela, desde este lado del ordenador